la noche en que conoc a Emily
Publicado en Aug 23, 2014
¿que hacen estas manos mías, escribiendo de ella,
si no hacen mas que abreviar su belleza? Emily, sabes? la noche en que te conocí...supe de inmediato que Dios, clavó un par de estrellas en tus ojos, y ahora el cielo, con su estela gloriosa de claveles retoñando, me es indiferente. todo me es indiferente, menos tu. menos tu, y el cardenal que baila en tu pecho. ¡ oh Dios ¡ ¿que hacian estos ojos míos, espiando para mi alma, sus ojos abrasando la noche? ¿que hacian estos celos míos, tiritando de frío, abrazando el río que bañaban sus mejillas? ¿que hago ahora yo, que se que me has quitado la muerte? el poniente floreaba con tus rizos rebeldes, mientras le dibujabas bigotes a la luna. ¡ oh ¡ cuan complaciente era la luna contigo. esa noche, no se en donde, no se en que parte, pero se que en algún rincón cerca de ti, el tiempo yacia colgado, así como el sol por la mañana. podian transcurrir las horas pero no el tiempo. este era eterno por lo tanto estático. vi como partían tus lagrimas al sentirte llorar. brincaban suicidas escondiéndose en tus medias de lana. ¿porque llorabas, hermosa dama? te seguire o me quedare, segun me despiertes. las ranas aleteaban por encima de los arboles y las luciernagas, tomadas de las manos, coronaban tu frente. la sombra de la luz, heria tu rostro, mientras las hojas se ahogaban en el aire. ¿ a quien le sufrias, hermosa dama? ¿a quien le deshojabas con tu tristeza? mucho después supe que a mi las margaritas encendieron sus candelabros. los grillos desterraban tus sollozos. y tu, extendiendo tus alas, entrañandome, te fuiste. quizas buscando el cielo o huyendo de el. eso no sabria explicarlo. a la mañana entrante, el frío arrodillado tomando un cafe, me señalaba el aroma revolcándose en los alrededores, este venia y se iba, como un respiro asmático. a donde te fuiste, hermosa dama? o es que al irte volviste a tu almohada? grité, y no me oí. sabia muy bien, que tu al irte, te llevaste una parte de mi. ya entrada la tarde, la espina entro en mi carne, y dándole la espalda al aire, me busqué y no me hallé
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