DIARIO DE LA CUARENTENA
Publicado en Apr 04, 2020
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DIARIO DE LA CUARENTENA
 
Con un solo clic me vi sobrepasada de información que no lograba organizar, y lo poco que en mi vida podía asegurar también empezó a cuestionarse. Las alternativas parecían estúpidas porque iban completamente en contra del fundamento que intentaban inculcarnos hasta hace unos días. Mirarnos los ojos a través de una pantalla y sentir con el tacto no más que el frio teclado del ordenador. La voz robótica que se escuchaba por el altoparlante hacía que cada matiz de esas sinceras palabras se perdiera, y hasta en aquellos lugares en donde la presencia era fundamental hoy parecía posible estar desde la lejanía de nuestros hogares.
Nos rogaban que estuviéramos cada vez más lejos y por primera vez escuchaba decir que lo más saludable era pasar por esto solos.
Me sentía completamente inútil, no podía ayudar ni ayudarme porque cada vez mi batería parecía ser menos, y aunque llorar me partía el alma era el sentimiento más verdadero con  el que había estado en contacto en estos 4 días de aislamiento.
Solo soñaba con apagarlo todo, desconectarme totalmente y reaparecer cuando las cosas hubieran vuelto a la normalidad, pero era imposible, porque la vida seguiría su curso y se olvidaría de llevarme con ella. Necesitaba mi guitarra para descargar todo en tres acordes y una letra disfrazada de metáforas y juegos de palabras, sin embargo la situación me había tomado tan de sorpresa que había olvidado traerla conmigo.
Las calles se encontraban cada vez mas desiertas, los saludos eran cada vez más distantes, y aun sabiendo que todos estábamos viviendo lo mismo me sentía completamente alejada del resto de la humanidad.
El panorama se complicaba cada vez más y ya no sabía de dónde sacar fuerzas para seguir con mi pensamiento positivo.
Los días pasaban sin dar señales de su transcurso, ni lento, ni rápido, era una sensación indescriptible, una especie de vacío atemporal en el cual estaríamos atrapados hasta quien sabe cuándo. Según el almanaque ya se cumplía la segunda semana de aislamiento, sin embargo llevar la cuenta me parecía inútil sabiendo estaríamos así indefinidamente.
La vida ya no era vida, eso lo tenía más que claro. La pandemia se extendía cada vez más y escaparle a la situación ya era prácticamente imposible.
Las medidas se iban haciendo más drásticas, las distancias más lejanas, y la posibilidad de salir estaba cada vez más cerca de la fantasía que de la realidad. Pareciera que el virus se hacía cada vez más fuerte y que intentando exterminarlo solo lográbamos darle aun mas poder.
A comienzos de la tercer semana de aislamiento seguro ya no quedaba nadie que no supiera de su existencia. Los medios de comunicación prácticamente no hablaban de otra cosa, artistas le dedicaban canciones o publicaban en sus redes sociales mensajes de aliento a la población, o suplicas para que la cuarentena fuera respetada por todos.
Muchísimos profesores mandaban tareas sobre el tema, organizaciones estudiantiles se juntaban para ver cómo podían aportar a la situación; historias de instagram, posteos en facebook, mensajes de whatsapp, estaba en todos lados. Programas de entretenimiento, cómicos y muchos otros intentaban buscarle un lado humorístico a Lo que sucedía. Era imposible no estar enterado, ya que el coronavirus de alguna manera le había robado el lugar al sol y ahora el mundo giraba alrededor suyo, y dejándonos completamente a oscuras se convirtió en el centro de todo, no saber de él no era tan sencillo como evitar la política o el deporte, porque a estas alturas no existía nada más.
Los encuentros virtuales habían logrado que el internet por fin fuera la base de todo, entrenamientos, clases, charlas con amigos, juegos de mesa; durante la cuarentena cualquier cosa se hacía posible a través de la pantalla, y era inimaginable subsistir en el planeta Tierra sin conexión, ya que hoy en día no estar conectado significaría desaparecer.
Económicamente el mundo entero se venía abajo. Empresas enteras cerraban sus puertas, muchísimos medios de transporte dejaban de circular, ciudades llenas de vida paraban completamente durante semanas, y aunque intentábamos ser positivos para no encerrarnos en un pozo de oscuridad nadie podía asegurar que saldríamos de esta.
Tratábamos de aplicar el consejo de seguir como de costumbre, de pensar poco y no cuestionar demasiado ya que las preguntas solo llevaban la depresión. Hacíamos planes con fechas inexistentes, y proyectábamos hacia un futuro intangible al que solíamos nombrar como “después de la cuarentena”.
Ya se cumplía la tercer semana y las medidas de aislamiento tan solo se extendían más y más; se postergaban eventos, conciertos, partidos. Realmente el mundo entero había quedado en pausa, era imposible hablar de otra cosa porque no había nada más.
No había banderas, ni razas, ni clases sociales. Los problemas de todos se habían unificado y reducido a una única cosa, ACABAR CON LA PANDEMIA.
Al fin nos uníamos como civilización para luchar por una misma causa, aportábamos desde nuestro lugar, de la forma que cada uno podía; sin egoísmo, sin rencor, sin competencia alguna. Quizá era esto lo único positivo de lo que estaba pasando, la situación nos había vuelto un poco más humanos; el coronavirus de una bofetada nos había tirado hacia el fondo del barranco y nos dejó en equidad a todos.
Extrañábamos las cosas realmente esenciales, un abrazo, una sonrisa, una mirada confiable. Nos extrañábamos, perdonábamos a quienes nos habían dañado porque no había lugar para el rencor, redimíamos culpas, aceptábamos errores; era tiempo de pedir perdón y ser perdonados, era tiempo de empezar de cero y luchar para que hubiera un mañana.
 
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Miembro desde: Apr 04, 2020
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Descripción

Pensamientos desordenados y generalizados durante el aislamiento en el perodo del COVID-19... durante la pandemia no hay razas, banderas, ni clases sociales; todos estamos junto luchando por lo mismo, y quis es eso lo nico positivo de esta situacin.

Palabras Clave: cuarentena coronavirus aislamiento angustia valorar esperanza luchar avanzar reflexin pensar

Categoría: Ensayos

Subcategoría: Pensamientos



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