Los Pitufos: aquel desesperante empate (Diario)
Publicado en Jul 25, 2016
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Un poco antes de mi noviazgo definitivo con la Princesa, ejercía yo de líder en el Club de Fútbol Los Pitufos. Alternábamos partidos de fútbol once con partidos de fútbol sala. Y tengo apuntado en mi memoria aquella tarde en que nos fue imposible vencer, en partido de fútbol sala celebrado en un Polideportivo de las cercanías del Barrio Elipa, a un equipo contrario al cual no dejamos ni respirar. Fue una de mis mejores y más espléndidas demostraciones de cómo, jugando de líbero, se puede y se debe dominar todo el tiempo que dura el encuentro. Yo no sé la cantidad de pases de gol que les regalé a mis compañeros. He perdido la cuenta. Lo que afirmo es que todo el partido estuvimos jugando en la mitad del terreno perteneciente a nuestros rivales. El portero de Los Pitufos ni tan siquiera tuvo que intervenir en alguna ocasión. Mi dominio del área propia y del centro del campo (ambas cosas a la vez) impedía que los enemigos disparasen ni una sola vez contra nuestra portería. Era un acoso absoluto y total. Los minutos iban pasando y las oportunidades de gol a nuestro favor ya no se podían contar ni con los dedos de ambas manos. Decenas y decenas de veces estuvieron los delanteros de Los Pitufos a punto de marcar la goleada que se estaba viendo que se podía producir, pero no tuvieron su día y desperdiciaron tantas ocasiones que parecía del todo increíble. ¿De qué servía todo mi enorme esfuerzo y mi labor de construir jugadas de gol si los delanteros de mi equipo no acertaban ni una sola vez a la hora de marcar al menos uno de ellos? Al final, tras un dominio tan aplastante, nos tuvimos que conformar con un empate a cero. Cero a cero en el marcador y una sensación de incredulidad en los ojos de todos los espectadores y de una espectacular espectadora que alababa mi juego pero que se desesperaba ante la inutilidad de mis delanteros. Le sonreí a la espectacular espectadora y me despedí con ella con un saludo amistoso y cordial. No había sido mía la culpa de aquel empate y por eso me perdonó. Le di las gracias y nos fuimos todos a celebrar aquel desesperante empate que, al fin y al cabo, no había sido una derrota. Supongo que la espectacular espectadora se lo contó a todas sus amigas y fuimos los héroes de aquella historia que, a pesar del heroísmo, no consiguen vencer en el combate pero vuelven todos sanos y salvos a sus hogares. Jejeje.
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Foto del autor José Orero De Julián
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Descripción

Páginas de Diario personal.

Palabras Clave: Diario Memoria Recuerdos.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Personales



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