Olvid las palabras (Novela) -Captulo 5-
Publicado en Apr 30, 2017
Prev
Next
Mientras todo lo anterior le había sucedido, hasta las 2 de la tarde de aquel día, a la bellísima y escultural Diana de Still, Joseph Liore estaba viviendo otra aventura paralela. Se había levantado a las 5 de la madrugada, se había entretenido un buen rato dándose una refrescante ducha, había comprobado que su libreta de notas seguía dentro del bolsillo derecho de su pantalón vaquero de color blanco, se había vestido de nuevo con el polo también blanco y, calzándose sus zapatillas de tenis, había salido a la calle. Conduciendo su "escarabajo" Wolkswagen, se había detenido en una gasolinera para llenar el depósito de combustible y, rápidamente, se había dirigido hacia el Hotel Marriott, del Barrio Francés de Nueva Orleans, en cuyo tercer piso se encontraba el departamento que había alquilado. Subió las escaleras y llegó hasta la puerta. Lo primero que encontró, al abrirla, fue una octavilla de publicidad que alguien había introducido por debajo de la puerta. Aquello le sorprendió bastante, pero no le dio gran importancia aunque, siguiendo sus impulsos intuitivos, después de tumbarse en el sofá, decidió leer la octavilla mentalmente. 
 
- ¡Atención! ¡Gran oferta de alimentos para perros! En "Canine Connection" usted podrá aprovechar la mejor de las ofertas para tener contenta a su mascota. Láminas de gelatina para perros, de distintas variedades. ¡2 latas de 85 gramos cada una de ellas por tan solo el precio de 2'95 dólares! ¡No pierda está excepcional ocasión para visitarnos! 
 
Se levantó del sofá, dejó la octavilla sobre la mesa y se dirigió a su dormitorio. Buscó en su mochila, encontró el aparato musical donde llevaba grabada una enorme cantidad de canciones para escucharlas en los momentos en que necesitaba relajarse y, con dicho aparato musical, volvió a tumbarse sobre la cama. Había decidido tomarse el asunto de su entrevista con Michelangelo Baldoria Vecchio con suma tranquilidad. Y la voz de Frank Sinatra le servía para relajarse del todo pero escuchándola en español porque, al igual que Diana de Still, él se sentía muy contento por los grandes avances que hacía en el conocimiento de dicho idioma. Eligió las canciones y encendió el aparato musical. Inició con "Extraños en la noche".
 
- ¡Intercambiando miradas. Preguntándonos en la noche cuáles eran las posibilidades de compartir el amor antes que la noche pasara... algo en tus mirada era tan atractivo...algo en tu sonrisa era tan excitante... algo en mi corazón me decía que debía tenerte... Extraños en la noche. Dos solitarios. Fuimos extraños en la noche hasta el momento en que dijimos nuestro primer "hola". Poco sabíamos... el amor era simplemente una mirada, bailar abrazados... y... desde aquella noche hemos sido juntos amantes a primera vista y enamorados para siempre... Resultó bastante bien por ser extraños en la noche. El amor era simplemente una mirada, bailar abrazados... y... desde aquella noche hemos sido juntos amantes a primera vista y enamorados para siempre... Resultó bastante bien por ser extraños en la noche!
 
Empezaba a pensar en Diana de Still cuando tuvo que apagar el aparato musical porque alguien llamaba dando golpes en la puerta. Así que, preparado para cualquier sorpresa, se acercó lentamente y la abrió con sumo cuidado. En verdad que fue una sorpresa inesperada porque ante él apareció una jovencita excitante de cabello completamente rubio platino y que tenía tan extraordinario parecido con Marilyn Monroe que podía pasar perfectamente por ella. ¡Era idéntica! La despampanante rubia platino le obsequió una pícara sonrisa. Llevaba una perrita caniche en sus brazos. 
 
- Perdona, pero creo que te has equivocado de departamento.
- Podría haberme equivocado de departamento pero va a ser que no. Vengo a reclamarte dos cosas muy serias.
- ¿Es que nos hemos conocido antes y he cometido dos pecados contigo?
- ¡Jajajajaja! ¡Muy gracioso! ¡Muy gracioso!
- Pero es mentira.
- Ya sé que, a pesar de mis pesares, es mentira... pero me has hecho reír...
- ¿Y?
- ¿Puedo pasar dentro? ¡Me estoy congelando en la puerta!
 
