Olvid las palabras (Novela) -Captulo 16-
Publicado en May 19, 2017
Prev
Next
El tiempo y los espejos repiten la sombra de una ausencia. Diana de Still recordaba haberlo leído en una antología de haikus de autores murcianos cuando estaba aprendiendo a dominar el idioma español de manera privada con la señora Golden, en Nueva York. Se levantó de la cama y se miró en el espejo. Estaba impresionantemente bella. Se veía tan deslumbrante como siempre. Pero salió de la habitación para buscar a Joseph Liore y se llevó el primer disgusto del día porque él había vuelto a irse de su domicilio sin haberse despedido de ella. Aquel chaval de 29 años de edad era como una continua aventura que, de pronto aparecía y de pronto desaparecía para volver a aparecer y desaparecer. Y así continuamente. Era capaz de hacer que se sintiera la mujer más feliz del mundo pero también la más preocupada por culpa de estar enamorándose de él. La difusa abstración de la plateada alborada encerraba, dentro de sí misma, la naturaleza más pura y más elemental gracias a aquellas continuas aventuras y a las pequeñas cosas que le hacían la vida más feliz; algo así como un conjunto de gotas de rocío refrescando no sólo todo su cuerpo sino también toda su alma. Se introdujo en la ducha y cinco minutos más tarde salió cubierta solamente con su albornoz de color rojo intenso.  La marejada de los sentimientos se agolpaban en su cerebro y cada minuto que pasaba sin la presencia de Joseph hacía más involuntaria su propia capacidad para decirle que sí o para decirle que no. ¿Era una prueba de enormes consecuencias? ¿Qué podía hacer ella para superar la levedad que le hacía sentir como flotando en el ámbito de lo inexplicable? Se dirigió a la cocina y se encontró con la primera alegría del día; sobre el tostador se encontraba una hoja de papel donde Joseph había dibujado, de nuevo, otro tren con rotulador de color verde. ¡Sí! ¡Joseph todavía la soñaba! Y recordó en voz alta.
 
- ¡Estás como un tren!
 
Resultaba que aquel sincero piropo era tan natural y espontáneo que sólo podía ser propio de la verdad de un chaval tímido. Ahora se daba cuenta de que, aunque no lo quisiera, tenía que estar al lado de él aceptando sus decisiones. Era como un girar continuamente sobre un territorio cósmico; porque el idioma de aquel chaval de 29 años de edad era universal. Ahora su ausencia pasaba a ser una especie de vacío que comenzó a dejar de serlo al entrar en la sala comedor donde se volvió a mirar en el espejo. 
 
 - ¡Estaba mejor que nunca y se sentía más feliz que nunca! 
 
Fue entonces cuando descubrió una nota escrita es la repisa del aparador de las vajillas. Y leyó en voz alta. 
 
- No creas que me he olvidado de ti. Todavía te sigo sintiendo de la misma manera que siempre te he sentido. Pero he tenido que salir urgentemnte al Café Du Monde. Tengo un presentimiento o llámalo, si quieres, corazonada que es mucho más romántico, de que voy a encontrar algo relacionado con el twist y espero saber si me guiará a algo interesante tanto para tu tesis como para mi investigación o voy a entrar en un callejón sin salida. Así que tengo que decirte que te necesito. Si tienes ganas de poder ayudarme, por favor, no tardes mucho en acudir al Café Du Monde. Espero que sigas siendo tal como eres y no un simple espejismo de mis sueños nada más. Dejando eso para otro momento, es verdaderamente urgente que vengas al Café Du Monde antes de que sea demasiado tarde para nosotros dos. Por tu tesis y por mi investigación y, para que nunca pienses que yo soy un olvido, necesito que me ayudes. No olvides que te epero en Du Monde porque también ardo en deseos de que me cuentes lo que has vivido ayer en Baton Rouge.  
 
Efectivamente, Joseph Liore había tenido una buena corazonada...
 
- Señor Molina... ¿puedo saber algo de esa camarera tan rubia?...
- ¡Yo sólo sé que es una fanática seguidora de Chuchi Lean Black.
- ¿Una porrista cheerlaeder?
- Creo que sí... ¿pero por qué no se lo preguntas tú directamente?
- Eso es lo que voy a hacer ahora mismo. ¿Puedo invitarla a café con leche antes de que llegue la primera oleada de clientes habituales?
- Por supuesto que sí. Ella siempre viene media hora antes de comenzar su jornada laboral y se toma un café con leche a solas y lejos de cualquier otra persona. No le gusta que la molesten. Lo hace para concentrarse en su trabajo diario y quizás para olvidar algo; porque se la ve con la mirada perdida hasta que llega un tipo pelirrojo y se anima bastante.
- Perfecto. Gracias, señor Molina. 
- Para mí eres el mejor.
- ¿Yo el mejor?
- Sí. No he conocido un cliente mejor que tú y alguien tan valiente cuando toma decisiones arriesgadas.
- Otra vez gracias, señor Molina.
 
Joseph Liore, sin darse cuenta del todo, estaba descubriendo buenas pistas para la tesis de Diana de Still y para sus investigaciones. No se lo pensó dos veces y se acercó a la camarera.
 
- Chavalilla... ¿puedo invitarte a café con leche?
- ¿Como sabes que me gusta tomar café con leche antes de empezar con mi trabajo diario?
- Mirando tus ojos de color café.
- ¡Jajajajaja! Pero si yo tengo los ojos de color gris...
- Pues será que tu belleza me deslumbra y me hace soñar fantasías...
- Muchas gracias por todo pero prefiero tomarlo yo a solas. Es la manera que tengo para poder concentrarme antes de que llegue la primera oleada de clientes asiduos.
- ¿Y si te ofrezco veinte dólares por sólo media hora de charla?
- ¡Está bien! ¡Menos da un pedrusco! ¡Venga esos veinte dólares por adelantado!
 
Joseph Liore le entregó veintidós dólares.
 
