El pequeño vampiro (Relato)
Publicado en Feb 17, 2015
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El pequeño vampiro, siempre rondando por la colina donde el loco retransmite sus absurdas narraciones para quienes tienen la desgracia de escucharle, está siendo perseguido por Sergio, dispuesto a atraparlo de un momento a otro. El pequeño vampiro, resistiendo la persecución, se lo pasa en grande chupando todo lo que Sergio muestra a través del flash de su moderna máquina fotográfica. 
 
Al anochecer, cuando los rayos del sol ya hace horas que se perdieron tras las montañas, en la colina se sigue escuchando al loco poetizando quintetos con una voz melosa que da risa escucharle: "Y volviendo la trasera / respondió de esta manera: / Lámpara, ¡con qué deleite / te chupara yo el aceite / si tu luz no me ofendiera!".
 
El pequeño vampiro, entonces, cuando ya Sergio le está dando alcance, huye en legítima defensa de su vida y, cual tormenta en el lago, va dejando un rastro que se confunde con el de los zorros y las raposas. Casado con una extraña vampiresa, se dedica a dejar pasar el tiempo mientras Sergio se pierde una y mil veces sin poderlo remediar. Las huellas ecológicas de los escarabajos le han desviado por completo. El pequeño vampiro es, frustración tras frustación, como un universo escondido.
 
Sus aventuras son narradas en los trenes donde todos quieren saber lo que de su amada habló el poeta Rebolledo: "Ruedan tus rizos lóbregos y gruesos / por tus cándidas formas como un río, / y esparzo en su raudal crespo y sombrío / las rosas encendidas de mis besos. / En tanto que descojo los espesos / anillos, siento el roce leve y frío / de tu mano, y un largo escalofrío / me recorre y penetra hasta los huesos. / Tus pupilas caóticas y hurañas / destellan cuando escuchan el suspiro / que sale desgarrando mis entrañas, / y mientras yo agonizo, tú, sedienta, / finges un negro y pertinaz vampiro / que de mi ardiente sangre se sustenta". A todos los que lo escuchan se les ponen los pelos de punta y la piel de gallina.  
 
Gana en fama el pequeño vampiro cuando a los de la tele les da por emitir grandes documentales sobre las particularidades de su vida; pero nadie puede comprender por qué Sergio todavía no le ha cazado y piensan que una cosa es un documental y otra, bien distinta, la realidad ya que, como nómadas profundos, el pequeño vampiro y su vampiresa continúan chupando la sangre de las cabras. Los pastores creen que es el fin del mundo y así lo van predicando de aldea en aldea, de pueblo en pueblo, de ciudad en ciudad; mientras las iglesias voltean sus campanas avisando del peligro.
 
El pequeño vampiro, mientras tanto, sigue chupando la sangre de sus víctimas (a veces seres humanos también) y, entrando en la casa de los Simpson, han hecho que el padre Martín y la madre Mónica huyan despavoridos. Un sueño roto en mil pedazos de angustia es lo que parece todo aquello y hasta los recién casados tiemblan de miedo al razonar que los dos bichos se les tercien en sus lunas de miel. Solamente de pensar en ello se les quita las ganas de haberse prometido en matrimonio porque si sucumben ante el pequeño vampiro y su fiel compañera, todas las promesas se habrán ido al garete mientras crían malvas en el camposanto.
 
Un joven veterinario, que está cursando un masterado sobre los animales quirópteros, está investigando las causas de por qué el pequeño vampiro y su vampiresa han tomado la decisión de acabar con quienes tratan a sus semejantes como "conejillos de indias". ¿Justicia? ¿Solamente venganza? ¿Qué sucede con el pequeño vampiro para que, implacable, succione la sangre de quienes tienen la desgracia de ir en su busca? Solamente Sergio persiste en tal persecución a pesar de que Alejandro, el joven veterinario, le ha aconsejado que es mejor dejarle vivir en paz. A él y a su amada vampiresa. Y hay quienes hablan de que son los fantasmas de Batman y Gatúbela que han unido sus fuerzas para acabar con quienes se han estado riendo de ellos sin motivo alguno. Nadie se declara culpable pero todos temen.
 
Varios detectives privados, con el miedo anudado en sus gargantas (como si una corbata de acero los estuviera asfixiando), están estudiando el dossier presentado por un profesional de los cómics por ver si allí, en las historietas de Bob Kane y Bill Finger, se puede encontrar alguna pista lo suficientemente valiosa para acabar con el pequeño vampiro y la también pequeña vampiresa que, según los más expertos criminólogos de la Tierra, es la que está animando a su amado para que ataque sin piedad. Sergio se desespera mientras va pasando el tiempo y nuevas víctimas (a veces seres humanos) van engrosando la lista negra de sus leyendas. 
 
Hace sólo unos días, un misionero anglicano quiso atraparlos con un cazamariposas. Ridículo. Verdaderamente ridículo. Alegaba que Dios se lo había ordenado cuando se estaba emborrachando en "El Club de las Enojadas Esposas". Y el gran hermano del misionero, todas las noches, debate sobre la extraña pareja que forman el pequeño vampiro y su compañera. En el Casino, de forma directa y mientras muchos juegan a la ruleta, el misionero ha hecho emitir un cortometraje sobre el tema. Todos se han reído tanto que el gran hermano del misionero ha decidido dejar de seguir con tal esperpentosa cacería. 
 
En un piso compartido entre un flautista y una verdulera del mercado de abastos, el pequeño vampiro y su pareja se han dado un verdadero festín y los han dejado tan demacrados que es difícil ya reconocerles porque todo el color de sus caras ha desaparecido. Jordi (el flautista) y Montse (la verdulera) que son inmigrantes de tierras catalanas, no supieron como evitarlo. Sergio ya no quiere perder más tiempo y lo ha declarado en una entrevista que ha sostenido con el Señor Ministro del Interior. En el exterior nadie sabe cómo explicárselo; pero el citado ministro les prometió, desde la Sede de la ONU, que la caza del pequeño vampiro y su vampiresa será el objetivo prioritario que planteará en el Congreso para consuelo de los pastores y recién casados. 
 
El problema, a decir verdad, es que tanto el pequeño vampiro como su amada compañera se permiten el lujo de dejar toda clase de huellas. Son tan evidentes que no hay forma de poderlas interpretar en su verdadera medida. Quizás porque el pequeño vampiro y su vampiresa molestan bastante y son motivo suficiente para distraer la atención de los ciudadanos mientras los políticos siguen llevándose el dinero del Estado a espuertas. Quizás sea eso lo que está sucediendo. Una farsa montada para seguir robando al pueblo. Quizás. Es lo más probable y lo que mejor puede interpretarse de este extraño suceso que, al parecer, debe ser mentira. Una mentira montada para llamar la atención general mientras el expolio de las arcas estatales no deja de ser continuo.
 
 
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Foto del autor José Orero De Julián
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Descripción

Novela de Ficción Fantástica.

Palabras Clave: Literatura Prosa Novela Narrativa Ficción Fantasía.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Fanfictions



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