El tiempo oscilaba sobre mi cabeza, me sentía completamente agotado y profundamente desesperado, el silencio de aquella mísera habitación no me dejaba pensar con claridad, solo atine a moverme en círculos sincronizados. Recuerdo que luego me dormí y quizás fue el olor a fuego lo que me despertó, la oscuridad había desaparecido, en el centro de mi habitación varias velas y junto a estas un vaso de agua y un trozo de carne mal oliente, me devore aquello sin pensarlo.
Ayudado de la escasa luz pude distinguir muy cerca de mí un espeso líquido, parecía ser sangre. En otra esquina repugnantemente distinguí mis desechos, con lo cual me quedo plasmado que llevaba mucho tiempo en esa habitación, después de  aquel descubrimiento un certero golpe en la nuca me desorbito y me tumbo en el suelo, si a eso se le podía llamar suelo.
El murmullo de voces me hizo abrir de a poco los ojos, las velas se habían consumido, oscuridad total, y el murmullo de voces era lo único que oía, sonido que cada vez escuchaba más lejos.
Intente gritar AYUDA y hay recién me di cuenta de que estaba atado de pies y de manos, con una mordaza en la boca, comencé a sentir un sonoro y triste tic-tac, y de la nada todo se comenzó a mover. Cuando todo se calmó sentí sobre mi unas manos,  luego varias y luego muchas, formando mi vista distinguí varias personas  que intentaban morderme, caníbales pensé, no era el único que estaba desesperado.
De pronto un silbido se sintió y aquellas personas huyeron como la vida, desconcertado escuche una voz que decía: -Veamos cuanto más aguanta.
 
Algo me comenzó a arrastrar y cortó mis amarras, creo que lo hizo a mordidas. Me dio agua y comida, y me pregunto:
-¿No recuerdas nada?
-Solo que me tienen prisionero aquí
-¿Prisionero?, pero si tu naciste aquí
-¿Cómo dices?-pregunte
-Todos hemos nacido aquí, todos de aquí
-Entonces, ¿Por qué me tratan así?                                                                                                                             
-Porque somos los débiles, somos los primeros en morir, ¡Ese es nuestro destino ¡
 
Con mi piez izquierdo roce el borde del recinto y la sentí suave y un poco ondulada.