[...] es mas, lucia una herida mental. 
la edad no era mas que un síntoma, de que estaba enfermo. siempre sonreía por demás, y aun así, no pudo recobrar su primera sonrisa.

ha de comer despacio. ha de reír prolongando la cena. ha de saludarme, sin siquiera estar yo presente. ha de embriagarse para mi.

sera un día dichoso. 

ha de tomar la luna, ha de embriagarse de ella. ha de cantar amoratando su cuello, destinado a vivir de solo aire.

tuvo a sus pensamientos de vecinos, mas ninguno le visitaba, mas yo si. se entrego a la lujuria de su hambre, a la demencia de su sed y al amor de su locura.

se entrego a la lujuria y pecó.

sus turbios ojos se acostaron lentamente. temprano.

el frió atirantaba su piel. y él, su alma.


                                    fild