- Sobran dos.
- No sobra nada. Esos dos dólares simbolizan que tanto tú como yo debemos ser sinceros si es que queremos iniciar una buena relación.
- Espero que no me hagas ahora alguna propuesta deshonesta para no tener que darte calabazas.
- A las rubias las respeto muchísimo así queva a ser que no.
- ¡Jajajajaja! ¿No descubres que estoy teñida?
- ¿Eres una castaña?
- ¡Soy una castaña clara!
- Pues fijándome bien resulta que sí... que veo que eres una castaña del todo...
- ¡Vuelvo a repetirte que castaña clara!
- ¿Y a lo mejor resulta que te llamas Claire?
- ¡Jajajajaja! ¡Tu inteligencia y tu simpatía me han enamorado de verdad!
- Pues no lo digo por decir mentiras sino porque me gusta decir verdades. Me llamo Joseph Liore y me gustaría saber cómo te llamas de verdad. 
- De verdad que me llamo Claire.
- ¿Y te apellidas tal vez Snows?
- ¡Jajajajaja! ¡Esta vez no has acertado ni una! ¡No me apellido Snows sino White!
- ¿Tienes novio?
- Bueno. Eso de novio no lo tenemos en el diccionario de nuestro grupo de colegas. Nosotros preferimos llamarnos enamorados porque lo de novios supone mucho comprosimo y trabajo social y nosotros somos un grupo contestatario.
- Espera. Epera. Luego me cuentas todo eso.
- ¡Es que él prefiere no llamarme nunca su novia sino su pelada y yo también prefiero que él sea mi pelado, porque como cambiamos tanto de parejas y hoy estamos juntos y mañana estamos con otros para después volver a estar juntos y etcétera pues follamos sin saber con quién ni para qué! ¿Comprendes o es demasiado para tu cuerpo?
- Mi cuerpo está muy bien como tú estarás observando. Quizás tu enamorado, pelado o no pelado porque al final todos quedamos sin pelos cuando nos llega la hora de pasar por el peluquero celestial, desearía tener un cuerpo como el mío. ¿Comprendes o es demasiado para tu inteligencia?
- ¡Jajajajaja! ¡Eres de los duros y a mí me enamoran los duros!
- ¿Tu colega enamorado es Chuchi Lean Black?
- ¡Joder! ¡Ni tanto ni tan calvo! ¡Quién pudiera cazar a ese mirlo blanco! ¡Soy una fanática seguidora de Chuchi pero que sea su enamorada ya es otro cantar. Mi actual enamorado es cartero.
- No cantes ahora por favor... porque es demasiado pronto para cantar...
- ¡Jajajajaja! ¡No sé si estás loco del todo pero me enamoran los locos de remate sin posibilidad alguna de que dejen de estar locos!
- ¿Eres tal vez una porrista profesional?
- Por supuesto que soy la porrista más adicta a Chuhi, sus porros y todo lo demás que sirve para que estemos siempre colocados y colocadas. ¿Me entiendes?
- ¡Chuta! ¡Claro que entiendo de todos los chutes! ¡Por eso practico el fútbol americano y la patada a seguir!
- ¡Jajajajaja! ¡Qué buen chistote?
- ¿Es un buen chistote que yo sea un jugador del fútbol americano?
- No. Lo que me ha dado risa ha sido los de la patada a seguir.
- Pues las he dado muchas veces.
 
Claire White se puso seria porque al parecer aquel tipo tan atractivo no era nada tonto como ella estaba queriendo creer. La realidad es que él la bacilaba del todo pero sin que se enterase demasiado y eso sí que era un punto a favor de Joseph Liore. 
 
- ¿Qué quieres que te cuente para conseguir ser tu amiga?
- Depende de si sabes cantar o no sabes cantar como yo quiero.
- De acuerdo, me interesa mucho ligar contigo.
- Un momento, chavala. ¿Un simple cartero es capaz de liarse con una castaña como tú?
- ¡Jajajajaja! ¡Es solamente un capricho!
- ¿Un capricho de Tchaikowsky?
- ¿Quien es ese tal Chichinosky?
- ¡Déjalo, Clarie! Solo lo preguntaba por si había algún Pavlov de por medio.
- ¿Ruso?
- Eso es lo que quiero decir.
- ¿Te interesa conocer a Igor Sarkozy?
- ¿Es que de verdad hay un ruso de por medio?
- No es de la pandilla, pero sabemos que es amigo íntimo de Chuchi. Estoy segura de que es un espía comunista. 
- ¡Caramba! ¡Qué interesantes caprichos tiene Chuchi!
- Es muy normal. Cambiamos continuamente de parejas. 
- ¿Algo así como las olas del mar que ahora vienen y luego se van?
- ¡Jajajajaja! ¡Lo has dicho de manera muy poética pero esa es nuestra realidad!
 
El camarero Molina llegó con los dos cafés con leche que pagó Joseph Liore y, una vez que ya se había alejado lo suficiente, élsiguió con la charla sabiendo que ya había atrapado del todo a Claire White.
 
- ¿Esa es la realidad de "Los Larrys" si no me equivoco?
- ¿Has oído hablar de "Los Larrys"?
- No sólo he oido hablar de "Los Larrys" sino que estoy buscando una oportunidad para poder unirme a ellos. Estoy solo en Nueva Orleans y me gustaría contar con muchos y muchas colegas para gozar un mogollón con todos y con todas.
- ¿Se te da bien ligar a las tías?
- Hago todo lo que puedo y a veces suena la flauta. Me da lo mismo que sean tías, sobrinas o primas entre si.  
- ¡Jajajajaja! ¡No se lo digas a nadie pero te podemos admitir si se lo cuentas a "Twist"!
- ¿Tu novio se llama "Twist"?
- ¡Que no! ¡Que no nos gusta ser novios! ¡"Twist" es mi actual enamorado y espero que lo siga siendo por muy poco tiempo porque ya me lo quiero quitar de encima! En realidad se llama Marian Helger, un pelirrojo con pecas hasta en el culo, al que a veces se le llama "Belfegor" porque es más listo que un demonio. Es cartero.
- ¿Tal vez cartero de los infiernos?
- ¡Jajajajaja! ¡Sí! ¡Es diabólico y le da por lo de ir a las misas negras!
- ¿Dónde se celebran esas misas negras?
- ¿Te interesa acudir a ellas?
- No. No soy de misas negras pero quisiera aprender por si acaso alguna vez algo una visita y me entusiasmo demasiado ligando con brujas.
- ¿Te atreverías a ligar con brujas?
-  No entraba en mis cálculos pero puestos a conocer experiencias nuevas...
-  Hay que viajar bastante porque se llevan a cabo en el City Civic Center Music Hall de Oklahoma, como un supuesto espectáculo de música, que resulta, en realidad, un ritual sacrílego.
- Me gustaria conocer a tu "Belfegor" para que me explique todo eso.
- ¡Pues aquí lo tienes en cuerpo presente!
 
