Mis primeros garabatos en la escuela.
Publicado en Aug 10, 2019
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Mis primeros garabatos en la escuela
Capítulo 1: El encuentro
Desperté asustado por el sonido de unas máquinas de construcción. Sabía que hoy día se iba a demoler la casa vecina, pero ¿Por qué tan temprano? Mire mi cuarto que estaba totalmente desordenado, me daba pereza ordenar. Recordé que hoy empezaba las clases. Me levante de mi cama y mire el espejo, allí estaba una persona con un pelo desordenado, delgado con ojos azules , ese era yo. Termine de vestirme mi uniforme, listo para partir a lo que sería una aventura. Yo no me sentía aburrido por ir allí, como algunos piensan. No, yo era una persona distinta, no me gustaba chatear con mis amigos, me gustaba hablar en persona, no me gustaba ver videos, me gustaba leer libros. Tal vez ustedes no me crean, pero así era yo.
Baje rápidamente por la escalera y eche un vistazo a mi mochila, era una de color celeste y con muchos cierres, también era grande. Mi papá me había servido mi desayuno, unas ricas papas fritas. Termine y mi papá me dio mi pasaje para ir a la escuela. Le di un abrazo a mi papá y a mi mamá, y me fui.
Mientras iba a la escuela pensaba ¿Qué cosas emocionantes me pasara hoy? ¿Cómo será la nueva maestra? ¿Habrá nuevos estudiantes? Todos estos pensamientos me mantenían distraído. Sabía lo raro que había sido la maestra del año pasado y lo aburrida del anteaño pasado. También había estudiantes raros, aburridos, tímidos, entre muchos más tipos de ellos.
Al fin llegué a la escuela. Allí me esperaba mi amigo del alma, Esteban Aldoñique, me sentía feliz de volverlo a ver. Empezamos a hablar sobre los videojuegos y también de los chistes. Por ejemplo “Había una vez un pájaro llamado golpe, un día se cayó y se golpeó Si, si lo sé es tan malo, pero tan malo que da risa. Así nos entendíamos luego vinieron otros amigos como Juancho, Jeremías y Miguel. Nosotros somos inseparables y nos llamábamos “los cuates” si, nombre tonto, pero así éramos felices.
En ese instante apareció una profesora que nos llamó la atención, nos dijo que no hagamos tanta bulla. Yo pensaba (¡¿Nosotros hacemos bulla?! Mira a todos los demás, además es inicio de año) pero solo lo miramos con una cara de cállate… Escuchen, nosotros éramos traviesos, pero eso sí, no maleducados. Jugábamos hasta que toco la hora de formarse, fuimos y esperábamos años, con todas esas palabras de “Nos enorgullece de volverlos a tenerlos de vuelta…” o “esperemos que este año sea mejor…” saben a los niños no nos interesan todas esas cosas, solo nos interesa cuando dicen que maestra nos toca.
Así estaba pasando grados y secciones hasta que dijo 3 “D”, nuestra aula. La directora dijo que nos tocaría la maestra… Rosa. Todos nos quedamos en silencio, nosotros sabíamos que esa profesora tenía mala reputación por ser renegona y fastidiosa, algunos pensaban que antes era una militar otros pensaban que era huérfana y sus padrastros eran estrictos y muy abusivos, así había una y muchas historias, y ni de hablar de sus castigos: ponía a sus estudiantes atrás durante la charla, si era grave como “ir al baño sin pedir permiso”, te dejaba afuera durante toda la clase. Además, era muy respondona y lisa, hasta a nosotros nos parece imposible que ella siga en la escuela.
- ¡¿Ahora?!- Dijo Miguel muy sorprendido por la noticia que nos acaba de dar la directora – No creo que ninguno de nosotros nos salvemos de sus castigos.
Y hablaba en serio, que de seguro nadie se iba a salvar de sus castigos. Teníamos miedo, yo pensaba que este año sería aburrido, que ya no nos divertiríamos con una profesora así.
Termino la formación y todos ingresamos a nuestro salón de clases. Esperábamos que en cualquier momento entrara por aquella puerta, la profesora Rosa. Así luego de 30 minutos de espera entró la dichosa profesora Rosa, se presento de forma amargada y… nos dio la primera tarea que consistía en buscar un compañero, saludarlo y presentarse. Alguien comentó:
-Profesora, -Dijo Ortega, una estudiante que iba desde primer grado – Nosotros ya nos conocemos entre nosotros, mejor sería presentarnos ante usted
- Acaso tú eres la que pone las reglas, - Grito la profesora Rosa- ¡Tú no eres más que un simple estudiante! Por eso, ¡10 minutos afuera jovencita!
Todos nos sentíamos muy mal por ella, solo quería decir lo justo, lo que sería mejor. Desde esa primera mala impresión, todos empezábamos a odiarla. Ah, sí, me olvidaba recalcar que no hubo un nuevo estudiante. Un niño, llamado Sebastián reclamó lo mal que hizo la profesora al mandar a su compañera afuera.
-Ahora tú también quieres ir afuera ¿no? – Dijo la maestra enojada- Pues vete, ¡20 minutos a ti malcriado!
Todos nosotros estábamos totalmente desacuerdo con eso, pero no reclamamos. Así, otra vez nos saludamos entre nosotros y nos presentábamos. Enojado, le susurre a mi pareja que era Esteban:
-Esa profesora es muy molestosa, era cierto lo que decían.
- Hasta tal vez creamos nuestra teoría loca de porque es así- dijo entre risitas
Así entre otros duros trabajos se terminó el día. Ya cansados volvimos a nuestras casas, prensábamos que era el fin del mundo cuando nos tocó la peor profesora, pero lo que nosotros aún no sabíamos era que este año iba a ser uno de muchas aventuras.
 
