Judit (Teatro Cristiano)
Publicado en Jun 14, 2017
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Judit (Teatro Cristiano) 

ACTO PRIMERO 
ESCENARIO.- A la derecha se encuentra la muralla defensiva de la ciudad de Betulia. A la izquierda Holofernes y su tropa de guerreros asediando a dicha ciudad.  
 
Holofernes (en plan altivo y soberbio).- ¡Yo soy el general Holofernes, comandante en jefe de Nabucodonosor II, rey de todos los babilonios y vencedor de todos los medos de Asiria! ¡Vengo a castigaros por haberos negado a apoyarnos en las batallas poniendo a vuestro ejército en manos de mi poder!
 
Ozías (desde lo alto de la muralla).- ¡Yo soy Ozías y gobierno a las tropas de Yahveh, Dios de los Ejércitos! ¡En verdad en verdad te digo que no entrarás nunca jamás en Betulia!
 
Holofernes.- ¡Una resistencia así de profunda merece mi aplauso; pero en la guerra no hay aplausos para los vencidos! ¡Mi victoria será mucho más concluyente cuanto mayor sea vuestra resistencia!
 
Ozías.- ¿Qué entiendes tú por concluyente, necio charlatán?
 
Holofernes.- ¡De acuerdo, ignorante! ¡La única objeción que podemos señalar es que las personas o evolucionan como personas o involucionan transformándose en animales! ¡Te aplaudo por tu valentía pero tú y todos los tuyos serviréis de comida para los cerdos de Nabucodonosor porque los animales devoran a los animales! ¡Eso es lo que yo entiendo como concluyente! ¿Qué tienes que decir ante esto?
 
Ozías.- ¡Los cerdos de Nabucodonosor tendrán la obligación de quedarse en ayunas porque Yahveh nos protege y la victoria es nuestra!
 
Holofernes (fanfarroneando).- ¡Jojojojojojo! ¡Es la primera vez en mi vida que escucho a un perdedor hablando de victoria! ¡Es verdad que sois necios!
 
Ozías.- ¡Los inocentes claman justicia, Holofernes, y la justicia no está de tu lado!
 
Holofernes.- ¡Sólo los más poderosos podemos hacer justicia! ¡Los débiles únicamente servís para ser esclavos! ¡La justicia está del lado de los más fuertes y eso es ley de vida!
 
Ozías.- ¡Pero no es Ley de Dios; así que estás equivocado, general de los demonios!
 
Holofernes.- ¡Marduk no puede ser jamás derrotado por ningún otro dios! ¡Y Marduk es la ley de la vida que dirige todos los destinos humanos!
 
Ozías.- ¿Sois tan poca cosa que os dejáis guiar por una estatua? 
 
Holofernes.- ¡Marduk debe ser recordado y por eso sus estatua es la que guía las vidas humanas! ¡Los dioses tienen que ser visibles para poder ser dioses conocidos! ¿Qué clase de dios es el vuestro que ni tan siquiera tiene una estatua en ningún lugar de la tierra? ¿Cómo podéis tener fe en un dios invisible? ¡Vuestra fe es ciega y los ciegos pierden siempre porque no saben donde está su salvación!
 
Ozías.- ¡Te equivocas en lo más fundamental! ¡Nuestra fe no es ciega como todos los demás pueblos creéis! ¡Yo soy de los que creen en Yahveh porque he visto demasiados milagros hechos por Yahveh! ¿Qué te parece esta clase de creyentes que tenemos Fe porque nuestros ojos estan bien abiertos y ven las obras de nuestro Dios convertidas en realidad?
 
Holofernes.- ¡Jojojojojo! ¡Llamáis realidad a lo que son solamente ilusiones vanas!
 
Ozías.- ¡Dejad de chinchorrear! ¡Molestáis incluso demasiado cuando habláis así que sería mcuho mejor que guardarais silencio pero eso es más difícil que pedir peras al olmo!
 
Holofernes.- ¡Mostradme solamente algo que sea producto de vuestro dios y podré empezar a creer que es cierto!
 
Ozías.- ¿Puede ser una demostración de belleza?
 
Holofernes.- ¡Si vuestro dios es capaz de crear belleza tendré que pensar que quizás exista!
 
