¡Oh, Luna!
¡Oh, Luna!, ¡Mi eterna compañera!
Mi eterna amiga…
Aquella que me sigue a todos lados…
Aquella que me alegra en las noches de verano y me reconforta en la oscuridad del invierno…
 
¡Oh, Luna!, ¡La qué jamás se deja vencer!
La que ni el día logra borrar…
La que sonríe después de la tormenta…
La que se alza triunfante sobre la huella humana…
 
¡Oh, Luna!, ¡Eres como una mujer!
¡Caprichosa e inalcanzable!
¡Orgullosa y hermosa!
Con tantos rostros, tantos colores…
Tan fácil de amar…   
 
¡Oh, Luna!
Eres mi musa, mi inspiración, el consuelo de mis pesadillas…
Eres mi diosa de la tranquilidad…
Mi diosa rechoncha y blanca de la felicidad…
Mi diosa delgada y melancólica de la tristeza…
 
¡Oh, Luna!  ¡Ya es de noche otra vez, y lo has vuelto a hacer!
 
 
Federico C. Márquez