Hombres y mogovos (Novela - Cómic - Guión Cine) -Capítulo 7-
Publicado en Jan 22, 2014
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Son las 9 de la noche en el interior más profundo de la Cueva de Tüll.
 
- ¡Hola a todas, compañeras! ¡Es cierto que una de las normas principales de nuestro grupo es la de no admitir jamás en nuestras reuniones la presencia de ningún hombre; pero yo he invitado especialmente esta noche a Zyriab y a Hugh porque son tan especiales que son diferentes a todos los demás hombres dorfus!
- ¿Y de verdad que no es peligroso que estén presentes entre nosotras, Zaida?
- ¿Por qué preguntas eso, Lusalla? ¿Tienes algo en contra de Zyriab y de Hugh?
- No... pero no me fío de ningún hombre dorfu por muy especial que sea...  
- ¿Has hablado alguna vez con alguno de estos dos?
- ¡Nunca, Zaida! ¡Yo no me fío, para nada, de los que son pescadores!
- ¡En este caso no son dos pescadores normales! ¡Zyriab podría ser el mejor y más fuerte de los cazadores dorfus pero ha decidido, por su propia voluntad, ser el mejor de los pescadores; y en cuanto a Hugh más que un pescador es un verdadero artista del barro cocido! Como ves, Lusalla, no son dos hombres dorfus cualquiera sino dos verdaderos hombres muy especiales.
- ¿Y qué nos pueden aportar a nosotras?
- ¡Inteligencia, Lusalla, inteligencia! ¿Alguna de vosotras quiere hacerles preguntas para demostrar que nos pueden aportar mucha inteligencia?
- ¡Yo tengo una pregunta para Zyriab!
- Pregunta entonces, amiga Braina.
- Yo no desconfío de ti, Zyriab, pero... ¿tú no desconfías de nosotras?...
- ¡La desconfianza es la base fundamental de la inseguridad y yo nunca he sido ni soy un hombre inseguro, Braina, pero sí un hombre prudente! ¡Muchos confunden a la prudencia con la inseguridad pero nunca son la misma cosa! ¡Un hombre valiente siempre es un hombre prudente! ¡Un hombre cobarde siempre es un hombre inseguro! ¡El hombre valiente es prudente porque siempre se plantea una meta solamente! ¡El hombre cobarde es inseguro porque siempre se plantea muchos objetivos diferentes! ¿Sabes a lo que me estoy refiriendo, Braina?
- ¡¡Jajaja!! Muy buena tu respuesta, Zyriab. Me parece que lo he comprendido.
- ¡Ya os dije, amigas, que Zyriab puede aportarnos mucha inteligencia!
- ¡Está bien, Zaida, lo admito! Pero... Hugh... ¿qué nos puede aportar el débil de Hugh?
- ¡Hug os puede aportar mucho más que yo, Lusalla, porque es más listo que el hambre que ha tenido siempre que pasar y cuando digo hambre ya sabéis a lo que me refiero! Por eso, precisamente por el hambre que le habéis hecho pasar, es el hombre más listo que yo conozco.
- Eso lo dices porque eres su íntimo amigo, Zyriab.
- ¡Te equivocas, Lusalla! ¡Eso lo digo porque es verdad! Nunca diría una mentira sobre un verdadero amigo. Cuando se miente hablando de una amistad verdadera es que no consideramos a la otra persona, hombre o hembra, como tal amigo o amiga y, entonces, para no ser descubiertos o descubiertas, tenemos que mentir. ¿Crees que mentir es la verdadera amistad, Lusalla?
- Supongo que no...
- ¡Veo que lo supones porque dudas bastante, Lusalla! Pero da la casualidad que la verdadera amistad, tanto en los hombres como en las hembras, no es ninguna duda. O eres amiga de alguna o no eres amiga de ninguna.
- ¡Basta ya! ¡Se acabó el juego de las preguntas y las respuestas! Esta noche nos hemos reunido todas no para seguir jugando sino para algo mucho más importante que jugar! ¡Sabemos que somos las hembras de los dorfus! Sabemos muy bien lo que somos... pero... ¿sabemos muy bien lo que queremos ser? Siempre nos han hecho saber que somos fundamentales para que se cumplan las tradiciones del pueblo de los dorfus pero yo os pregunto esta noche... ¿nosotras hemos participado alguna vez en la creación de dichas tradiciones o han sido siempre solamente los machos del pueblo dorfu quienes han creado esas tradiciones en las cuales nosotras no hemos participado para nada más que para acatarlas sumisamente y ser solamente objetos pasivos? ¡Nuestra revolución no es ninguna rebeldía porque nuestra revolución es una justicia y no puede haber justicia basada en personas rebeldes! ¡Pero es justo ser personas rebeldes cuando no hay justicia! ¡No es cuestión de tener prejuicios contra nadie sino de ayudarnos las unas a las otras, de una vez por todas, tanto si somos morenas como si somos rubias, porque lo que queremos es ser iguales para nosotras mismas! ¡Quienes nos hacen creer que somos desiguales o diferentes son los machos cazadores y violentos pero si preguntamos a los sencillos pescadores, como son estos dos llamados Zyriab y Hugh, nos responden que la inteligencia de las hembras no tiene nada que ver con el color de nustros cabellos, ni con el color de nuestros ojos, ni con el color de la piel de nuestros cuerpos! ¡Por eso somos un grupo en el que hay rubias y morenas y no existen diferencias entre nosotras! ¡La verdad no está en los dioses y las diosas del olimpo de los dorfus! ¡La verdad no está en los mitos ni en los héroes! ¡La verdad está en los seres humanos que piensan y, sobre todo, meditan! ¿Qué meditan esos seres humanos mientras guardan silencio antes de actuar? ¡Son capaces de meditar porque reconocen hasta dónde llegan los derechos de los hombres con relación a las hembras! ¡Llegan a la tajante conclusión de que todas las hembras somos, mucho antes que hembras, personas con plenos derechos humanos! ¿Quiénes han creado los derechos humanos del pueblo de los dorfus? ¡Tampoco nos han consultado a la hembras, para nada, si tenemos nosotras derechos humanos o si no tenemos nosotras derechos humanos! ¡A las hembras de los dorfus no nos han otorgado los brujos y hechiceros como Windar ninguna clase de derechos humanos que sean iguales a los derechos humanos que les han otorgado a los hombres! ¡Los machos siempre mandan y las hembras siempre somos las mandadas! ¿Estamos dispuestas a seguir siendo lo que los machos quieren que seamos o estamos dispuestas a luchar para liberarnos y conseguir que seamos lo que en verdad deseamos ser cada una de nosotras? ¿Son los dioses y las diosas del olimpo de los dorfus los que han creado a los hombres y a las hembras? ¿Cómo es posible que, siendo dioses y diosas perfectos y perfectas como nos narran los cuentacuentos en las noches que les escuchamos alrededor de las hogueras, sean tan injustos con nosotras en relación con ellos? ¡La respuesta es que esos falsos dioses y falsas diosas han sido creados por los machos dorfus para justificar todas sus acciones, incluidas las que cometen contra nuestros cuerpos sin tener en cuenta lo que nosotras deseamos hacer con ellos! ¡Esta mañana he aprendido de alguien que está aquí presente unas grandes verdades sobre los hombres y sobre todas nosotras las hembras! ¡Esta mañana alguien me ha hecho descubrir que todos y todas somos creación de un Ser Superior al que podemos llamar, simple y sencillamente, Dios con D mayúscula de Divinidad! ¿Y creeís vosotras que ese Ser Superior nos ha creado a las hembras dorfus para ser solamente objetos con la única misión de cumplir los caprichos de los hombres dorfus? ¿Deseamos seguir sometidas a esos caprichos o deseamos, de una vez por todas, liberarnos para ser como cada una de nosotras quiere ser? ¡Esta mañana he aprendido todo eso no precisamente a través de ningún hombre dorfu cazador sino de un verdadro hombre aunque sea pescador por su propia voluntad! ¡Un cuentacuentos muy especial que nunca cuenta leyendas ante el pueblo de los dorfus porque no busca la vanidad con la que otros se llenan de fama entre nosotras porque sólo las cuenta cuando habla de persona a persona, ya que trata a los hombres y a las hembras primeramente como personas! ¡Ese hombre verdadero está esta noche aquí porque ha abierto en mi conciencia una nueva ilusión por la que luchar! ¡Esa ilusión es aprender a ser lo que de verdad quiero ser y no lo que nadie ajeno o ajena a mí me haga ser lo que él o ella desea que yo sea! ¡Mi mejor amiga sigo siendo yo misma pero mi mejor amigo está empezando a serlo él! ¡Ahora ya nada ni nadie va a detenerme porque me he apartado de todos y de todas los que no creen en esa liberación que él me ha enseñado! ¡Me he alejado definitivamente de todos mis prejuicios y mi juicio me dice que no soy un objeto pasivo, por muy bella que sea tanto de rostro como de cuerpo, para el placer de los machos dorfus sino un sujeto activo con personalidad propia y yo seré la que decida, por mi propia voluntad, a quien quiero y deseo darle placer bajo mi propia responsabilidad y no por mandatos autoritarios de nadie ajeno a mí misma! ¡Esta es nuestra rebelión porque esta es nuestra liberación! 
 
