ESTACIN CAPITULO II
Publicado en Aug 22, 2019
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CAPITULO II  
Al día siguiente desperté en mi departamento. No sabia como había llegado allí. Todo me parecía extraño. No recordaba lo que sucedió luego de ver a aquella enfermera en la estación del autobús.
-Creo que llego el momento. -Fue lo último que escuché y a partir de ese momento no recordé más. A lo mejor me desmayé y perdí el conocimiento. Pero eso no explica el porque estoy en mi departamento. A lo mejor aquella enfermera sin nombre me llevo hasta mi casa, aunque no tiene sentido porque ella no conoce donde vivo. Bueno no le daré tantas vueltas a este asunto siento que mi cabeza va a estallar por tanta información que asimilar.  
Mire mi teléfono como es de costumbre cada mañana a ver si tenía algún mensaje. Al parecer Daniel me había escrito a eso de las 04:00 preguntándome si estaba bien.
-Hey. Como estas. Ya te levantaste. Deja de ser un perezoso dormilón recuerda que tenemos clases a las 17:00. No lo olvides.
-Oye. A que hora terminaste tu turno ayer – le respondí con una gran intriga.
Luego de 30 minutos me respondió – Que fue. Ayer termine mi turno a las 22:00. Fue tan cansado. Ahh… Solo quiero descansar.
Luego de leer aquel mensaje mi duda creció más y más. Pero decidí mejor que seria hora de desayunar. Me prepare un desayuno sencillo. Un par de huevos cocidos, un par de rebanadas de pan integral, y un jugo de manzana que tenia guardado en la refrigeradora. Me puse a ver videos en el teléfono para matar el tiempo y no pensar en lo que sucedió ayer en la noche.  Me cepille los dientes me cambie de ropa ya que amanecí con la misma ropa que tenia ayer luego de terminar mi turno. Mi cabeza daba vueltas por lo que había sucedido. No encontraba explicación alguna. Por más que evitaba pensar en la enfermera sin nombre y lo que sucedió después de aquella frase que ella me dijo mi cabeza daba vueltas sobre la misma duda. 
Me puse al día con las materias que estaba llevando en la rotación actual. Seguía sin poder concentrarme en lo que hacía. La intriga me seguía matando lentamente, como si fuera un puñal tocando los músculos de mi corazón lentamente hasta llegar al centro. Probablemente me este volviendo paranoico con tantas cosas que hacer y tantos pensamientos en mi cabeza. Debo relajarme y estar cuerdo para las clases de la tarde. Talvez tenga la oportunidad de ver a aquella enfermera de nuevo en el hospital. Aunque no creo que este de turno.
Eran las 14:30 minutos y para despejar mi mente decidí salir a caminar un rato. Suelo siempre caminar cuando tengo muchos pensamientos en mí, creo que es la mejor manera de despejar mi mente. Tome mis audífonos, mis llaves y guarde mis libros en la mochila, la tome y me la coloque en la espalda. Cerré con llave la puerta principal de mi departamento, por si las dudas y alguien entre mientras yo no estoy. Me puse mis audífonos, abrí el reproductor de música de mi teléfono y lo coloqué en aleatorio. No tenia una lista de reproducción surtida, pero me gustaba mucho escuchar rock clásico y rock alternativo. Baje las escaleras de mi departamento y Sali por la puerta del garaje. Era un día común y corriente. Estaba nublado, no hacia sol y el viento soplaba a rajatabla. No había probabilidades de lluvia, pero por las dudas decidí llevar un paraguas en mi mochila.
Llegue hasta la esquina del barrio en donde vivo. Salude como es costumbre a la dueña de la panadería a la cual siempre compraba pan para mi desayuno. 
-Muy buenas tardes Sra. Irene. Como se encuentra. Que tal su día.