Joseph Liore permitió que ella entrara hasta la sala, permitió que ella se sentara cómodamente en el sofá cruzando disimuladamente las piernas, permitío que soltara a la perrita caniche para que correteara de un lado a otro, y permitió darse el lujo de sentarse en una butaca frente a la rubia platino. 
 
- Estoy preparado para lo que sea.
- En primer lugar vengo a quejarme de la música.
- ¿De qué me estás hablando?
- Por si no lo sabías yo soy la clienta de la habitación de al lado.
- ¿Y qué tiene que ver eso con la música?
- Que no me has dejado dormir y estoy desvelada.
- ¿Te refieres a "Extraños en la noche"?
- A eso mismo me estoy refiriendo.
- En primer lugar, es imposible que te haya molestado porque la he puesto a un volumen tan bajo que me ha costado muchísimo poder escucharla.
- Será porque estás completamente sordo...
- Si tuviera tan alto grado de sordera tú y yo no estuviéramos ahora hablando y si así fuera no nos entenderíamos nada de nada.
- Eso busco yo. Que me entiendas.
- Es que resulta que ahora la que está completamente sorda eres tú porque, en segundo lugar, tengo que decirte y aclararte que todos los dormitorios de este hotel están insonorizados.
- Estarán insonorizados todo lo que tú quieras que estén o te estés creyendo que están, pero si vuelves a desvelarme otra vez por culpa de tu instrumento...
 
Joseph le cortó la frase...
 
- ¿Te refieres a mi instrumento musical o a otra clase de instrumento?
 
Aquel chiste no le hizo gracia alguna a la rubia platino.
 
- Te advierto que si me vuelves a desvelar otra vez yo aviso al director general de este hotel para que te echen a patadas de aquí. 
- ¡Un momento, un momento, que esto no es un convento!
- No me hacen gracia tus chistes.
- ¡Estoy intentando aclararte que me pueden echar a empujones pero en cuanto a lo de darme patadas no se lo consiento ni al Presidente de Beluchistán!
- ¡Jajajajaja! ¡Está bien! ¿Llegamos a un acuerdo amistoso?
- ¿Un Acuerdo de Paz que evite la guerra?
- Por ahí van los tiros...
- ¿Esto es una broma o una locura?
- No soy muy graciosa pero no estoy loca.
- Lo de graciosa ya veo que no pero lo de loca puede que sí.
- ¿Firmamos la paz?
- Firmamos la paz.
 
Joseph se levantó se su butaca, le dio la mano a la rubia platino y volvió a sentarse.
 