Tras los estruendosos aplausos y las encendidas ovaciones por parte de todas las hembras reunidas en la Cueva de Tüll, las emociones se desatan de forma altamente efusivas con besos sinceros y amistosos entre todas ellas. 
 
- ¡¡Un momento, Zaida!!
- ¿Qué sucede, Lusalla?
- Todas, rubias y morenas, nos hemos dado cuenta de que estás hablando de Zyriab pero yo vuelvo a insistir en lo mismo. ¿Qué puede aportarnos el debilucho de Hugh a nosotras?
- ¿Hugh? ¿Te has preguntado tú alguna vez qué es lo que todas nosotras, rubias y morenas, le hemos aportado a Hugh salvo la más cruel de nuestras indiferencias?
- No te preocupes por mí, Zaida. Ya estoy tan acostumbrado a vuestras indiferencias que son esas vuestras indiferencias de hembras las que han logrado que sea yo mismo. Al fin y al cabo, vuestras indiferencias hacia mí, me han otorgado mi propia personalidad. Porque yo mismo, aunque sea a cambio de las indiferencias de todas las hembras dorfus, me he convertido en alguien tan superior que soy capaz de llorar por las noches debajo de la luz de la luna para deciros que me habéis hecho un gran favor.
- ¿Cómo puede llorar un verdadero hombre debajo de la luz de la luna cuando los demás lo celebran con festejos? ¿Qué absurdo es ese?
- ¿Tú crees que es un acto absurdo, Lusalla? ¿O es un acto de valentía?
- ¿Qué quieres decir, Zyriab?
- Perdona amigo pero yo soy capaz de contestar a eso.
- No, Hugh. Lo voy a decir yo. ¡La decisión de mi íntimo amigo Hugh es un absurdo porque el machismo de los dorfus es un absurdo! ¿Y cuál es la principal causa culpable del absurdo machismo de los dorfus?
 
Todas las hermosas y bellísimas hembras dorfus guardan un absoluto silencio...
 