Aquella señora me devolvió el saludo y yo seguí con mi camino. Camine sin rumbo fijo por alrededor de 45 minutos. Las clases iniciaban a las 16:00, no sabia que más hacer así que decidí ir a visitar aquella estación de autobús donde sucedió todo en busca de una respuesta. Desde el departamento donde vivo hasta la estación el autobús se demora alrededor de 15 minutos y desde la estación hasta el hospital unos 5 minutos caminando. Debería de bastarme con 10 minutos que vaya y eche un vistazo a la estación.
Llegue alrededor de 5 minutos antes del tiempo que me estimaba en mi cabeza. El autobús sí que vino rápido para un día como hoy. Baje del autobús y camine hasta el lugar donde me encontré con aquella enfermera si nombre. No note nada extraño en aquel momento. Recuerdo que ayer esta estación estaba completamente vacía y una densa niebla la cubría. Es más, aquella niebla casi no me permitía ni ver más allá de mi nariz. En esta ocasión había una señora madre con su hija y un anciano de alrededor de 67 años de edad. Aquella niña me miro y me sonrió de una manera alegre, como si su madre le hubiera comprado un dulce y ansiaba comerlo apenas llegara a su hogar. Aquel anciano de alrededor de 67 años me pregunto la hora.
-Disculpe joven. Tiene la hora.
-Si mucho gusto. Son las 16:33.
-Muchas gracias jovencito. Que tenga una linda tarde.
 Luego de 2 minutos de espera el autobús llego aquera madre y su hija y el anciano se embarcaron en el autobús, mientras yo me destinaba a caminar hacia el hospital. Sin embargo, una silueta se dibujo a ultima hora descendiendo por las escaleras del autobús. Me lleve una gran sorpresa al ver a aquella enfermera sin nombre de rostro hermoso y voz angelical bajando por las escaleras. No vestía su uniforme de trabajo. A lo mejor no tenia un turno asignado este día. ¿No debería estar descansando?
-Hola Erick. ¿Cómo estás?
¿Cómo sabia mi nombre aquella enfermera si nunca se lo dije? ¿A lo mejor recuerda mi nombre por el uniforme que yacía puesto el día de ayer? Mi cabeza se llena cada vez más y más de preguntas sin respuesta alguna.
-Hola, que tal. -Respondí.
-Como te sientes. ¿Recuerdas lo que sucedió ayer en este lugar?
No sabía que responder a eso. Me encontraba dubitativo en lo ocurrido ayer. Si quería encontrar respuestas debería preguntárselo directamente a ella. O la duda me seguirá comiendo por dentro.
-No recuerdo lo que sucedió ayer. Te vi acercándote a mí. Y me dijiste – Creo que es el momento – luego de eso no recuerdo nada más al respecto. Solo que amanecí en mi departamento y no supe como llegué hasta ahí. ¿Acaso tú sabes algo al respecto?
Aquella enfermera se quedo en silencio por unos instantes.
-Si, lo sé. Te desmayaste antes de que llegara el autobús. No sabía cómo llevarte hasta tu casa. No conocía la dirección exacta donde vivías. Mi única opción era revisar tus documentos y ver donde vivías.
Esa respuesta tiene mucha lógica, pensé. Mi dirección se encontraba escrita en la licencia de conducir que llevaba en mi billetera siempre. Antes solía conducir el auto de mis padres, pero antes de que ellos muriesen lo vendieron para pagar al banco.
Algo que no tenía explicación lógica fue el porque me desmaye. Nunca antes me había desmayado. A mis 25 años nunca he sufrido eso. Recuerdo que muchas de las ocasiones los pacientes que ingresaban a emergencia presentaban desmayos por falta de alimento o fatiga extrema, y en muchos de los casos por cuadros más graves. Pero a pesar de la fatiga extrema que tenía ese día no era motivo para desmayarme. Aun más si tomo en cuenta que la noche anterior cené, aunque no una cena digna, pero lo hice. Talvez ella tenga algo que ver en todo esto.
-Y te quedaste conmigo toda la noche. ¿Sabes porque me desmaye en la noche?
-No, tuve que irme de tu departamento a media noche. Tenia asuntos que atender en otro lugar.