Capítulo 2: Broma peligrosa o graciosa
La mañana era muy cálida, el sol se había levantado más antes de lo normal, otra vez me vestí mi uniforme, desayuné, mi papá me dio el pasaje, me despedí y me fui. Pensé en la maestra, cuáles serían los castigados y si hoy día me tocaría a mí ser uno de ellos. Pensaba que no había escapatoria, solo tenía que soportar nueve meses seguidos a esa maestra. Ah absolutamente nadie le agradaba la maestra Rosa, nadie podría acercarse a ella y decirle “¿podemos ser amigos?”, y si pasaría, él que se lo pidió totalmente habría perdido la cordura. La maestra rosa era una profesora de contextura gruesa, cabello rizado y rubio, manos pequeñas y unos ojos muy grandes. Para mi ella era como la antagonista de una película de terror.
Llegando a la escuela no había nadie, mire mi reloj y… ¡pun! Eran las 7:25 a.m., nosotros comúnmente entrabamos a las 8:00 a.m. Me sentía decepcionado por mí mismo, de no fijarme bien la hora, así estuve paseando durante varios minutos esperando a que alguien viniera, al fin vino alguien, pero no era la que esperaba: era la profesora Rosa. La vi y decidí jugarle una broma, que consistía en poner varios plumones en la silla y con la tapa descubierta, así cuando se sentara se quedaría manchado su falda. Había probabilidades de que se diera cuenta de los plumones antes de que se sentara, pero decidí jugármela. Llegó a el salón, guardo su maleta y… ¡¡se sentó!!
Me reí en silencio, pero creo que ella me escucho, no sabía que yo estaba y empezó a buscar:
- ¡¿Quién fue ese desgraciado que me jugó la broma?!- Gritaba la pobre con la falda manchada- Juro que si es uno de mi salón lo desapruebo todo el año…
Con esa amenaza decidí esconderme en algún lugar, no sabía dónde, pero en algún lugar. Entonces tuve una idea, me dije a mi mismo << Va a salir a buscarme, en un descuido me entro al salón porque ¿Cuál es el lugar menos obvio en la que la profesora buscaría? ¡el salón!>> Ya sé que es una idea tonta y muy arriesgada, pero, le hice caso a mi cabeza. La profesora salió en mi búsqueda, así en un descuido me entré, me escondí entre un estante y otro, y me cubrí con un papelote, así nadie me vio. Llegaron mis compañeros, pero aun así no quería salir, hasta que toco la hora de la formación y todos salieron menos yo. Estuvieron allí como media hora, mis pies me dolían de tanto estar parado al punto de querer salir, pero cuando tuve esa iniciativa mis compañeros de clases entraron al aula y… vieron como salía de ese estrecho lugar. Por surte nadie me demando con la maestra porque como ya había resaltado antes, todos la odiábamos.
Al llegar la profesora nos comentó de la broma que yo le hice, todos se miraron y echaron a reír, la profesora muy molesta por la “falta de respeto” nos castigó con cinco vueltas al patio, aun pensaba en poder demandarla con mis padres, pero todas las demandas que habían hecho antes habían sido rechazadas.
Luego de un momento de pura tortura, volvimos al salón. Todos estábamos enojados, pero de pronto, una profesora entró al salón y le dijo a la profesora Rosa:
- Lamento molestarle, pero la directora me pidió que le avisara que dejo un documento en la mesa de la reunión
- ¿Y la directora no podría mandarte los documentos? - Respondió fastidiada la maestra Rosa
Y entonces salió, todos nos alegramos cuando por fin ella no estaba. De pronto, Esteban propuso a todos que le jueguen otra broma a la maestra. Llenamos un balde con agua y lo pusimos arriba de la puerta, con tal de que cuando agra la puerta, le caiga toda el agua. Todos estábamos entusiasmados cuando la profesora volvía, entonces cuando ella abrió la puerta ¡el agua cayo en Miguel! Lo que pasó es que cuando abrió la puerta, no se fue a donde la maestra, sino a Miguel (ya que su sitio estaba al lado de la puerta) La profesora se dio cuenta al instante y reclamo:
- ¡Y yo desesperada por buscar al que me hizo la broma del plumón!, ahora sí, ahora sí.
Todos estuvimos en silencio, por suerte Miguel no le contó a la maestra que la idea fue de Esteban. Todos comentaron, la broma que le hicieron y salió mal, a sus padres, de seguro nadie de sus padres le conto a la maestra Rosa, ya que el odio no era solo entre estudiantes, sino entre todos.
