yo, tú, él, ella, ellos y nosotros.
Publicado en Sep 20, 2014
Prev
Next
PRÓLOGO:
Existen aproximadamente siete mil millones de personas en este mundo y la superficie terrestre es de 148.647.000 km2 (también aproximadamente), así que si quisiéramos calcular la probabilidad de cruzarnos con determinadas personas, en determinado lugar, nos daría una cifra menor a 1/ 7.000.000.000.
Por suerte nosotros somos personas y no simples números u objetos matemáticos, por lo tanto no nos regimos sólo por las leyes de la física o las estadísticas.
Nosotros somos personas que viven, toman decisiones, crean su destino. Personas que toman diferentes caminos, y en esos caminos que decidimos tomar, sucede que nos cruzamos con una enorme cantidad de personas. Esas personas pueden seguir simplemente un camino diferente, como seguimos nosotros (porque así es la vida).
O puede suceder que nos crucemos con alguien que nos paraliza, que nos asombra y que cambia para siempre el destino de nuestra vida.
Sólo es cuestión de prestar un poco más de atención.
Sólo es cuestión de empezar a mirar a los demás, pero no sólo con los ojos, sino también con el corazón.
Porque para que se forme el “ELLOS”, tienen que encontrarse el “ÉL” Y el “ELLA” y para que se forme el “NOSOTROS” se tienen que encontrar el “TÚ” y el “YO”.
 