- Este silencio es la respuesta.
- ¡Ya os dije, vuelvo a repetir, que Zyriab nos aportará mucha inteligencia y en cuanto a Hugh sólo nos puede quedar la obligación, sea o no sea tardía ya, de pedirle perdón con toda sinceridad!
- ¡¡En el nombre de todas las hembras de los dorfus te pido perdón, Hugh!!
- ¡Bravo, Braina! ¡Por eso te quiero tanto y no me importa nada en absoluto lo que piensen de mi amor por ti!
- ¡Por eso te respeto yo también tanto a ti, Zaida!
- ¡Eso está muy bien! ¡Muy emotivo! Pero necesitamos algo más concreto. ¿Qué puedes ofrecernos en concreto, Hugh?
- Pon mucha atención, Lusalla. Vuestra indiferencia general me ha hecho ser diferente a lo común de los machos dorfus; pero puedo ofreceros la posibilidad de que empecéis por tomar venganza de una manera espectacular e inolvidable.
- ¡Hugh! ¡No queremos venganza sino tomar conciencia! ¡No podemos vengarnos si antes no nos concienciamos bien de lo que debemos hacer!
- Zaida, yo no hablo de una venganza sin conciencia sino que, si empezáis a tomar conciencia de la situación en la que os encontráis, lo primero que debéis llevar a cabo es una acción que sea inolvidable.
- ¿Y tú serías capaz de enseñarnos qué debemos hacer para conseguirlo?
- Soy un artista, pero me entusiasma mucho la pesca y la pesca ma ha enseñado mucho a la hora de tender trampas.
- Pero las trampas son mentiras, Hugh...
- De acuerdo, Zaida. Las trampas son mentiras para acabar con los mentirosos. ¿Me entiendes ahora?
- Estoy de acuerdo. Sigue.
- Lo que estoy ideando, que proviene de idea y no de simple creencia, es un plan que, si podemos realizarlo, será recordado por todos los machos violentos dorfus y todas las generaciones de sus descendientes.  
- Me parece que no serás capaz de lograrlo. Eres demasiado débil para ser un verdadero hombre.
- ¿Crees que no soy lo suficientemente hombre como para lograrlo, Lusalla?
- ¿Te consideras lo suficientemente hombre para planificar algo que sea espectacular?
- No sé si será espectacular, porque no busco espectáculo como los payasos que acuden a vuestras fiestas y orgías sexuales, pero estoy seguro de que, si me sale bien, será ejemplarizador. Y lo ejemplarizador es siempre mucho más importante que lo espectacular porque perdura para siempre en la memoria humana. 
- ¿Cuál es ese plan?
- Primero, Zaida, tengo que confesaros que vuestras indiferencias hacia mi persona, y no digo hacia mi personalidad de hombre porque esa sigue intachable, me ha convertido en un ser reservado. No es desconfianza hacia vuestra voluntad de rebeldía revolucionaria, sino que desconfío del mal oculto. Por eso os voy a pedir que lo hagáis todas juntas y unidas al mismo tiempo. Quiero decir que ninguna de todas las que estáis aquí esté ausente. Podéis llamarlo desconfianza pero la vida me ha hecho así hasta que no se demuestre lo contrario.
- ¿Temes que alguna de nosotras sea una espía?
- Poco más o menos esa es mi preocupación. No le temo, para nada, a la muerte... sino a la forma y manera de morir. Si queréis llevar a cabo este plan mío tendréis que estar todas presentes en el lugar que esta misma noche yo os diga. Las veinte que cuento esta noche debéis estar, todas juntas, donde yo os diga. No quiero ningún riesgo y morir tontamente así que necesito que todas estéis en ese lugar y que ninguna falte a la cita. Es para evitar el exceso de confianza porque me juego seguir vivo o morir. Está bien que os sea indiferente por mi feo físico pero no quiero ser el mártir de ninguna causa ajena a la mía por muy digna, loable y elogiosa que sea dicha causa. Espero que nadie os sintáis ofendida por eso. ¿Me habéis entendido todas?
- ¡Te hemos entendido, Hugh! ¡Yo me ocuparé, como líder que soy de las demás, que no falte ninguna de nosotras veinte y que ninguna de nosotras veinte se escape a la hora de estar en el lugar que nos indiques. Estaremos todas presentes hasta que tu plan se haya hecho realidad. ¿Necesitas más garantías?
- ¡Con tu palabra me es más que suficiente, Zaida! Y ahora escuchad...
 
Un profundo silencio se adueña de todo el último rincón de la Cueva de Tüll. Un silencio que es cortado por la firme voz de Hugh que se siente, por primera vez en su vida, importante y capaz de dirigirse a un grupo de hembras todas ellas verdaderamente hermosas en todos los sentidos físicos. Así que, puesto en pie, crece su autoestima por primera vez en su vida.
 
- ¡¡Voy a enfrentarme yo solo contra Zarkón y sus hermanos Walder y Briot!!
- ¡¡Jajaja!! ¡No nos cuentes imposibles!
- ¿Por qué te ríes, Lusalla? He dicho que voy a enfrentarme ante los tres pero no que vaya a pelear contra los tres. ¿No conoces la diferencia que existe entre un enfrentamiento y una pelea? Hay que saber distinguir las cosas con total claridad. Enfrentarse es contraponer inteligencias mientras que pelear es chocar las fuerzas brutas. Así que escucha bien antes de reír o hablar para que no seas ignorante y fíjate bien en lo que yo digo y no en lo que tú crees que yo digo. ¿Me puedes dejar seguir?
 
Lusalla queda totalmente avergonzada y en silencio mientras la autoestima de Hugh sigue creciendo...
 
- ¡¡Voy a ir, esta misma noche, al Palacio de los Gobernantes y voy a entrevistarme con Zarkón, Walder y Briot al mismo tiempo!!
 
Antes de seguir hablando, Hugh se detiene por un momento para ver si alguna de aquellas hermosas hembras vuelve a soltar alguna carcajada pero, por primera vez en su vida, ha conseguido que le respeten.
 
- ¡¡No os voy a decir lo que hablaré con ellos; pero lo importante de este plan es que llevaré a los tres, totalmente ebrios de alcohol, hasta la Cueva de Barelles donde todas vosotras, y cuando digo todas vosotras quiero decir todas las veinte sin falta alguna, estaréis escondidas pero protegidas por Zyriab. Una vez que los tres hijos del Gran Isén y yo estemos dentro de la cueva en donde todas estaréis bien escondidas las veinte para no ser vistas, cuando yo diga la frase "ya estamos" salís todas en grupo y los apaleáis de tal manera que los dejéis medio muertos!! ¡¡No quiero que los matéis sino que reciban tal paliza que todos los dorfus, hombres y hembras, lo vean con sus propios ojos!! ¡¡Será el principio del final de un despotismo que es lo que estáis todas vosotras deseando que se acabe!!
 
