11.05.10
Lejanas alturas.
Bajo mis pies un débil paso es el gatillante de mi carrera desenfrenada a las alturas, corro descalzo en la arena y las piedrecillas se incrustan en mi piel, miro a mis alrededores y solo veo cerros de montes muertos, mi sed es sofocante, la boca seca, sin saliva, estoy mareado, el mundo se me tambalea y la cima aun parece muy lejana.
Gateo hasta el desfallecimiento viendo como en mis ojos se muestran cientos de imágenes repetidas cuadro a cuadro. Ya no puedo más, caigo al suelo y me entrego al fallecimiento.
Siento como mi cuerpo es arrastrado por dos seres que se ríen y burlan, no entiendo su idioma, solo sé que me arrastran y no tengo fuerzas para incorporarme.
Me dejan al lado de una especie de nave espacial con forma no razonable, entran en esta y sacan una especie de vasija de multi colores dorados, miro asustado, bebo con alevosía del líquido contenido en esta, el sol no me deja ver.
Empiezo a recuperar sensatez. No lo puedo creer, el Simón y el Volodia diciendo:
“No tomo más de este maldito ácido alucinógeno”