3. Apuntando
El Sol se levantaba muy temprano, los gallos cantaban y yo despertaba. Este era el día en que se elegiría el delegado de aula, el que supuestamente cuidaría el salón cuando la maestra se va. Este también era el día en conoceríamos al quien nos malogrará el año, ya que nos pondrá reglas absurdas.  Todas las veces que tuvimos uno(a) delegado(a) nos malogro casi todo el año. Pues bien, pero yo creía que en este año sería distinto, ya que la profesora era más odiada que nunca, así que ni la niña más estricta le haría caso.
Llegando a la escuela todos comentaban “¿Quién sería el nuevo delegado?”, “¿Sería mujer o varón?, y así una y mil preguntas invadían nuestro cerebro que cada vez llegaban a una conclusión, Juancho. Él era un niño estricto y justo, tal vez por eso sería elegido, a si, él era el más gritón del salón así que la mayoría pensaba que oficialmente el sería el delegado. Pero todo cambiaría cuando llegó la maestra.
La profesora nos hizo entrar al salón, pero un niño nuevo entro también. Entonces lo reconocimos al instante, ¡era el hijo de la profesora! Todos nos quedamos tiesos, como consumidos por el súbito miedo. Él tenía igual de reputación que la profesora, era injusto, era cruel, gritón y abusivo. Algunos pensaban que él nació del mismísimo demonio, que en un descuido lo dejo en la cama de la maestra Rosa. Pero si comentábamos esas historias, ya nos esperaba la fría calle de afuera.
- ¡No me digas que él será el nuevo delegado! - Me susurro Esteban al oído
Entonces la maestra nos dio la sorpresiva noticia de que su hijo sería el nuevo delegado.
Todos igual de callados, solo que esta vez fue con un miedo voraz. Justo en ese instante salió la profesora a una reunión de 3 largas horas. Así que por naturalidad el delegado, que por cierto se llama Antonio, nos dijo:
- ¡Hagan silencio y quédese en su lugar!- Nos gritó el delegado- ¡Oh sino  les quito su recreo!
Pero yo por naturalidad no le hice caso, fui al lugar de Esteban para comentarle que me había caído ayer por unas piedras grandes. Pero el brigadier me miro y me grito amenazándome:
- ¡Si no te callas, te apunto en la pizarra! - Gritó alzando la voz
Yo, viendo como sacaba la tapa del plumón decidido a escribir mi nombre en los mal portados, camine rápido a mi sitio.
-Con que corriendo ¿eh? - Otra vez grito- ¡Menos cinco puntos en tu calificación total!
Malhumorado con lo que acaba de pasar, empecé a caminar lento, ¡que injusto! Ni que correr fuera un delito. Entonces saqué mis cartas para echarles un ojo y ordenarlas, pero cuando el delegado que por cierto se llamaba Teodoro, me quitó las cartas con rabia y simplemente me anoto en la pizarra con otros -5 puntos. Estaba cansado por eso, ¡ay, ni se imaginan que cosas más me ha hecho sufrir! Pero al fin llego la salida, uy, me sentí aliviado. Parecía que luego de una amarga tortura llego la dulce libertad. Llegué a mi casa, cansado por todo y me puse a hacer mi tarea (la profesora Rosa nos da tarea que parece salida de la universidad, difícil y larga). Terminé y me fui a dormir, pero en ese momento el celular de mi papá timbro, y él contestó:
- ¡hola, buenas noches! Si habla con el papá de Richard ¿con quién yo hablo? ¿Con su maestra? ¿Cómo dice? ¿¡Mi hijo se ha comportado horriblemente mal!? Ohh… bueno en ese caso… Gracias por decirme… Adiós. - Y cortó el teléfono
- ¡Richard Gonzalo Martínez, ven aquí! - baje rápido y mi papá continuó- ¡ahora que hiciste! Tu profesora acaba de llamarme y decirme que te has comportado como el mismísimo demonio del infierno.
- ¡PERO YO NO HICE NADA! –Dije alterado y le conté todo lo que había pasado.
- oh hijo, ¡¿por eso nomás te molestaron!?
Yo sabía claramente que él como yo y toda mi clase estábamos de acuerdo que todo lo que hacía la profesora Rosa y su hijo era totalmente injusto. Ya la escuela parecía un infierno, hasta a mí que me encantaba ir allí, ya la profesora se pasaba de injusta y cruel. Pero bien. Llego el segundo día de escuela con el brigadier Teodoro, que de seguro iba ser como ayer o peor. Llegué y ni bien empezó la formación, Richard se paró a mi lado. Estuvo allí toda la formación, ni se movió un segundo y no solo fue ese día, también fueron los otros más días. Hasta que en una formación estaban diciendo:
-En columna ¡cubrir! -estiramos las brazos- ¡Firmes! - bajamos los brazos y juntamos las piernas- ¡descanso! – y en ese momento, como estaba mi brigadier a mi lado, a adrede, le pisé el pie (porque en descanso se separa las piernas) y dije que fue a casualidad. Todos en mi salón empezaron a reírse y luego de un momento, todo el colegio se estaba riendo.  Llegamos al salón y el brigadier me grito con todas sus fuerzas:
- ¡QUE TE CREES TU! ¡PISANDO EL PIE A TU BRIGADIER! ¡POR ESO TE APUNTO EN LA PISARRA CON MENOS 10 PUNTOS!
- ¡Tú siempre apuntando y nunca disparando! –Le respondí
Y nuevamente las risas gobernaron en el panorama, el brigadier, humillado, se retiró (o eso se piensa) porque luego de eso no volvió a venir. Y me alegro por eso, ya que la vida volvió a ser igual de buena (claro que la profesora nos hacia la vida imposible y luego de lo que paso estuve 2 horas de detención por cada día en una semana) pero siguió así de divertido, pero antes de ir al siguiente capítulo les resumiré lo que pasó luego de que se retirara. Llegó la profesora y me gritó:
-¿Cómo es eso de que le hiciste pasar un mal rato a mi hijito?- Grito exaltada la profesora
-No es mi culpa de que sea tan renegón con nosotros- dije y al ver la profesora que conmigo no se puede nada, me dejo, claro, me castigo en detención dos horas por día. Pero como dicen, la vida es una sola así que hay que aprovecharla.
Capítulo 4: El cambio la “empeomejora”
Ay, la escuela, un lugar lleno de… puro aburrimiento, o al menos eso pasó cuando cambiaron de director al segundo mes, se sospechaba que lo despidieron l antiguo director porque ese era corrupto, o porque golpeó a un profesor, pero el verdadero porque era que este se jubiló, y enserio era muy viejo, circulaba sus años entre 60 y 70. Y el nuevo director salió del ejército, lo dejo porque estaba cansado de todo y se largó (así de simple, por eso nomás) y sí, era muy renegón y estricto, nos hacía cortarnos el cabello como soldados, a las niñas las obligaban a que vengan con una trenza salida del ejército (complicada y difícil de hacerla) y si no venían con esos requisitos, de seguro ya no aparecían en su salón. Y eso solo fue el cabello (si no quieren leer las cosas horribles que nos hacían, salten al siguiente párrafo después de este)
Nos hacían, llevar mochilas transparentes, para que se viera lo que llevamos, sombreros tan cortos que no te cubrían nada, bloqueador solar obligatoriamente, las uñas tan cortas que solo se debe ver tu piel (exagerado ¿no?) uniformes verdes y con manchas marrones (a ver, ¿estoy en el ejército?). También teníamos  10 minutos de recreo ¡10 míseros minutos! Y las horas se alargaron porque entrabamos a las 8:00 a.m. y ahora entramos a las 6:55, salíamos a las 2:30 y ahora a las 4:30, y ni hablar de la tarea que nos dejaba era un montón y no digan que es decisión del profesor porque yo mismo vi como les obligaban, prácticamente ya no teníamos tiempo para nada y todos los días nos amanecíamos haciendo las tareas, pero algo realmente impresionante es que ningún padre reclamo.
Pues bien, un día “normal” la profesora me llamo la atención unas 23 veces (conté todas) y luego me boto del salón. Bueno lo normal hasta que 2 horas antes de irnos, entro un profesor:
-Hola mis queridos estudiantes- Nos dijo con una sonrisa de oreja a oreja, era delgado, tenía unos ojos hinchados y unos labios gruesos, también tiene una cicatriz que parece que pasó por su ojo (seguía viendo por los dos ojos) pero a pesar de eso, era guapo.
-¡¿Estudiantes?!- dije algo sorprendido- no me digas que tú vas a ser el nuevo…
-Profesor de inglés, así es- respondió
Todos nos quedamos mirándolo, pensando en cosas como “genial, ahora nos tocó otro profesor” pero yo pensaba que el sería diferente, y así fue ya que cambio todo. Pero no nos adelantemos. Entro y nos saludó nuevamente pero en esta vez presentándose.
-Hola nuevamente, como dije soy su profesor de inglés y me llamo Mr. Garcia, en este semestre aprenderemos muchas cosas, ¡a todos de seguro les encantara este curso! Eh oído como es su profesora y no pienso ser como ella. Obviamente también me entere del cambio drástico de director. Pero otra vez les digo, lo van a pasar en grande.
 