Oyendo estas cosas, Judit decide intervenir una vez que se ha quitado los hábitos de su viudedad y se ha visto con las galas que le hacen aún más hermosa de lo que es por naturaleza propia.
 
Judit.- ¿Os valgo yo como muestra?
 
Holofernes queda impactado de tal manera que comienza a perder la templanza de su ánimo.
 
Holofernes.- ¿Es posible que seas producto de vuestro dios?
 
Judit.- Soy producto de Yahveh, el único Dios que existe.
 
Holofernes.- ¿Y rezas siempre a tu Dios por haberte hecho así?
 
Judit.-  La Belleza no reza. La Belleza Verdadera ora en la enredadera y la enredadera es este mundo lleno de dioses absurdos que nada pueden contra mi pueblo.
 
Holofernes (lleno de ansiedad).- ¡Escucha, Ozías! ¿Cómo se llama ella?
 
Judit.- No es necesario que él os lo diga. Me llamo Judit y soy invencible gracias a Yahveh.
 
Holofernes.- ¡Las mujeres no pueden decidir lo que los hombres deciden!
 
Ozías.- ¡Está bien, Holofernes! ¿Qué es lo que deseas?
 
Holofernes.- ¡Deseo a esa hembra porque es la más hermosa de todas las tierras conquistadas y por conquistar!
 
Ozías.- ¿Que le ofreces a mi pueblo si ella se entrega a ti?
 
Holofernes.- ¡Jojojojojo! ¡En lugar de ser comidos por los cerdos seréis comidos por los buitre que es algo más digno y honroso!
 
Ozías.- ¡Entonces olvídate de ella para siempre!
 
Judit.- ¡Espera un momento, Ozías!
 
Holofernes.- ¿Estás interesada en ser mía y salvarte del exterminio?
 
Judit.- ¡Estoy dispuesta a ser tuya si es que merece la pena serlo!
 
Holofernes.- ¡Tal valentía se merece un regalo! ¡Tu pueblo no será comido por los buitres sino devorado por los leones! ¡Y esa sí que es una muerte digna para los guerreros!
 
Judit.- ¡De acuerdo! ¡Voy a comprobar si eres tan hombre como dices o te da miedo la responsabilidad de ser tan hombre como dices!
 
Holofernes (retorciéndose las manos por culpa de la ansiedad).- ¡Ven a mí y yo te haré saber lo que soy!
 
Judit.- ¡Voy a ti para saber que sois lo que estoy pensando!
 
Holoferens.- ¿Pensías que soy hombre o pensáis que no soy hombre?
 
Judit.- A solas contigo es la mejor manera de saberlo. Completamente a solas porque sólo a ti y a mí nos corresponde saberlo antes de hacerlo público a los demás.
 
Holofernes.- ¡Jojojojojo! ¡Sois inteligente y eso es casi imposible verlo en mujeres tan hermosas! ¡Ven ya y saldremos de dudas!
 
Después de un breve silencio se abre la puerta de la muralla de Betulia y sale Judit montada en un caballo completamente blanco, junto con su fiel sirvienta Analía que monta en un caballo completamente negro llevando un cesto tapado con un paño. Un perro pastor les hace compañía.
 
Judit (hablando a media voz).- No me abandones ahora, Yahveh, Dios de los Ejércitos de Israel y haced que mi mano no tiemble.  
 
SE BAJA EL TELÓN
FIN DEL PRIMER ACTO.
 
ACTO SEGUNDO
ESCENARIO.- Tienda de campaña del general Holofernes. Se encuentra a su lado izquierdo su lugarteniente Bagoas y dos oficiales. Frente a Holofernes está Judit, frente a Bagoas está Analía y al otro lado de Judit está el fiel y fiero perro pastor "Channa".
 
Holofernes (ya bastante beodo).- ¡Es hora de que tu sirvienta Analía y tu fiel y fiero "Channa" abandonen mi dormitorio!
 
Judit (sin haber bebido nada).- ¡Es hora de que tu lugarteniente Bagoas y estos dos cazurros oficiales abandonen tu dormitorio!
 
Holofernes (malhumorado).- ¡En mi tienda de campaña ordeno yo!
 
Judit.- ¡En tu tienda de campaña ordenas tú menos cuando una mujer como yo ha decidido pasar la noche entera contigo en señal de amor!
 
