Felipe y su guerra particular (Cuento)
Publicado en Jul 27, 2014
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Felipe es "Morris", el otro es "Dalton" y la guerra siempre tiene nombre de mujer. "Está limitada por un breve círculo nuestra vida humana". No. No fue Shakespeare. No siempre es un"güilian" quien escribe las mejores frases. De momento sólo sabemos que cuando los pardos gorriones del arrabal comen su "maná desmigajado" en la plazoleta donde silbatea el chorro de agua de la fuente del pilón, siempre hay uno que muere... mientras los demás huyen no por cobardía sino por salvar la vida. Y huyen (o huímos) más allá de los geranios mientras un par de lindos ojos de mujer observan (tras los visillos con cenefas de clavel) algo situado fuera de nuestro alcance. Es la guerra y el misterio de todas las tardes. No fue un "güilian" esta vez. Fue un ser colectivo llamado Goethe. Guerra. Círculo Vital y el  Misterio de todos los Atardeceres. La cadena que se alarga hasta el infinito... aunque el infinito también tiene un final.
 
Hoy están resonando, con más fuerza que nunca, los perdigonazos que salen de las escopetas de aire comprimido. Y el caso es que no son, en esta ocasión, los pardos gorriones quienes ejercen de dianas del atardecer. Tampoco es Diana. ¿Dí... Ana... eres tú? Sí. Lo otro ya lo estamos todos observando encaramados, como siempre, en la carcomida baranda que mandó construir, hace muchisimos años ya, un alcalde llamado Sáinz; al cual nadie recuerda y del cual nosotros no sabemos el nombre aunque fuese un hombre tierno. ¡Vaya "ustez" a saber! "¡¡Jazmines en el pelo... del puente a la alameda... la flor de la canela!!" y "¡Apaga ese cacharro...chalao... que no nos dejas oír lo que se dicen!".
 
Sí señor. No hace falta ser un adivino para acertar que Ana es "la flor de la canela" que cruza del puente a la alameda mientras Felipe y el otro se disparan "a dar". "¡Esta vez se matan, "Tirapedos", esta vez te lo juro por mi camiseta de Canario que se matan!"... y a todos los "tirapedos" del atardecer se les humedece el cielo... el cielo del paladar quiero decir... para saber quien mata a quien o quien se deja "morir" por Ana. ¿Por qué será que todo lo incipiente posee el sentimiento oblicuo? Mi papá dijo, el otro día, que la vida siempre es una "inclinación" hacia algún lado. Posiblemente sea por eso por lo que cuando Ana pasa por delante de los chicos del arrabal parece que nos hemos emborrachado de anisetes... con pasas...
 
"¡Yo vendo unos ojos negros los vendo por traicioneros!". "Pero leches... ¿no te dije que apagues ese cacharro, chalao?". "Es que... ". "¡Ni es qué ni es cá! ¿O de verdad no sabes distinguir entre tocar a una "soni" o tocar a una "lagarta"?. "Sí, pero es que...". "¡Tira ese cacharro ya mismo o te tiro yo a ti y a ese chisme por el puente abajo!". Y "El Jarales" apaga su "Sony" y calla por no atreverse a decirle a "El Navajas" que le está odiando profundamente porque le ha birlado su novia.
 
Yo aprovecho para meditar las siguientes estrofas. "Quien me los quiere comprar... los vendo por traicioneros... porque me han pagado mal". Pero los otros ojos, los del verde oleaginoso de las plantas de anís... están otra vez tras los visillos con cenefas en forma de clavel y mirando algo que se encuentra más allá de todos nosotros...
 
Mientras tanto -¡zing...zing... zing!- los balines de plomo levantan costras en el musgo amarillento de las rocas calizas donde "Morris" y "Dalton" se refugian mientras se tiran a matar... y yo sigo meditando que Don Florencio nos dijo, hoy, en la clase de lenguaje orgánico o inorgánico (que ahora mismo no me acuerdo de la diferencia), algo así como que "el zinc es un metal de color blanco azulado". ¡Y menudo jaleo se armó con eso de si se escribe cinc o se escribe zinc hasta que el mismo Don Florencio nos sacó de dudas cuando setenció que daba lo mismo porque de las dos maneras estaba bien escrito!
 
Sin embargo, lo que oímos desde la baranda del puente no es ¡cinc-cinc-cinc!" ni ¡zinc-zinc-zinc! sino más bien ¡zing-zing-zing!... y deduzco que una cosa es que el asunto termine con c de celos o acabe (como en esta ocasión creo que va a finalizar) con g de guarismo sin cantidad; que en el arrabal siempre se traduce por g de guarrismo de los aullidos del lobo por culpa del "Tirapedos" o por g de guerra celular por culpa de "Morris" y "Dalton".
 
