La autntica fotografa.
Publicado en Dec 05, 2017
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      He podido distinguir muchos tipos de fuerzas en la constante de mi vida y sus distintas instancias, ya sea la fuerza de aquel muchacho que me reventó la nariz al pensar que quería levantarme su novia, cuando me he caído de la bicicleta o aquella vez que tuve una contusión, la cual me tuvo al borde la muerte, sin embargo, la potencia y lozanía de su rostro son más fuertes que cualquier golpe, no existe una manera digna de poder interpretar lo que esa adicción y su fuerza producía en mi cuerpo, ya que para mí no es una fuerza de atracción, sino algo más puro, dentro de lo impuro de la situación.
      No me considero un psicópata, mucho menos soy una mente maestra, simplemente camino todas las tardes por la plaza de la Ciudad tratando de recolectar información, y así poder dar con lo que busco. No quería hablar de esto, pero existe algo en mi bolsillo que me está trayendo un poco alocado, y no entiendo bien qué es lo que me sucede. En teoría no sé si es un ser con vida, si realmente está ahí revoloteando en algún sitio, lo que sí sé, es que hace revolotear otro lugar de mí, que suele asomarse para corroborar esta adicción. He tratado de convencerme ciegamente que es sólo una fotografía y lo es, pero ¿es una normal? Y aquí es donde parte mi historia…
     Hace dos semanas,me he encontrado una foto impresa de unos dos centímetros por lado botada en una orilla de la calle, la recogí y guardé en mi bolsillo, pero por alguna extraña razón, me ha cautivado de una manera peculiar, ya que era de una misteriosa mujer. No me suelen llamar la atención las chicas, paso por alto muchos detalles que mi amigo suele notar al preguntarme si me gustaron los pechos de la muchacha que pasó por al lado de nosotros, la cual ni siquiera he mirado para sonreírle. Aproveché la motivación que no sentía por otras chicas para tratar de buscar a la dueña de la fotografía, por lo cual asocié la imagen en el buscador de mi laptop, pero la búsqueda sólo pasó a cero, mientras posaba mi mano en la rodilla un poco decepcionado, ¿qué podría hacer habiendo tantas personas parecidas, tantos rostros con esas definiciones, pero a la vez tanta distinción única de parte de ella? Aquella tarde me recosté un poco desanimado, pensando qué podría hacer, ya que pegar carteles en la calle, sería un poco loco y seguramente si existiera la posibilidad de que ella existiera, la asustaría aún más. Muchos pensamientos cayeron en mí como si me estuvieran aplastando, y fue ahí donde cogí la foto, la miré y sin querer comencé a bajar la mano. Estaba sin pantalones, sólo un boxer blanco cubría lo que se estaba revolucionando mientras veía la fotografía. Comencé a mirar fijamente los ojos de la mujer, mientras sentía como se endurecía, me sentía excitado, embobado por esa imagen, sentía que no podía controlarlo, sin estar buscándolo se comenzó a parar tiernamente. Dejé la fotografía a un lado, porque podía seguir teniendo esa imagen mental, proseguí a sacar lo que estaba marcado por su altura y podía ser observado sin más, por su notoria forma en el boxer. Lo agarré y comencé a sobar con mi mano izquierda, sentí una sensación que nunca había sentido, no era la masturbación en sí, sino lo duro, lo rápido que lo provocó, junto con esa desesperación que me tuvo sobando mi miembro hasta venirme en una lluvia de relajo espiritual ante la decepción que tuve en la búsqueda.
     Al día siguiente traté de buscar en la plaza, mirando hacia todos lados, por si encontrase aquella chica, pero aparentemente era como un fantasma que aparecía a jugar con su invisible boca en mi cuerpo, para irse, así como yo me iba expulsandoun líquido calentito, como lo caliente que producía su fuerza en mí. Llegué a casa aquella tarde, ya no pensando en buscarla, sino que encontrarla e invocarla a través de mí. No quise dejar la fotografía de lado, más bien, quise sentirla en mis manos, por lo que saqué de mi pantalón a mi amigo que sí se fijaba en los detalles y enrollé la fotografía sin pensarlo dos veces en mi zona sin huesos, pero que estaba sosteniéndose sólo por la excitación. Con mis dos manos la sostuve y comencé a sobar la tinta del papel impreso,  sentía como la cabeza tocaba la de ella plasmada en la fotografía. No pude evitar quejarme, sentía como si la estuviera hasta penetrando, estuve así un rato, porque quería que disfrutara de lo loco e imprudente que me ponía, imaginaba su cuerpo, seguro estaban tan buenos como sus pechos, ya que la fotografía sólo era de la cintura hacia arriba. Debo ser franco y perdí la cuenta de cuantas veces me corrí, sólo sé que tuve que limpiar bastante rato, para que en la tarde mis amigos no notaran mi fechoría, porque pasarían por unas cervezas, y seguramente hablaríamos de minas, pero yo no contaría esto, no por vergüenza, sino porque no quiero mostrar la fotografía.