Eso de en cuerpo presente era una manera muy piadosa de llamar a lo que tenía delante. Una especie de pelele enclenque y los dientes más ennegrecidos que la almendrilla de los antiguos braseros de fines del siglo XIX y principios del siglo XX después de Jesucristo. Era pelirrojo y tenía las orejas tan pegadas al cráneo que no se sabía bien si es que las clavaba con grapas para que no se desparramasen al soplar el viento. Una horribles gafas de crital de culo de botella. Con cara de imbécil lleno de pecas por todas partes visibles y, por lo tanto, debía de ser verdad que las tenía hasta en el trasero.
 
- ¿Quién mierda es este menda?
- ¡Un momento, mamarracho pelirrojo! Lo de mierda se puede aceptar mirándote la cara de chorizo que tienes pero en cuanto a lo de menda me llamo Joseph!
- ¿Puedo saber qué haces ligando con mi enamorada?
- Por alguna debía de comenzar y ella es la primera que se me ha puesto a tiro. ¡Simple casualidad tío, tan simple como tu cara de cera que parece salida de un museo en lugar del vientre de tu madre!
 
El pelirrojo comenzó a arrugarse y asustarse ante la presencia del valiente y atractivo Joseph Liore que era capaz de soltarle tal ostia que le haría desaparecer del todo el mapa de la América Continental para reaparecer en la tribu de los hotentotes de Sudáfrica. Claire White, que ya había terminado su café con leche, se escapó de la bronca que se avecinaba y corrió a refugiarse con el señor Molina que estaba esperando la pelea mientras que, guardando las distancias y de pie por si tenía que huír totalmente acobardado, a "Belfegor" casi no se le podía oír bien porque se había cagado de miedo.Y se había cagado de verdad porque olía a mierda. Así que, para disimular, no se movía del sitio en que se encontraba apoyado en la barra donde varios parroquianos se apartaron de su lado para no verse involucrados en pelea alguna o para no recibir algún mojicón que no habían pedido.
 
- ¿y si te digo que... que... que... que no está disponible?...
- En realidad eso no me importa en absoluto. Los taxis que llevan encendido el letrero de "Libres" siempre están disponibles.
 
El pelirrojo Marian Helger "El Twist", también conocido como "Belfegor", no había entendido el chiste de Joseph Liore.
 
- ¿Los taxis? ¿Qué pasa con los taxis?
- Pasan dos cosas. En primer lugar si están libres son comos las enamoradas que no son novias o sea que los pueden usar cualquiera. ¿Sabes ya por dónde van los tiros, impotente de entendimientos?
- Entiendo... entiendo... entiendo...
- Y en segundo lugar estoy casi seguro de que en menos de cinco minutos va a venir en taxi una persona que te va a deslumbrar así que sujétate bien las gafas de culo de garrafa para que no se te salgan los ojos y con cuatro ojos la verás mejor.
- Para... para... para...
- Pero si yo estoy parado...
- ¿Para qué has venido aquí?
- Le estaba diciendo a tu pelada, que ya veo que es una castaña del todo, que es que en Nueva Orleans me encuentro muy solo y, como me gustan muchos las emociones muy fuertes, me aburro y estoy buscando a la pandilla de los tíos más duros de toda Nueva Orleans para pasarlo de puta madre haciendo toda clase de gamberradas y asaltos a las personas que son tontas por ser honradas. ¿Te vale como carta de presentación?
- Tienes madera de bronquista y eso es muy bueno para "Los Larrys"; pero hay que esperar a ver cómo está... quiero decir como es...  tu tía...
- Está... quiero decir es... muy buena...
- ¿No te importa si la esperamos?
- Yo ya la estoy esperando así que no me importa esperarla.
- ¡Me gustan los tipos lógicos como tú!
- Pero resulta que a mí no me gusta que me obligue nadie a bajarme los pantalones delante de toda la pandilla para que vean como tengo el culo.
- Yo... yo... yo... yo...
- Que no hace falta que me digas nada más hasta que no llegue ella, yoyó, que en verdad pareces un yoyó regalo de "Fanta". 
 
Mientras el pelirrojo Marian Hegler "El Twist", o "Belfegor", se situó a una prudente distancia de Joseph pero sin moverse ni un centímeros para que nadie supiera que se había cagado en los calzoncillos, Liore sacó el libro de Giuseppe, el hermanastro vivo del asesinado ex alcalde Bonaventura Facio, titulado "Morir por ti Siempre" y comenzó a leer en voz muy alta pero haciendo como que le costaba muchísimo leer para dar a entender que era casi analfabeto lo cual lo tenía muy bien meditado para no ser rechazado como posible miembro de una pandilla de paletos sin ninguna clase de cultura ni de estilo personal tal como debía ser la de "Los Larrys" que, acertadamente, Joseph Liroe la denominaba "grupo de orteras". Así que leyó en voz alta y muy despacio para dar a entender lo que quería dar a entender sin ser cierto.
 
- El Sueño es ese momento espontáneo en el cual todos somos como la mágica sorpresa de una ilusión. ¡Si! ¡Ahora le apretaba más fuerte la mano, como si fuera un náufrago intentando no morir! Y ella volvía a temblar de ansiedad. No. No permitiría que nunca más soltara su mano. 
 
En aquel mismo instante apareció en el Cafe Du Monde la guapísima y supersexy Diana de Still. 
 
- ¡Hola! ¿Llego a tiempo o me he perdido algo bueno?
 
