Hombres y mogovos (Novela - Cómic - Guión Cine) -Capítulo 5-
Publicado en Jan 21, 2014
Prev
Next
En el territorio de los dorfus se está llevando a cabo la caza de un enorme mamut...
 
- ¡¡No dejéis de rodearle!! ¡¡No podemos consentir que escape por algún lugar!!
- ¡¡Eso estamos intentando hacer, Zarkón!!
- ¡¡No hay que intentarlo, Walder!! ¡¡Hay que conseguirlo!!
- ¡¡Es más fácil decirlo que conseguirlo, Zarkón!!
- ¡¡Repito que hay que conseguirlo cueste lo que cueste, Briot!!
 
Las flechas se van clavando en las partes más sensibles del enorme mamut...
 
- ¡¡Disparad a sus rodillas, inútiles!! ¡¡Cuando haya caído al suelo será más fácil rematarlo con las lanzas clavándolas en su corazón!! ¿Es que no habéis aprendido nada de las enseñanzas que os he impartido en la Cueva de Barelles? ¿De qué sirven mis consejos si ya hemos perdido a cinco de nuestros cazadores? ¡¡Hacedlo como yo os indico!!
- ¿Y por qué no lo haces tú, Zarkón? ¿Por qué no te acercas tú a ese animal?
- ¿Cómo has dicho, Bawrin?
- No... esto... yo... no...
 
El cuchillo de Zarkón se hinca, sin ninguna clase de misericordia, en el corazón de Bawrin... 
 
- ¡¡Con éste ya son seis los que han caído!! ¿Alguien quiere ser el séptimo?
 
Ante el espantoso silencio de los demás, la cacería entra en su momento culminante cuando el enorme mamut cae estrepitosamente al suelo...  
 
- ¡¡Tuya es la gloria, Zarkón!! ¡¡Clava tú la primera lanza en su corazón!!
- ¡¡Gracias, Walder!! ¡¡Una vez más hemos triunfado!!
- ¡¡Gracias a ti, Zarkón!!
- ¡¡Bueno es reconocer los méritos de cada uno, Briot!! Pero ahora lo importante es saber trocearlo y regresar a la ciudad como verdaderos héroes para que las hembras se rindan ante nuestra gloriosa presencia. 
 
Terminada la labor del despiece del enorme mamut, todos los cazadores se olvidan de los seis muertos, los abandonan sin darles sepultura alguna, y comienzan a festejar bebiendo vino sin parar ni un instante.
 
- ¡La luna ya ha salido, Zarkón! Es hora de regresar a casa.
- ¿Y terminar tan pronto con este festejo que todos nos hemos merecido? ¿Qué te pasa, Walder? ¿Tienes miedo a los fantasmas de la noche?
- Sabes muy bien que no... pero nuestro padre no está últimamente muy contento y hay que regresar pronto para saber por qué...
- ¡Lo único que le pasa es que ya se está haciendo demasiado viejo, Briot! Así que sigamos bebiendo hasta acabar con todo el vino que resta. Quien no quiera seguir bebiendo que espere a que todos hayamos terminado.
 
Todos los cazadores dorfus han dejado ya de beber vino hasta que Zardón comienza a tambalearse de un lado hacia otro perdiendo la dirección de la marcha...
 
- ¡Vamos, cobardes! ¡Acompañadme en la fiesta o pudriros en el Infierno!
- Es mejor dejar algo para mañana, Zarkón.
- A ti si te comprendo, Klach. Esa es una buena opinión. ¡¡Vamos todos a casa!!
- Escucha, Zarkón. ¿No estás gastando demasiadas fuerzas con tus excesos?
- ¿Eso crees de verdad, Klach?
- Si no creyese que esa es la verdad no te lo diría.
- ¿Crees que necesito dosificar mejor mis fuerzas?
- Yo creo que deberías hacerlo... pero tu voluntad es tu voluntad y la respetaré siempre aunque no esté de acuerdo con ella... sin embargo también creo que debes escuchar a tu propia conciencia.
- Tú eres mi propia conciencia, Klach... pero ten mucho cuidado con lo que vayas a ir diciendo por la ciudad... pues si me entero de que alguna hembra me rechaza por culpa de los chismosos date por muerto.
- Sabes que yo no soy ningún chismoso y que te acompañaré siempre hasta el mismo Infierno antes que traicionarte.
- ¿Eso es la amistad o es el interés, Klach?
- Si yo fuera un interesado o tuviera algún interés oculto para subir peldaños de poder haría ya mucho tiempo que habría abandonado al pueblo de mis ancestros para ser un nómada cualquiera.
- No sé si hablas en serio o hablas en broma.
- Tantos excesos de alcohol te están haciendo olvidar...
- ¿Qué se me está olvidando, Klach?
- Las muchas veces que te he salvado la vida.
- ¡Ni se te ocurra jactarte de eso delante de las hembras!
- ¿Te olvidas que les cuento a todas ellas que eres tú el que me has slavado la vida en multitud de ocasiones aunque sea mentira? ¡No me importa mentir a las hembras con tal de que te adoren cada día más!
- ¡Jajaja! ¡Eso sí que es amistad!
- Si ser un completo mentiroso es para ti ser un verdadero amigo yo soy el mejor amigo que has tenido en toda tu vida.
- ¡¡Jajaja!! ¡Brindemos los dos por ello!
- Es el último trago de la noche, Zarkón, y el último brindis que hago.
 