Entre celos mal disimulados y guerras particulares que son, en realidad, la única y la misma guerra que les atañe, en general (como me explica "El General" sabio por viejo no más), a todos y a cada uno de los chicos del arrabal... los misterios del atardecer sólo resplandecen cuando los ojos de una linda chavala miran más allá de los geranios...  
 
"¡Ansiedad... de tenerte en mis brazos...!" "¡Te jodiste, Jarales!" Pero "El Jarales ha huido ya corre que te  corre. "¡¡Como vuelvas por aquí te tragas el "soni" y el sonajero... so infantil... que estás más sonado que las maracas de Machín!!". Corriendo va por la vega. "¡¡Y olvídate de "La Lagarta"... chalao...que ya tiene a su caimán!! ¿Has oído bien, Jarales, o quieres que te lo diga más fuerte?".
 
Yo no sé si "El Jarales" lo ha oído bien o lo ha oído mal. Todos los demás creo que sí lo hemos oído... sobre todo lo de caimán... pero lo que puedo asegurar es que seguimos oyendo el ruido de los proyectiles de plomo que rebotan, continuamente, en las rocas calizas y a escasos ocho centímetros del cuello de "Dalton"... así que "Morris" se ha levantado, confiando en su victoria por abandono en el  tercer "round", y ha sido el momento oportuno en que "Dalton" ha disparado con toda la intención de tuertear a nuestro líder.
 
Pero "Morris" sigue siendo el mismo de siempre y cuando el balín ha impactado en la piel de su muñeca derecha (con hilillo de sangre incluido), ha arrojado su escopeta al suelo y con un arrojo propio de los legionarios que se consideran "novios de la muerte nada más", ha saltado por encima de "su roca" como un gato montés y se ha lanzado -"¡¡Cabrón!!"- porque "Tigre de Malasia" fue la última película qiue vimos juntos y "Dalton", sorprendido, también se ha puesto en pie para librar la "batalla final" de todos nosotros...
 
"¡¡¡Dale sardina, dale boquerón, hínchale un ojo, hínchale los dos!!! ¡¡¡Dale sardina, dale boquerón, hínchale un ojo, hínchale los dos!!!". Y todo el coro infantil estalla, enardecido, en una diáspora de "ángeles iracundos" versus la paz de los geranios.
 
"Dalton" sabe que ya no queda más remedio que enfrentar la situación. Ha llegado la hora si no final al menos fatal. Se ha levantado. Se ha cubierto. Pero que si quieres arroz, Catalina. Pim-pam-pum. Tres puñetazos en la boca (dos del estómago y una de "cierra el pico y no te entrarán moscas"), acompañados del clásico "¡¡¡Patterson frente a Liston!!!" (que es siempre de "El Tizón") más un zas-zas en los antebrazos de Felipe (con el "!Ahora, Dalton, ahora!! del consabido "lugarteniente" pecoso y "pelotari" número uno, llamado "El Califa"). 
 
La tarde llega a su final. La golpiza también. ¡Y se acabó!. De nuevo la chillona vocecita del neutral "Tizón" aclamando a Patterson (que él pronuncia "peitirson") y... "¡Puchas con este niño que está más drogado con el box que las luces del Madison Square Garden!" y... "¡Compréndalo señá Obdulia que es en solo por la edad!" y... "¡Ustez se me encalla ahora mismo, Mejía, o le pongo de patitas en la calle!" y... "¡Pero señá Obdulia!"... y... "¡A este "Tizón" vaya que me lo blanqueo yo cuando le eche el guante encima!".
 
Todos sabemos que "Morris" ha triunfado un poco más. Todos sabemos, desde ahora, que el "lunar" de la muñeca derecha de "Morris" es un nuevo galón de mando... y todos sabemos (o al menos yo sí lo sé) que los lindos ojos de Ana no han estado allí...  porque ella sólo mira más allá de los geranios... hacia un sueño que no sabemos todavía interpretar...
 
"Dentro de quince días nos veremos las caras otra vez tú y yo ¿Entendido, Dalton?" Pero "Morris" no levanta ya la voz porque sabe que ella "no está" allí. Dalton se levanta del suelo, toma su escopeta de aire comprimido y se va seguido, como casi siempre, por "El Califa" y "El Caimán" (enamorados de la desaptación en el ya desadaptado arrabal) y sabiendo que dentro de quince días tendremos que estar todos listos para celebrar el reto. Partido de fútbol sin remedio en la cancha improvisada que siempre levantamos en los arenales de Doña Obdulia si se da el caso de que en ese día no esté cabreada con nosotros o con alguien que no seamos nosotros pero nosotros "paguemos el pato". 
 
De acuerdo. A partir de ahora, mientras estemos obligados a seguir viviendo, tenemos la urgente necesidad de preparar las casacas rojas los unos (los que somos del "Trabuco") y las casacas azules los otros (los que son del "San Pedro"). Y todo por culpa de la guerra de todas las tardes. Porque si no guerreas aquí no eres nadie.                  
 