- Ahora, sabiendo que el director general de este hotel no se va a enterar de nada... ¿puedes hacerme un pequeño y rápido favor?...
- ¡Ah, no! ¡Estás demasiado buena pero va a ser que no! Yo ciertos favores no se los hago a nadie si van en contra de mi voluntad.  
- ¿No deseas hacerme un pequeño y rápido favor?
- ¡Por supuesto que no! ¡Si alguna vez me encuentro tan desesperado como el paleto con boina de Ben Arck Basin ya buscaré yo la manera de poder encontrarte pero, de momento, eso es imposible! 
- ¡Ese chiste tampoco me ha hecho gracia alguna!
- Yo tampoco soy demasiado gracioso en muchas ocasiones a lo largo de toda esta extraña existencia que me ha tocado vivir.
- ¡Creo que ha llegado la hora de decirte que me llamo Simonetta Beaux Voire!
- ¡Creo que ha llegado la hora de decirte que me llamo Joseph Liore pero no le doy tanta importancia como tú!
- ¿Te has dado cuenta de que parecemos una parejita de enamorados discutiendo por culpa de nuestro mutuo amor?
- ¿Cómo si estuviéramos atravesando una crisis de celos?
- ¡Jajajajaja!
- ¿De verdad que no estás loca aunque sea solamente un poco nada más?
- ¡Jajajajaja! Te hago saber que no soy de esa clase de locas a las que te estás refiriendo.
- Pues aclarado todo este extraño asunto... tengo que admitir que no puedo seguir perdiendo demasiado tiempo contigo porque estoy citado para las once de esta mañana... 
- ¿Quieres dejarme que te cuente ya para qué he entrado en tu vida?
- Me parece que sigues sin entender que conmigo no tienes nada que hacer hayas entrado en mi vida o hayas salido de ella; así que te has equivocado de hombre. 
- ¿No eres tú Joseph Liore?
- Antes te dije que sí lo soy y ahora te aclaro que, gracias a Dios, no soy de esos que se cambian de nombre cada cinco minutos porque tienen muchas cosas que ocultar. Soy Joseph Liore y siempre voy a seguir siendo Joseph Liore.
- Entonces no me he equivocado de hombre.
- ¡Y vuelta la burra al trigo! ¿Pero no te das cuenta de que conmigo no?
- ¡Jajajajaja! Sólo te pido una pequeña cosa.
- ¿Puedo saber ya lo que quieres?
- Si me dejas por fin explicarlo te lo puedo decir en pocas palabras.
- Está bien. Sé rápida y concisa.
- Tengo entendido que en este Hotel Marriott de Nueva Orleans tienen la sana costumbre de admitir mascotas siempre que no molesten a nadie y, para mayor generosidad, regalan comida para mascotas que se encuentran en las cocinas.
- Yo acabo de llegar a este departamento pero en la cocina no he visto ni comida para mascotas ni comida para tiburones.
- ¡Dejemos los chistes ya!
- Está bien. No te enfades tanto por decirte la verdad. ¿Qué clase de cuento es ese de la comida para mascotas? 
- No es un cuento ni una historia de mitología. Mi perrita, que se llama "Shiny Dog", o sea "Perrita Brillante", también se ha desvelado por culpa de la música y resulta que le ha entrado unas ganas enormes de comer algo. No quiero que aúlle para que no moleste a nadie y que, por su culpa, a la que echen a patadas de aquí sea a mí. 
- ¡Ah, no! ¡Eso que no lo voy a permitir! Lo mismo que no admito que me den patadas a mí con mayor razón no voy a permitir que den patadas a una señorita tan guapa como tú. Si fueses fea me lo podría pensar mejor antes de meter la pata. 
- Gracias. Sabía que eres todo un caballero defensor de damas indefensas.
- ¿Cómo has podido saber eso?
- Pura intuición femenina nada más.
- Está bien. No hace fata que llores.
- Pero si no estoy llorando...
- Es que me gusta aclarar siempre que el que avisa no es traidor.
- ¡Jajajajaja!
- Está bien. Tampoco es para reír tanto. ¿Qué quieres que haga con tu perrita "Shiny Dog". Y te advierto que no estoy acostumbrado a sacar a pasear a mascotas a estas horas de la madrugada hasta que se queden dormidas.
- ¡Jajajaja! Lo que quiero que entiendas, de una vez por todas, es que te estoy pidiendo que me ayudes.
 
Joseph Liore todavía no se estaba enterando de que había gran cantidad de misteriosos mensajes en todo lo que hablaba Simonetta.
 
- Te vuelvo a repetir que no pienso sacar a pasear a tu perrita a estas horas de la madrugada. 
- Eso ya lo sé...
- Pues entonces, adiós y que sueñes con otro que no sea yo.
 
Simonetta no hizo caso del chiste.
 
- ¿Tú tienes alguna mascota aquí?
- Ni en pintura. Y eso que soy dibujante.
- ¿Y no serías tan amable de regalarme la comida para perros que hay en tu cocina sabiendo que no tienes mascotas aquí? Mi caniche está hambrienta.
- ¿Es que es de raza caniche? 
- ¿No te habías dado cuenta?
- Parece caniche de verdad.
- Es que es caniche de verdad. Escucha. El caniche o poodle es una raza canina que durante el siglo XV después de Jesucristo se consideró de uso exclusivo de los aristócratas y nobles. Hasta el Renacimiento, este era un perro cobrador de aguas: recuperaban las presas ya cazadas que habían caído al agua, como patos y cisnes. Hoy en día se les encuentra frecuentemente en las exposiciones caninas de belleza. Existen cuatro variedades: grande, mediano, enano y toy. Aparte del caniche común, también existe la variedad Cordelé.
- ¡Basta, basta, por favor!
- ¡Es que hay muchísima más historia por contar acerca de los caniches!
- ¡Vale! ¡Vale! ¡Para ya el rollo de los caniches brillantes y bien que brilla tu perrita! ¡Me estoy quedando dormido y necesito acabar con todo este lío antes de que se me haga demasiado tarde para acudir a una cita que tengo a las once en punto!
- Si me regalas tu comida para mi "Shiny Dog" yo puedo agradecértelo haciendo café para los dos porque amor con amor se paga.
- Perdona que te corrija. En este caso no es amor por amor sino favor por favor. No vayamos a confundirnos de nuevo.
- Quiero decir que podemos tomarnos dos cafés bien juntitos los dos.
- De acuerdo. Juntitos sí pero revueltos no. Así que marquemos un círculo de tiza caucasiano entre los dos con la obligación de no pasarnos de la raya.
- No voy a cruzar la raya, pero quiero contarte una pequeña historia, mientras tomamos los cafés, para que no te duermas.
 