Los dos beben su último vaso de vino hasta que Zarkón se desploma, cae al suelo y sus dos hermanos Walder y Briot lo llevan a cuestas. De esta manera caminan todos hasta llegar a la ciudad cuando la luna ya está en lo alto del cielo.
 
- ¡¡¡Zaida!!! ¡¡¡Quiero gozar del cuerpo de Zaida!!!
 
El Gran Isén escucha...
 
- ¡¡Por todos los dioses y por todas las diosas!! ¿Qué escándalo es ese?
- Es tu hijo Zarkón, Gran Isén, que está otra vez queriendo demostrar su hombría.
- Hasta tú, bellísima Sigrid, ya le faltas al respeto. Me queda muy poco tiempo de vida y comprendo que el pueblo de los dorfus se va a derrumbar en cuanto él sea su nuevo gobernante.
- ¡¡¡Zaida!!! ¡¡¡Quiero gozar del cuerpo de Zaida!!!
 
El Gran Isén se asoma a la ventana del Palacio de los Gobernantes.
 
- ¡¡¡Haced callar a ese insensato sea quien sea!!! ¡¡¡No es hora de gritar idioteces!!!
- ¡¡¡Es su propio hijo Zarkón, Gran Isén!!! ¡¡¡Hago lo que puedo para hacerle callar pero no lo consigo!!!
- ¿Y no sabes, Klach, cuál es el mejor recurso para hacer callar a un insensato?  
  
Klach ha entendido el mensaje...
 
- Perdona, Zarkón.
 
Klach le atiza a Zarkón tal puñetazo en el rostro que le deja callado por completo durante un buen tiempo; lo cual es aprovechado por Walder y Briot para entrar con él, completamente inconsciente, en el Palacio de los Gobernantes, llevándolo hasta su alcoba y dejándolo caer como un pesado fardo, a plomo, sobre su camatro antes de reunrise con el Gran Isén, la Gran Odinia y la bellísima rubia Sigrid.
 
- ¡Hemos traído carne para muchos días, Gran Isén!
- ¿Cuántos hombres han tenido que morir para conseguirlo, Walder?
- Cinco... esto... no... seis...
- ¿Cinco o seis?
- En realidad han sido seis pero sólo podemos decir que cinco.
- ¿Por qué lo dudas tanto, Walder?
- Mi hermano está un poco desvariado por culpa del vino. Han sido seis, Gran Isén.
- ¿De verdad que han sido seis, Briot?
- Podéis contarlos mañana vos mismo.
- ¿Y no os parece demasiado que hayamos perdido a seis bravos cazadores en el ejercicio de una labor que deberíais tener ya perfectamente aprendida de memoria?
- ¡Es que era el mamut más enorme jamás visto y conocido por estas tierras!
- Cuando yo dirigía mis grupos de cazadores jamás tenía ni una sola baja por muerte a causa de ello. ¿Por qué no sois capaces de hacer lo mismo vosotros? ¿Habéis perdido todos el sentido común? ¡Despertad a Zarkón y traedlo ante mi presencia! ¡Es necesario que hablemos todos!
- ¿Con las hembras delante?
- En esta ocasión sí.
- Eso va en contra de las normas.
- Las normas las pongo yo y yo puedo cambiar las normas mientras siga siendo el gobernante principal de los dorfus. ¡Las hembras están presentes en esta ocasión  porque es una ocasión de hablar de algo muy importante para ellas! ¡Rápido! ¡Que no os den miedo la Gran Odinia y Sigrid! ¡Traed ante mi presencia a vuestro hermano Zarkón! ¡Despabiladle y traedlo ante mi presencia!
 