 CAPÍTULO I : YO
Yo, como siempre, desde que tengo memoria, me levanto de la cama con muchas ganas de seguir durmiendo y de seguir toda tapada desde la punta de los pies hasta la punta de la nariz (aunque sea verano duermo así).
Desayuno, porque dicen que es la comida más importante del día, aunque en verdad mi desayuno consta simplemente de un café caliente y amargo. Ese café, el primero de tantos en el día, me baja a la realidad, me despierta y activa todas mis neuronas. Empezó el día, me recuerda el café.
Reviso mis mails, nada importante, sólo cadenas y más cadenas para ser reenviadas a mis contactos o mejor dicho “amigos”. Igual no las mando, bah a veces si, dependiendo de mi estado de ánimo. Cuando estoy un poco triste o melancólica pienso que tal vez esa cadena tenga razón y en quince minutos mi vida va a cambiar, y la reenvío a 50 personas (como los cagué pienso, la van a tener que reenviar igual que yo), pero nada pasa en 15, 20, 45 minutos. Era mentira, me doy cuenta y me arrepiento de haberla reenviado y haber seguido con una cadena de mentiras, aunque supongo que no todos serán ingenuos como yo y la cadena se cortará, y la verdad saldrá a la luz, ojalá sea así.
A veces también me pasa que las borro después de haberlas leído, y entonces pienso, ¿será que viviré siendo infeliz toda mi vida porque la cadena así lo dice?, la maldición, ¿caerá sobre mí?,entonces rezo, me pongo mis aros de la suerte y me siento mejor.
Así soy yo, a veces ingenua, a veces descreída, a veces melancólica, simplemente así, a veces negro, a veces blanco y pocas veces griz.
Luego de chequear mis mails y ver que nada útil hay en ellos, me doy cuenta que sólo tengo 20 minutos para peinarme, maquillarme, y llegar a mi trabajo, que queda en la otra punta de la ciudad.
¿Por qué no me levanté antes?, me pregunto, ¿por qué miré los mails?, ¿por qué no puedo llegar temprano al trabajo?, me pregunto yo y también se debe preguntar mi jefe. Su cara al verme llegar me lo confirma.
Trabajo en una pequeña oficina de una pequeña gran empresa. ¿Qué soy yo? una hormiguita obrera más del montón. Miro el reloj son las 7:50 horas de la mañana, sólo faltan 5 horas con 10 minutos y no sé cuantos segundos para salir. Falta poco, trato de consolarme en vano.
Reviso papeles y papeles, todo está en orden, por el momento. Otra mañana que pasa sin pasar nada. A veces deseo que algo no esté bien, aunque si fuera así no sabría que hacer, mejor que esté todo en orden, aburrido pero en orden.
Salgo apurada, sonriente, como si volviera a la vida. Mi jefe también lo nota. Lo veo en su mirada. Adios, lo saludo y no espero respuesta. Ya estoy en la calle, caminando, rápido como caminan todos. Es imposible caminar lento en esta ciudad. La masa te lleva, y aumenta aunque uno no quiera, la velocidad de tus pasos.
Mi colectivo como siempre pasa y yo desde la otra esquina lo miro pasar. A esperar. Siempre espero. Es parte de mi vida.
Al llegar a mi casa abro la heladera y un limón y una botella de agua se ríen de mí. ¿cómo pensás alimentarte con nosotros dos? se deben preguntar muy divertidos. A mí no me divierten así que les cierro la puerta de la heladera con enojo.
Bajo al kiosco y pienso en mis opciones, y pienso también en mi balanza y en la cantidad de jeans que ya no me entran. Dejo de pensar. Mi inconsciente decide por mí. Papas fritas (almuerzo), alfajor (postre) y gaseosa light (para no sentirme tan culpable).
¿Light?_ me pregunta el kiosquero. Mi respuesta es mirarlo con mucho odio. Atrevido le tendría que haber dicho, pero ya tenía la boca llena de papas fritas.
Después de mi intento de almuerzo le sigue la segunda taza de café diaria, esta no es tan imprescindible como la primera, pero me hace evitar las siestas o mi mal humor por no
dormirlas.
Y ahí empieza mi vida, después de lavar mi taza de café, empiezo a vivir la vida de verdad.
Saco mis pinturas, mis pinceles, mi viejo atril (que guardo desde la secundaria) y pinto.
Pinto con todos los colores que tengo en el momento, aunque nunca uso el color rosa. Será que lo usé tanto en mi infancia, vestidos rosa, zapatitos rosa (todo era rosa en mi guardarropas), que ya le tomé fobia.
¿Qué vas a hacer con esas pinturas?_ me pregunta mi mamá cuando viene a visitarme a mi casa. Nada, le contesto, y me pone esa cara de resignación que siempre pone cuando me visita, y suspira.
Siempre suspira por lo menos tres veces cuando viene a visitarme, el primer suspiro se produce cuando entra en mi casa y me encuentra con las pantuflas, mi pelo despeinado y lleno de pintura y mis ojeras por no querer dormir la siesta.
El segundo es inmediatamente después de hacerme la pregunta: ¿Conociste a alguien?. No, le respondo con la sonrisa más falsa que uno puede poner. A continuación de mi respuesta empieza a tirarme nombres de “hombres” o muchachos como dice ella, que según sus informantes (o amigas que están muy al pedo, quiero decir, que tienen mucho tiempo libre y nada que hacer con él) son solteros.
