Rodríguez (Diario)
Publicado en Jun 13, 2014
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15 años. Adolescencia. San Isidro de Madrid. Los pequeños filósofos de Farelo estamos empezando a ser hombres. Bajamos hacia el Manzanares por la calle Toledo. Puente de Toledo. Algunos se van marchando hacia sus casas mientras yo sigo mi camino dialogando con Rodríguez. Rodríguez no tiene planta de futbolista pero está acongojado por alguna pena que le descompone el corazón. Estoy seguro de que hay alguna chavala de por medio. Y yo, metido en asuntos de chavalas, soy una especie de orientador hacia el lugar más conveniente. El asunto es que, filosofando mentalmente sobre chavalas, irrumpen en la escena tres facinerosos con ganas de armar bronca. Estoy dispuesto a defender a Rodríguez aunque no sea de los míos o porque los inocentes que no tienen forma física suficiente también merecen mi ayuda. Así que miro a los tres facinerosos y le digo a Rodríguez que si necesita mi ayuda yo estoy dispuesto a acabar con estos tres mamarrachos.
 
- Escucha Diesel, no es un problema tuyo sino algo que tengo que resolver yo solo.
- Pero ellos son tres, Rodríguez, y tú solamente uno y, en estos casos, mi obligación es defenderte.
 
Estamos bajando hacia el Paseo de la Ribera del Manzanares...
 
- No, Diesel. Nunca llegaré a ser hombre si me eliminas el problema que es solamemte mío.
 
Miro y observo a los tres facinesoros antes de dirigirme a ellos...
 
- ¿Me dais vuestra palabra de honor de que va a ser una pelea justa de uno contra uno o me lío a tortazos con los tres?
 
Los facinerosos tiemblan. El que tiene que arreglar sus cuentas con Rodríguez me jura y perjura que sólo será una pelea de uno contra uno y de que es verdad que hay una chavala de por medio.
 
- Tienes que dejarme solo, Diesel, o nunca llegaré a ser un hombre.
 
En vista de que Rodríguez necesita se los suficientemente hombre como para defender su amor él mismo, no tengo más opción que aceptar su ruego. Miro la casita y el pequeño huerto del agricultor que se resiste a abandonar la ribera del Manzanares. No tengo más remedio que aceptar lo evidente. Rodríguez tiene un grave problema y no lo podrá resolver nunca si yo le saco las castañas del fuego. Caminando por la orilla del río todavía escucho los carterazos que se están propinando los dos rivales. Desconozco si Rodríguez triunfó o fracasó en sus sueños por conquistar a la chavala de sus entretelas pero observo las aguas del Manzanares mientras medito a lo Ortega y Gasset: "La vida es una serie de colisiones con el futuro; no es una suma de lo que hemos sido, sino de lo que anhelamos ser". Nunca más volví a tener ocasión de hablar con Rodríguez y los filósofos de Farelo nos desmembramos para obtener cada uno, de manera particular, las respuestas de nuestros futuros. Poco después ya era yo el líder del Esparta... de San Isidro para más señas.
 
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Foto del autor José Orero De Julián
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Descripción

Páginas de Diario personal.

Palabras Clave: Diario Memoria Recuerdos.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Personales



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