Llegó la pausa,
la recolecta de sensaciones
y la incertidumbre imparable
de lo que hemos sido
de como estamos
y de no saber
a donde nos lleva
el infinito mundo
tan vivo y deshabitado
al mismo tiempo,
tiempo que va pasando
y recreando lo que realmente
nos hace plenos.
 
Respeta la calma cuando llega,
aunque esta situación incontrolable
no nos deje salir,
no nos deje tener
ni ser más.
 
Nuestro ritmo de consumo se ha parado,
sin previo aviso (porque nuestro pensamiento desiderativo no nos deja ver)
pero si requisando,
ya que el poder no es de nadie
si no lo compartimos entre todos.
 
Debemos permitir
esta pérdida de control,
sentir el miedo
y la falta de libertad física
que abrirá fronteras
hacia emociones
que nunca antes
habíamos conocido.
 
La rutina se ha desvanecido
por si sola,
algo está cambiando
para llevarnos a una libertad real,
a liberarnos de nuestras cadenas
y a mirar
desde otra perspectiva
menos inocua y más ultrasónica.
"El caos externo es el reflejo del caos interno".
Así que permitete disfrutar
el silencio,
valorate
concienciate
y ama tu vida
para seguir salvando
la del resto.