Mientras tanto, "El Jarales" ha vuelto de la vega... y ha vuelto -es valiente este cachorro- con su cacharro a cuestas. Y "La Lagarta" (para fastidiar más con su excelsa belleza morena de los ojos negros que pagan mal) ha venido desde la ribera izquierda flanqueada por "La Puñalitos" y "La Garzota". Las tres, cadereando con sus polleras "colorás", han cruzado del puente a la alameda y en dirección del sembrío de geranios...
 
"¡Es linda la guambra, Navajas!". "Sí. Es muy linda, Jarales". "¡Y no me la puedo quitar del pensamiento, Navajas!". "Pues ya puedes entonces emigrar a otro planeta, Jarales". ¿Por qué me la quitas, Navajas?". "¡Porque no se ha hecho la miel para la boca del asno!". "¿Sólo por eso, Navajas"? "Y por algo más". ¿Por qué, Navajas, por qué?". "¡¡Porque sí y sanseacabó el tema!!".
 
Se acabó. Cuestión zanjada. Los dos se echan los brazos por los hombros y juntos caminan mientras encienden el "Sony". "¡Por el amor de una mujer perdí todo lo que fui!". Se van "El Navajas" y "El Jarales" abrazados como dos amigos inseparables (e insuperables) porque éste sabe que ya no volverá a sentir, ¡jamás!, los cálidos labios de ella sobre su rostro o su boca (o vaya usted a saber por qué nunca nosotros sabemos nada del lugar exacto que depende de la mitología más que de la realidad) y aquel sabe que no es, ni por casualidad, el último y definitivo caimán de la escultural lagarta y ni tan siquiera el más importante para ella.
 
Es por todo esto que todos conocemos muy bien por lo que "El Tizón", que viene feliz acompañándonos de regreso al interior del arrabal, tararea con irónica mezquindad lo de "se va el caimán, se va el caimán, se va para Barranquilla"... y yo también me voy... meditando...
 
"No lo pìenses más, "Sanjinés", porque ya lo dijo Unamuno. O es para todos o es para ninguno". ¡Mi buen amigo "Zábal"! Él es Miguel, el primo de Marcelo, el emigrante que nació de vasco (bilbaíno para más señas) y la bella "Malinkée" (mulata guineana que enviudó por culpa de una mala noche en que su amado Iñaki Solozábal cayó víctima del blanco rayo tormentoso que surgió del frío acerado de la hoja de un puñal salido del oscuro soportal de "Las Brujas". Mi buen amigo Miguel Solozábal -"Zábal" para todos los del arrabal- que, cuando llegan los meses del diciembre de cada año juvenil, infaltablemente está entre nosotros para pasar las vacaciones con su abuela paterna Doña Obdulia porque "Malinkée" no tiene más "plata"  ("parné" dice "El Gitano") que la de sus dientes de marfil cuando sonríe a sus clientes para poder costear la vida de cinco hijos varones y tres hijas hembras.
 
"Zábal" posee  muchos libros que son heredad de su ex-padre y por eso, además de     excelente futbolista,  es filósofo sin cuartel; pero Miguel no descubre que no es en "La Lagarta" en la que yo estoy pensando...
 
"¡Ay el corazón! ¡Mi corazón, "Sanjinés!". "¿Qué le sucede a tu corazón?". Y "Zábal" sorprende, una vez más, con su "chispeante" guasa vasca. "¡Mi corazón palpita como una patata frita!". Y viendo que no sonrío... "!Venga, "Sanjinés", que ya lo dijo Pío Baroja! ¡El que la quiera que la coja!". Me golpea, salvajamente amistoso, en la espalda... pero Miguel Solozábal sigue sin descubrir que no es en "La Lagarta" en la que pienso...
 
Después, al llegar a las primeras sombras de las acacias que se encorvan a la entrada de las callejuelas del arrabal, "El Tizón" se me despide con su ya acostumbrada "gracia" que no posee ni para bien ni para mal porque siempre es neutral. "Cuando tú te hayas ido... me esconderé en la sombra". Y "Zábal" va y se cree, sin ninguna clase de malicia, en lo que todos creen sobre mí, aunqe no me conocen de nada en ciertos asuntos, y con otra brutal y amigable palmada en la espalda sigue con el juego. "¡Venga, "Sanjinés", que todos sabemos que te tiene ya anotado como el primero de la próxima tanda!"...
 
Miguel  Solozábal desconoce que no seré yo el primero ni el último de la próxima tanda de las víctimas de la escultural "Lagarta" porque no es en ella en la que estoy pensando. Y Miguel se va dando un "hasta mañana" que suena a "vaya suerte que tienes colega". Y yo sigo pensando...
 