Bagoas.- ¿Vas a ser tan débil que una mujer hebrea te de órdenes, gran Holofernes?
 
Judit.- ¡No caigas en su trampa, Holofernes! ¡Quiere que te duermas para ser él quien recoja los frutos y ya sabes a qué clase de frutos me refiero!
 
Holofernes (pensando).- ¡Sal de inmediato de mi dormitorio, Bagoas, ya dale gracias a Marduk de que no mando en este mismo instante cortarte la cabeza! ¡Llevate contigo a estos dos incapaces de ser hombres de verdad! ¡Me da vergüenza vuestra falta de hombría y vuestras altas ganas de traición! ¡Iros los tres a dormir ya que no podíes ni poneros en pie pero no olvides, Bagoas, cerrar por completo la tienda!
 
Judit.- ¡En verdad que sois mucho más hombre de lo que algunos piensan aunque otros piensen que no lo eres tanto!
 
Holofernes (cayendo en la trampa).- ¡Manda que se vayan Analía y "Channa" y te demostraré cuánto de hombre soy!
 
Judit.- ¡Déjame a solas con este gran hombre que todavía tiene que demostrarme que lo es! ¡Pero no te olvides de quedarte en la puerta de la tienda, junto con "Channa", cuando todos los hombres de Holofernes se hayan ido a dormir!
 
Holofernes.- ¿Es que dudas de la fidelidad de mis hombres?
 
Judit.- Sobre la fidelidad de los hombres se podrían escribir millones de palabras y ninguna de ellas diría la verdad.
 
Holofernes (bebiendo otro poco más de su jarra de vino).- ¡Explícame eso porque no lo he entendido! ¡Explícamelo bien cuando estemos a solas!
 
Analía y "Channa" salen al exterior.
 
Judit.- La fidelidad es cualidad del fiel, del leal, de persona cuyo comportamiento corresponde a la confianza puesta en ella o a lo que exige de ella el amor. Yo no traiciono a quien amo ni lo cambio por nada. Ni por todas las lentejas del mundo, aunque fuesen de oro, dejaré de ser fiel a quien amo ni estando muerto. Para mí el amor, más que un deber es una amistad que no tiene precio por muchas monedas que se pongan dentro de la bolsa. Y eso es una especie de juramento prestado en vida de agradecimiento. Ser fiel a quien se ama es ser fiel a nuestros sueños y eso supone una doble sensación agradable: amar un sueño y tener amistad eterna con dicho sueño. Eso sois incapaces de hacerlo los hombres que sólo pensais en traicionaros los unos a los otros por culpa de una mujer.
 
Holofernes (bebiendo más vino).- Curiosa forma de pensar. ¿Puedo saber quién eres de verdad?
 
Judit.- Soy una bellísima viuda hebrea, hija de Merari, que cómo estáis viendo poseo bellas facciones, alta educación, enorme piedad, celo religioso y pasión patriótica. ¿Habés visto alguna vez una mujer que posea todas estas virtudes juntas?
 
Holofernes (a punto de caer borracho).- ¿Estuviste ya casada?
 
Judit.- Con un hombre rico que sabía aprecias mi belleza y mi hermosura y que hizo de mí una mujer respetada por todos los hombres y las demás mujeres. Muchos me han pretendido como esposa pero siempre he preferido guardar la memoria de mi marido. ¿Comprendes ahora el sacrificio que voy a hacer por haberme enamorado de tu grandeza?
 
Judit está dando coasión de seguri hablando todo el tiempo que pueda conseguir hasta hacerle caer borracho; pero Holofernes es un gran bebedor y no es fácil emborracharle.
 
Holofernes (bebiendo más vino y ya con la vista nublada).- ¡Me amas por mi grandeza o me amas por mi hombría!
 
Judit.- Me parece que te envaneces antes de tiempo. Si eres un gran hombre eres grandeza pero si no eres grandeza no eres un gran hombre.
 
Holofernes ya sin comprender casi nada de los laberintos que las palabras de Judit están creando en su cerebro sigue bebiendo...
 
Holofernes.- Dicen que los borrachos decimos verdades. ¿Es para una mujer como tú eso una gran verdad de un gran hombre?
 
