La verdad, no quiero hablar contigo:
Sólo quiero devorarte a besos.
Desconfía siempre de mi intención
cuando te cito a lugares callados.
Concretamente quiero seducirte.
Rodar hasta los sótanos de tus labios.
Llenarte de mí sobre la alfombra.
Sumergirme en tus nieblas con arrullos.
Morder las formas que me deslumbran
Y beberte como se bebe a un martini.
Subir por tus costados tiritantes
y palpar la naciente tupidez más abajo de tu ombligo.
Hallar tus caminos con fortuna.
Pasear por tus lugares más recónditos
y remorderte los domos sin pecado.
Sin arrepentimientos quiero apegarme a ti.
Viajar por tu cuerpo como rayos
y gravitar sobre tus tibias aureolas.
Lamer tu silueta, entretejidos
y arder como columna de llamas
extendiéndome por todos tus espacios
domándote y resteándome en tí.
Regalarte los soplidos que pasan por mi lengua
y los bufidos que vienen de mi anhelante corazón.
Darte hasta mis huesos y darte mis verdades...
Por eso, desconfía de mí cuando te cito
y sólo acude si estás dispuesta a desvestirte.