Era completamente cierto que Joseph la necesitaba de verdad en aquel preciso momento para ayudarle con urgencia a la hora de terminar de convencer a "Twist" de que podían formar parte de la pandilla "Los Larrys" a pesar de que para él sólo eran unos pobres gilipollas poniéndose siempre los cuernos los unos con los otros. Pero el asunto consistía en conseguir toda la información que, sin darse cuenta del todo, estaba ya a punto de recibir. Sólo era importante que el cebo fuera tan apetitoso que hiciera sucumbir hasta al más prudente y, además, el pelirrojo Marian Helger era cualquier cosa rara menos un ejemplo de prudencia y por eso, al ver que Diana se sentaba al lado de Joseph, se lanzó en picado antes de que se le adelantara ningún otro parroquiano alli presente y aunque olía a mierda prefirió disimular callando este suceso por ver si nadie se había dado cuenta aunque ya el camarero Molina había pasado por toda la cafetería rociando una gran cantidad de aroma a rosas frescas con un ambientador. 
 
- Ésta... ésta... ésta... ésta...
- Ya no te esfuerces tanto, "Belfegor". Esta que estás viendo delante de ti es mi chica.
- Esto... esto... esto... esto...
 
Josep Liore hizo un gesto con su dedo índice en los labios para transmitirle serenidad a Diana de Still y que guardara completo silencio porque el que iba a llevar la conversación era él. Y con otro gesto ya muy estudiado por los dos le hizo saber que se fijara en todos los detalles físicos y psicológicos del pelirrojo Marian Helger que, por cierto, tenías sus dos brazos, más bien raquiticos, plagados de tatuajes. Eran dibujos de mariposas. Decenas y decenas de mariposas.
 
- ¿Qué te pasa, Marian?
 
El pelirrojo "Belfegor" parecía hablar lanzando secos berridos.
 
- ¡Tenemos que hablar, tío!
- Pero no de fútbol americano, por favor.
- ¿Estáis o no estáis dispuestos a formar parte de "Los Larrys"?
- Mi chica y yo sólo estamos interesados en formar parte de todos vosotros si os conocemos primero a todos vosotros por ver si sois en verdad un pandilla peligrosa o sólo una simple y vulgar banda de chichinabo que se limita a actuar en los billares porque son mariquitas.
- ¿"Los Larrys" una simple y vulgar banda de chichinabo?
- Sí. He dicho y repito que, antes de unirnos a vosotros queremos sabersi sois algo más que peleles sin valor alguno a la hora de las emociones fuertes.
- ¡"Los Larrys" somos la pandilla más peligrosa de todo el Estado de Luisiana!
- No hace falta hablar tan alto para intentar meternos miedo porque ni a ella ni a mí nos molestan las altas voces pero al resto de parroquianos aquí reunidos puede que si; así que ten un poco de educación, deja de dar chupetazos a la botella de cerveza delante de mi chica y habla de tal modo que no tenga que enterarse ni tan siquiera la madre que te parió. ¿Entiendes mi lenguaje o no entiendes mi lenguaje?
 
El pelirrojo Marian Helger estaba tan entusiasmado viendo el rostro de Diana de Still que la botella de cerveza, de la que chupaba como un sapo, se cayó al suelo y se rompió.
 
- No... no... no... 
- Me parece que quieres decir que no importa. 
- Sí... sí... sí...
- Eso ya lo veremos al final de esta formidable tertulia. 
 
El pelirrojo Marian Helger volvió momentáneamente a la dura realidad. 
 
- Decía que somos los más feroces de las pandillas de todo el sur de los Estados Unidos desde Miami a Los Ángeles.
- Hombre, "Belfegor"... nosotros no buscamos tanto...
- Pero es la pura verdad.
- Entonces nos entusiasmaría saber algo de tu tan peligrosa existencia. Esperamos saber mucho de ti y no te preocupes porque sea una historia muy triste porque a mi chica las historias que más le emocionan son las más tristes del mundo entero.
- ¿Me das tu palabra de hermano de que si os cuento mi vida vais a ingresar en "Los Larrys"?
- No me gusta dar mi palabra nunca antes de saber que quien pide mi palabra confía tanto en mí que no necesita mi palabra para saber que soy un tipo legal. ¿Te has enterado o te has hecho un lío?
- ¡Me he hecho un lío!
- Espera que te deslíe: no doy mi palabra a quien no confía tanto en mí que no necesita que le de mi palabra.
- Esto... claro... sí... es lógico...
 
El pelirrojo Marian Helger comenzó ya a fantasear mentalmente mirando a Diana.
 
- ¿Estamos o no estamos?
 
"Belfegor" volvió de nuevo a la realidad.
 
- Estamos.
- Pues adelante y no te detengas ni para respirar.
 
"El Twist" estaba ya tan salido que las órbitas de sus ojos se le habían saltado tanto que tuvo que sujetarse las gafas para que no se le cayeran tal como sucedió con la botella de cerveza.
 
- ¡Tengo que hacerte saber antes de contar nada, tío, que es costumbre aceptada por todos "Los Larrys" compartir todas nuestras chicas a la hora de tener relaciones sexuales con ellas y no debemos mostrarnos celosos por ello!
- ¿Quieres decir felices y contentos pero cornudos?
- Eso... eso... eso...
- ¿Amores libres tal vez?
- Eso... eso... eso...
- Todo el mundo entero sabe ya que esa clase de amores llamados libres ni son amores ni son productos de la libertad... así que dejemos de usar eufemismos para llamar las cosas tal como son.
 
A Marian Helger se le puso cara de imbécil... 
 
- ¿Ufequé?
- Deja de intentarlo porque la cultura ya veo que no es lo tuyo. La verdad es que tienes cara de imbécil pero tenía cierta esperanza de que no lo fueras tanto y en tanta cantidad. 
 - Es que no sé qué es eso de ufequé...
- Aunque no deseo insultarte para nada... o eres tan imbécil como pareces o estás tarado del todo... ¿me equivoco al definirte de esta manera?...
 
