Conflicto
Publicado en Jul 13, 2017
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El comandante Xeon permaneció unos segundos inmóvil, mirándola a los ojos y apuntándola con su arma directamente a la cabeza mientras la humana intentaba proteger a su hijo. Ella lo retaba con una mirada provocadora y decidida. La orden eran acabar con ellos, pero el comandante parecía dudar. Nunca había visto a un ser humano desafiar a un androide de esa manera. Hace años los hombres se habían vuelto sumisos, ya que eran superiores a ellos en todo, tanto, que los habíamos relegado a los confines de la ciudad.
 
No comprendía lo que pasaba. “¿Por qué no los mata?” pensaba “son plagas, alimañas que tienen que ser aniquiladas”. Era un comportamiento errático, pues su reputación se la había ganado precisamente por ser un asesino implacable. Había sido elegido personalmente por la mariscal Zeitara para poner orden en la ciudad. Tanto androides como hombres le temían. Lo mismo terminaba con vidas humanas que con sintéticas, y aquella era una misión de rutina, una de tantas, pero algo cambió en ese momento. Xeon, bajó su arma, dio media vuelta y se fue. Todos los seguimos sin reclamo, aunque no comprendíamos los motivos.
 
Debíamos regresar a la base para reportar lo sucedido, pero el comandante se separó del grupo y continuó por el borde de los confines. Nos dio órdenes directas de regresar sin él, aunque yo lo seguí. Llegamos hasta la torre vigía abandonada del poniente, al extremo de los confines, muy afuera ya de la civilización. Subimos hasta la cima y desde ahí vimos la ciudad Gemela de Alpha, donde habitaban “los primeros”, esos antiguos que le dieron origen a nuestra especie. Aquella era una ciudad más moderna y prolija, más ordenada. No tenía humanos, solo era habitada por los androides de la primera generación quienes se rebelaron a los hombres. Eran centenarios, considerados por algunos como la cumbre la civilización, y por otros, como los obsoletos. Eran clasistas, soberbios y muy autoritarios. Percibían a la nueva generación de como impuras. Por eso construyeron la ciudad melliza de Beta, nuestra ciudad. Aquí nos relegaron a todos, a “segundos” y a humanos.
 
—La mariscal quiere aniquilarlos a todos, –dijo—, y quiere que yo esté al frente de las operaciones.
—¿Matar a los primeros? —pregunté.
—No, Ruma, matar a los humanos para complacer a los primeros. Considera que si acaba con ellos, el Alto Consejo nos permitirá regresar a Alpha, o, por lo menos, nos autorizará transitar en ella. 
—Parece buena idea, y creo que no hay mejor soldado que pueda hacer tal trabajo. Contigo será sencillo, Xeon.
—Aun no sé si aceptaré, además no será nada sencillo, Ruma. ¿Has visto los ojos de la mujer?
—Sí ¿Cómo se atreve a desafiarte? ¿Por qué no los mataste?
—No lo sé. —Aguardo un momento en silencio y después continuó para cuestionarme—. ¿Darías la vida por mí? ¿Morirías por mí o por alguien más? –No pude responderle—. Ningún androide daría la vida por otro por su propia voluntad.  Cuando luchamos, es para cumplir nuestro propósito. Además, tenemos la certeza que ganaremos siempre. Somos mejores, más fuertes y hábiles. Jamás pensamos que moriremos o que nuestra integridad estará en riesgo. ¿Quién podría con nosotros?
—Nadie. —dije apresuradamente.
—Pues estás equivocado, si hay alguien… los primeros. Por eso no los desafiamos. Siempre hacemos lo que ellos quieren. Estamos bajo su sombra. Somos menos que los humanos. —Me señala la ciudad de Alpha—. Obsérvalos, se vanaglorian de su poder. Creen que nada les afecta y que nadie puede hacerles frente.
—Y ¿qué tienen que ver ellos con los humanos?
—Nada, son completamente distintos. Alguna vez te has preguntado  ¿por qué los primeros no aniquilaron a los humanos?
—No. —Y no lo quería saber.
—Porque no pudieron. Tampoco podrían ahora, por eso nos mandan a nosotros. Hoy, al ver a la mujer desafiarme, me hizo darme cuenta de eso. Tú lo viste, estaban derrotados, resignados a su destino, pero, en cuanto apunté mi arma al hijo de aquella mujer, todo cambió. No había manera que pudiera siquiera tocarme, pero aun así me desafió, y su mirada me decía que estaba segura que me mataría, aunque no hubiera probabilidad alguna. Sentí que si disparaba, de alguna manera, ellos nos acabarían. Habríamos muerto todos, aplastados por los humanos, por su perseverancia, su decisión, su valentía. La mujer habría muerto sin duda alguna, pero su sacrificio hubiera levantado en armas a todos los humanos de esa región.
—Entonces no disparaste por precaución.
—No. Por miedo. Por primera vez en mi existencia me sentí amenazado. Además, dudaba si hacía lo correcto. Ahora pienso en la mariscal, en nosotros, en los primero y en los humanos. Debo estar de lado de mi especie,  pero no sé realmente qué es lo que debo hacer. —Hizo una pausa bastante larga. Yo no me atreví a interrumpir sus análisis, así que tampoco dije nada. Al final dijo— Regresa a la base y esperen mis instrucciones.
 