Judit (observando que está a punto de conseguirlo).- ¡Bebe todavía más para conseguirlo! ¡Muchos dicen que los grandes hombres se miden por las grandes cantidades de vino que beben diariamente!
 
Holofernes.- Pero a mi me interesa lo que digas tú.
 
Judit.- Si sigues bebiendo un poco más pronto te diré lo que con tanta ansiedad deseo decirte.
 
Holofernes (ansiando cada vez más el cuerpo de Judit ya no para de beber).- La ansiedad es la antesala del placer.
 
Judit.- ¿Y tú de verdad crees que un borracho es capaz de tener relaciones sexuales completas?
 
Holofernes comienza a dar cabezazos antes de responder...
 
Holofernes.- Sí... no... sí... no...
 
Judit.- Ahora mismo pareces un jovencito deshojando la margarita del sí y del no. ¿De verdad es eso es ser hombre? ¡Bebe un poco más mientras la margarita dicta sentencia!
 
Holofernes sigue sin caer del todo... pero ya no sabe ni dónde está... 
 
Holofernes (delirando).- Y seguirás habitando por siempre en mi lecho de crepúsculos marinos donde no hay sentimiento más puro que tu boca nombrando los latidos de mi alma; haciendo que la vida sea un bello delirio de cuerpos encontrados sintiéndose en la calma, mientras las horas del cielo iluminado de estrellas hace ardiente el fuego de la llama de tu amor incorruptiblemente noble… y el deseo, anhelante, te reclama. Seguimos amándonos bajo el sello de la luz que nos une en el alba y con ese juramento eterno con que sentimos la infinita verdad del destello de los amantes. Amanecerá el enigma ancestral mientras la lluvia golpea los deseos translúcidos de mi memoria. Arrima tu cuerpo junto al mío y atrapa todos mis sentidos. Y entonces abrirás el camino donde acaricio toda tu ternura con el tacto febril de mis pasiones. Sentir la presencia inenarrable de tu cuerpo es el firme propósito de serte siempre fiel punto de apoyo para el sentimiento y esa es mi única batalla verdadera.  
 
Judit.- ¿De qué vehuda has aprendido de memoria toda esa poesía? Tú ni tan siquiera serías capaz de escribir ni una sola palabra de ese texto.
 
Holofernes.- Yo... lo aprendí de un hombre... y como hombre lo he memorizado... para decir lo que siento por ti...
 
Judit.- Si no estuvieses ya borracho perdido hasta podría hacer un esfuerzo y creerte; pero los borrachos jamás decís la verdad aunque la copieis de un verdadero hombre. ¿Sabías que no se ama de memoria sino de tener libres todos los sentidos? 
 
Holofernes hace un supremo esfuerzo por mantenerse sereno pero sigue bebiendo para infundirse un valor que cada vez posee en menor medida por culpa del vino.
 
Holofernes.- Enséñame...
 
Holofernes se derriba completamente sobre sui lecho y, tras vomitar en la almohada, queda profundamente dormido habiendo perdido todos los signos vitales.
 
Judit (puesta de pie junto al lecho).- ¡Oh Señor, Dios de toda fuerza! Pon los ojos, en esta hora, a la empresa de mis manos para exaltación de Jerusalén. Es la ocasión de esforzarse por tu heredad y hacer que mis decisiones sean la ruina de los enemigos que se alzan contra nosotros.
 
Avanzó, después, hasta la columna del lecho que estaba junto a la cabeza de Holofernes, tomó de allí su cimitarra, y acercándose al lecho, agarró la cabeza de Holofernes por los cabellos.
 
Judit.- ¡Dame fortaleza, Dios de Israel, en este momento!
 
Y, con todas sus fuerzas, le descargó dos golpes sobre el cuello y le cortó la cabeza. Después hizo rodar el tronco fuera del lecho, arrancó las colgaduras de las columnas y llamó a Analái.
 
Judit.- ¡Entra sin miedo Analía! 
 
Analia entra y Jduit le entrega la cabeza de Holofernes a su sierva, que la mete en el cesto tapándola con el paño negro. 
 
Analía.- Admiro tu valor, Judit. Ninguna otra mujer lo hubiera podido soportar.
 
Judit.- Si te refieres a si he tenido relaciones sexuales con él te equivocas. No ha sido necesario. Era demasiado soberbio para no caer mucho antes de conseguir que yo me desnudara.
 