Asuntos que atender en otro lugar. A media noche. ¿Quién atiende asuntos a esas horas de la noche? Se me hacía muy extraño eso.
-¿Sabes porque me desmaye ayer durante la noche?
-Probablemente debiste estar muy cansado por el turno de anoche. Fue una noche muy larga. La muerte de aquella paciente y su hijo. La conmoción que hubo en emergencia. Los ingresos y los informes que debías de hacer. Probablemente fue por eso que te sentiste muy fatigado y te desmayaste. Fue una suerte que yo estuviera por esta estación a esa hora.
Aun se me hacia raro que me haya desmayado por la fatiga de mi turno del día anterior. No me encontraba cansado ni tenía ningún rasgo de fatiga. Era totalmente extraño. Aun recuerdo las palabras que me dijo Daniel. – Siento un aura extraña alrededor de ella – A lo mejor estaba en lo cierto. Pero como dicen: “Nunca juzgues a un libro por su portada”. Talvez debería conocerla más a fondo. En fin, debo darle las gracias por lo sucedido ayer.
-Gracias, no creí encontrarme tan cansado ayer. Es la primera vez que me desmayo. Por cierto, podrías decirme tu nombre.
Aquella enfermera saco su teléfono y miro lo que probablemente sería un mensaje.
-Lo siento. Debo irme, me necesitan en otro lugar de emergencia. La próxima vez que te vea te diré con gusto mi nombre. Hasta pronto. 
Rayos esta enfermera siempre me deja con la duda, - pensé. Miré mi teléfono y vi que faltaban 5 minutos para las 16:00. Diablos debo irme rápido o llegare tarde a clases.
Llegue 3 minutos tarde al aula de clases, pero para mi suerte el profesor aún no había llegado. Fue un alivio.
-Hey Erick – me expresó Daniel. Mira tengo guardado una silla aquí para ti.
-Oh gracias. Por poco y no llego a clases.
-Por cierto, Erick. Viste la luna ayer estaba hermosa.
La luna estaba hermosa ayer – pensé. Pero en el lugar donde me encontraba estaba completamente cubierto por una neblina densa. A duras penas podía ver mi propia nariz. Eso es extraño.
-No la pude ver. ¿No había neblina ayer durante la noche?
-No que va. Si estaba completamente despejado había muchas estrellas y la luna se veía hermosa. Mira tome una foto de aquella luna hermosa.
En realidad, era una fotografía de calidad baja de la luna tomada por su teléfono. Bueno supuse que siempre será así la calidad de una fotografía tomada a la luna. A menos que tengas una cámara profesional y con un gran zoom que puedas tener una toma perfecta de la luna – pensé.
-Que extraño. En la estación donde siempre cojo el autobús estaba cubierta completamente por neblina. No había nadie más que yo y los faros de luz en esa estación. No pude ver la luna.
-Eso si es extraño – con un gesto de admiración y duda expreso Daniel. Cada vez que el sentía duda sobre algo se tomaba la barbilla con su mano izquierda y esta vez no fue la excepción.
No le hable sobre la enfermera sin nombre que estaba en la estación. A lo mejor tenga mas dudas que respuestas y también ronden por su cabeza.
-Mira el profesor ya llego. Hablamos luego.
Mientras recibíamos clases sobre tratamiento de pacientes en cirugía menor, no pude concentrarme completamente en las clases. Mi cabeza seguía pensando en aquel momento en donde aquella enfermera se acercó y pronuncio – “Creo que es el momento”. El momento de qué, pensé. En un pequeño monologo que tenia en mi cabeza con mis pensamientos dije, a lo mejor es el momento que dejé de estar solo. ¿Será que le gusto a aquella enfermera? No, no. Lo dudo. Eso seria absurdo apenas le conozco y ni siquiera se su nombre. Pero, ¿ella sabe mi nombre? ¿Además de que conoce mi departamento y pase casi 3 horas junto a ella? A solas en mi departamento.
Tras esas preguntas mi cabeza seguía generando más y más dudas y ninguna respuesta.