Al principio (sólo en muy pocas ocasiones) acepté salir con alguno de esos muchachos, pero descubrí que sus informantes no sólo tienen mucho tiempo libre sino que no hacen muy bien su tarea de investigar a los supuestos solteros. No, soy casado, me dijo uno, pero mi señora no tiene porque enterarse. Soy gay, me confesó otro, que todavía no se sentía demasiado seguro como para salir del closet (con él nos hicimos grandes amigos).En verdad no fue necesario que me lo confiese, yo tengo un sexto sentido que nunca me falla.
Así que un día decidí no hacerle más caso ni a ella, ni a sus amigas mal informadas.
El tercer suspiro, y el más largo de todos (que parece nunca terminar) es el que produce antes de retirarse de mi casa. Me saluda, me mira a mí, a mi alrededor, mira cada detalle de mi casa y aparece ese suspiro interminable. Chau me dice, pero nunca me da tiempo a que le conteste (en eso nos parecemos).
El resto del día simplemente transcurre. Amigos que me llaman y me dicen que estoy desaparecida, no, me dan ganas de decirles, estoy en mi casa, los que están desaparecidos son ustedes, pero simplemente les digo sip, estoy a full con el trabajo (que mentira mala), pero me la creen.
A veces nos juntamos y pareciera que el tiempo nunca hubiera pasado. Los amigos cómicos siguen siendo cómicos, los amigos mala onda siguen teniendo las mismas malas energías y yo, sigo siendo yo.
Otro día. El despertador suena y suena y suena. Me despierto. Saco una mano y la extiendo para que ese ruido infernal se termine. Después como es costumbre en mí, me levanto por partes, como si fuera un rompecabezas, que luego al salir de la cama se arma pieza por pieza.
Me miro en el espejo y mi pelo sigue teniendo pintura verde. ¿Qué dirá mi jefe si me ve llegar así? me pregunto y me meto a la ducha. Salgo y me preparo mi desayuno, es decir mi taza de café, ¿qué haría sin café yo?, no lo quiero ni pensar.
Se me hizo tarde otra vez. Mi jefe debe pensar que se lo hago a propósito, pero no soy ni tan inteligente ni tan malvada, sólo muy inpuntual.
La inpuntualidad es un defecto que viene de familia, todos mis antepasados tienen esa tendencia. ¿A qué hora nos juntamos?pregunta mi abuela, a las 2 contesta alguien. A las 3 recién llega el más puntual. Está en mis genes, no puedo evitarlo, le diría a mi jefe. No le digo nada y trato de evitarlo, es más sencillo.
No sé porque me contrató mi jefe, pienso cuando me siento en la silla frente a mi escritorio, será tal vez que la única que leyó ese diminuto aviso en el diario fui yo, o quizás vio algo en mí, algo que nadie más vio, no lo sé.
Pero gracias a ese trabajo vivo e intento de vez en cuando pagar mis deudas, aunque no siempre lo consigo.
Las boletas se acumulan en mi mesita ratona, por suerte tengo un sistema que no me falla, las urgentes las coloco por encima y por las dudas que se mezclen les pinto la fecha con resaltador verde.
Podrías ser un poco más ordenada, había dicho mi madre en una de sus tantas visitas.
¿Por qué no habré tenido un hermano o hermana para compartir las culpas y las tortuosas visitas de mi madre?. ¿Qué hice yo?, nacer y mágicamente hacer desaparecer a mi padre.¿ De él que tengo? Una nariz repignada y una foto griz y rota, que está muy bien guardada en un cajón. Nada más que eso, ah y según mi madre el carácter.
Sos igualita a tu padre, me dijo en cierta ocasión, ni idea jamás lo conocí, quise contestarle, pero en cambio sólo subí los hombros y callé.
Mi casa, si se puede llamar así, es un pequeño rectángulo, con muebles diferentes, que fui recolectando de las casas de amigos o parientes lejanos. ¿qué es lo que le viste a esta pocilga?, me preguntó un día mi amigo gay (el que me quisieron presentar como candidato) y yo abrí una puerta de vidrio,y ahí estaba, el balcón. Era tan perfecto. Tenía el espacio suficiente como para pintar, para comer con amigos, para tomar sol, etc.
Por ese balcón yo alquilé ese departamente. Eso es algo que sólo yo entiendo, nadie más.
Lo que más me gusta hacer en el balcón, además de pintar, es mirar a la gente que pasa. A veces pasa tanta gente y tan junta que pareciera que todos son parte de lo mismo, una gigantesca masa humana que se desplaza al mismo ritmo, hasta que uno se detiene, cambia de velocidad y la masa se transforma en un caminito de hormigas desordenadas.
Pasaría horas enteras mirando a esa masa avanzar y transformarse en diferentes cosas, ¿quién habrá sido el formador de la masa? me pregunto, y trato de identificarlo en la multitud.Ya lo sé, estoy un poco loca.
Otro de mis placeres, muy oculto, es fumarme un cigarrillo por día, solo uno (es mi permitido). No sé porque pienso que fumar un cigarrillo solo al día no me va a hacer tanto daño, ni me va a crear adicción (otra mentira que me digo a mí misma).
Salgo al balcón (para que no me quede olor a cigarrillo en mi diminuta casa) y lo prendo, que placer. Miro la calle, la masa humana hoy no se formó (pienso) y claro, si es domingo.
De repente una persona aparece de la nada y empieza a hacer malabares en la esquina. Hoy no es el mejor día para hacer malabares, no pasa nadie, igual él (me doy cuenta que es un él por la ropa) no se detiene. Saca pelotitas de colores, clavijas y espera con mucha paciencia bah eso pareciera.
¿Quién será ÉL?,la curiosidad de repente se apodera de mí.Tiro el cigarrillo y entro, pero la imagen y la intriga que me causó ÉL, no se van de cabeza.
 