El silencio ahora es tan absoluto que no se escucha ni la respiración de ninguna de las hembras hasta que toma la palabra Zyriab.
 
- ¿Dudáis ahora de la hombría de Hugh? ¿Es listo o no es listo Hugh? ¿Os sirve para algo o no os sirve para nada Hugh? Antes os dije que es más listo que el hambre que le habéis hecho pasar y lo está demostrando; así que no perdamos más el tiempo y vayamos hasta la Cueva de Barelles el grupo completo. Esperaremos en algún escondite de la cueva hasta que Hugh aparezca con su particular pesca. Cuando escuchemos lo de "ya estamos" sólo depende de vosotras que hagáis justicia o no hagáis justicia para comenzar a cambiar el mundo dorfu si es que queda tiempo suficiente para lograrlo.   
- ¿No puedes decirnos cómo vas a conseguir llevarte hasta la Cueva de Barelles a esos tres brutos salvajes?
- ¡No, Lusalla, no puedo ni debo decirlo! Cuantos menos detalles de mi plan os cuente menos peligro hay de que se venga abajo.
- ¿Y si nos traicionas?
- Un pescador dorfu nunca traiciona como sí lo hacen muchos cazadores dorfus. Un pescador dorfu no cuenta las mentiras que cuentan los cazadores dorfus a través de cuentos y leyendas que siempre les favorece a ellos y nos perjudica a nosotros. Un pescador dorfu siempre es sincero incluso cuando engaña a sus rivales, pero un cazador dorfu siempre es engañador hasta con sus amigos porque todos ellos compiten entre sí para agradaros más a vosotras y, en esos momentos, olvidan el compañerismo, la amistad y hasta el amor. Eso no lo hacemos nunca los pescadores dorfus.
- ¡Ya habéis escuchado a mi íntimo amigo Hugh! ¡Ahora decidid vosotras, sin que nadie os obligue en contra de vuestra voluntad, si seguimos adelante con el plan o queréis seguir siendo siempre lo que ya no queréis ser! ¡La liberación siempre comienza cuando nos enfrentamos con la soledad y la superamos! Los cazadores dorfus nunca podrán entenderlo a no ser que suceda algo en su contra y que jamás lo olviden ni ellos ni todos sus descendientes porque quedará en la memoria del pueblo dorfu para siempre o por lo menos hasta que desaparezca este pueblo dorfu! ¿Amáis o no amáis a vuestra liberación?
- ¡¡Amamos a nuestra liberación, Zyriab!!
- ¡Está bien, Zaida! ¡Ya deberías saber que lo que se ama sólo se consigue cuando se actúa de manera activa en lugar de estar en actitud siempre pasiva!
- ¡Comprendido, Zyriab!
- ¡Pues ya sabéis algo muy importante para que dejéis de ser pasivas ante el verdadero amor de vuestras vidas! Ahora, mientras mi íntimo amigo, el rubio Hugh, se dirige hacia el Palacio de los Gobernantes... todas vosotras veinte, sin faltar ni una sola, os venís conmigo hasta la Cueva de Barelles si es que estáis verdaderamente dispuestas a cambiar la historia de los dorfus.
- ¿Estáis todas de acuerdo? ¡Si hay alguna de vosotras que no quiera seguir el plan que os ofrezco es mejor olvidarlo todo y esperar a otra oportunidad que quizás nunca os llegue! ¡¡Es hora de que dejéis de estar sometidas a las injustas leyes dictadas por el gran brujo y hechicero Windar, porque debéis de saber que son los brujos y los hechiceros quienes han creado a todos los dioses y a todas las diosas del olimpo de los dorfus según el capricho de los machos cazdores y, además, violentos!! ¿Vais o no vais todas las veinte a la Cueva de Barelles protegidas por mi íntimo amigo Zyriab?
- ¡¡Vamos todas con Zaida y con Zyriab!!
- ¡Estupendo, Braina! Como ninguna de nosotras se opone... ¡adelante!...
 
La comitiva formada por las veinte hermosas hembras insurgentes, dirigidas por Zaida y Zyriab, abandonan la Cueva de Tüll y se dirigen hacia la Cueva de Barelles mientras Hugh, a veloz carrera, llega hasta la puerta del Palacio de los Gobernantes.
 
- ¿Qué haces aquí, Hugh?
- ¡Déjame el paso libre, Ebing! ¡Tengo una entrevista personal con Zarkón, Walder y Briot!
- ¿Un simple y feo pescador tiene una entrevista con los tres hijos del Gran Isén?
- ¿Es acaso un imposible?
- ¡Es la primera vez que eso ocurre!
- Todo ocurre una primera vez para que sea real... ¿o tienes algo en contra que alegar y nos sentamos tranquilamente a filosofar tú y yo, Ebing?
- Sabes que no soy un filósofo pescador sino solamente un guardián.
- Entonces no pienses y déjame entrar o te hago pensar demasiado.
- ¿Pensar? ¡No! ¡Por los dioses y las diosas dorfus que no deseo pensar! ¡Es demasiado aburrido!
- Entonces decide ya si deseas aburrirte toda la noche pensando conmigo o si quieres seguir siendo siempre un tonto útil sin pensar en nada.
 
El argumento de Hugh es tan aplastante para la corta inteligencia del guardián que Ebing le deja el paso libre y Hugh se presenta, en el salón, hasta el mismísimo Gran Isén.
 