Terminaron las clases y fui con Daniel a comer unas hamburguesas a la salida del hospital. Mientras recorríamos los pasillos del hospital, escuche a un par de enfermeras susurrando y hablando. A lo mejor estén hablando sobre algún médico o alguna otra enfermera, - pensé.
-Sabias que el feto de la señora que murió ayer en la madrugada desapareció de la morgue y nadie sabe quien fue. – Expreso una de las enfermeras.
-Pero no hay cámaras de seguridad por todos los pasillos y en cada servicio.
-Creo que dejaron de funcionar por unos minutos.
-Pero quien puede ser capaz de realizar tal atrocidad – replico una de las enfermeras con un gesto de intriga y admiración.
El feto de aquella mujer que murió de una forma agonizante con el deseo de ser madre y que su hijo en vientre que también murió desapareció. Fue totalmente extraño y muy difícil de digerir. Quien puede ser capaz de robarse un feto horas después de su deceso. Es muy extraño. A lo mejor es solo un rumor que ronda ahí entre las enfermeras y llenar de suspenso el área. Debe ser eso. En fin, ya tengo muchas preguntas en mi cabeza no quiero abarrotar de información y dudas a mis neuronas.
-Hey, te encuentras bien. -Me dijo Daniel. Sucede algo, te veo distraído últimamente.
-Tranquilo no me pasa nada. Sigo un poco cansado por el turno de ayer. Y más aun por la muerte de aquella madre y su hijo.
-Escuchaste lo que dijeron aquellas enfermeras. El feto desapareció de la nada y las cámaras de seguridad no captaron nada ni a nadie saliendo de la morgue.
-Es muy extraño. Lo crees verdad.
-Si y se siente un aura muy pesada por el pasillo por el cual llevaron el cadáver de aquella mujer. Sufrió mucho al parecer.
-Te reto. Vamos a la morgue antes de ir por unas hamburguesas. A que no te atreves – dije. Aunque sabia que era una mala idea incluso para mí.
-Quieres probarme. Aunque me da muy mala espina, pero está bien. Vamos.
Caminamos por el largo pasillo y llegamos a las escaleras que dirigían a la morgue. Había un ascensor al lado, pero necesitabas de un código para poder ingresar a él. Algo así como el ascensor de alimentos para los pacientes internados en pisos superiores. En fin, decidimos bajar las escaleras. Era un piso subterráneo oscuro en donde el sonido de las aspas de los ventiladores daba un aspecto de película de terror. Saqué mi teléfono y encendí la linterna que solía tener, como casi todos los teléfonos de hoy en día utilizan la luz del flash de la cámara como linterna es de gran ayuda en estos casos. Antes de eso vi la hora. Eran las 19:15, me imagino que aun debe estar el personal de limpieza nutrición y morgue en aquel piso.  
-Solo espero que no nos encontremos con ningún fantasma – bromeo Daniel.
-Te imagina si nos encontramos con el fantasma de aquella paciente que murió ayer con su hijo en brazos.
-Ni lo digas. He escuchado relatos aterradores que pasan en los hospitales.
-No es para tanto. Tampoco te puedes morir de un susto. Ni que tuvieras problemas del corazón y sufras de un infarto.
-Aun así, aquí abajo hace mucho frio.
-Cálmate por favor. No te voy a abrazar. – Bromeé
-Ni lo pienses aléjate de mí. Fuera, sáquese. – Reaccionó Daniel.
-Ahh… tu reacción hacia eso es muy graciosa. Aun así, aquí abajo el ambiente se siente muy pesado.
-Tienes toda la razón. Siento un aura muy pesado y veo que aun el cadáver de aquella madre sigue ahí en la morgue. Supongo que los familiares todavía no realizan un funeral propicio para ella.
- ¿Será que el esposo y los demás familiares saben acerca del rumor sobre el feto desaparecido?
-Si se enteraran probablemente intenten demandar al hospital por mala práctica médica. Y seria algo muy serio para la reputación de la misma.