.
CAPÍTULO II : ÉL
Hacer malabares es la forma de vida que yo elegí para vivir, le dije a mi padre y le cerré la puerta en la cara.
Estaba muy cansado ya de que me diga una y otra vez, buscate un trabajo decente y deja de payasear, pero yo en cierto modo eso es lo que quería ser, un payaso.
Sacarle una sonrisa a un niño es más valioso que el dinero, siempre que se lo digo a mi madre se emociona. Ella si me entiende.
Entiende que no me interesa trabajar (como él) en una oficina encerrado. Entiende que mi vocación es otra, y que, aunque tenga un título de abogado (muy guardadito, sin usar) hacer malabares, piruetas, y tener una nariz de payaso es lo que me hace feliz.
Dale tiempo, siempre me dice mi mamá, pero ya me cansé.
Él quería que yo me saque siempre las mejores notas en el colegio, ¿por qué un 9?, si podés sacarte un 10. Y yo lo hice.
Él quería también que estudie abogacía y me gradúe con honores. Y yo también lo hice.
Pero ahora simplemente quería vivir mi vida. Era así de simple.
Así de simple y así de complicado, como es la vida.
Hoy como siempre me levanté muy temprano, desde que era muy chiquito fui siempre madrugador. La mañana es mi mejor momento, en verdad, desde que decidí hacer lo que realmente me gusta, todo el día es mi mejor momento.
Después de levantarme, me tomo mi dosis mañanera de mate, y salgo con mi mochila cargadísima. Te va a hacer mal a la espalda, me dice mi mamá, ella es la única de los dos (de mis padres) que me habla, o mejor dicho que me escucha.
Cuando hablo con mi papá siento que mis palabras se dirigen tranquilas hacia él, pero nunca llegan, o si llegan están cambiadas. ¿Será que hablamos idiomas diferentes? Tal vez por eso no nos entendemos.
Siempre me paro en las mismas esquinas, es como una cábala para mí, además es una forma de hacerme conocer por la gente.
También, aunque no tan seguido, me llaman de colegios o jardines de infantes (sobre todo el día del niño, o el día de la primavera) para que haga un espectáculo para los niños. Los niños son, sin dudarlo, mi mejor audiencia.
Ellos no me juzgan por mi aspecto, ni me ropa, o cuando alguna vez por descuido se me cae una clavija al piso (pasa muy pocas veces).
Aunque también estar en la calle tiene su encanto.
La gente generalmente pasa tan apurada que ni siquiera me ve, sólo algunos se paran y me regalan un poco de su tiempo.
Yo no entiendo como pueden vivir tan acelerados, para mí eso no es vivir, es sólo moverse y respirar, pero no vivir. ¿Quién los corre?, ¿por qué van tan apurados? Me encantaría preguntarles. Yo tengo otros tiempos, otro ritmo de vida, a mí me gusta disfrutar de todo. Hasta cuando llueve, y la gente está más apurada que nunca, yo camino tranquilo, con una sonrisa en la cara. Está loco, deben pensar. Yo pienso que los que están locos son ellos, que se quejan de la lluvia cuando llueve, que se quejan del sol cuando hace calor, se quejan del viento, en síntesis de quejan de todo.
Cuando me paro en las esquinas tengo que tener mucho cuidado con los autos, porque cuando el semáforo se pone amarillo arrancan y yo tengo que pegar un salto para que no me pasen por encima.
Incluso algunos pasan en rojo, y por si fuera poco que están cometiendo una infracción, se enojan conmigo y me insultan porque estoy en el medio de la calle.
La gente está demasiado alterada.
Mi hermano cuando pasa, con su traje bien planchado, ni me mira, él, como mi papá piensan que estoy deperdiciando mi vida.
Ojalá yo tuviera la inteligencia que tenés vos, me dijo en cierta ocasión,¿por qué tirás a la basura el potencial que tenés?.
El potencial, como vos decís, lo uso para hacer lo que me hace feliz, ¿no es para lo que estamos en en este mundo, para ser felices?, le respondo y él se enoja.