"Lejanía de tenerte más allá de los geranios. Lejanía que comienza con L de Locura y termina con la inevitable A de Amor. Locura de Amor. Juan de Orduña y esta adolescencia de la que acabo de huir superando el vértigo de "la tierra de nadie". "La tierra virgen" para quien la conquista. Me siento un héroe del "Far West" de los muchos que he visto en el cine de la barrriada comiendo pipas desde "el gallinero" sólo por fastidiar a los del patio de butacas tirando las cáscaras desde arriba. Es la venganza de Don Mendo o algo así.
 
Todos sabemos que "Dalton" es Guerra. Todos sabemos que "Morris" es Felipe. Felipe y algo más. Pero todos sabemos que está totalmente prohibido que se le llame por otro nombre que no sea "Morris". Todos sabemos que él único que tiene licencia para  llamarle (y no siempre porque muchas veces Felipe está cabreado con los demás o consigo mismo) es su propio hermano.Y todos sabemos que esto es totalmente cierto en la mayoría de las veces por culpa de unos bellísimos ojos de mujer. Y es que "Morris"  prefiere la distancia -cuanta mayor distancia mucho mejor- para no  salir  derrotado y tener que beber para intentar olvidar. Se ha criado siempre así y no desea cambiar ni perder ante nadie. Sobre todo ante su hermano menor que se dedica a las Poesías mientras pasa, del todo, del mundo de los grandes empresarios. Eso jamás lo puede comprender "Morris" que ha nacido para jefe de personal.
 
Todos sabemos que las tres chavalas más lindas, hermosas, atractivas y sexys del arrabal, son "La Lagarta", "La Diana" y Ana Sáez Uribes-Rabadán. Todos sabemos que "La Lagarta" es una escultural morena que tira de espaldas cada vez que mira con sus profundos y grandes ojos negros. Todos sabemos que "La Diana" es una muñeca rubia que tira de frente cada vez que mira con sus sensitivos y relajantes ojos azules. Y todos sabemos que Ana Sáez Uribes-Rabadán es la única que no tiene apodo en el arrabal porque es, precisamente, eso: La Única. La Reina de color trigueño cuyos ojos que rompen las almas al mirar, siempre están observando -desde detrás de los visillos con cenefas en forma de clavel- un espacio de infinitos que hay más allá de los geranios...
 
¿Por qué será que hay ocasiones en que Felipe no le permite ni a su hermano -el único que a veces se atreve a hacerlo porque es el único que le derrota- que se le llame así por lo del cachondeo de "Felipe el de la gripe"? ¿Por qué será que todas las tardes en las que jugamos al fútbol "Morris", siempre que marca un gol, le da un fuerte apretón de manos a "Zábal" pero nunca al jugador número 8 del equipo "El Trabuco" (los que vestimos de rojo con pantaloneta azul) cuando es precisamente el jugador número 8 el que hace la genial jugada brindándole en bandeja y poniéndole "a güevo" el gol? ¿Por qué será que acabo de descubrir que la guerra particular de Felipe no es en realidad contra "Dalton" sino contra alguien que siempre está soñando con el más allá de los geranios? Guerra. Círculo Vital y el Misterio de Todos los Atardeceres.
 
Si yo viviese en 1513 después de Jesucristo, y fuese capaz de hacerlo, escribiría "Cuestión de Amor" de una manera anónima... para realzar en sus páginas las claves de toda esta historia (psicológica y sentimental) donde es imposible descifrar e identificar "los nombres verdaderos"; los que, en lugar de todos aquellos que se han fingido o transfigurado, describen las verdaderas connotaciones del "salón de baile" al que nunca acude Ana Saéz Uribes-Rabadán porque existe una batalla general (y a la vez particular) entre sus lindos ojos de dulce mirar y un infinito misterio al que sólo se puede llegar cuando alguien se atreva a rebasar la frontera de los geranios en flor... estos geranios que crecen todos los atardeceres -antes de convertirse en violetas de la noche- más allá... ¡bastante más allá!... del férreo círculo vital de los maizales de Doña Obdulia. El agónico círculo vital que nos aprieta el alma a todos los chicos del arrabal incluídos, por supuesto, "Morris", "Dalton", "Zábal"... y el número 8 que juega en nuestro equipo de fútbol. Los que vestimos de rojo con pantaloneta azul porque nos ha tocado -por un Destino que nadie buscó- vivir en "El Trabuco" del laberíntico arrabal.
 
(Tercer cuento perteneciente a la serie "Cuentos del arrabal" dedicados, especialmente, a "Pandito" el del guitarrón).                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                    
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                  
 
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                 
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Foto del autor Jos Orero De Julin
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Descripción

Cuento perteneciente a la serie "Cuentos del arrabal"

Palabras Clave: Literatura Prosa Cuentos Narrativa.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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