- ¿Qué sucede, Hugh? ¿Cómo te atreves a venir ante mí a estas horas de la noche?
- No es contigo, Gran Isén, con quien quiero hablar... pero necesito tu permiso...
- ¿Quieres hablar con alguna de las hembras de mi palacio?
- No quiero ni puedo. Para las hembras del palacio y para las hembras que no son del palacio sólo soy una inexistencia y, por ello, me es imposible comunicarme con quienes me ignoran hasta hacer como que yo no existo.
- Pues no lo entiendo...
- No te pido que lo entiendas, Gran Isén. Con todos mis respetos hacia tu persona y hacia tu personalidad sólo te pido permiso para hablar con tus tres hijos.
- ¿Con mis tres hijos al mismo tiempo?
- Eso es. Con Zarkón, Walder y Briot al mismo tiempo.
- ¿Es muy importante? Ahora mismo están comenzando a dormir.
- ¿Y cómo puede ser que los tres hijos del Gran Isén están durmiendo cuando todos los hombres del pueblo dorfu estamos completamente despiertos? ¿No es un contrasentido que los machos más valientes de los dorfus estén tan asustados de la noche que duermen para no tener que enfrentarse a los fantasmas?
- ¿Qué estás diciendo, Hugh? ¿Tan insolente eres que estás poniendo en duda la valentía de mis tres hijos?
- No es una insolencia pero parece una verdad... y hay verdades que son necesarias que se cuenten como si fuesen insolencias. 
- ¿De verdad es muy importante lo que tienes que tratar con ellos?
- Tan importante que ni tú mismo, a pesar de que eres el Gran Isén, puede estar presente en nuestra conversación. Piensa bien que no he dicho charla sino conversación.
- ¿Qué diferencia existe entre charla y conversación?
- Las charlas no tienen ninguna importancia mientras que las conversaciones son siempre importantes por sí mismas.
 
El Gran Isén se queda sorprendido del valor de Hugh...
 
- ¿Un simple pescador niega mi presencia en una conversación importante dentro de mi propio palacio?
- No es nada personal contra ti, Gran Isén.
- Entonces... ¿por qué no puedo yo estar presente?
- Porque lo ausente es, muchas veces, lo más inteligente.
 
El Gran Isén se siente vanidosamente halagado por las palabras de Hugh...
 
- ¿Dónde has aprendido eso?
- Meditando mientras pesco y pensando mientras manejo el barro cocido.
- Me da la sensación de que algo muy grave va a suceder esta noche, pero no puedo saber qué es.
- Haz una cosa muy importante, Gran Isén...
- ¿Una cosa muy importante? ¿Qué cosa puede ser esa?
- Mientras yo converso con tus tres hijos tú puedes ir a descubrir el misterio de esta noche visitando al gran brujo y hechicero Windar para que lo adivine. 
- Eso está muy bien argumentado. Me convences. Permitiré y dejaré que hables a solas con mis tres hijos.
- Necesito que dejéis libre toda la bodega.
- ¿Es en la bodega donde quieres hablar con Zarkón, Walder y Briot?
- Exacto. Es en la bodega donde quiero hablar, a solas, con ellos. Nosotros cuatro solos y con el vino.
- ¡No sabía yo que el vino le gustara tanto a un pescador!
- A veces la vida es sorpendente, Gran Isén. Si no fuese por las continuas sorpresas que nos va dando la vida... la vida no tendría sentido vivirla.
- ¿También has aprendido eso mientras meditas pescando o mientras piensas haciendo figuras de barro cocido?
- No. Lo he aprendido de Zyriab.
- ¿Por qué no ha venido Zyriab contigo si sois los dos amigos íntimos?
- Hay asuntos que son tan personales que sólo los puede resolver uno a solas consigo mismo. La amistad no tiene nada que ver con esta clase de asuntos.
- Me parece que me equivoco... pero tienes el permiso concedido...
- Entonces... ¿despertaréis o no despertaréis a vuestros tres hijos?
- ¡¡Gran Odinia!!
 
La esposa del Gran Isén aparece en el salón con cara somnolienta...
 
- ¿Qué deseas ahora de mí, Gran Isén?
- Solamente quiero que despiertes a Zarkón, Walder y Briot para decirles que el pescador Hugh les espera en la bodega para conversar con los tres.
- Como hembra dorfu me limito a obedecer...
 
El Gran Isén guía a Hugh hasta la bodega, la abre y le entrega la llave.
 
- ¡Tuya es la responsabilidad de volver a dejar cerrada otra vez la bodega una vez que se haya terminado la reunión! Yo me voy a dormir y mañana quiero ver la llave sobre la mesa del salón.
- No te preocupes, Gran Isén. Mañana por la mañana estará la llave donde me habéis ordenado que debe de estar. Ahora quisiera esperar a solas.
- ¿Vas a meditar mientras esperas o quieres que te haga compañía?
- Necesito meditar a solas, Gran Isén. No tengo nada que contaros y vos tenéis ya mucho sueño.
- ¡Son los años que me pesan, Hugh! ¡Ya no tengo fuerzas suficientes para estar de pie toda la madrugada!
- Entonces déjame solo y no te preocupes de otra cosa más que de adivinar el futuro del pueblo dorfu.
- Esta noche no, Hugh. Esta noche no visitaré al gran brujo y hechicero Windar. Estoy demasiado cansado ahora para interpretar adivinaciones sobre nuestro futuro. Me vence el sueño.
- Perdona, Gran Isén, no es nada contra ti vuelvo a repetirte, pero cuando nos vence el sueño es señal de que no sabemos soñar. Los sueños se viven con los ojos despiertos. 
- ¿También has meditado eso mientras pescas?
- No.También lo he aprendido conversando con mi amigo íntimo.
- Ese Zyriab debe ser alguien sorprendente...
- Un hombre verdadero, Gran Isén. Alguien que no habla por hablar sino que habla para enseñar.
- Ya no puedo seguir escuchando, Hugh. ¡Mañana quiero la llave de la bodega sobre la mesa del salón y esta bodega totalmente cerrada!
 
El Gran Isén se despide de Hugh deseándole que tenga suerte en su cometido.
 
- ¡Que tengas suerte, Hugh!
- No busco la suerte sino el éxito, Gran Isén.
- Nunca entenderé la filosofía de los pescadores.
 
Hugh se queda a solas y se sienta en uno de los múltiples taburetes de madera que hay en la bodega alrededor de una gran mesa rectangular. Comienza a meditar para sí mismo...
 