-Umm. Creo que los directivos aun mantienen en secreto el incidente de ayer. Esperemos que la prensa no haga un gran escandalo por eso. Aumentaría los índices de muerte materna que hay ya en el país. Seria un completo caos para el sistema de salud del país.
-Caería como balde de agua fría a todo el hospital. En fin, sigamos – dijo Daniel.
Al parecer no había mucho personal esa noche. Las áreas de cocina, nutrición y mantenimiento se encontraron vacías. Las luces tenues de las bombillas en el techo eran muy tenues, no se veía muy bien lo que estaba más adelante. Pero con la ayuda de nuestros teléfonos seguíamos caminando. La morgue quedaba 3 pasillos más delante de las escaleras. Luego de eso teníamos que caminar hacia la derecha por un pasillo corto, de nuevo ir hacia la izquierda y por último a la derecha. Solía ser un laberinto llegar allí cuando recibíamos clases de medicina legal en la universidad, aun lo recuerdo. Al menos en esas ocasiones solíamos tener clases durante el día y no en la noche. A pesar de que era durante el día se sentía un ambiente pesado dentro de ese cuarto frio y triste.
-Aun recuerdas como llegar – le pregunte a Daniel.
-Recuerdo estos pasillos como si fueran las curvas de mi novia – bromeo él.
-Ni me lo digas. No quiero saber lo que tu y tu novia hacen.
-Tranquilo no te daré los sucios detalles, por ahora.
-Guárdate esos detalles para otra ocasión.
Caminamos por el primer pasillo. En el piso se veían las sombras de las aspas de los ventiladores grandes de la sala de mantenimientos. Se escuchaba aquel zumbido que solían hacer cada vez que se encontraban en funcionamiento. En fin, pasamos por el primer pasillo y veíamos una gran cocina en donde los cocineros preparaban cada uno de los platos de los pacientes internados en cada uno de los pisos. Terminamos de cruzar el segundo pasillo, cuando de repente sentí que alguien pronunciaba mi nombre.
-Erick.
Regresé a ver hacia atrás del pasillo, pero no vi a nadie.
-Oye escuchaste algo. – Le pregunte a Daniel.
De nuevo miré hacia adelante y me di cuenta que él no estaba. A lo mejor se adelantó sin mí. Este sinvergüenza siempre me deja atrás en los peores momentos.
Seguí caminando hacia el tercer pasillo y girar hacia la derecha. – A lo mejor el esta ahí escondido y quiere pegarme un buen susto. No lo va a lograr – murmure.
Llegué al tercer pasillo, pero no lo encontré. Sin embargo, escuche que alguien volvía a repetir mi nombre, pero en esta ocasión se escuchaba más y más cerca.
-Erick. Erick.
No creo que alguien más haya bajado hasta acá. No muchos se atrevían a bajar hasta el sótano del hospital. Solo el personal de cocina y mantenimiento suelen estar aquí abajo. La mayoría de ellos no nos conoce. – A lo mejor es Daniel con una de sus bromas pesadas. Decidí seguir caminando hasta la morgue. Atravesé aquel laberinto en el sótano que terminé exhausto. Estaba a unos pasos de llegar a la puerta de la morgue y tenía conmigo mi teléfono iluminando aquellos pasillos semi oscuros. Semi oscuros ya que la luz tenue de las bombillas de luz no alumbraba mucho aquellos pasillos.
Llegue a la morgue, pero la puerta estaba cerrada. Daniel no se encontraba cerca de ahí. A lo mejor se regreso y no me di cuenta. Bueno creo que es momento que yo también me regrese.
Camine unos cuantos pasos cuando de repente se cortó el suministro de energía del hospital. Era un mal momento para mí. En aquel lugar lúgubre y oscuro. Y en ese mismo instante tenia que cortarse la luz. Rayos últimamente no he tenido mucha suerte en estos días – pensé. Bueno creo que es momento de salir corriendo de aquí. Sin embargo, escuche de nuevo aquella voz que repetía mi nombre por una tercera vez.
-Erick.
