Tengo en mente esta historia desde Enero, o más. Y desgraciadamente, tuve una fuente de inspiración que me llevo a esto, a plasmarlo.

Después de nuestras rutinarias vacaciones de verano en Miramar a visitar a los primos, tuvimos que volver a Corrientes. Fines de Febrero, comienzo de la escuela nuevamente (no me quejo, la amo). Volvíamos en la ruta con mamá, mi perro Kuarahy, mi prima Susana y mis hermanos Cristina y José. Mis otros dos hermanos, Rodrigo y Juan quedaron allá trabajando. A mi papá Roberto no lo tengo con migo, y es una gran pena. Nos abandono cuando yo tenia 3 meses, pero de eso no quiero hablar.
Me llamo Gala Jazmin Ávalos, me dicen que tengo nombre de perro, pero no me importa, a mi me encanta.
Vivo escribiendo en un cuadernito que tengo, escribo ideas o cosas que escucho y que me interesan. Si alguien quisiese conocerme realmente, tendría que leer mi anotador. Tengo 15 años. Ya me presente y a parte de mi numerosa familia también, ahora tengo que proseguir con este escalofriante relato.
Llegamos a Sauce después de casi 13 horas. Lo único que deseaba era caminar un rato y después acostarme a dormir. Es un pueblito tan tan pequeño el mío. Fuí a caminar a la plaza que se encuentra a unas cuadras de mi casa, mientras mis hermanos ayudaban a mi mama Pyta a bajar los bolsos del auto. Cenamos y luego nos acostamos. Al día siguiente mi mama tenia que irse a trabajar, mis hermanos lo mismo. Yo, al ser la mas pequeña y estudiar me salvé del tembiapo. 
Aproveche la madrugada, ya que me despertaron con los ruidos tan temprano, para ir a la biblioteca de la escuela a retirar algunos libros para no aburrirme hasta el comienzo de las clases. Entré y estaban muchos de mis compañeros en el patio esperando a que les habrán las puertas de sus aulas para comenzar con la orientación de las materias que debiesen rendir. Yo nunca me lleve ninguna, y si lo hago, por el carácter de La Pyta, me manda al trabajo. Retire el Diario de Ana Frank (por tecera vez) y Cien años de soledad de Gabriel García Marquez (todo un reto leerlo en 3 semanas). Cuando salí de la biblioteca, me encontré con mi amiga Yara, ya no somos tan unidas, pero al ir a la escuela y a artesanía juntas nos acerco un poco más. Me contó que va a seguir yendo al centro cultural y que estaba preparando Historia bastante bien para rendir. La salude y me fui a empezar a hojear este gran libro en la plaza.
Al mediodía, a eso de las 12, volví a casa. Mamá siempre hace la comida a esa hora. Desde la esquina se podía oler ese guiso de polenta que tanto me gusta. Entro y almorzamos Cristina, mamá y yo como todos los días.
Después de este lindo momento, siempre saco a pasear a Kuarahy. Dimos un par de vueltas rápidas por la plaza, porque le dije a Irupé (mi mejor amiga), que la iba a ayudar con matemáticas. Así es Febrero, nada juntada de amigos, solo para ayudarlos para las materias... justo, pensando en eso, me la encontré en la calle y fuimos a casa caminando tranquilamente, le conté un poco sobre las vacaciones en el mar (que son un poco mas de lo mismo) y ella a mi de sus vacaciones en Sauce, entre libro y sombra. De repente ya se habian hecho las 7 de la tarde, Irupé se fué porque su mama no la dejaba estar mas tiempo en la calle. Me aburrí tanto que no quería ni leer, así que mirando como daba vueltas el ventilador de mi cuarto, me puse a reflexionar sobre la vida y la suerte que tienen algunos de tener un padre que los quiere y no lo saben aprovechar. Son las 5 y 20 de la mañana. Me quede dormida y nadie me despertó para comer. Quizás si tuviese un papa que me quiera, me habría despertado. Me puse a leer Cien años de Soledad, me di cuenta que me traje el Diario de Ana Frank para no leerlo, porque ya me lo se de memoria. Leí tres capítulos de este gigante libro y me puse a limpiar mi cuarto. Cristina se enojo porque estaba haciendo ruido y ella se tenia que levantar a las 7. Pero ese no es problema mio (me invade el egoísmo y el enojo por lo de anoche).
A las 11 de la mañana pasé por la escuela, estaba Yara en la puerta y le desee todo el éxito del mundo. También le dije que este iba a ser el mejor día del año porque iba a pasar a 3ra división.
Me fui rápido a casa a comer, porque después, tenia que volver a pasar por la escuela a pedir el folleto de las materias de este nuevo ciclo. Mientras iba, todo parecía tranquilo. Pero a la vuelta a mi casa, vi una muchedumbre de gente muy movilizada. Mas gente al rededor con caras preocupadas y una ambulancia. Me da terror pensar que pueda pasar algo feo en mi pueblo, pero pasó. Fui a mi casa, asustada. Cristina estaba en casa, pálida, con ojos llorosos me repite que no lo puede creer. Casi gritando exijo que me respondan que sucedió (si algo le pasaba a mís hermanos, podría morirme del dolor). Mamá sentada en una silla con el delantar de la cocina, abanicandose con un repasador, grita más fuerte que yo que me calle. Salgo a la puerta desconcertada, intentando saber de esta situación cuando Cristina corre atrás mío confesandose que su padrino mató al jefe de ella. Si, así de extraño todo. Nadie podía creer esto. Todos estaban anonadados intentando imaginar la causa de la pérdida de esta vida. Pero nosotros ¿De que lado nos ponemos? ¿De nuestra familia o de la víctima amiga de la familia? ¿Que lea decimos a sus familiares? ¿ Que rol ocupamos en esta situación de nuestra vida?. El padrino de Cristina, que en paz descanse, era el papa de Yara. ¿Que roll cumplo como amiga de la hija de la víctima y casi "sobrina" del victimario? Yo no cometí ningún delito, pero sin embargo me siento culpable yo que por esa simple razón, tengo que pagarlo con la moral de no saber en que lugar acomodarme. Todo este cargo de conciencia y toda esta cantidad de nervios en una chica de 15 años. No sabia que hacer, no paraba de temblar. Sentia que me desmayaba, sentia nauseas, no podía pensar en otra cosa que no sea eso. Pasado el caos, unos días, no vi más a Yara, ni a su mamá ni a su hermano. Paso un tiempo y soñé con su padre. Lo vi en una celda, me dijo que estaba bien y que en ese lugares tenía mucho espacio. Pasaron 3 meses, el asesino esta en la cárcel, de vez en cuando manda saludos a la familia a travez de mis primos. Yara se mudo con sus abuelos a Curuzu Cuatia. Todos los días me toca cruzar por el lugar donde el papa de Yara dejó la vida, o se la obligaron a dejar. No hay vez que cruze y no me de escalosfrios acompañado de un rezo particular y el dejar de respirar para no aspirar malas vibraciones. Mi sueño de todas las noches, es dejar de lado la violencia. Destruir todos los armas de fuego del mundo, que el mejor arma es la manifestación de la palabra. No salí a buscar venganza, (ni podía hacerlo contra un familiar) pero vengo a manifestar la tristeza de mi alma a travez de este texto.



"[...] Sosteniendo su cuerpo, como queriendo retener su alma. Pero el alma es invisible señora, puede traspasar lo material, como los fantasmas. De hecho ya se esta convirtiendo en uno, y no hay nada que pueda evitarlo [...]" Frase que escuche en mi cabeza por Diciembre/Enero del 2014