Joseph Liore seguía sin darse cuenta de que Simonetta Beaux Voire le estaba mandando mensajes ocultos.
 
- Pero si me estoy durmiendo de tantas historias que me estás contando...
- ¡Jajajajaja! ¡Espero que lo llegues a comprender! ¡Vamos a ver si hay comida para perros o no hay comida para perros en tu cocina!
 
Joseph dejó salir primero a Simonetta y la siguió hasta la cocina.
 
- ¿Lo ves? ¡Aquí hay dos latas de láminas de gelatina para perros!
- ¡Con sabor a canela en rama!
- ¡Jajajajaja! ¡No es canela en rama sino frambuesa! Y han acertado de pleno porque a mi "Shiny" le encanta ese sabor.
- Pues hablando de encantamientos me encanta poder ayudarte; así que coge las dos latas y te pido que sería mejor que te llevaras las dos latas y tu perrita caniche a tu departamento para que todo salga perfecto. Con esto acabo de llevar a cabo la acción humanitaria que me toca hacer cada día.
 
Ella no hizo caso de la advertencia, abrió las dos latas y "Shiny Dog" comenzó a devorar su contenido.
 
- ¡Traga a cuerpo de rey! ¿Podrías ya hacerme ahora tú el favor de seguir con el festín en tu departamento?  
- ¡Espera! ¡Tengo que cumplir con una promesa!
- ¿Vas a preparar de verdad los dos cafés?
- Eso es lo que voy a hacer para corresponder a tu acción humanitaria. Aquí también hay café, leche y bolsitas de azúcar.
- Qué raro... nunca había visto yo un hotel en donde tuviesen tanta generosidad con sus clientes... y eso que sé más de hoteles que los de trivago...
- ¿Cómo quiénes?
- Como los de trivago.
- No entiendo eso pero pienso que también es cosa rara auque ya estoy curada de espanto...
 
Simonetta estaba pensando que quizás Joseph se diera cuenta de aquellos mensajes ocultos en sus palabras.
 
- ¿Y ahora qué?
- Ahora puedes irte a tumbarte a tu cama para seguir escuchando a Frank Sinatra mientras yo preparo dos espléndidos cafés. ¿Cómo prefieres el tuyo?
 
Joseph Liore se resignó a seguir soportando todo aquello que le parecía ya un absurdo sartriano completo.
 
- Que sea descafeinado, con leche, en un vaso de caña de cristal y con dos bolsitas de azúcar.
- ¡Exactamente igual a como lo voy a tomar yo! ¡Cada vez me estoy dando más cuenta de que formamos una pareja ideal!
- Eso será, en otro caso, en el otro mundo.
- ¿Es que ya tienes pareja?
- En realidad no sé si tengo pareja o si no tengo pareja.
- ¿Te estás haciendo el tonto o te estás haciendo el listo?
- Te prometo que no lo sé. A veces pienso que sí y a veces pienso que no. Y ahora, si no te importa, me voy a tumbarme a mi cama para escuchar a Frank Sinatra.
 
Simonetta Beaux Vorie comenzó a preparar los dos cafés con leche mientras que Joseph Liore hizo lo que había prometido.Tumbado sobre la cama escuchó la voz de Sinatra en "De aquí a la eternidad" pero en español.
 
- "Tú me juraste amor de aquí a la eternidad. Un amor tan verdaderoque jamás morirá. Me distes tus labios. Los diste de buena gana. ¿Cómo podía saber que tu beso era un adiós? Ahora estoy sólo con solo un recuerdo. Mis brazos están vacíos y nunca sabré el por qué... a pesar de que te has ido este amor que dejaste conmigo vivirá de aquí a la eternidad. Me distes tus labios. Los diste de buena gana ¿Cómo podía saber que tu beso era un adiós? ¿O querían decir adiós? Ahora estoy sólo con solo un recuerdo. Mis brazos están vacíos y nunca sabré el por qué... A pesar de que te has ido este amor que dejaste conmigo viivirá de aquí a la eternidad. Vivirá de aquí a la eternidad"
 
En el mismo instante en que terminó la canción, Simonetta ya tenia todo bien servido sobre la mesa y le esperaba esta vez sentada en una silla mientras había colocado otra frente a ella.
 
