07.01.16 Dulcinea. ¡Oh mi amor, oh mi vida! sueño etéreo de tu bella cara, voz sublime que nace de tu alma, la cual engatusa mi mirada con su candidez, hermosa figura esculpida por el dios de la belleza, boca de lujuria que te otorgo el demonio del deseo.
Tu amor es el agua que quiero beber día a día, saciarme de querer en tus brazos, enloquecer de dicha en tu compañía. ¡Oh mi dulce mujer! ¿cuántos poetas han enloquecido por ti? ¿cuántos pintores intentaron pintar tu luz? ¿cuántos escultores perdieron la vida en el mármol queriendo abrazarte y no aparte de ellos jamás?
¿Cuántos caminos he de recorrer ¿he de vivir las aventuras de un caballero andante en busca de tu amor… ¡oh mi Dulcinea de cabellos perfectos! rostro de ángel que cuida mis noches al amparo de un sauce llorón, que cálido es tu aliento que me besa diciéndome: Te extraño caballero de ilusiones.
Mi pecho rebosa al pronunciar en mente tu nombre, se desvanece toda sed, toda fatiga y el hambre merma perdiéndose con un leve dolor, la noche me parece cálida, el frío del invierno abriga los caminos que piso descalzo.
La locura me abraza, tu imagen me acompaña, las aventuras están en mi mente, más es la realidad que te he dedicado a ti, mi por siempre amada Dulcinea.