Pero el pelirrojo Marian Helger ya estaba otra vez ensimismado con la belleza de Diana.
 
- Escucha, paleto. Se dice eufemismo y significa no llamar a las cosas por su verdadero nombre para que nadie se entere de lo que se quiere decir. Lo usan mucho los políticos de todos los partidos con ideologías tanto de derechas, de izquierdas o de centros; unos más otros menos sin son más o menos extremistas pero existir existen y viven de puta madre diciendo eufemismos. Lo que sucede es que quienes los usan se creen mucho más inteligentes que quienes no los usan.
- ¿Entonces no son amores libres?
- Pues no, "Belfegor", se debe decir que lo que hacéis no es el amor libre sino ponerse los cuernos los unos a los otros y no quiero repetirlo más veces porque significa que otros se follan a tu tía y tú tienes que aguantarte y sonreír porque otros se la follan. ¿Ya está entendido del todo bien?
- Sí... sí... sí... ¡Veo que sois legales y gente guapa!... ¡Vamos a ser grandes colegas!
- Para empezar ya estamos siendo sinceros. ¿Qué pasa con tu historia personal?
- Mi historia es bien triste y patética de verdad.
- ¡Fantástico! ¡Tanto a mi chica como a mí esas son las verdaderas historias humanas que nos entusiasman para escuchar antes de irnos a dormir a la cama! ¡Nos sirven como pastillas calmantes para superar los nervios! ¡Cuéntanos cómo llegaste a convertirte en un tiparraco de pandillas que me parece que nos vas a entusiasmar siempre que no exageres demasiado! A ella y a mí nos seducen las emociones fuertes.
 
El pelirrojo Marian Helger ya estaba lanzado y sólo era cuestión de poner mucha atención en lo que contaba.
 
- Cuando empecé Derecho en la Universidad de Columbia, en Nueva York, yo era el mayor perdedor del mundo entero. Sentía complejo de mí mismo y sufría de acoso estudiantil día tras día. Las noches eran para mi un verdadero martirio sólo de pensar en lo que me esperaba al día siguiente. Llegaron a llamarme Belfegor y eso me hundió moralmente de tal manera que hasta llegué, por tres veces consecutivas, a intentar suicidarme.
 
Diana de Still se dio cuenta de que aquel pelirrojo lleno de pecas por todas partes era el tipo del que le había hablado Chuchi Lean Black. Pero siguió sin decir nada.
 
- ¿Y quién es el gilipollas que dirigía todo aquel acoso?
- ¡No te lo vas a creer pero gracias a él, y a pesar de todos sus insultos, logré entrar a formar parte de "Los Larrys" junto con Claire White!
- ¿Te estás refiriendo a Chuchi Lean Black?
- ¡Ese mismo! ¡Aunque era el que más me insultaba, el que más me perseguía y el que más me pegaba cuando estaba borracho, llegó un momento en que pensé que era mejor ser su esclavo para ver si así se acababa todo aquel infierno!
- ¿Y te protegió por haberte bajado los pantalones?
- Al principio me daba mucha vergüenza ese sometimiento a los caprichos de Chuchi pero ahora soy alguien gracias a él.
- Ya. Es una historia muy emocionante.
- Pues no veo que a tu chica nada emocionada.
- Es que siempre que tiene ganas de llorar se espera a que estemos los dos juntos y a solas para hacerlo mejor los dos.
- ¡Jajajajaja! ¡Buen chiste!
- ¿Es un chiste hacerlo mejor los dos juntos? ¿En que estás pensando?
- En que está buenísima del todo.
- No has descubierto la pólvora ni tú ni los que son como tú. Eso de que está buenísima del todo ya lo sabe ella desde que nació; así que dime si ya somos aptos para formar parte de la pandilla de "Los Larrys".
 
El pelirrojo Marian Holger ya estaba lanzado del todo por culpa de aquel bombón de chavala con la cual ya soñaba tenerla entre sus brazos.
 
- ¡Yo espero que sea verdad para que seamos íntimos amigos!
- Lo vamos a pensar mucho; pero necesito saber cuántos sois en total y en dónde os reunís cuando teneís asamblea general.
- Sin contar a nuestro capitán Chuchi, que siempre va por libre y hace lo que le da la real gana porque para eso es nuestro líder intocable, el resto de la pandilla la formamos yo junto con Claire White y otras cuatro parejas más y espero contar con vosotros para aumentar la tribu.
- ¿Sois una de esas tribus que marcan su territorio?
- Eso es.
- En cuanto a nosotros dos no hay problemas de momento pero siempre que llevamos a cabo cosas de verdad importantes necesitamos saber, en concreto, con quiénes las vamos a hacer. Si decidimos intercambiar parejas queremos conocer con quiénes vamos a intercambiar.
- Me parece justo.
- Entonces, antes de seguir hablando de fantasías pornográficas, dinos quiénes son todos los demás ya que vais a poder gozar de ella y yo no voy a tener celos si decidimos entrar.
 
El pelirrojo Marian Helger ya no podía aguantar más aquella tensión nerviosa.
 
- ¡Sí! ¡Sí! ¡Sí! ¡Tres veces sí!
- Entonces no esperes a que llegue la caída de los higos chumbos.
- ¡Os voy a dar un listado de todos sus nombres, con sus domcilios privados y sus teléfonos de contactos!
- De acuerdo. Es un buen principio.
- ¡Pero que no se entere, por favor!
- ¿Te refieres a que no se entere Chuchi?
- ¡Espero que Chuchi no se entere de nada! ¡Ni tan siquiera se entere de que formáis parte de la pandilla o tu chica será sólo para él y para nadie más!
- ¿No estás diciendo que compartís todas las tías sin ser celosos?
- ¡Es que nuestro capitán y líder hace lo que le da la real gana como antes ya te dije! ¡Si Chuchi se entera de todo esto me corta la cabeza y se la echa a los perros para que se la coman!
- ¡Muy bien! ¡Te doy mi palabra de que Chuchi no se va a enterar jamás de los jamases!
 
El pelirrojo y pecoso Marian Helger abrió su mochila de cartero y sacó un sobre de esos llamados "manilas".
 