      En la mañana del día siguiente junto a mi cuerpo paradito, sentí un poco de resaca, había perdido la cuenta de cuántas cervezas bebí, pero desperté pensando en mi aparente obsesión. La fotografía independiente de que la haya sobado, no tuvo desgaste en la tinta, seguramente era un buen papel y claro que lo era, uno común se tuviera estropeado, pero ahí siguió hasta esa tarde. Llegué a casa de la Universidad, tenía que estudiar, pero no podía sin antes relajar y tranquilizar mi mente, por lo que saqué de la mochila la fotografía, con la cual en un entretiempo de la Universidad sobé un rato. Gané la foto adelante mío en la cama, me saqué toda la ropa, mi trasero estaba al aire y tan sólo quería sacudirlo. Puse mi miembro abajito de la fotografía y comencé a deslizarlo en el cubrecama, moví mi cuerpo de manera lenta, para ir subiendo el ritmo, parecía un monstruo insaciable, y lo era, ya no quería otras vaginas, si no era la de la chica de la foto. Parecía una locura, pero no me quedaba de otra opción, porque no podía evitar lo duro que se ponía sólo con esa mujer enigmática. Al venirme, un poco molesto por no dar con ella, decidí manchar la fotografía con el semen que desprendí, quería estropearla, que desapareciera, me sentí desquiciado, no podía seguir así.
      Como creo suponen, no se ha roto ni nada, el material era único, especial para follarlo. En este día, no me llevé la fotografía a la Universidad, llegué e hice como si nada, quería combatir las ganas, por lo que decidí salir a correr, para botar esas energías de querer sacudir mi cuerpo dentro de ella. Mientras corría, seguía mirando, tratando de encontrarla, pero no sucedía nada. Creo que sólo fue una creación inverosímil de mi imaginación, ¿acaso ha existido aquella mujer? Mis piernas estaban cansadas, comencé a caminar en el sendero de la Ciudad. Era como un pequeño campo, reflexioné un rato y me aproximé a una casita buscando agua.
    Parecía que los recuerdos estaban apareciendo en mi cabeza, ¿qué pasa si aquella muchacha de mi imaginación, no era un timo mental? ¿Qué pasa si ha sido un plan? Suelo olvidar con facilidad las cosas que hago, mi equilibrio es muy pequeño, las fuerzas de la tentación están ahí, revoloteando en mis manos, mis ojos, mi cuerpo en general. No llevaba la fotografía, pero sí un recuerdo de un chat, creo que he estado planeando esto desde hace dos semanas, posiblemente si he quedado con una chica de dejarnos una fotografía de nosotros en algún lugar específico de la plaza, quizás sí hemos acordado masturbarnos mientras incrementamos nuestras ganas antes de follar, quizá sí es desconocida físicamente, pero psicológicamente, ya recorrida por mis manos.
     Me aproximé a la casa, no se oía nada, pero podía sentir la respiración de alguien, ¿acaso era ella? Caminé sigilosamente, entré y no sé si decir que me sorprendí, ya que había hecho esto muchas veces.  Me senté en la cama y observé el retrato real de ella, una silueta en la cual caían sus cabellos sobre sus pechos desnudos que comenzaron a endurecerme, vi como mis shorts comenzaban a denotar mi erección, así que los bajé al muslo junto con los boxer para que la viera y me comencé a masturbar mientras la observaba. Era una fotografía con vida existente, al fin estaba ahí pervirtiéndome aún más. Comenzó a mirarme fijamente mientras se tocaba también, ambos repetimos la locura y euforia desplegadas en nuestras camas, en la universidad y al menos por mi parte en varios sitios más. Ella miraba con cara de ansiedad, hasta que no pudo aguantar más y lo cogió, pasó su lengua por la cabeza, para luego morderlo despacio y posar sus dientes en la grieta, se sentía muy bien, pero rebosé aún más de placer, cuando sentí su paladar saboreando mientras entraba y salía por su boca. Bajé mi mano para tantear qué tal estaba la zona que no aparecía en la fotografía, se sentía bastante húmeda, muy tentadora y a cada movimiento circular los quejos de ella me hacían entrar en un éxtasis más exquisito de lo que pude imaginar. Por primera vez desde que entré se pronunció una palabra, me acerqué a su oído y le susurré, eres una sucia ilusión, a lo cual reaccionó jalando fuerte de mi miembro.  Pasó un rato, y ya la cama sentía la necesidad de ser movida, por lo que la recosté y abrí sus piernas bajando sus calzones negros,  y aquello que veían mis ojos entre ellas era un paraíso en el cual quería entrar para disfrutar de goces eternos. La embestí con fuerza desde un comienzo, tenía mucho deseo contenido y sus paredes me dieron una gran bienvenida, las sentí contraerse desde un comienzo, era un lugar caliente como ella, atrayente, quería vivir dentro. Al ponerla en cuatro, agarrada del cabello, sentí que mi cuerpo estaba muy extasiado y quería evacuar en ella, por lo que entré con mucha fuerza y me agarré de sus pechos sobre ella para apretarlos mientras la chorreaba por dentro, así como las tantas veces que acabé en ella en esa tarde, la cual fue planeada desde lo inconsciente a lo consciente.
      Mientras llegaba a casa, me reí entre mis locuras, pensando que el tipo del tiempo no había errado a la lluvia, pese al sol que calentaba mi cuerpo como ella todas las tardes..
 
 
 
 
 
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Descripción

Fotografa sexo

Palabras Clave: sexo

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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