¡Tal vez esté exagerando! pero lo que siento se siente real, probablemente no tenga sentido y eso tendería a pensar cualquiera que escuche mi historia, no es que yo no lo sepa, claramente lo sé y lo mastico. Tenemos la libertad de elegir ¿pero podemos elegir a quién amar? Todo indica que el ser humano todavía no desarrolla esa avanzada habilidad.
¡Tal vez esté exagerando! Si ella me escuchara se reiría, presiento una vergüenza infantil. Es lo más tonto que me ha pasado en la vida, y es que tiene un tono de comedia.
¡Tal vez esté exagerando! Y esto sí que es serio, esta no es una historia feliz, sino todo lo contrario, alberga un profundo sufrir, una impotencia apocalíptica que sobrepasa las razones ¿Por qué Tomás? ¿Por qué estas cosas te pasan a ti? El asunto es que creo haberme enamorado de una mujer a la que debo pagar para estar con ella.
A veces pienso que yo busco mis problemas no es que los atraiga o ellos me busquen, hay algo en lo profundo de mí que me empuja a la auto-destrucción.
Sobre todo en cuestiones de amor, le tengo pánico al fracaso. Tuve una infancia bastante fracasada, creo que porque era un poco adelantado con respecto a mis compañeras de curso, aún así tuve un gran amor de infancia que la memoria consumió, el principal problema era que vivíamos en distintas ciudades, devino entonces la primera gran decepción. No sé si describirme a partir de esa etapa llena de desilusiones, como enamoradizo o simplemente caliente, probablemente suene demasiado erotizante para un niño entre 7 y 11 años, pero si me pongo a recordar, sentía una mezcla de ambas cosas, y sufría.
En la adolescencia todo cambió, me llegaban chiquillas de la nada, y cuando yo busqué fui correspondido. Mi principal problema fue la timidez, otra gran barrera a vencer. Dejé de odiar al mundo para empezar a odiarme a mí. Y teniendo todo para ser feliz, mi personalidad me jugó varias malas pasadas, fui un completo imbécil pendejo. Primero llegó la Verito, y me gustaba tanto que cuando estaba con ella no me salía palabra alguna, tuve encuentros con Ivonne, Jazmín y Silvana, hasta que llegó el gran amor de esta etapa: Francisca. Ella era todo lo que podía gustarme de alguien, y no me importó que fuera gordita. Ya a los 17 años llegó Andrea, recién ahí perdí mi virginidad, fuimos de vacaciones, ambos conocimos a nuestras familias, y etc. Fue la primera polola con seriedad. La diferencia con las anteriores es que ella me fue gustando en el camino, de hecho no me di cuenta que la amaba hasta que terminó conmigo, devolviéndome todo aquel miedo de infancia.
De ahí en más le hice daño a un par de mujeres, prometiéndole cosas que no eran y desechándolas cuando me aburría. Hasta que llegó Pamela, quise salvarla de su vacío, la amé por corto tiempo, pero me marcó a fuego.
Así es como llego a mi situación actual, y espero que entiendas porqué no es la mejor. Mi trabajo no es el mejor, aunque para mi edad estadísticamente está sobre el promedio, incluso de profesionales, pero eso no me importa porque, después de todo, siempre he sido un adelantado.
Pero obviando que no me siento cómodo con mi trabajo, el problema es que tengo distintas obligaciones económicas, y algunas cosas sin pagar. No es que esté apresurado, pero la plata no me sobra. De ahí viene el primer sin sentido.
Pero hablemos de ella… de ella no se muchas cosas en verdad, sé que estudia, que tiene los ojos más divinamente hermosos, que sus labios besan el alma, y que con un solo movimiento me llena de ganas de explotar al infinito. Me evoca cosas simples, pero que ella dota de un carácter sublime, enciendo el motor de la imaginación y me voy a un mundo donde pasar caminatas y tardes abrazadas es posible; es un mundo utópico donde las hermosas jovencitas no se ven obligadas a arrendar sus cuerpos de diosas por realizar sus sueños. Pero despierto y pienso que estoy dramatizando, quizás ella misma hasta lo disfrute, ¡cómo saberlo!
Estoy enamorado de una mujer con la que estuve una sola vez, pero fue amor a primera vista. Normalmente si nos gusta alguien y no somos correspondidos, el saberlo por lo menos alivia y sirve para girar la página. Pero en este caso la imposibilidad es algo que tortura ¿En tan poco tiempo? SÍ mi amigo, el tiempo no es más que una convención, un apremio de la vida cotidiana. En tan poco tiempo siento que podría hacer tantas cosas para verla feliz- ni siquiera creo que sea infeliz – pero el eufemismo sirve.
Me gustaría saber qué está haciendo, me gustaría ser parte de su vida. A veces pienso en ella, y como mil cuchillos se me clava la idea de que podría estar follándose a cualquiera, luego, esos cuchillos giran en mi interior si pienso que puede sentirse sola, que alguien le puede hacer daño – pero probablemente se sepa cuidar sola, mejor que yo incluso -, pero los cuchillos se vuelven sables que atraviesan si pasa por mi mente la idea de que lo está disfrutando.
Toda esta situación carcome mis neuronas, lo peor es que no hay salida aparente, esto no tiene sentido, no tiene salida, no tiene sentido, no tiene salida.