- Si la soledad se pudiera medir con sentimientos verdaderos, descubriríamos que es el estado más perfecto que existe para ser alguien importante; porque lo importante de la personalidad de un hombre o de una hembra no es estar acompañado o acompañada de las masas humanas sino sentir la profundidad de su alma aunque sea en la más completa soledad. Gracias a mi amistad con Zyriab lo he podido comprender. Antes de su entrada en mi vida yo era solamente un frustrado, un simple artista autista sin futuro alguno más que el silencio... pero Zyriab me ha aportado tanta autoestima que ahora sé lo importante que soy... y eso es lo que quiero que aprendan esta noche las hembras sobre mi persona ya que mi personalidad no la saben descubrir. Quizás sea esa clase de egoísmo sano que todos los hombres llevamos dentro de nosotros pero sé que no soy un ególatra enfermizo sino simplemente alguien que busca hacer justicia por primera vez en mi vida. No busco hacer justicia para mí porque no la necesito; pero sí busco hacer justicia con las hembras que quieran ser algo muy diferentes a lo que ahora son y a lo que han sido siempre. Quizás no lo consiga y esté jugándome la vida si estos tres brutos se dan cuenta de que he venido para engañarles... pero esta es la única oportunidad que tengo para demostrarles a todas ellas que las he perdonado sus desprecios hacia mi persona. Por eso necesito esta oportunidad. Si muero en el intento habrá sido una muerte honrosa proque habré muerto por una causa justa aunque yo no la necesite para nada.
 
En ese momento entran en la bodega los tres hijos del Gran Isén.
 
- ¡¡¡Qué pasa aquí!!!
- No chilles tanto, Zarkón, porque nadie de nosotros cuatro está sordo.
 
A Zarkón se le vienen abajo sus amenazas cuando ve que Hugh no sólo no está nervioso sino que está excesivamente tranquilo.
 
- ¿Qué te pasa, pescador? ¿Tan loco estás que te atreves a venir a llorar por tus desgracias al mismísimo Palacio de los Gobernantes?
- En primer lugar se saluda, Zarkón. Por ejemplo se debe decir algo así como buenas noches Hugh... ¿lo has comprendido o te lo tengo que repetir para que aprendas lo que es ser un hombre bien educado?
 
Zarkón se vuelve a quedar asombrado por la serena valentía de Hugh.
 
- Buenas noches, Hugh...
- ¡Hola, Zarkón! ¡Dichosos los ojos humanos que os ven a los tres tan bellos, tan hermosos, tan lozanos, tan lustrosos, tan fuertes!
- ¿Es que de verdad eres marica?
- No me gustan los hombres feos, Zarkón.
- Pero... ¿es que eres un suicida?.
- No lo decía por vosotros tres aunque bien vistos...
- ¿Te has mirado tú alguna vez en las limpias aguas de los ríos donde pescais?
- ¡Tú lo has dicho! Son limpias aguas y no aguas sucias como las que se usan para ciertas cosas de la carne. Me he mirado muchas veces en las aguas de los ríos limpios de suciedad.
- ¿Y qué has visto de interesante?
- Algo llamado inteligencia.
- ¿Para hablarnos de tu supuesta inteligencia nos has hecho levantarnos de los camastros, insensato?
- La sensatez no es precisamente mi gran virtud, Zarkón, pero la suplo con la astucia.
- ¿Tú eres astuto o eres tonto, Hugh?
- Busco ser astuto aunque sea diciendo tonterías... pero no es por hablar de mí para lo que he pedido permiso a vuestro padre para reunirme con vosotros.
- ¿Por qué tiene que ser con los tres al mismo tiempo?
- Porque a los tres os va a interesar mucho lo que tengo que confesaros.
- ¿Confesar? ¿Por qué no buscas a Windar para confesarte?
- Porque se trata de hembras, Zarkón y digna compañía.
 
A Zarkón, Walder y Briot se les abren definitivamente los ojos como platos y corren a buscar tres taburetes de madera para sentarse frente a Hugh que sigue permaneciendo muy sereno mientra los tres hijos del Gran Isén están ahora ansiosos por seguir con la conversación.
 
- ¡Cuenta! ¡¡Cuéntanos a mis hermanos Walder y Briot y a mí mismo algo que sepas sobre las hembras dorfus que nosotros no sepamos o eres hombre muerto si nos haces despertar el apetito sexual para no aprender nada!!
- Será muy interesante que acompañemos la conversación con los mejores vinos de esta gran surtida bodega.
- ¿Te gusta el vino a pesar de ser un pescador?
- A pesar de ser un pescador soy un hombre verdadero.
- ¡Pues entonces, Walder, levántate y trae cuatro botellas del mejor vino que tenemos en este lugar!
 
Walder, ansioso como sus otros dos hermanos, se levanta rápidamente y, a los pocos segundos, trae cuatro enormes botellas del vino que más graduación de alcohol tiene de los existentes en la bodega, las reparte y se vuelve a sentar. 
- ¡Eso es, Walder! ¡Siéntate que esto parece que va a ser interesante! ¡¡Una botella entera para cada uno de nosotros cuatro y nadie se levanta de su taburete sin haberla bebido por completo!!
- Veo que sabes bien lo que es gozar de la vida, Zarkón...
- Gracias por tu elogio, Hugh, pero... ¡¡las hembras!!... ¡¡quiero saber algo nuevo sobre las hembras!!...
- Pienso que lo primero que debemos hacer es brindar por ello los cuatro al mismo tiempo.
- ¡¡Brindemos!! ¡¡Brindemos los cuatro por nuestras bellísimas hembras!!
- ¿Ya me contáis también como uno más de los hombres dorfus, Zarkón?
- ¡¡Eso tendrás que demostrarlo!! ¡¡Si sabes algo novedoso acerca de nuestras hembras es que te mereces ser hombre!!
- Entonces bebamos y que los dioses y las diosas del olimpo dorfu dicten su veredicto.
 
Todos dan un gran trago a sus botellas de vino.
 
- ¡¡Por todos los dioses y las diosas del olimpo dorfu afirmo que tenéis en vuestra bodega el mejor vino que jamás he probado!!
 
Hugh, tras decir estas palabras, deja disimuladamente caer su enorme botella de vidrio contra el suelo. Se parte en mil pedazos y se derrama por el suelo todo su contenido.
 
