La tarde de una profesora
Publicado en Jul 18, 2017
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La tarde de una profesora
 
Fernando contaba los minutos para que acabara la clase; necesitaba salir a fumar. La profesora notaba su ansiedad y esto la ponía ansiosa también. Son las 4:40 y la profesora acababa la clase temprano como de costumbre y para su conveniencia. Fernando sale con prisa y le pasa por el lado a la profesora cuyos ojos siguen fijamente a Fernando por todo el salón. El físico y las expresiones de la profesora eran todo un rompecabezas. Se le notaba decepcionada y molesta con Fernando, desesperada, triste e indiferente a la vez. A veces pensativa, como si estuviera tratando de estirar cada segundo tratando de que el temprano atardecer durara tan solo un poco más. Son las 4:43 y ya todo el mundo salió del salón. La profesora no movió ni un solo músculo hasta que el último estudiante cruzo la puerta como si un sentimiento de culpa sin sentido la obligara a quedarse quieta; como si fuera lo correcto. Finalmente, tomo su cartera y salió a tomar aire, caminaba con prisa y aun así llego cinco minutos tarde a su clase de las 5:00.
 
                “Todo acto tiene sus consecuencias” le decía la profesora a los estudiantes cada vez que no entregaban algún trabajo o fallaban en algún examen. A veces al decirlo miraba su cartera. 
“Jóvenes, la próxima clase queda cancelada; tengo un importante compromiso al que no debo, mejor dicho, no puedo faltar.” Fernando saco su teléfono del bolsillo y envió un texto tan rápido que parecía una situación de vida o muerte. Le conto a un buen amigo que le acaban de cancelar su clase de las 3:30 así que tendría tiempo de probar los nuevos cigarrillos de los que habían hablado antes. Como siempre la clase acabo a las 4:40 y Fernando fue el primero en salir. Hoy la profesora parecía más triste que de costumbre. Algo la atormentaba, algo no la dejaba dormir en las noches y sus ojos lo evidenciaban. La cantidad de maquillaje que usaba solo era para ocultar el hecho de que ya no le quedan lágrimas para llorar. Ese día tomo su cartera y salió del salón justo después de Fernando. Esa culpa imaginaria que la acompañaba desde principios de ese semestre se había convertido en indiferencia con un toque de odio. Sus pocos minutos de paz entre cada clase eran lo único que la salvaba de cometer una locura.
 
    Eran las 3:36 y Fernando entra al salón con prisa. Fue el último estudiante en entrar pero para su buena suerte la profesora entro justo detrás de él. Varios estudiantes se quejaban en secreto del olor a cigarrillo que siempre había en ese salón pero ese día en particular el olor se intensifico e incluso hasta los que no lo habían notado se dieron cuenta de que el olor era insoportable. La profesora estaba cansada y la tos que tenía no la dejaba dar la clase. A pesar de eso, ese día acabo la clase a las 4:50 como se supone que sea porque sabía que al cancelar una clase estaba atrasando a sus estudiantes. Ese melancólico atardecer se estaba convirtiendo en noche y lo menos que ella quería era acabar mal con sus estudiantes al final de su día.    
 
 
Las siguientes 6 clases fueron un desastre. La tos solo había empeorado y el intenso olor a cigarrillo permanecía en el salón. Esto combinado con las pocas ganas que la profesora tenía de dar la clase o de tan si quiera existir habían creado una atmosfera incomoda, triste y hasta desagradable para algunos estudiantes. “¿Será ese el destino que nos espera a todos al envejecer o solo a mí?” pensaba Fernando aunque ya conocía la respuesta. Son las 3:30 de la tarde y la profesora comienza la clase:
“Chicos hoy haremos lo siguiente: todo el mundo pase sus ensayos de la novela “Crónicas de una muerte anunciada” hacia el frente. Discutiremos sus dudas y algunas de las más importantes preguntas de discusión con el fin de prepararlos para su examen. Y necesito que alguien me avise cuando sean las 4:00 porque tengo un compromiso al que no debo, mejor dicho, no puedo faltar.”
 
La discusión continúo durante los próximos 30 minutos:
“Profesora, ¿no le parece triste e irónico que en un pueblo tan pequeño, todo el mundo supiera que Santiago Nasar iba a morir menos él?”
 
En ese momento Fernando entra al salón, con una cajetilla de cigarrillos en la mano y tarde como siempre.
 
“Muy bien dicho Erica y quisiera abundar un poco más con respecto a eso. Tal vez la siguiente comparación esté un poco fuera de contexto pero a mí me gusta compartirla con mis estudiantes: a veces en la vida somos Santiago Nasar. Algo malo nos va a pasar y no lo sabemos o tal vez no lo aceptamos. Pero otras veces somos el pueblo. Sabemos que algo malo está a punto de pasarle a alguien o a nosotros mismos y no hacemos nada al respecto o no hacemos lo suficiente y cuando venimos a ver ya es muy tarde…”
 
Los ojos rojos y cansados de la profesora se mantuvieron fijos en Fernando hasta que la última palabra salió de su boca y Fernando ni si quiera se dio cuenta. Unos minutos después un estudiante interrumpe la clase para avisar que son las 4:00.  La profesora comienza a recoger sus cosas lentamente y todos los estudiantes salen menos Fernando que se estaba quedando dormido en su silla. Cuando se dio cuenta de que todos se iban, Fernando se levantó confundido, tomo sus cosas y comenzó a caminar.
“No fumes, eso mata”      le dijo la profesora a Fernando justo antes de salir.
 
 Fernando salió, un poco más confundido que antes y sin darse cuenta de que dejo la cajetilla vacía de cigarrillos en el suelo al lado de su silla. La profesora la había visto pero a estas alturas ya no le importaba nada…
 
                Esa tarde estaba nublada. De hecho, estuvo así desde que comenzó. Una tarde carente de esperanzas. Un temprano atardecer que duro meses y que aquel día se convertiría en una triste noche que duraría hasta el fin de los tiempos. La profesora falto a las próximas tres clases. Luego de ese pequeño receso la clase se volvió a reunir.
 
 Un profesor entro al salón exactamente a las 3:30 y comenzó a discutir los temas restantes para el examen. Ese día Fernando decidió dejar de fumar, o al menos lo intentaría.
 
 
 
 
 
 
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Foto del autor Alexis Jomar Figueroa Cruz
Textos Publicados: 3
Miembro desde: Jul 18, 2017
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Descripción

mi primer cuento trata de una vida mal vivida. La melancola de una tarde que pudo durar un poco mas. Las malas decisiones y las consecuencias de las mismas. !Espero que lo disfruten!

Palabras Clave: cuento contemporneo cuento corto suspenso historias secretas relato

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Terror & Misterio


Derechos de Autor: Alexis Jomar Figueroa Cruz


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