Adán (Cuento)
Publicado en Nov 18, 2015
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ADÁN (por: José Orero De Julián "Diesel") 
 
Tengo un nieto que se llama Adán que, cuando me ve, se parte de risa. No sé si lo que le hace tanta gracia es ver mi cara o lo que le hace tanta gracia es mi sombrero; pero sólo sé que se parte de risa. Yo creo que, lo que más gracia le hace es lo del ¡ñam ñam ñam! que vaya Dios a saber lo que él entiende a la hora de interpretarlo. Lo que es seguro del todo es que le voy a regalar un álbum de cromos de futbolistas para que siempre recuerde en qué temporada de la Liga Española nació él. Estoy completamente seguro que lo de Sisí le sonará a chino mandarino. Hablando de ello, resulta que le encanta comer mandarinas; lo cual es buena señal de que tiene buen gusto y buen apetito. Cuando ve que bebo café se me queda mirando como si yo fuera un astronauta. ¿Qué pensará Adán sobre el café?
 
Para fortalecerse realiza todos los ejercicios gimnásticos completos. Por eso yo sé que llegará a ser un atleta mucho más completo que Lebron James pero en blanco; y hasta es posible que llegue a competir en algunos Juegos Olímpicos y consiga, incluso, ganar alguna medalla. Si es de oro mucho mejor para toda la familia. De momento, puedo decir que mi nieto Adán tiene muy buen gusto porque, cuando salen las modelos publicitarias en la televisión, él se las queda mirando con los ojos muy abiertos. ¿A quién habrá salido este Adán? Muchísimas son las personas que dicen que se parece mucho a mí. Posiblemente sea cierto. Todos los que le conocen coinciden en una cosa: es muy alegre. Pues sí. Es cierto. Se parece mucho a mí. Por eso cuando le canto el "lalalá" de Massiel él me entiende todo. Cuando crezca un poco más le cantaré lo del "sorbito de champán", pero solamente cuando crezca un poco más. De momento se conforma con beber el biberón de leche y, es tan inteligente, que continuamente va observando lo que le queda todavía por beber para saber cuántos chupetones tiene que dar por segundo. Lo tiene todo cronometrado. 
 
Me da la sensación de que mi nieto Adán ya sabe algo de latín. Por lo menos eso de "vini, vidi, vinci" que él sabe que significa "llegué, vi, vencí". No sé cuándo lo aprendió pero cuando me escucha decirlo se le pone la carita feliz; señal inequívoca de que sabe mucho más de lo que se supone que debe saber un niño de su edad. Como decía mi profesor de Ciencias Naturales en la Academia Altamira de Madrid, esto es como para comer cerillas; mas mi nieto Adán es tan inteligente que ya sabe que las cerillas no deben comerse (diga lo que diga cualquier profesor) porque si lo hiciera le dolería la tripa. Por otro lado, mi nieto Adán tiene más salero que un flamenco rosado de esos que ha debido ver en algún documental de Televisión sobre animales raros. Le gustan mucho las moras pero no los moros. Me refiero a las frutas silvestres. Se las engulle en menos tiempo que tarda un reloj en marcar un segundo. Y es que él no quier ser nunca, de mayor, un segundón. 
 
Que mi nieto Adán tiene estilo es una gran verdad indiscutible. Por eso se dejó hacer, un día, una fotografía donde se le veía como todo un turista adinerado tomando un refreco en Hawai y con gafas de sol oscuras. ¡Todo un señor niño! Y se le nota que estaba disfrutando de lo lindo. Seguramente que ya está aprendiendo a saber dónde está Honolulú. De momento, cuando me oye decir Papúa él cree que estoy diciendo Papá. Pero es que todavía es solamente un bebé. Al llegar la noche yo le cuento historias para no dormir pero se queda, rápidamente y sin previo aviso, profundamente dormido. Da gusto verle dormido con su cara de angelito bueno. Y es que es bueno de verdad y de verdad que parece un angelito. Se nota un mogollón que se parece muchísimo a mí y es que es verdad eso de que "de tal palo tal astilla". La próxima vez que le vea voy a regalarle un pato de goma con un botón que, al apretarlo, diga cua cua cua. Espero que le haga mcuha gracia. 
 
Sé rotundamente que Adán crecerá año tras año y que llegará un momento en que se casará con alguna Eva más virgen que el aceite de oliva extra. Pero nunca dejaré de sentirme feliz porque es mi nieto para siempre. 
 
Autor: José Orero De Julián "Diesel".
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Descripción

Cuento.

Palabras Clave: Literatura Prosa Cuento Relatos Narrativa.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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