Sentí que aquella voz estaba detrás de mi por lo que rápidamente volteé y no vi nada. Mas que la puerta de la morgue y un pasillo oscuro.
-Erick. – Repitió de nuevo aquella voz.
-Empezaste con tus bromas pesadas verdad Daniel – grite.
-Erick.
-Esto no es gracioso Daniel. Ya cálmate – dije.
Decidí alejarme lo más que pueda de la morgue ya que no me sentía augusto cerca de allí.
-Erick. Por aquí – dijo aquella voz que al parecer provenía de la morgue.
En ese momento lo único que quería era largarme de allí. Debería de hacerlo – pensé. Pero se me ocurrió aplicar el típico cliché de las películas en las cuales el protagonista decide ir a investigar. Sin embargo, esta no es una película – pensé. Es el mundo real, puede aparecer un maldito fantasma blanco con un rostro deforme y asustarme o aquel maniático que decidió robar aquel feto el día anterior. Decidí hacer lo más lógico que pude hacer en ese instante. Salir corriendo lo más rápido posible.
Caminé unos cuantos pasos cuando sentí que alguien me tomo por el brazo. En ese instante sentí como mi corazón empezaba a latir más y más de lo normal. La sangre se me helo. No sabia que hacer en ese instante.
-Aun no puedes irte – dijo con un susurro aquella voz.
No sabia que hacer en ese instante. Quede completamente paralizado. No podía caminar ni gesticular ninguna palabra. Pretendía gritar, pero la voz no me salía.
-Todavía no puedes irte, Erick. Ha llegado el momento. Y tú formaras parte de ello. Por eso no puedes irte aún.
No entendía exactamente que estaba pasando en ese momento. Mi mente trabajaba el doble para buscar una solución a esta situación. Sin embargo, algo me dejo atónito en aquel instante – ha llegado el momento. Recordé lo que sucedió el día anterior en aquella estación. Vi a aquella enfermera acercarse a mí y decirme – “Creo que llego el momento” y luego de eso no recuerdo nada más. Tiene tanta coincidencia.
Decidí voltear y mirar lo que estaba detrás de mí. Al hacerlo no creía ver a aquella enfermera sostener mi brazo. Creía que estaba fuera de turno este día. Y, ¿Por qué esta utilizando su uniforme? Aquella enfermera sonrió de una manera despiadada y vi como una luz blanca brillante emergió de ella y rodeo aquel pasillo. Me sentí como aquella luz me absorbía lentamente. Luego de eso no recordé nada.
Abrí los ojos lentamente y miré a mi alrededor. Me encontraba de pie en un lugar abandonado. Ya no estaba en la morgue ni en el hospital. Decidí caminar un poco. Al parecer estaba afuera. Se me hace familiar este lugar – pensé. Camine unos cuantos pasos más. A lo lejos veía a alguien, una mujer hermosa. Me acerqué lentamente a ella y mientras seguía avanzando, me di cuenta que me encontraba en la misma estación en la que comenzó todo este rollo. Decidí detenerme y mirar a mi alrededor.
Volteé mi mirada hacia atrás y no había nadie más que yo y aquella mujer a lo lejos. Una densa niebla cubría aquel lugar. No escuchaba ningún coche pasar. Había faros que reflejaban una luz tenue. Me sentía confundido. No sabia en donde me encontraba y que era lo que había sucedido en el sótano del hospital. Estaba tan confundido.
Decidí ir donde aquella mujer que se encontraba a lo lejos, pero al parecer ya no se encontraba allí. De repente sentí que alguien estaba detrás de mí. Volteé y no había nadie. De nuevo sentí la presencia de alguien cerca de mí, pero no veía a nadie. De repente escuche una voz femenina susurrarme al odio diciéndome.
-Bienvenido.
 
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Foto del autor Cristian Curichumbi Cepeda
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Miembro desde: Aug 20, 2019
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Descripción

Captulo II de Estacin

Palabras Clave: Estacin Hospital Enfermera Morgue

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Terror & Misterio



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