No se veía tan convincente del todo, pero poco a poco nos dimos cuenta que era muy gracioso y también explicaba muy bien. Siempre encontraba algo que nos hacía reír y por supuesto, nos daba alegría todo esto.
 
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Miembro desde: Aug 10, 2019
3 Comentarios 157 Lecturas Favorito 1 veces
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"Mi escuela normal" habla sobre un nio que trata de pasar bien este ao, ya que su nueva profesora que tenia una psima reputacin por ser estricta, le har la vida imposible. Junto a sus amigos demostrara que no importa que tantas cosas sean negativas, puedes pasarla bien con un pensamiento positivo.

Palabras Clave: Pensamiento positivo

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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Gabriel Omar Barrera Espinoza

el texto aún esta en progreso, no te extrañes si falta algo. También cambie su titulo por algo apropiado (este es mi primera obra que estoy sacando y estoy muy emocionado) DEJA TU OPINIÓN EN LA CAJA DE COMENTARIOS. Gracias...
Responder
October 17, 2019
 

Roco Espinoza Limache

Felicitaciones por tus escritos. A tu corta edad escribes muy bien, el mundo de las letras es un mundo muy rico que te puede abrir puertas inimaginables. Sigue en esa senda.
Responder
August 24, 2019
 

Gabriel Omar Barrera Espinoza

Gracias por tu comentario, en realidad esto significa mucho para mi, otra vez, muchas gracias.
Responder
August 24, 2019

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