- ¡¡Inútil!! ¡¡No sirves para nada!! ¡¡Eres inútil desde que naciste!!
- Perdona, Zarkón.
- ¡¡Nada de perdones ahora... así que mientras nosotros tres seguimos bebiendo hasta acabar con las botellas tú ya puedes comenzar a contarnos algo realmente interesante o tu cabeza deja de pertenecer a tu cuerpo, pero no vas a romper ninguna botella más porque no hay más botellas para ti!! ¡¡El vino no está hecho para los maricas!!
- De acuerdo. Seguid bebiendo hasta el final mientra yo os cuento algo extraordinario que ha pasado entre las hembras dorfus. 
 
Los tres hermanos siguen bebiendo sin parar mientras continúa el diálogo entre Hugh y Zarkón.
 
- ¿Algo extraordinario ha pasado entre las hembras dorfus?
- Exactamente no es que haya pasado sino que va a pasar. 
- ¡¡¡Interesante!!! ¡¡¡Verdaderamente interesante!!!
- Ahora tengo que hacerte una pregunta muy importante, Zarkón. 
- ¡Ardo en deseos, Hugh!
- Pues guardad vosotros tres vuestros deseos de momento porque luego será mucho más agradable.
- ¡Desvelad ya este misterio!
- ¿Por casualidad se encuentra, ahora, Sigrid en este palacio?
- No es por casualidad sino porque está invitada a pasar unos días con nosotros por decisión de mi padre el Gran Isén. Pero ahora está profundamente dormida.
- ¡Pues es necesario que Sigrid no se entere de nada!
- ¿Que Sigrid no se entere de nada? ¿Cómo es eso?
- ¿Sabe Sigrid todas las veces que te tiras a otras que no son ella?
- ¡Por supuesto que lo sabe!
- ¿Incluso que también lo haces con su íntima amiga llamada Lusalla que es la hembra que le pertenece a otro dorfu que no eres tú?
- ¿Cómo te has enterado de eso?
- Los rumores dejan de ser rumores cuando se convierten en noticias. 
- ¡Te repito que lo sabe!
- Entonces bebed los tres todo lo que deseéis para tener valor porque vais a tener que tener mucho valor esta noche.
 
Los tres hermanos siguen bebiendo sin cesar de sus enormes botellas de vino.
 
- ¡¡Ya está bien!! ¡¡¡Cuenta todo eso que conoces de las hembras de los dorfus y que nosotros no conocemos!!!
- Baja la voz, por favor, Zarkón. Sigrid puede despertar y escuchar lo que voy a deciros y eso no puede suceder porque es necesario que no sepa nada de nada.
- Me estás poniendo nervioso, Hugh...
- Es que se trata de ser más astutos que ellas. ¿Comprendes?
- ¡No me entero de nada! ¡No comprendo nada!
- ¿El vino os da de verdad valor a los tres?
- ¡Por supuesto que sí!
- ¿Y consideras que el valor de un hombre es mucho más glorioso si supone superar el dolor?
- ¿Qué filosofía es esa, pescador? ¿Qué es eso de que el valor de los hombres es mucho más glorioso si sabe superar el dolor?
- Algo que lo he experimentado ya muchas veces, Zarkón.
- Déjame de filosofías de pescadores de las cuales ni sé nada ni quiero saber nada...
- No es filosofía de pescadores sino sicología de artista.
- ¿Puedes ya decirnos qué misterioso asunto es todo esto?
- ¡Se trata de dos frutas prohibidas, Zarkón!
- ¿Dos frutas prohibidas relacionadas con las hembras de los dorfus?
- Eso estoy intentando haceros comprender...
- ¡Cuenta! ¡Cuenta de inmediato o no sales vivo de aquí!
- Bebed hasta agotar vuestras botellas y os lo diré sin faltar a mi palabra.
 
Los hermanos siguen bebiendo y ya están muy mareados...
 
- ¿Qué valiosa palabra puede tener un artista del barro cocido que, además, es pescador en lugar de ser cazador como los verdaderos hombres dorfus?
- Veo que todavía no entendéis lo suficiente pero también veo que vais entrando en conocimiento, Zarkón. Me refiero a que son dos frutas prohibidas y para morder a dos frutas prohibidas es necesario tener mucho valor para poder morderlas sintiendo el dolor. Me refiero a esa clase de dolor por culpa de morder las frutas prohibidas.
 
Los tres hermanos han terminado ya de beber todo el vino de sus botellas y apenas pueden levantarse de sus taburetes de madera.
 