Siempre con las misma pavadas. Lo que pasa es que él también habla el mismo idioma que mi papá, así que nunca nos entendemos ni nos vamos a entender. Igual lo quiero, es mi hermano. Además me regaló lo más lindo que tengo en la vida, mis sobrinos, ah y una cuñada que es un sol.
Ellos se quedan horas mirándome y aplaudiendo. Es genial lo que hacés, me dice ella, mirá como me los tranquilizás (mis sobrinos son bastante inquietos) así que que se queden sentaditos es todo un logro.
Mi cuñada es maestra jardinera, así que tenemos mucho en común, sobre todo que nos encantan los niños y además que amamos el karaoke (cosa que mi hermano odia).
A veces salimos a cenar los tres y terminamos la noche en un bar karaoke. Siempre hacemos votación y ganamos por mayoría, dos a favor (mi cuñada y yo) y uno en contra (mi hermano).
O a veces mi cuñada, que tiene una obsesión por verme de novio, me presenta alguna amiga y salimos los cuatro, aunque todavía no he conocido mujer que se banque mi estilo de vida.
Es “demasiado hippie” le han dicho sus amigas después de conocerme.
Yo creo que ven en mí lo que no se animan a ser, y eso no les gusta nada.
Igual no tengo apuro porque sé que mi media naranja existe y está en algún rincón de este mundo esperando que la encuentre. Soy bastante cursi o romántico, por así decirlo, es otra de mis virtudes (según mi madre) o defectos (según mi padre).
Con mi papá no sé, o no recuerdo bien cuando dejamos de hablarnos o entendernos. Creo que el hecho de haber renunciado a su buffet de abogados, y a su sueño de que algún día yo ocupe su lugar, fue el principio del final.
Aunque para mí significó el comienzo de mi vida.
Espero que algún día entienda que lo mío no fue un simple hecho de rebeldía (como lo llama él) sino que que fue un despertar, un renacer, un empezar a ser yo.
Demasiados pensamientos en mi cabeza. Mejor que empiece la función.
Empiezo con las pelotitas de colores, que llaman más la atención. Con fuego nunca trabajo, me parece demasiado peligroso y un muy mal ejemplo para los niños que me ven.
Tengo una bicicletita muy pequeña, que me compré en una feria, pero todavía no domino muy bien (falta bastante práctica) así que por el momento solo la uso en mi casa.
No pasa nadie y me empiezo a aburrir. Es un típico Domingo.
Me pongo a observar a los pajaritos que vuelan buscando comida, y a la gente (muy poca) que pasa en sus autos con cara de aburrimiento (cara de ya es Domingo y mañana va a ser Lunes).
Me causa mucha gracia ver a la gente tan preocupada pensando mañana es Lunes, mañana es Lunes...que se olvidan de que hoy es Domingo. Me parece que no se dan cuenta que se están perdiendo de todo un día a la semana, que serían 4 días al mes, que serían 48 días perdidos en el año (me parece que es mucho) y todo por vivir pensando en el futuro y no en el presente.
De vez en cuando pasa alguien sonriendo (aunque sea Domingo), y te transmite un poco de alegría. La mayoría de la gente no sabe el efecto que puede causar una sonrisa. Si lo supieran, creo que todo el mundo andaría sonriéndole a la vida.
Aunque una sonrisa como la de ELLA creo que nunca había visto antes. Frenó su auto en el semáforo, yo me puse a hacer malabares y ahí apareció, la sonrisa más perfecta que vi en mi vida.
¿Quién será ELLA?, ¿cómo no la vi antes?, ¿sería de otra ciudad?, realmente parecía de otro mundo.
Por un momento me paralicé y todas la pelotitas rodaron por la calle. ELLA me siguió sonriendo.
Es ELLA, pensé. Por fin la encontré. Es ELLA, y el semáforo tuvo que cambiar a verde.
Me dio un billete todo arrugadito y siguió. Pero en mi corazón ELLA se instaló por completo.
 