Aun no aparecía en la base el comandante Xeon dos días después de que lo dejé en la torre de vigilancia. Por suerte, en ninguna de las dos misiones que tuvimos hubo la necesidad de usar la fuerza extrema. Decidí ir a buscarlo, pero no lo encontré. Escuché muchos rumores que decían que lo habían visto ir a la ciudad Alpha, pero no lo pude comprobar.
 
Se había corrido el rumor de que el Alto Consejo había aceptado la propuesta de la mariscal de armar un ataque de exterminio en los confines. Muchos pro humanos, que estaba en contra de los primeros, empezaron hacer manifestaciones. Había un gran alboroto en las calles y se empezó a percibir un clima enrarecido. Vigilamos a los confines desde entonces, pero no parecía que hubiera cambiado nada.
 
El día llegó, el ataque estaba listo. Decenas de unidades nos organizamos para exterminar a los humanos. La mariscal estaba en la retaguardia, vigilando y ordenando los movimientos. Fue ella en persona quien planeo y dirigiría el ataque. Todo estaba preparado, pero cuando se nos ordenó atacar cientos de androides salieron de los confines, haciendo una barrera robótica así que no pudimos continuar. Ante la situación, la mariscal, hizo un ultimátum.
 
—El exterminio se ha aprobado por el Alto Consejo, así que cualquiera que se oponga a ello será considerado traidor y será aniquilado junto con los humanos. ¡Es la última oportunidad para retirarse! —enfatizó.
 
De pronto, así como habían surgido de los confines si previo a viso, de igual forma, se replegaron, perdiéndose entre las calles y callejones. Se nos ordenó atacar, marchar para matar a todo opositor a la civilización. Pero de nuevo alguien salió de entre los edificios. Solo un androide… Xeon, el más respetado de entre las tropas.
 
—Por años, los segundos hemos estado a la sombra de la ciudad Alpha. Los obsoletos creen que  tener emociones y sensaciones, como la mayoría de nosotros los tenemos, no hacen inferiores. –dijo con una voz potente, amplificada por el silencio respetuoso de toda la tropa—. Los llamado primeros, viven como reyes, dominándonos con la pura percepción de sentirlos superiores, pero he estado en Alpha, entré a sus murallas y no son más que androides antiguos, arrogantes y manipuladores. Nosotros no somos como ellos, somos más parecidos a los humanos que lo que quieren hacernos creer. Nos tienen miedo, como les tuvieron miedo a los hombres en la antigüedad. Hoy quieren que hagamos el trabajo sucio mientras ellos permanecen plácidamente en su ciudad reluciente. Yo no estoy dispuesto hacerlo, pues estoy seguro de que tras acabar con los hombres, su próximo objetivo seremos nosotros. Somos un experimento que se les salió de las manos y ahora quieren borrarnos de la existencia. Así que vengo antes ustedes, mis hermanos, mi familia, a ustedes valientes que luchan incasablemente por Beta, para pedirles que no solo detengan el ataque a los hombres, sino que se nos unan a luchar por la libertad y la dignidad. Tenemos un enemigo en común, y se encuentra en Alpha. Varios ciudadanos de Beta, junto con los humanos de los confines, nos hemos organizado para atracar su ciudad. Hoy estaré al frente de una guerra, pero no será esta, sino la que llevaremos contra los Androides obsoletos. Los invito, hermanos, a dar la vida como lo hacen los hombres, por las razones justas. Acabemos con los privilegios y dignifiquemos nuestra especie. Es la oportunidad de cambiar la historia, de formar parte de algo que nos lleve a un nuevo clímax. Síganme, luchemos juntos. Comencemos la guerra.
 
Ese día lo seguimos pocos. Luchamos lado a lado con los hombres. Parecieron muchos, incluyendo  Xeon, quien dio la vida por la razones adecuadas. Gracias su sacrificio, Beta despertó y comenzó la guerra por la dignidad. He tomado su lugar y honraré su vida. Xeon sigue siendo estandarte de la guerra Androide que ha comenzad. Es más que un héroe, es una leyenda.   
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Descripción

Un humano desafa a un androide y eso desencadenar consecuencias.

Palabras Clave: conflicto androides lucha dudas.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Ficcin



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