- ¿Ves como mi música es imposible que te haya molestado antes?
- ¡Dejemos ya para siempre enterrada el hacha de guerra entre nosotros dos! ¡Necesito solamente contarte algo de suma importancia!
- Espero que esta vez la historia sea mucho más corta que la de los caniches porque ya se me está haciendo un poco tarde.
- Mi pobre perrita es sumamente mimosa, cariñosa y muy callada. Dicen que las mascotas son iguales que sus amos; así que puedes comprobar, si quieres hacerlo, que yo también soy sumamente mimosa, cariñosa y muy callada para que nadie más se entere.
- Te repito, por última vez, que en esta vida es del todo imposible.
- Pon mucha atención ahora y no te distraigas pensando en otros asuntos. ¡A mí me encanta el teatro!
- A mí también.
- Otra cosa que nos une muchísimo a los dos. Parece como si hubiésemos nacido el uno para la otra y la otra para el uno.
- Me parece que este tema ya está agotado del todo y yo estoy ya agotado de tanto decir que no.  
- Está bien. No sufro por tan poca cosa. 
- Pues si soy tan poca cosa... ¿por qué me admiras tanto?...
- ¡Jajajajaja! Llevas razón. Te admiro porque mereces ser admirado. Pero escucha bien. Yo formo parte del Grupo CTC y no soy ni una buscona ni una lagarta.
- Si es cuestión de teatro sé muy bien lo que quiere decir Grupo pero eso de CTC no tiengo ni la menor idea de lo que significa. ¿Qué quiere decir?
- CTC quiere decir Caminamos Tres Comediantes.
- ¡Caramba! ¡Debe ser que sois tres tan jóvenes que todavía no os conoce ni vuestro padrino!
- Es que no tenemos todavía ningún padrino ni queremos tenerlo nunca. Estamos queriendo revolucionar el teatro y salir de toda clase de dogmas artísticos. Todavía sólo somos unos principiantes pero vamos a presentarnos en la fiesta de mañana domingo por la noche que celebra el abogado Max Emilington en su fastuoso rancho.
- Yo no voy a acudir a dicha fiesta...
- ¡No te pierdas la oportunidad de acudir! ¡Todo Nueva Orleans sabe que acudirán todos los poderosos de esta ciudad! 
- No digo que no haya sido invitado sino que no me interesa acudir.
- ¡Por favor! ¡Es muy importante que acudas!
- No.
- ¿Tú crees que los del Grupo CTC acudimos sólo para perder el tiempo?
 
Joseph Liore empezó, por fin, a comprender...
 
