ROSARIO LA DESGRACIADA. Captulo Tercero.
Publicado en Jul 06, 2016
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Rosario, por primera vez en su vida, sentía esperanza de que su destino podía cambiar: ya pronto , pues  Carlos le prometió que se iban a casar y se irían a vivir a Sevilla. Allí ellos podrían ser libres y la familia ya no les tendría atada; podrían salir cuando quisiera sin pedirle explicación a nadie; comprarían todo lo que necesitaba e iba a dejar de ser una simple sirvienta de los Álvarez y de su madre. Sin embargo, cuando salieron un sábado a las seis de la tarde, no apareció hasta las doce de la noche, al llegar, su madre le  reprochó  su estancia en la calle durante un tiempo tan prolongado :
—¿Dónde has estado?
—¿No te dije que había quedado con Carlos?
—¡Pero bueno niña, ¿tú no sabes que estas no son horas de llegar?
—¡Yo trabajo, aporto el dinero a mi casa!
—¡No me grites, que soy tu madre!
—Por favor, tú no entiendes que yo soy una joven y no una niña  , y tengo derecho a divertirme.
—Estoy viuda, no me puedes dejar sola.
—¿Tú te crees que yo soy tu sirvienta?
—¡Ah, mi sirvienta! Para tu información, yo sólo estuve en la escuela tres meses; luego, mis padres, me pusieron a trabajar en el campo; llegaba a mi casa cansada, y no tenía nada que comer.
—¡Yo no tengo la culpa de los tiempos que te haya tocado vivir!
—¡ Yo soy tu madre y me debes un respeto!
—¡Tú nunca me has dado cariño!
—¡Porque tú no has conocido a mi padre, que daba palizas por cualquier tontería!
 —Y entonces tú, por eso, ¿tienes que hacer lo mismo?
—Demasiado benevolente estoy siendo contigo.
—Te parece poco, que yo me harto de trabajar para que tú te quedes con todo mi dinero, y yo no tenga derecho ni siquiera a comprarse unos zapatos dignos.
—Yo he andado descalza y no me ha pasado nada, he vivido en una cueva sin luz, ni agua potable, y teníamos que coger leña para cocinar.
—Y ahora quieres que yo viva igual que tú viviste con mi edad
—Sólo quiero que me sirvas como yo te he servido a ti porque estoy peleada con mis hermanos, y mis padres ya murieron.
Su madre no quería comprender que su hija no era una sirvienta en la casa que, además, la mantenía económicamente trabajando fuera. Esta mujer, como tantas otras, han sido víctimas de una época miserable y represiva que este país ha vivido. Son tantas generaciones de padres y madres privadas de derecho que han querido condenar a sus hijos a una esclavitud permanente: al conformismo.
Sólo saben vivir para lamentarse, aceptar lo que ellos llaman “el destino” como si nada se pudiera cambiar. Parece que los jóvenes, por haber vivido otra época, han cambiado su mentalidad, pero la realidad es otra, porque piensan igual que sus padres.
Rosario estuvo a punto de ceder a la presión de su madre y cortar con Carlos, pero al final, se enfrenta a su madre:
—    Ya no quiero discutir más contigo. Me voy con Carlos— Dijo mi amiga haciendo las maletas
—    Hija, por favor te pido que no te vayas
—    Voy a vivir mi vida— Le contestó llevando su maleta en la mano y abriendo la puerta del piso.
Llamó a la casa de Carlos y le dijo:
—Carlos, ¿te acuerdas me prometiste irnos a vivir a Sevilla?
—    Sí
—    Pues, vámonos ya, porque no puedo aguantar más. Acabo de discutir con mi madre
—    Mañana buscaremos un piso en Sevilla.
Rosario, como víctima de esa represión, cortó con Carlos, y cuando se enteró que tiene otra, y se van a casar, destrozó todo el piso, y a su madre cogiéndola del cuello exclamaba "¡tú eres la culpable de mi desgracia". Luego se suicidó y la noticia salió en los periódicos, también en los programas de televisión, que se alimenta de las tragedias familiares.
 
 
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Foto del autor ROCO GARCA LPEZ
Textos Publicados: 6
Miembro desde: Jul 05, 2016
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Descripción

Relato Corto.

Palabras Clave: Narrativa Narracin

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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