- ¡Basta ya de discursos, Hugh! ¿De quiénes se trata? ¿A quiénes os estáis refiriendo?
- ¡Se trata, ni más ni menos, que de Zaida y de Braina!
- ¿De qué diablos estás hablando, Hugh?
- De que Zaida y Braina os están esperando, urgentemente, a vosotros tres, en la Cueva de Barelles para entregaros sus cuerpos sin resistencia alguna.
- ¡¡¡Zaida!!!
- Baja la voz del todo, Zarkón. Es fundamental y necesario que Sigrid nunca lo sepa o todo mi plan se va al carajo.  
- ¿Es por eso por lo que dices que hay que ser más astutos que ellas?
- Por eso y por mucho más. Vais a vivir una experiencia tan inolvidable que, por vuestro bien, no deben enterarse las demás hembras de los dorfus.
- ¿Por qué razón, Hugh?
- Para evitar eso que se llama celos. ¿Me estáis entendiendo? ¡Una hembra dorfu, cuando está celosa, es capaz de asesinar sin ninguna clase de remordimientos! Además está lo de la fama entre ellas; pero eso os lo explicaré después.
- ¡Zaida! ¡Zaida! ¡Zaida!
- Baja más la voz, Zarkón.
- Zaida... Zaida... Zaida...
- No os olvidéis también de Braina.
- ¡Ya sé cómo lo vamos a hacer! Zaida es solamente para mí toda entera y vostros dos, hermanitos queridos, os repartís a Briana a medias. ¡Braina también está buenísima y es morena con lo cual el placer es mucho más grande por llevar la contraria a las leyes de los dorfus sobre sus gobernantes!
- Parece que no lo han entendido del todo, Zarkón, porque están como mudos por la sorpresa. ¿Puedes ser más concreto para que te entiendan mejor?
- ¡Que mientras yo me tiro a Zaida vosotros dos os tiráis a Braina!
- ¿Consideras justo ese reparto, Zarkón?
- Teniendo en cuenta de que Braina también está buenísima me parece justo y mis hermanos estan de acuerdo.
- Eso sí que es entrar en razones, Zarkón. Pero tened mucho cuidado los tres, porque para follarse, como decís en vuestro lenguaje más común y vulgar, a dos frutas prohibidas es necesario sufrir dolor, soportar el dolor y ver si sois capaces de hacerlo si superáis el dolor.
- ¿Otra vez con esas estupideces, Hugh?
- Lo digo por experiencia propia. ¿Sabéis lo que se sufre cuando llega el dolor por no poder conseguir follarse a una fruta prohibida?
- ¡Ese será tu caso pero no el nuestro! ¡Tus problemas sólo son tus problemas y nada tienen que ver con nuestros problemas!
- Pero hay problemas que son iguales para todos los hombres...
- ¿Es que tienes problemas con los hombres?
- Me parece que el vino te está haciendo decir idioteces, Zarkón. Lo que pasa es que yo supero el dolor meditando sobre lo que no tengo que hacer... ¿seréis también capaces, vosotros tres, machos insaciables, de conseguir hacer lo mismo que yo si fracasáis en el empeño?
- Pero... ¿no vamos a gozar de ellas?...
- Vais a gozar con ellas...
- ¿Y no es lo mismo gozar de ellas que gozar con ellas?
- No es lo mismo pero vosotros los machos violentos no lo sabéis hasta que lo sentís en vuestras propias carnes así que veremos si podéis experimentar el dolor de gozar con ellas en lugar del placer de gozar de ellas.
- Es razonable...
- Entonces... ¿lo habéis pensado mejor y os echáis para atrás? ¡Donde está vuestro valor de cazadores violentos!
- ¡Para atrás nunca! ¡¡Zaida!! ¡¡¡Quiero gozar con Zaida y mis dos hermanitos quieren gozar con Braina!!!
- Pue entonces baja ya esa horrible voz de borracho y venid conmigo hasta la Cueva de Barellas.
- ¿Tan cerca están de este palacio?
- Las frutas prohibidas siempre están mucho más cerca de lo que en principo creemos. Apunta también ese dicho de Zyriab para que no lo olvides nunca, Zarkón.
 
Hugh va ayudando a los tres hijos del Gran Isén a ponerse de pie y mientras los tres salen dando bandazos de un lado para otro, el pescador y artista les detiene por un momento.
 
- Guardad silencio mientras cierro la bodega, subo a dejar la llave en la mesa del salón y os acompaño hasta el lugar exacto.   
 
Una vez cumplida la promesa dada al Gran Isén, Hugh acompaña a los tres hermanos que, dando tumbos y a punto de caerse al suelo, llegan por fin, dirigidos por el pescador y artista, hasta la cercana Cueva de Barelles. Allí entran los cuatro y, en medio de la oscuridad, tanto Zarkón como Walder y Briot están completamente desorientados. Pero Zarkón eleva su voz para combatir el miedo. 
 
- ¡¡¡Donde están esas dos rameras!!!
 
Hugh comprende que ha llegado el momento de dar la contraseña. 
 
- ¡Ya estamos!
 
Y, surgiendo de entre la penumbra, el grupo de las veinte mujeres, armadas con palos, comienzan a darles una verdadera paliza a los tres hijos del Gran Isén hasta que, cuando ya Zyriab cree que tienen lo suficiente como para no olvidarlo jamás, interviene.
 
- ¡Basta de garrotazos ya! ¡Ahora necesito que tres voluntarias les quiten sus correas y les den de la misma medicina que ellos dan a las hembras dorfus antes de violarlas en los bosques atadas a los troncos de los árboles!
 
Dos morenas (Zaida y Braina) y una rubia (Lusalla) son las voluntarias que se encargan de terminar de hacer justicia. Zaida hace justicia con Zardón, Braina lo hace con Walder y a Lusalla le toca hacerlo con Briot. Hasta cuando Zyriab piensa que es totalmente suficiente.
 
- ¡Parad ya! ¡Ahora nunca olvidarán en sus vidas lo que les ha sucedido con las hembras dorfus que no quieren ser como ellos quieren que sean! Vámonos todos a nuestras casas juntos para evitar algún sobresalto.
- Espera un momento, Zyriab.
- ¿Qué quieres hacer ahora, Hugh?
- Sólo decirle algo que le prometí decir a Zarkón.  
 
Hugh se acerca hasta el totalmente desfallecido Zarkón y se agacha para decirle algo al oído.
 
- ¿Comprendes ahora la fama que vas a conquistar cuando todas las hembras dorfus se enteren de cómo has sido engañado por ellas? De esa fama es de la que te dije que te contaría. Los conquistadores de hembras ganan mucha fama de héroes gloriosos hasta que un buen día se ganan la fama de ser unos completos imbéciles. Cuando mañana, al llegar el alba, seáis capaces de arrastraros hasta llegar a la ciudad y os contemple todo el pueblo dorfu sabrás para siempre como terminan ciertas glorias cuando se enteren de cómo ha sucedido todo esta inolvidable noche donde su gloria se arrastra por los suelos. 
- ¿Ya has terminado, Hugh?
- Ya he terminado, Zyriab.  
 
 De nuevo toda la comitiva de las disidentes hembras rebeldes salen ahora en dirección de la ciudad, guiadas por Zaida y Zyriab pero con Hugh en el último lugar para evitar cualquier ataque por sorpresa. Hugh también sabe que los mogovos están ya muy cerca. 
 
 
 
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Foto del autor José Orero De Julián
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Descripción

Novela de Ficción, Cómic y Guión para Cine al mismo tiempo.

Palabras Clave: Literatura Prosa Novela Narrativa Ficción Cómic Guión Cine.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Ficción



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