Analía.- ¡Hay hombres que son verdaderamente necios! 
 
CAE EL TELÓN
FIN DEL SEGUNDO ACTO. 
 
ACTO TERCERO
ESCENARIO.- Campo de batalla. Ha terminado la lucha y yacen muertos todos los guerreros del ejército de Holofernes, cuya cabeza preside la escena pinchada en la punta de una lanza de un soldado hebreo.
 
Ozías.- ¡Alaben a mi Dios con tamboriles, canten al Señor con platillos ofrézcanle un salmo de alabanza, ensalcen e invoquen su nombre!
 
Judit.- Dios es el Señor que acaba la guerra, que acampa en medio de su pueblo, para librarme de mis perseguidores.
 
Ozías.- Los asirios venían de las montañas del norte, su innumerable ejército cerraba los valles y sus caballos cubrían los montes. Querían incendiar mis tierras, acabar con mis jóvenes y lactantes, y raptar a las vírgenes. El Señor todopoderoso los rechazó por mano de una mujer. Su jefe no fue derribado por jóvenes guerreros, ni herido por hijos de titanes, ni atacado por gigantes. ¡Fue Judit, hija de Merarí, que con la hermosura de su rostro lo desarmó! Se sacó sus vestidos de viuda para reanimar a los afligidos de Israel; adornó su rostro, puso una cinta en sus cabellos y se vistió de lino para seducirlo, sus sandalias atrajeron su mirada y su belleza encadenó su alma. ¡El sable atravesó su cuello! Los persas se estremecieron de su audacia, los medos se sorprendieron de su temeridad.
 
Judit.- Entonces mis humildes clamaron y aquéllos temieron; mis débiles gritaron y aquéllos abandonaron el campo. Hijos de madres jóvenes los atacaron; como a hijos de desertores los hirieron. Murieron en la batalla contra mi Señor. Cantaré a mi Dios un canto nuevo: «Tú eres grande, Señor, eres glorioso, admirable e insuperable en poder. Que te sirvan todas las criaturas, pues tú hablaste y fueron hechas, enviaste tu espíritu y las hizo, nadie puede resistir tu voz. Los montes y las aguas se conmoverán, las rocas se derretirán como cera; pero tú siempre te mostrarás bueno con aquellos que te temen. Todo sacrificio es de poco valor para ti.
 
Ozías.- ¡Ni se nombre la grasa de los holocaustos! Pero el que teme al Señor será grande para siempre. ¡Ay de las naciones que atacan mi raza! El Omnipotente las castigará el día del juicio; pondrá fuego y gusanos en su carne, y llorarán de dolor eternamente.
 
Judit.- El Señor, nuestro Dios, está con nosotros para hacer todavía hazañas en Israel y mostrar su poder contra nuestros enemigos, como lo ha hecho hoy mismo. ¡Bendito seas, Dios nuestro, que has aniquilado el día de hoy a los enemigos de tu pueblo!
 
Ozías.- ¡Bendita seas, hija del Dios Altísimo más que todas las mujeres de la tierra! Y bendito sea Dios, el Señor, Creador del cielo y de la tierra, que te ha guiado para cortar la cabeza del jefe de nuestros enemigos. Jamás tu confianza faltará en el corazón de los hombres que recordarán la fuerza de Dios eternamente. Que Dios te conceda, para exaltación perpetua, el ser favorecida con todos los bienes, porque no vacilaste en exponer tu vida a causa de la humillación de nuestra raza. Detuviste nuestra ruina procediendo rectamente ante nuestro Dios.
 
Todos los guerreros.- ¡Amén y amén!
 
SE BAJA EL TELÓN
FIN 
 
 
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Foto del autor José Orero De Julián
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Descripción

Entremés teatral cristiano.

Palabras Clave: Literatura Prosa Teatro Entremés Narrativa Cultura Conocimiento Instrucciones Fe Cristianismo.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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José Orero De Julián

Y sólo a través de Jesucristo se puede llegar hasta el Dios Padre.
Responder
June 14, 2017
 

José Orero De Julián

Jesucristo es el Camino, Jesucristo es la Verdad y Jesucristo es la Vida.
Responder
June 14, 2017
 

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