- ¿En qué jaleo estáis envueltos los del CTC?
- Por eso es muy importante que acudas a vernos actuar.
- ¿Tan importante es el asunto?
- ¡Para nosotros es de vital importancia!
- Y yo que pinto en todo eso...
- De momento no somos nadie pero... poco a poco... resulta que gracias a tu ayuda podemos llegar a la cumbre... sin que nadie nos haya oido jamás ni escuchado nuestra conversación...
- ¿A qué hora actuáis los del CTC?
- A las doce en punto de la noche. Pero no va a ser muy larga nuestra representación. Hemos preparado, para darnos a conocer, un pequeñísimo teatrillo que no llega ni a los cinco mintuos de duración.
- Está bien. Acepto acudir a dicha fiesta pero solamente a las doce de la noche y me marcho cuando hayáis terminado de actuar.
- ¡No! ¡No solamente es eso!
- ¿Pero puedo saber qué cisco estáis montando?
- ¡Te ruego que, por favor, acudas una hora antes!
- Es que no tengo ganas de hablar con Max Emilington ni con ninguna de sus amistades.
- Te pido que vayas a las once para presetntarte a mi dos compañeros del CTC y tengamos una entrevista contigo antes de representar la obrilla. ¡Es muy importante que nos conozcas y lo que podemo hablar sin que nadie se entere! ¡Estaremos los tres esperando en el Gimnasio del rancho de Emilington! 
- Bien. ¿Cómo se puede llamar a todo esto?
- Es un debut simplemente simbólico. Somos tan desconocidos que estamos caminando pro todos los Estados de esta vuestra nación para poder contactar con personas como tú.
- ¿Qué papel me toca a mí en el reparto? Yo no soy actor sino simplemente un dibujante.
- No importa lo que seas. Lo que nos interesa es tu inteligencia.
- ¿Puedo ir acompañado?
- Pero no dijiste antes que no sabías si tenías novia o si no tenías novia...
- Y sigo sin saberlo.
- Si tienes novia puedes ir con ella.
- ¿Y si no tengo novia con quién voy?
- ¡Jajajajaja! Está claro que si no tienes novia tienes que ir solo.
- De acuerdo. Te doy mi palabra de hombre de que el domingo, a las once de la noche, voy a veros actuar a la fiesta de Max Emilington. Me siento igual de joven que vosotros tres.
- Fenomenal. Ahora podemos tomarnos ya el café como dos buenos amantes... esto... no... solamente como dos buenos amigos. ¡No sé en qué estaría pensando yo para decir amantes! ¿Me perdonas?
- Sin te gusta que te perdonen tanto pues no tengo ningún problema en perdonarte pero la verdad es que no sé qué es lo que tengo que perdonar.
- Será porque tú no quieres...
- ¿Otra vez con la misma historia? ¡Te he dicho ya mil veces, Simonetta Beaux Voire, que a pesar de estar tan buena eres verdaderamente muy histórica!
- ¿Me estás llamando vieja cuando sólo tengo 26 años de edad?
- Lo de histórica no lo digo por la edad sino por el rollo que tienes.
- ¡No soy demasiado lista pero soy muy teatrera y muy psicóloga!
- ¿Psicóloga o psicópata?
- ¡Jajajajaja! ¿De verdad que no quieres?
- Es que la comida de perros no me apetece a estas horas de la madrugada.
- ¡Jajajajaja! Quiero que sepas que me enamora abordar temas relacionados con la problemática del hombre macho, del universo racista y de las culturas de otras tribus.
- ¿También los temas amorosos entran en tu extenso curriculum?
- Soy muy aficionada a los amores libres.
- ¡Arrea! ¡Atiza! ¡Ayvá!
- ¿Qué es lo que sucede con ser aficionada a los amores libre?
- ¿Es que todavía no te has dado cuenta de que eso es ya tan antiguo que pertenece a la protohistoria de la humanidad? 
- ¿Es cierto eso?
- Lo podemos discutir mañana a las once de la noche.
- De momento tú te lo pierdes.
- Pues resulta que nunca me he perdido y no deseo perderme nunca porque si me meto en laberintos se me escapa.
- Luego tienes ya pareja.
- Sólo Dios lo sabe porque yo todavía no estoy enterado de ese asunto.
- ¡Jajajajaja!
 
Después de reír un buen rato, Simonetta Beaux Voire se fue pensando en que podría ser verdad que el asunto de los amores libres era hacer el ridículo más espantoso porque pertenecían a la protohistoria de la humanidad y no era nada interesante. Y una vez que ella se refugió en su departamento pensó seriamente en ese asunto hasta darse cuenta que era solamente un objeto en manos de unos engañadores de niñas bobas como ella. Por su parte, Joseph Liore fue rápidamente hasta el lavabo, abrió el grifo de agua fría pensando en aquel lejano amigo llamado Hyacinth Common, de Nueva York, que tan poco le conocía de verdad al creer que él era de la extrema derecha y, sonriendo ante aquella total ignorancia, se mojó la cabeza para despertarse del todo. Una vez de nuevo en plena forma física y mental salió y se dedicó a pasear tranquilamente en busca de una cervecería. Se encontró con la de "The Big Easy". Pidió una pequeña jarra. Se la bebió con total normalidad. Pagó el precio. Y siguió caminando hasta llegar a las once en punto a la Avenida Harrison del City Park. Tardó menos de un minuto en encontrar a Michelangelo Baldoria Vecchio sentado en un banco de madera y echando migas de pan a las palomas.
 
- ¡Menos mal que tú si eres puntual, jovencito!
- Es una costumbre que tengo desde muchos siglos antes de nacer.
- ¿No exageras un poco?
- Exagerando nos entendemos mejor las personas.
- ¡Tengo mucha prisa y mucho miedo!
- ¿Tiene miedo de hablar conmigo?
- Primero tengo que saber bien quién eres en realidad.
 
Joseph Liore notó que había mucha tristeza en la forma de hablar de aquel anciano octogenario y decidió no ocultar ninguna carta bajo su manga. Sería tan sincero como siempre.
 