Pocos minutos después reaparecen Walder y Briot con Zarkón a sus hombros hasta que le dejan sentado en una de las sillas del salón.
 
- Zaida... Zaida... Zaida... traedme a Zaida... quiero gozar de su cuerpo...
- Que uno de vosotros le despabile de una vez por todas.
- ¿Me cedéis a mí el gran honor de hacerlo, Gran Isén?
- Adelante, Sigrid. Tú eres la ofendida y tienes pleno derecho a ello.
 
Sigrid se levanta, se acerca hasta donde se encuentra Zarkón y le propina tan fuerte tortazo en el carrillo derecho que éste comienza definitivamente a despertarse del todo.
 
- ¿Qué pasa? ¿Que sucede? ¿Dónde estoy?
- ¡Deberías estar en el Infierno pero esta vez has tenido mucha suerte y estás con tu gente, Zarkón! ¿No te da vergüenza haber perdido ya tanta dignidad?
- ¿Por qué, Gran Isén? ¿Por desear follar con Zaida como follo con otra cualquiera?
- ¡Escucha, inepto! ¡Un hombre dorfu goza de cualquier hembra dorfu porque es un derecho que le concede la tradición de nuestros dioses y diosas... pero la dignidad es quizás la única virtud que un hombre dorfu no debe perder jamás... y por eso cuando una hembra le rechaza jamás vuelve a intentar hacerlo con ella. ¡Por dignidad de hombre, Zarkón, por esa dignidad que tú estás perdiendo a marchas aceleradas!
- Yo quiero otra oportunidad...
- ¡No sólo estás perdiendo toda la dignidad sino que has perdido el honor que todo buen gobernante debe tener siempre como su máximo tesoro, Zarkón. ¿No te das cuenta de que Sigrid está delante y lo está escuchando todo?
- ¿Sigrid? ¡Ah, sí! ¡Hola, sigrid! No te había visto nunca tan hermosa...
- ¿Quieres decir que te gusto más que Zaida?
- Por supuesto que sí. Eres la única que me gustas de verdad. Lo que sucede es que esa zorra de Zaida me ha debido hacer algún conjuro maléfico.
- ¿Un mal de ojo tal vez?
- ¡Eso es, Sigrid! ¡Menos mal que tú me comprendes!
- Supongamos que es verdad... aunque lo dudo... 
- Es verdad, Gran Odinia. ¡Esa mujer morena me ha embrujado!
- De eso hablaremos mañana si se presenta la ocasión aunque es mejor que mañana lo pasemos aquí descansando todo el día. Buena falta nos hace a todos para tranquilizarnos lo suficiente. Ahora vamos todos a dormir para ver si podemos disfrutar de unas buenas horas de descanso y tenemos buenos sueños. De momento quedan suspendidas todas las fiestas y las orgías sexuales por culpa de las cacerías. ¡Hasta que el peligro de los mogovos no haya desaparecido para siempre no vamos a celebrar ninguna clase de festejos siuceda lo que suceda! A ver si así nos entra ya la razón suficiente.
- ¿De verdad vas a dar esa orden, padre?
- Tan de verdad como que tú, Zarkón, debes aprender algo muy importante: para conseguir la sabiduría hay que tener fe.
- ¿Fe en uno mismo?
- Fe en uno mismo y fe en el enigma de la creación humana. ¡Ya está ordenado! ¡De momento, para defender la integridad física y la vida de nustras hembras, hasta que los mogovos dejen de estar acechando, quedan todas las fiestas y todas las orgías sexuales totalmente prohibidas! 
 
Página 1 / 1
Foto del autor José Orero De Julián
Textos Publicados: 7132
Miembro desde: Jun 29, 2009
0 Comentarios 200 Lecturas Favorito 0 veces
Descripción

Novela de Ficción, Cómic y Guión literario de Cine al mismo tiempo.

Palabras Clave: Literatura Prosa Novela Narrativa Ficción Cómic Guión Cine.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Ficción



Comentarios (0)add comment
menos espacio | mas espacio

Para comentar debes estar registrado. Hazte miembro de Textale si no tienes una cuenta creada aun.

busy