La noche soplando levanta el polvo de los maderos picando a la nariz.
La ausencia de versos,
El alma haciendo su camino por las calles mientras danza en las esquinas ¡que mezquina! no sabe atenerse al tiempo odia las manecillas del reloj.
La ausencia de besos,
ausencia de pasos
La ausencia de uno mismo.
Poca comodidad en los espacios de la cama se ha escapado el sueño por la ventana, mal farios y pesares como lámparas en las aceras de la calle.
 
Me ha jugado un mal juego aquella, esa que merodea alrededor de mi esa a la que llaman felicidad. 
La ausencia de emociones
Ausencia de sensaciones.
La ausencia de todo y nada de nunca y ahora de siempre y te mueres. sacudiendome de la espera aquella que trae colgando de su cuello la esperanza.
 
 
La ausencia de unos ojos de una boca y unas manos que estrechen este cuerpo despertándole ya por fin. 
 
 
Jenniffer L. (Prosas efímeras)