- Empiezo por decirle que sólo soy un dibujante neoyorquino aunque ya he dado media vuelta a este mundo.
- ¿Dibujante de tiras cómicas de esas que se publican en los periódicos y revistas?
- Alguna que otra vez sí he dibujado alguna que otra tira cómica pero no es esa mi verdadera especialidad.
- ¿Puedo saber cuál es?
- Me especializo, sobre todo, en dibujar cómics para jóvenes y adultos.
- ¿Podrías citarme alguno para poder saber si es cierto?
- Estoy terminando uno muy especial, porque es donde más interés he puesto en cuanto a cómics se refiere, que todavía no se ha empezado a publicar porque está basado en una novela mía que, quizás Dios quiera que también se convierta algún día en película. Así mato a tres pájaros de un tiro porque me estarían pagando por la novela, por el cómic y por la película al mismo tiempo.
- ¡Qué interesante! ¿Y como se llama esa joya artístico literaria?
- Todavía no ha sido publicada pero se llama "Luz Celeste" en el idioma español.
- ¿Dominas el idioma español?
- Cada día lo voy mejorando un poco más. Ya estoy casi a la altura de Cervantes.
- ¡Jajajajaja! ¿No te parece demasiada ambición?
- No es ambición don Michelangelo pero tengo a bien entender que si no estás situado entre los mejores de los mejores es mejor dejar lo que haces y dedicarte a otra cosa. Me interesa el dibujo, la literatura y el cine. Yo a eso no lo llamo ambición sino profesión. Simple profesión nada más.
- ¿Y para qué editorial estás trabajando?
- De momento soy autónomo e independiente; porque no quiero depender de los caprichos de la moda impuesta por personas ajenas a mi voluntad.
- ¿No sigues ningún modismo?
- Para nada. Los modismos no me interesan para nada. Prefiero ser yo mismo luchando solamente contra mí mismo y no contra nadie ajeno a mí mismo. ¿Cómo lo llama usted a eso?
- Valentía.
- Pues en ese caso soy valiente y no me arrepiendo de serlo.
- ¿Te ganas la vida solamente escribiendo y dibujando?
- A veces me salen otros trabajos muy interesantes porque me los pagan muy bien y los tengo que aprovechar para vivir un poco mejor. Tenga en cuenta que algún día quiero tener mi propia familia y debo estar preparado para sacarla a toda ella adelante.
- ¿No te asusta el matrimonio?
- ¿Cómo me va a asustar lo más bonito que creó Dios cuando unió a Adán y Eva?
- Eso quiere decir que eres un verdadero cristiano.
- Cristiano a tope, don Michelangelo; cristiano a tope pero sin religión.
- Está bien. Te creo. Te miro a los ojos y presiento que eres completamente sincero. 
- ¿Para qué quiso que nos viéramos aquí?
- Sólo para entregarte un sobre.
- ¿Sólo para entregarme un sobre nada más?
- Si. Solamente para eso. Si te extraña considera que olvidé las palabras.
- ¿Qué contiene?
- Es mejor que lo abras tú mismo cuando estés completamente a solas y ten enorme cuidado para que nadie más lo sepa.
 
Michelangelo Baldoria Vecchio había terminado de echar migas de pan a las palomas e hizo el intento de levantarse.
 
- No se vaya todavía, por favor, no se vaya todavía.
- Ya te dije que tengo mucha prisa y mucho miedo de que nos vean juntos.
- Sólo deseo saber una sola cosa de un personaje que, como usted, ha vivido tantos años y ha conseguido tener tantísimas experiencias en la vida que sabe distinguir a los hombres sinceros de los hombres falsos.
- ¿Qué deseas saber sobre ese tema de la sinceridad y la falsedad?
- ¿Sabe usted algo de un afrocubano llamado Armando Guerra Segura?
 
Al anciano octogenario Michelangelo Baldoria Vecchio se le aceleró el pulso y comenzó ligeramente a temblar pero fue valiente.
 
- ¡Si conoces a Armando Guerra Segura ten muchísimo cuidado con él!
- ¿Es peligroso conocerle?
- ¡Muy peligroso!
- Solamente he hablado con él en una ocasión.
- ¿Has conocido ya a Armando Guerra Segura?
- En realidad él fue quien me buscó a mí.
- ¿Qué quería de ti?
- De mi absolutamente nada; pero de mi compañera lo quería absolutamente todo. Hasta le ofrece 75 millones de dólares para que trabaje con él.
- ¡Ten muchísimo cuidado y protégela de ese sabandija, muchacho! ¡Si en algo te interesa esa compañera protégela y defiéndela a muerte de ese sabandija y otros que forman parte de su pandilla de criminales!
- ¿Es que es pandillero?
- Trabaja para los grandes medios de comunicación que tienen su sede central en Miami pero, en el mundo de las pandillas, se le conoce como "El Ficas".
 