- Este sobre contiene todos los datos de los componentes de la pandilla, incluidos un breve resumen de su currículo criminal.
 
Joseph Liore cogió el sobre y lo guardó en el bolso de Diana de Still.
 
- ¡Chuchi no se va a enterar ni por dónde vienen los tiros! Además, tienes que saber que mi chica no quiere a Chuchi ni en pintura así que no tengas miedo de Chuchi porque, por otro lado, no tiene ni media ostia a pesar de lo cachas que está!
- ¡Nuestras leyes son nuestras leyes y espero que las cumplas a rajatabla en cuanto a tu chica se refiere!
- ¡Nosotros somos también autónomos e independientes y si queremos mandar a hacer leches a vuestras leyes las mandamos a hacer leches!
- ¿Nos vas a hacer esa putada?
- Por supuestísimo, que es una palabra que aprendí en un Banco de Nueva York donde siempre la repetía un chicano que se llamaba Alfonsito Ginestá Pérez. Era medio marica pero no me interesó saberlo porque su bigote era una mezcla de Hitler con Stalin que te partías de risa al verlo.  
- ¡Eres bravucón y pendenciero y eso es formidable para ser de "Los Larrys"!
- Explícamelo que no lo entiendo.
- Somos la banda más dura de todas en cuanto a reparto de drogas, introducción oculta de armamentos, apuestas ilegales, captación de chicas para la prostitución, asaltos bancarios y crimenes de toda clase si nos pagan por llevarlos a cabo.
- ¿Y cómo podéis hacer todo eso sin caer en manos de la justicia?
- Hay un hombre muy poderoso que nos protege a todos.
- ¿Chuchi Lean Black es tan poderoso? No lo creo.
- No. Es otro mucho más poderoso que Chuchi.
- ¿Estás hablando del mas famoso abogado de todo el Estado de Luisiana?
- ¿Cómo sabes tú que estoy hablando de Max Emilington?
- Su nombre completo es Max Emilington Imonitie.
- ¡Joder! ¿Tiene un apellido de negro? 
- Sí. De Nigeria.
- ¿Y cómo conoces tú tanto de Max Emilington?
- Nos conocemos demasiado bien. Tanto como que tomamos juntos copas de oporto.
- Pues sí... él es quien protege todas nuestras actividades...
- ¿Y qué me dices de Ferdinando Morone Espínola.
- ¿Conoces también a "Espiñete"?
 
Diana de Still puso sumo interés en seguir escuchando al oír la palabra Espiñete.
 
- Deseo conocerle...
- Pues siento no poder ayudarte porque es el jefe de la mafia italiana de todo Luisiana y yo ahí no me meto porque quiero vivir muchas lunas más. 
- No me importa. Bastante lunático sí que lo eres. ¿A cómo vais en el reparto?
- Al 50-50.
- ¿El cincuenta por ciento de todos los beneficios van al bolsillo de Max Emilington y el otro cincuenta por ciento de los beneficios va a "Los Larrys"? ¿Cómo vais poder mantener así a todas vuestras amadoras para tenerlas contentas?
- ¡Jajajajaja! ¡Tienes buen humor, colega!
- No tengo buen humor sino que tengo buen amor; aunque a veces combino ambas cuestiones.
- ¡Eres un tipo legal!
- Ya lo sé... pero... ¿no es hora ya de que empieces con tu reparto de cartas por Nueva Orleans antes de que, por culpa de darle tanto a la lengua, pierdas el trabajo y te quedes en las filas del paro indefinido?
- Sí pero... ¿puedo ya saber si habéis decidido entrar en "Los Larrys"?...
- Primero tenemos que llegar a un consenso entre ella y yo.
- ¿Un qué?
- ¿Sabes que eres un panoli?
- ¿Qué quiere decir panoli?
- Bobo.
- Contigo a mi lado voy a aprender muchas cosas.
- Yo quiero saber dos.
- ¿Cuál es la primera?
- ¿Quiénes se dedican a captar y raptar chicas para Chuchi?
- Claire y yo.
- ¿En dónde os reunís cuando hacéis asambleas generales?
- En un tugurio llamado "Cherry".
- ¿Es que os gustan las cerezas?
- Las cerezas no pero sí las cervezas.
- ¿Y por eso cuando os detienen los policías teneís la coartada de que no tomáis licor de cervezas sino licor de cerezas?
- ¡Jajajajaja! ¡Eres muy ingenioso!
- Es que como estoy aprendiendo mucho el idioma español leo al ingenioso Quijote; o sea que la culpa la tiene Cervantes.
- No tengo ni idea de lo que me estás contando.
- No importa demasiado que no te enteres de nada. Es mucho mejor que te pases de tonto a que te pases de listo.
- ¿Me puedo marchar ya?
- Sólo te queda decirme en qué callejón oscuro se encuentra "Cherry".
- En la calle Rampart. No hay pérdida alguna.
- Sobre la pérdida y la ganancia ya hablaremos si se da el caso.
- ¿Qué alias vais a elegir vosotros?
- Ella va a elegir "Heaven" y yo voy a elegir "Cloud" por aquello de "picar muy alto" como escuché decir a un paleto con boina, en Nueva York, que se las daba de Errol Flynn. Picar más alto me es ya inimaginable del todo así que espero que ese tal paleto con boina sepa ya lo que es de verdad picar porque me parece que cuando va de pesca se pierde por los arrabales y agarra cada turca que tiene que meterse todo un mes entero en la cama; claro que acompañado de tantas varillas que se pasa las horas enteras contando cuántas ha cogido.   
 - ¡Jajajajaja!
- Ríete pero ya te puedes marchar o te quedas parado para siempre. 
 
El pelirrojo Marian, ya salido del todo, se dirigió rápidamente al water y dos minutos después, sin oler ya a mierda, cogió su mochila de cartero y desapareció de la vista de todos los reunidos en el Café Du Monde.
 
-¿Abrimos ya el sobre?
- Ábrelo sin miedo a ver quiénes son esos niñatos de mierda y esas niñatas de peluche.
 
