El gol de las ilusiones (Diario)
Publicado en Jul 14, 2016
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Cuando marqué mi primer gol jugando en el equipo del Esparta de San Isidro de Madrid ya había rebasado yo la edad de los quinceañeros. Es cierto que venía de las escuelas de las calles y el patio del colegio y que había marcado bastantes goles antes; pero el primer gol que marqué con los del Esparta fue el gol de las ilusiones. Un ojeador de futuras promesas del fútbol gabló conmigo.
 
- Oye, chaval. ¿Te has dado cuenta de que, a pesar de lo muy bien que manejas a tu equipo a lo largo y ancho del campo del fútbol, tienes capacidad de ser su máximo goleador?

- Reconozco que me ilusiona meter goles pero mi ilusión es conducir a mi equipo hacia la victoria. Por eso ofrezco muchos más goles a mis compañeros que los goles que marco yo.

- Pues tienes madera de ser el máximo goleador de tu Esparta y al final verás cómo es cierto lo que digo.
- Y sin embargo el gol de las ilusiones es, para mí, aquel que nos da la victoria final.

- Pensando de esa manera... ¿por qué no te vas a probar al Real Madrid o al Atlético de Madrid?... ¡Seguro que te elegirían para formar parte de sus plantillas de juveniles y tendrías una gran oportunidad para llegar a ser todo un profesional de la Primera División!

- No. Nunca me voy a hacer una prueba ni con el Real Madrid ni con el Atlético de Madrid; porque resulta que el único equipo de profesionales de Primera División, si yo demostrara capacidad para serlo, sería el Athletic Club de Bilbao y eso es del todo imposible.
- Hay muchos que han sido profesionales de los leones de San Mamés...

- Pero yo no he nacido en el País Vasco y tampoco me he criado allí. Así que como es imposible jugar con los rojiblancos de Bilbao prefiero no intentar a llegar ser jugador profesional de ningún otro equipo de Primera División.

- ¡Eres todo un capitán, chaval! ¡Juegas como el motor diesel de tu equipo y te sobra fuerza, conocimiento e inteligencia como para ser el líder de tu Esparta!

- De San Isidro de Madrid, señor, se ha olvidado usted decir San Isidro de Madrid.

 
Y así fue cómo, siendo sólo un chaval que acababa de superar los 15 años de edad, forjé mi espíritu en el crisol del sacrificio para el bien de todo mi equipo. Si eso era ser líder yo no me daba cuenta porque salía de mi interior sin necesidad de esforzarme. Y sí. Fui un máximo goleador.
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Foto del autor José Orero De Julián
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Descripción

Páginas de Diario profesional.

Palabras Clave: Dairio Memoria Recuerdos.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Personales



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