CAPÍTULO III:  ELLA
Impecable, es como siempre estoy. Ni un pelo fuera de su lugar, ni una mínima arruguita en mi ropa. Todo siempre impecable, perfecto.
Así soy y así siempre fui. Mi abuela/mamá me crió de esa forma.Y ahora simplemente no lo puedo evitar.
Mis amigas me viven cargando al respecto, pero no me afecta. Creo que el haber perdido a mis padres siendo tan pequeña me hizo un poco inmune a ciertas cosas, como las cargadas o chistes acerca de mí.
Mis abuelos me criaron como una princesa, nunca nada me faltó, en verdad sí, me faltaron mis padres, así que ellos tuvieron, a su larga edad, que asumir ese rol que no les correspondía.
Demasiado bien lo hicieron para su edad, les digo y ellos se ríen (eso es algo que afortunadamente heredé de ellos, su buen humor).
Y así de tanta perfección me “convertí” en lo que soy ahora una arquitecta muy detallista y muy perfeccionista.
Amo lo que hago, me encanta hacer planos, imaginar casas, además siento que ayudo un poco a la gente a crear su hogar. Me encanta pensar así.
Aunque el ambiente de los arquitectos es para mi gusto demasiado competitivo. Todos andan siempre muy estresados y tratando de sacar ventaja de todo. Por eso nunca me pondría de novio con un arquitecto, yo quiero estar con alguien que sepa disfrutar de la vida, y ellos no lo hacen.
Todos los días me levanto a las seis, desayuno y salgo para el trabajo. Generalmente salgo muy temprano porque tengo un largo viaje en auto.
Ahorrarías mucho tiempo si tomaras otro camino, siempre me dicen mis compañeros. Pero a mi me encanta ir por el camino más largo y lleno de semáforos, es loco, pero me dan seguridad. Está en rojo y freno, está en verde y sigo, eso es algo que me simplifica mi mañana.
Me gustan las cosas simples, aunque no lo parezca.
Porque aunque parezca una persona fría, inalcanzable (como he escuchado que dicen de mí) en verdad soy muy sensible y muy insegura (lo cual trato siempre de disimular).
Hay muy poca gente que me conoce de verdad, mis abuelos y mi mejor amiga.
Sólo ellos saben cuando estoy triste o que cosas realmente me gustan. Nadie más.
Con mi mejor amiga nos conocemos desde que éramos muy chiquitas, así que prácticamente nos criamos juntas.
Ella es todo lo que yo no soy, una persona más libre, más fuerte, más como quisiera ser yo a veces, pero no me sale.
No te tiene que importar lo que dicen los demás, la vida es una sola, así que vivila a tu manera, siempre me dice.
Pero no puedo, es más sencillo ser como quieren que sea, toda perfectita, responsable, puntual,obediente, digamos alguien irreal (un robot).
Sonriele a la vida, que una sonrisa vale más que mil palabras, además tu sonrisa es lo más, siempre me dice mi amiga. Es algo que todos elogian de mí, mi sonrisa.
Mi abuelo también me lo dice muy seguido, pero me parece que es porque sabe muy bien que tenemos la misma sonrisa, es decir, la heredé de él.
Mi amiga, aunque me conoce como nadie, siempre está tratando de conseguirme novio. Pero me parece que en ese sentido no conoce mucho mis gustos.
Este chico tiene un trabajo re importante, un auto 0 km y blablabla. Yo la escucho y pienso, qué me importa lo que tiene o no, no se lo digo para no ofenderla, pero yo busco otra clase de hombre.
Busco a alguien que sea simple, que tenga buen humor, que no esté pensando siempre en la plata y que sepa disfrutar de las cosas más sencillas de la vida, como un amanecer, o cosas así.
Por eso cuando me llama para invitarme a una “salidita de cuatro” yo casualmente estoy ocupada o enferma, creo que ya entendió la indirecta (hace bastante que dejó de invitarme).
Algo que me encanta hacer, cuando tengo tiempo libre, es ver los especáculos callejeros. Me apasiona ver como con sólo tres pelotitas o pañuelitos o con lo que sea, hacen reir.
Me puedo quedar horas y horas mirándolos. Que pena que la mayoría de la gente no aprecia lo que hacen y pasan sin mirarlos, como si no existieran. O peor, hay mucha gente que piensa que son unos vagos que no quieren trabajar.
Para mí nada que ver.
Por eso siempre cuando freno en un semáforo y hay alguien haciendo malabares yo le doy plata, aunque me digan, qué haces, o dale una monedita. ¿Una monedita?, seguro que a ustedes les encantaría que le paguen su trabajo con moneditos, les respondo y se callan.
Hoy iba sola, así que cuando frené en esa esquina ya tenía mi billete reservado. Pero algo pasó, ÉL me miró y de repente todas las pelotitas que volaban con gracia por su cabeza cayeron al suelo.
No pude hacer otra cosa que reirme. Y ÉL también rió.
Que no se ponga verde el semáforo pedía mi corazón acelerado, que este momento quede congelado para siempre.
Arrugué el billete de los nervios. El semáforo cambió de color y se lo entregué.
El momento pasó, pero su imagen quedó bien guardada en mí.
Debería haber estacionado, pensé, cuando ya ese semáforo y ese chico habían quedado muy atrás mío. Debí haber hecho algo.
Simplemente no me atreví y lo dejé todo en manos del destino.
 