Diana ya no pudo aguantarse más y soltó la carcajada que desde hacía muchos minutos estaba deseando soltar, mientras le pasó el sobre cerrado a Joseph.
 
- ¡Jajajajaja! ¡Abrelo tú por favor que yo ya no puedo aguantar más pensando en cómo los cazas!
- ¿Recuerdas lo que hablamos sobre conejos?
- ¡Jajajajaja! ¿Era por eso por lo que me dijiste lo de los conejos?
- ¡Claro! ¡Metiéndose en sus madrigueras!  
- Bien. Lee en voz baja por favor y despacio para que tome notas en mi cuadernos.
 
Joseph abrió el sobre. Contenía los nombres completos de todo el resto de "Los Larrys", su alias, sus domcilios, sus teléfonos de contactos y un pequeño resumen de cada uno de los historiales delictivos de todos ellos.
 
- Anota sólo los nombres porque todo lo demás nos va a servir para analizarlos profundamente en tu domicilio.
- Anoto.
- Rod Beautiful Elm alias "Elegant" con Evonne Gentleman Countryside alias "Precious"; Brian Blacksmith Hazen alias "Acorn" con Rose Palaces Drum alias "Blade"; Stanley Expansive Matins alias "Millions" con Catherine Gracious Dinner alias "Tits"; y los viejísimos Peter Cheek Marble alias "Hard" con Wilma Meadow Passionflower alias "Fox". Si no me equivoco esta última pareja tan viejísima debemn ser los "gurús" de la tribu.
- Eres mágico, Joseph...  
- Diana... se tú siempre la chica profunda de las sonrisas eternas; la luz señaladora que me retiene la voz dentro de la noche mientras la luna esparce sus rayos misteriosos en tu forma de mirar; esa forma de mirar que elige la verdad concebida como futuro evocador. Y no te preocupes de un bohemio como yo porque siempre sé salir de mis aventuras y mis desventuras para seguir siendo el que jamás te olvida.
- ¡Caramba! ¡Y eso que eres tímido del todo!
- Esto... no sé cómo me he atrevido a decírtelo...
- Yo no voy a temblar de miedo ni a llorar por nadie que no merezca la pena. Dentro de la quietud de mi calma también me entusiasmo por quien supera mi amor y soy como una alondra que vuela por el pensamiento de quien me ofrece sus brazos para abarcar el mundo de todas mis fantasías. Elegir. Saber elegir. Esa es la verdadera función de mis sueños. Mientras la Tierra duerme yo vivo en el vértice de las utopías buscando siempre sus realidades, sintiendo el vértigo de las palabras pronunciadas por un tímido bohemio que tiene el alma enamorada de mi conciencia social. Soy mujer de un solo camino y de un solo caminante nada más. Y por eso no entro jamás en los laberintos de las lisonjas y los halagos de cualquier oportunista. 
 
Joseph Liore la miró fijamente a sus bellísimos ojos de color café.
 
- Eso quiere decir que deseas contarme algo.
- Menos mal que ya te estás dando cuenta.
- Y supongo que está relacionado con tu cita en Baton Rouge con ese tipo tan rubiales llamado Chuchi que se habrá convertido en tu chucho querido.
- ¡Jajajajaja! Qué equivocado estás algunas veces.
- Quiero decirte algo antes de que me cuentes tus aventuras. Eres libre para elegir luego eres libre para decidir. En un mismo corral no puede haber dos gallos, como dijo un tal Flea en aquel Banco de Nueva York al que dije adiós para siempre; así que ya estoy acostumbrado a decir adiós. 
- Pero me dejas contar o no me dejas contar...
- Cuenta pero no me des demasiados detalles porque no son necesarios. Me interesan mucho las sinopsis de las historias que me cuentan.
 
Diana de Still se aguantaba la risa.
 
- Voy a ser breve porque también soy partidaria de las sinopsis en algunas ocasiones y sólo en algunas ocasiones.
- ¿Pero aceptas que dos gallos no pueden convivir en el mismo gallinero?
- Totalmente de acuerdo. Ese tal Flea llevaba razón.
- No es que fuese muy inteligente que digamos, porque se trataba solamente de un ordenanza, pero a veces se hacía el inteligente y, claro está, le tuve que parar los pies.
- Te creo, te creo. Cosas más difíciles te he visto yo hacer.
- ¿Puedo ya saber qué has hecho tú en Baton Rouge?
- No te lo vas a creer.
- Empieza por el principio a ver si me lo creo o no me lo creo.
- Como ya sabes bien, me cité con el guaperas de Chuchi Lean Black para saber si era que sí o para saber si era que no.
- ¿Que sí le quieres o que no le amas?
- Quise comprobar las dos cosas y resulta que salió como yo estaba planeando con ayuda de Basilia Casa Larios. 
 
Joseph se quedó algo desconcertado.
 
- ¿Para qué necesitabas la ayuda de Basilia Casa Larios a la hora de tomar una decisión tan sentimental?
- Es que no fue una decisión tan sentimental sino una decisión de sentimientos que no es lo mismo.
- ¿Te refieres a sentimientos encontrados?
- A eso mismo. A sentimientos econtrados que, como no se encuentran nunca, terminan en una batalla mortal de necesidad.
 
Joseph todavía seguía algo desconcertado.
 
- Me parece que no lo estoy entiendo mucho.
- ¿Qué crees tú que son los sentimientos encontrados que nunca se encuentran? 
- Está lloviendo y sé que me estoy mojando lo mismo que se mojan quienes aman la verdad o quienes la odian. No me importa mojarme. Un sabio llamado Rafael Montesinos escribió sobre el odio lo siguiente: "Acepto que sientas odio pero no actúes con él. Acepto que ames y aplaudo que actúes siempre con el amor". Sé que me estoy mojando pero también sé que nunca supe lo que era odiar ni tampoco lo sé ahora ni lo sabré en el futuro. ¿Odiar? ¿Qué significa la palabra odiar cuando en mi diccionario no existe tal palabra? Tengo el sentimiento del amor tan dentro de mi alma que jamás ni la lluvia ni el odio corrompen mi forma de ser. Se puede llorar de tristeza o se puede llorar de dolor. Quienes aman lloran de tristeza. Quienes odian lloran de dolor. Esa es la diferencia entre los sentimientos encontrados que nunca se encuentran y que, como tú muy bien dices, suelen terminar en batallas mortales de necesidad. 
- ¿Qué clase de necesidad?
- La liberación absoluta de todas las cadenas sentimentales.
- Pues eso es lo que he estado haciendo en Baton Rouge y Basilia ha sido testigo presencial de que jamás miento en cuanto a mis sentimientos.
 