Joseph Liore no tardó ni diez segundos en darse cuenta.
 
- ¿Lo de "El Ficas" es por Fidel Castro?
- ¡Exacto! ¡No trabajes nunca jamás con esa clase de espías!
- ¿Quiere usted decir que en lugar de ser un anticastrista como va alardeando por donde pasa es, en realidad, un procastrista infiltrado entre los anticastristas?
- Eres muy inteligente, Joseph... pero aléjate todo lo que más puedas de ese mundo infernal... y de paso aléjala también a ella si estás interesado en ella...
- Voy a cumplir con un trabajo que me han ofrecido pero jamás dejaré que nadie la toque.
- ¿Tanto te interesa esa chavalilla como la llamas tú?
- Ella no lo sabe. Ni se imagina que estoy loco por ella. Y es mejor que nunca lo sepa.
- ¿Por qué quieres renunciar a su amor?
- Para no hacerla daño.
- ¿Es hacer daño casarse con la mujer que se ama de verdad?
- Es que tiene mucho más futuro sin mí que estando conmigo.
- ¿A qué clase de futuro te estás refiriendo?
- Al ecónomico por supuesto.
- Eres muy joven todavía para poder comprender que el futuro económico es el menos importante de todos los futuros de cualquier ser humano pertenezca a la clase social que sea. Da lo mismo ser millonario que ser paupérrimo. El futuro económico de un ser humano no le hace jamás feliz si no sabe amar a otro ser humano. ¿Me estás entendiendo?
- Yo sí le estoy entendiendo... pero ella se merece algo más importante que un simple dibujante y escritor como yo... perdido siempre en la niebla del anonimato...y sin más salida que amarla...
- ¿Te parece poco cuando amar es lo más importante de todos los futuros humanos? 
- ¿Y no es mejor renunciar para que ella sea más libre?
- Cometes dos fallos. Renunciar es siempre un gravísimo error que el tiempo jamás perdona y la libertad no existe.
- Pensaré profundamente en esas dos cuestiones.
- Pues no lo pienses demasiado. ¿Tienes algo más que preguntarme?
- No. Usted tiene su camino y yo el mío. Ha sido un placer haberle conocido.
- Quiero darte un mensaje que espero que lo sepas retener en tu joven memoria, y la mía ya me falla bastante, porque es fundamental para resolver este puzzle misterioso.
- Adelante, don Michelangelo. Lo voy a memorizar. 
- Un día un conejo tuvo una terrible visión. Y supo que si su tribu no abandonaba inmediatamente la madriguera morirían todos sin remisión. Así empezó la égira.
- Le doy mi palabra de hombre siempre joven que no lo voy a olvidar. 
- Espera. Se me olvidaba lo más importante de esta entrevista en cuanto a lo que sucede en realidad en Nueva Orleans.
- ¿Se refiere al sobre?
- Otra vez aciertas, jovencito. Coge el sobre y que nadie más que tú sepa lo que contiene. Es fundamental que nadie más que tú lo llegue a saber. Hay muchas vidas humanas que dependen de ello. Creo que puedo confiar en ti como el único joven capaz de conseguirlo.
- ¿Qué tengo que conseguir?
- El Tiempo de Dios te lo dirá.
 
El anciano octogenario Michelangelo Baldoria Vecchio sacó el sobre del interior de su chaqueta de pana de color marrón y se lo entregó disimuladamente a Joseph Liore quien, a su vez, lo dobló hasta conseguir que entrara limpiamente en el bolsillo izquierdo de la parte trasera de su pantalón vaquero de color blanco. Los dos eligieron su propio camino y, una vez que Joseph descubrió que estaba completamente a solas se perdió por la arboleda.
 
- Necesito que nadie se entere.
 
Y, escondido tras un el tronco de una robusta encina, abrió el sobre y descubrió lo que contenía.  
 
 
 
 
 
 
 
 

 
 
Página 1 / 1
Foto del autor Jos Orero De Julin
Textos Publicados: 7132
Miembro desde: Jun 29, 2009
0 Comentarios 351 Lecturas Favorito 0 veces
Descripción

Novela

Palabras Clave: Literatura Prosa Novela Narrativa.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



Comentarios (0)add comment
menos espacio | mas espacio

Para comentar debes estar registrado. Hazte miembro de Textale si no tienes una cuenta creada aun.

busy