 CAPÍTULO IV: 


No sé por que dejé que pensara eso de mí. Ella simplemente lo dijo y yo asentí (aunque no fuera cierto, para nada).
Pero vos sos...¿gay?, ¿no?, me preguntó a los cinco segundos de conocerme,decime la verdad, tengo un sexto sentido para eso.
Como decirle que no a esos ojos tan lindos. Si pero nadie lo sabe, le dije. Creo que pensé que esa era la única manera de que ella se quedara. Quería tanto que se quedara. Quería tanto conocerla que le mentí.
Mi tía es muy amiga de su mamá así que entre las dos organizaron nuestro encuentro.
Es una chica un tanto excéntrica me dijo mi tía. Igual accedía a la cita, total no tenía nada que perder.
Yo lo pienso y lo repienso, quizás fue por mi peinado, o mi camisa tan bien planchada y limpia y, para colmo rosa, quizás fue mi forma de actuar, no lo sé.
La cuestión es que esa mentirita piadosa nos convirtió en excelentes amigos.
Aunque muy en el fondo lo sabía, yo estaba locamente enamorado de ella.
Salgamos a correr, siempre la invito, pero nunca acepta la invitación. Quizás porque fuma (aunque según ella fumar un solo cigarrillo al día no le hace mal) y necesitaría un pulmotor para hacerlo.
A mí algo que me apasiona en la vida es correr. Me carga de energías positivas. Es lo mejor.
Corro por las mañanas, y después de eso arranco mi día laboral con todas las pilas.
Trabajo en el campo, soy veterinario.
Siempre amé estar al aire libre y también los animales, creo que esas fueron las razones por las cuales elegí esa carrera. Desde muy chiquito me dediqué a tratar de curar a los insectos heridos o pajaritos que caían de sus nidos (aunque los resultados nunca eran positivos) pero igual nunca dejé de intentarlo.
Me gusta el campo además porque me transmite mucha paz. La ciudad puede ser muy estresante a veces, bah, casi siempre.
Tanta gente junta, tanto ruido de bocinas y gritos. Nada de eso pasa en el campo.
A veces me gusta quedarme los fines de semana, porque disfruto mucho de la soledad y de la tranquilidad (algo que ninguno de mis amigos me entiende).
Siempre tuve muchos amigos, en verdad soy un ser muy social.
Pero de vez en cuando prefiero estar solo o con ella, mi mejor amiga, con ella casi puedo ser yo mismo, digo casi porque piensa algo de mí que no soy, así que debo actuar un poco.
Si me vieran mis compañeros de trabajo creo que me gastarían el resto de mi vida. Pero por suerte nadie sabe de mi “doble vida” (falsa, por cierto).
Hoy, no sé bien porque, me levanté con toda la intención de decirle la verdad a ella. Es hoy, me dije mil veces, tiene que ser hoy.
La llamé y la cité donde siempre, en ese café que está en el medio de nuestras casas, es decir tenemos la misma distancia los dos. Yo por supuesto fui corriendo, como siempre, ella en colectivo (no camina ni una cuadra).
Pero cuando la vi llegar toda mi seguridad se cayó al piso. Nada, es lo que pude decirl, absolutamente nada.
Otro día que se pasa y la mentira que sigue creciendo y creciendo.
Te presento a alguien, creo por mi sexto sentido que nunca me falla, que también es gay, me dijo en cierta ocasión. Me causó tanta gracia que me tenté, ella me miraba sin entender lo que me había causado tanta risa.
Si supiera que ese sexto sentido del cual se siente muy orgullosa de tener, falla casi un cien por ciento de las veces, se decepcionaría mucho.
Después del intento fallido de decir la verdad, salí nuevamente a correr, corrí tanto que me quedé casi sin aire, pero como lo necesitaba.
Me paso tanto tiempo pensando y pensando en como decirle la verdad, que ya mi familia empezó a sospechar algo.
¿Cuándo nos vas a presentar a esa chica?, la que te hace suspirar tanto, me preguntó un día mi vieja cuando fui a almorzar cierto día.
No hay nadie, le contesté.
Pero no me creyó y siguió insistiéndome en que le dijera, y por si esto fuera poco se sumaron mi viejo y mi hermana menor.
Almorcé y me fui. Ya me había cansado tanto interrogatorio.
Le voy a mandar una carta, como no se me había ocurrido antes, es algo que a las chicas les gusta, bah a la mayoría.
Agarré una lapicera, una hoja, pero nada. Ninguna idea como la gente.
Tiene que ser una carta que la sorprenda, una carta espectacular.
Dejé que mi corazón me dictara y empecé a escribir.
Lo leí y lo releí.
La carta decía lo siguiente:




TE AMO Y SIEMPRE TE AMARÉ, TAL CUAL SOS, CON TU PELO A VECES DE COLOR VERDE, CON TU INPUNTUALIDAD EXCESIVA, CON TUS VICIOS,CON TODO.
SIMPLEMENTE TE AMO Y NO LO PUEDO EVITAR.
FIRMA: LA PERSONA QUE MÁS TE CONOCE EN EL MUNDO Y A LA CUAL VOS CONOCÉS SALVO POR UN PEQUEÑO DETALLE.


La guardé en un sobre y se la mandé.
Se tiene que dar cuenta que soy yo, es demasiado obvio, pensé.
Pasaron los días y nada, ni un mail, ni una llamada, ni una carta de mi amiga.
¿Se habrá ofendido o enojado por mi declaración de amor?, o quizás no se dio cuenta que era yo.
La duda me empezó a carcomer el cerebro.
No me quedó otra que ir a hablar con ella cara a cara.
Me puse mis zapatillas deportivas, agarré mi botellita de agua y salí corriendo para su casa.
No podía dejar que la cosa se enfriara.
Hoy era el día.
Hoy si o si me voy a tirar a la pileta, no existía otra opción.
 
 CAPÍTULO V: ELLOS


¿Cómo se formó el ELLOS?, ¿cómo el ÉL y el ELLA lograron superar las estadísticas?, ¿fue simplemente por azar?, o quizás fue obra del destino.
O quizás fue algo más fuerte, más poderoso que el destino y el azar juntos.
Algo que hace que los corazones se busquen y se encuentren.
Algo que hace que de repente, ELLA vuelva a esa esquina, a ese semáforo donde la estaba ÉL esperando.
¿Qué hizo ELLA?, simplemente seguir el impulso de su corazón, como nunca antes lo había hecho.
Y frenar, aunque el semáforo estaba en verde, y las bocinas empezaban a sonar aturdiendo toda la ciudad.
Este es mi número, dijo y le alcanzó un papelito, igual de arrugado por los nervios que el billete que le había entregado minutos antes.
ÉL sonrió como nunca.
Me ganaste de mano, fue la respuesta de ÉL, y guardó con mucho cuidado el papelito en su bolsillo.
ELLA siguió, consciente de que su vida ya había cambiado para siempre.
Esta de más decir, que ÉL la llamó y que ELLA aceptó sin dudarlo la invitación a cenar.
Esta de más decir que a partir de ese momento simplemente dejaron de ser solo ELLA y solo ÉL.
 Desde el momento en que decidieron desafiar a las estadísticas y a sus miedos, pasaron a ser ELLOS.
Un “ELLOS” que vive y disfruta de la vida.
Un “ELLOS” que no dejó que la suerte o el azar decidiera su destino.
 
 CAPÍTULO VI: NOSOTROS


El NOSOTROS fue más difícil de formarse. Quizás porque el YO y el TÚ ya tenían una historia.
Quizás porque el temor no los dejaba ver con claridad o quizás porque no querían admitir lo que en verdad sentían.
Esa carta la escribí yo, le dijo cuando entró a su casa.
Ya lo sé, contestó, y dejó que pasara al balcón donde se encontraba pintando, como siempre.
Mi sexto sentido me falló, dijo y empezó a reir a carcajadas.
Y eso fue suficiente.
A veces las palabras sobran. A veces no hay que decir nada, simplemente dejarse llevar por el lenguaje secreto del amor.
Asi que sucedió.
Otra vez más quedó demostrado que no hay que dejar que el destino maneje nuestra vida. Hay que actuar. Hay que hacer que las cosas sucedan.
Porque el YO y el TÚ decidieron formar el NOSOTROS.
Un NOSOTROS que acepta sus diferencias.
Un NOSOTROS que tomó las riendas de su vida y se animó a más.
Un NOSOTROS que se animó a ser feliz de verdad.
 
 FINAL (feliz)


Siguen existiendo aproximadamente siete mil millones de personas en este mundo y la superficie terrestre sigue siendo de 148.647.000 km2 (también aproximadamente), así que la probabilidad de cruzarnos con determinadas personas, en determinado lugar, nos sigue dando el mismo resultado: una cifra menor a 1/ 7.000.000.000.
Sigue sucediendo, simplemente es así.
Afortunadamente también seguimos siendo personas que viven, toman decisiones y eligen su destino.
Personas que nos arriesgamos y luchamos por las cosas que nos son indispensables, como el amor.
Porque el ÉL y el ELLA podrían haber tomado otro camino.
Y el TÚ y el YO también.
Pero decidieron enfrentar sus miedos, y saltar al vacío.
Decidieron jugárselo todo por amor.
¿Y qué resultó de todo esto? Un ELLOS y un NOSOTROS, en síntesis, un hermoso final feliz, porque aunque la vida no es un cuento de hadas, y no todo es color de rosa, está en cada uno de nosotros elegir los colores con los que queremos pintar nuestro camino.
Está en cada uno de nosotros la elección de ser sencillamente, FELIZ.
 








 




Página 1 / 1
Foto del autor josefina
Textos Publicados: 93
Miembro desde: Apr 01, 2013
0 Comentarios 411 Lecturas Favorito 0 veces
Descripción

cuento largo

Palabras Clave: amor

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



Comentarios (0)add comment
menos espacio | mas espacio

Para comentar debes estar registrado. Hazte miembro de Textale si no tienes una cuenta creada aun.

busy