Joseph comenzó a interpretarlo.
 
- Vamos a ver. En principio quedaste con tu Chuchi para saber si había algo de valor en él.
- Exacto. Y comprobé que, además de marica, era tacaño del todo; y añado que vino a confirmarme que era incapaz de dejar que una mujer decidiera qué quería probar por su propia voluntad.
- ¿Autoritario tal vez?
- Tan autoritario que lo puedes catalogar como machista sin remedio alguno.
- Y a ti siempre te han caído fatal los machistas...
- Pero había que darle una oportunidad y se la dí.
- ¿Fuiste capaz de darle esa oportunidad sabiendo de quién se trata?
- No es lo que estás intentando pensar sino que me refiero a que me demostrara si era posible que tuviese algo de nobleza o careciese por completo de ella.
 
Joseph respiró un momento antes de seguir con la conversación.
 
- Y viste que un ser tan cobarde ninguna nobleza puede tener.
- Exacto. Por eso tuve que ayudarme con Basilia para que no hubiese duda alguna.
- Estoy empezando a comprender algo.
- ¿Es que ya sabes cómo terminó el asunto?
- Te alejaste de él y le dejaste para siempre.
- Todo lo contrario.
 
Otra vez Joseph volvió a sentirse un poco perdido.
 
- ¿Hasta dónde dejaste que se acercara?
- Te repito que no es lo que estás intentando pensar sino que fue la batalla final.
- ¿Una batalla sentimental en medio de una tormenta de pasiones?
- ¡Jajajajaja! ¡Tú ves demasiadas películas de Humphrey Bogart con Ingrid Bergman en los papeles principales!
- Yo solo supongo...
- Pues supones muy mal... porque resulta que fue una batalla verdadera... con espadas para ser más exactos...
- ¡Atiza! ¿Te batiste en un duelo con ese tal Chuchi que es un experto de la esgrima?
- ¡Reconozco que fue una batalla muy dura y que hubo un momento en que pensé que ya no te lo podría contar nunca más; pero, mira por donde, me protegió mi ángel de la guardia y le demostré que la alumna era superior al maestro!
- A ver... a ver si me entero un poco mejor... ¿me estás contando que le venciste con la espada y que él te pidió que le dejaras vivo?...  
- Exacto. Le dejé vivo pero ya puedes darle por muerto.
- ¿Puedes aclararme eso?
- Al final resulta que, además de todo lo anterior, era más traidor que Judas Iscariote.
- Y se escapó diciendo que era la hora de merendar...
- ¡Jajajajaja! ¡Menos mal que te lo tomas a risa pero de verdad que pensé que no volvería a verte nunca más!
- ¿Puedo saber ya qué pasó al final o es un final abierto y cada cuál puede pensar lo que quiera?
- Insisto en que ves demasiadas películas de esas que no tienen nunca un final para hacer una serie como la de "Piratas del Caribe". 
- Es que como fue con espadas...
- ¡Jajajajaja! ¿Te pones serio o no te pones serio?
- Me pongo serio.
- Sólo puedo decir que, al final, él solo se pinchó del todo con mi espada después de haber roto la suya en dos pedazos.
- Leugo está muerto...
- No está muerto pero lo estará dentro de muy poco sabiendo que en Luisiana existe la pena de muerte.
- Eso quiere decir que está en manos de la justicia.
- Por fin lo has comprendido del todo. Ahora mismo ya está en manos del capitán Moore y Basilia está sirviendo de testigo presencial además de que está contando al capitán Moore todo lo que ha estado sucediendo, durante años, en la granja "Millsrack" de Houma.
- En el fondo me da un poco de pena... pero no me queda más remedio que seguir admirándote cada día mucho más... 
- Pues te va a interesar mcuho más lo siguiente. 
- ¿Es que hay una conclusión final?
- Sí. Confesó que todo lo dirige un tal "Espiñete" que no sé quién diantres puede ser.
 
A Joseph se le encendieron todas las luces de su priviliegiado cerebro.
 
- ¿Has dicho "Espiñete"?
- ¿Te suena de algo?
- ¿Tú no tendrías ningún inconveniente en que volvamos a trabajar juntos?
- Pensé que nunca me lo ibas a decir. ¿De qué se trata ahora?
- De atrapar a "Espiñete"
- ¿Con ese nombre puede ser peligroso?
- Tan peligroso como que es el sucesor de Carlos Marcello en la Mafia de Luisiana.
- ¿Y qué vamos a hacer ahora?
- Vamos a entrar en acción otra vez juntos pero necesitamos un respaldo.
- ¿Alguien que nos pueda ayudar?
- No es que nos peuda ayudar sino que nos proteja mientras actuamos.
- ¿Te refieres al capitán Moore?
- ¿Te hace una visita al suburbio de Avondale?
- ¿Te has vuelto loco? ¡Ni borracha me meto yo en ese arrabal!
- Pero si vas conmigo...
- ¡Peor todavía!
- ¿Es que tan mala fama tengo yo entre las chavalas sexys de verdad?
 
Diana de Still le dió un beso en la cara.
 
- Vamos para Avondale... Príncipe Valiente...  
 
 
 
 

 
 
Página 1 / 1
Foto del autor Jos Orero De Julin
Textos Publicados: 7132
Miembro desde: Jun 29, 2009
0 Comentarios 295 Lecturas Favorito 0 veces
Descripción

Novela

Palabras Clave: Literatura Prosa Novela Narrativa.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



Comentarios (0)add comment
menos espacio | mas espacio

Para comentar debes estar registrado. Hazte miembro de Textale si no tienes una cuenta creada aun.

busy