Hombres y mogovos (Novela - Cómic - Guión Cine) -Capítulo 4-
Publicado en Jan 21, 2014
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En el Palacio de los Gobernantes del pueblo dorfu... 
 
- Sigrid, te he invitado a comer hoy en el Palacio de los Gobernantes porque quiero hacerte saber algo muy importante para el pueblo de los dorfus y es por eso por lo que está aquí presente, como testiga principal, mi esposa la Gran Odinia.
- Es para mí un gran honor ser invitada por el Gran Isén y dando gracias, además, por toda la confianza que depositáis en mí.
- Lo que quiero contarte, mientras seguimos comiendo, es algo que ya le he comentado a mi hijo el heredero Zarkón... pero el muy terco no ha querido darle importancia alguna.
- ¿Qué puede ser eso, Gran Isén?
- Escucha, Sigrid. Presiento que los días gloriosos de la civilización dorfu están a punto de llegar a su fin.
- ¿Cómo es eso? ¡Nunca hemos vivido mejores tiempos que los de ahora!
- Hay un gran peligro muy evidente...
- ¿Un gran peligro muy evidente?
- ¡Los mogovos, Sigrid, los mogovos!
- Pero si esos bestias peludos viven muy lejos de nuestros bosques...
- No es así, Sigrid. Cada vez son más atrevidos y ya tengo noticias de que algunos de ellos merodean por estos bosques. Corremos el gran peligro de que, alguna vez, vengan en masa.
- ¡Nuestros cazadores son inteligentes y sabrán acabar con todos ellos!
- Hay un problema muy serio. Los mogovos no son apenas inteligentes pero suelen imitar todo lo que ven.
- No entiendo, Gran Isén...
- Estoy intentando decirte que muchos de los hombres de nuestro pueblo dorfu no se dan cuenta... pero vosotras, las hembras de los dorfus, corréis un enorme peligro.
- ¿Porque los mogovos pueden imitar lo que nos hacen los hombres en los bosques?
- Eso es. Si están ya observando lo que hacen los hombres dorfus con sus hembras en los bosques estáis en gravísimo peligro, Sigrid.
- ¿Quiere usted decir que pueden haber visto cómo los cazadores dorfus, y a los violentos me refieron, nos follan después de atarnos a los árboles?
- ¡Sí! Eso quiero que lo sepáis todas. Los cazadores violentos dorfus, y me refiero sólo a los violentos, no parecen darle importancia alguna. Hay algo que debes saber muy bien. Los mogovos son asesinos y no sólo pueden follaros de la forma que han podido ya descubrir sino que después de eso, como son crueles asesinos, no tendrán ningún reparo en mataros violentamente.
 
Una extraña sonrisa aparece en el bello rostro de Sigrid.
 
- ¿Por qué sonríes, Sigrid? La historia que está contando mi esposo es demasiado trágica si se hace realidad y no creo que tenga ninguna gracia.
- ¡Perdón, Gran Odinia! No sonrío por la historia que está contando el Gran Isén sino por otros motivos.
- ¿Y se puede saber cuáles son esos otros motivos?
- Perdonad, Gran Isén, pero prefiero guardar silencio. No es nada importante porque sigo pensando que nuestros cazadores dorfus pueden aniquilar a todos los mogovos con el mínimo esfuerzo.
- Soy la más veterana de las hembras de los dorfus y mi experiencia me dice que esa sonrisa tuya, Sigrid, no me gusta nada.
- Repito que no hay nada que temer. Zarkón no es tan imbécil como para dejar que los mogovos nos descubran.
- Mi hijo heredero está cometiendo un gran pecado, Sigrid.
- ¿Porque realiza los mismos actos que siempre han realizado los hombres de verdad?
- ¿Quiénes son los hombres de verdad, Sigrid?
- Los que son como él.
- No me refiero a que desahoguen sus instintos naturales sino a que están dejando de ser prudentes.
- ¿Prudentes? ¿Cuándo un verdadero hombre dorfu ha sido prudente? Esa palabra no es propia de los dorfus.
- Pues debería serla, Sigrid... porque los tiempos están cambiando...
- Ya me he enterado yo también de que esa zorra de Zaida está organizando a un grupo de hembras clandestinas; pero las rubias somos mucho más fuertes que las morenas.
- No fue eso lo que sucedió anoche en la Gran Avenida de esta ciudad. Recuerda que estás viva sólo porque yo tuve compasión de ti. Si no fuese por mi intervención, Zaida te hubiese aplastado los sesos contra el suelo. Estarías totalmente muerta. ¿Comprendes?
- Sólo fue una pequeña distracción mía que no volverá a ocurrir la próxima vez que nos enfrentemos.
- ¡Nada de más enfrentamientos violentos entre las hembras de mi pueblo! ¡Si las rubias sois más inteligentes que las morenas debéis demostrarlo en base a la inteligencia y no en base a la fuerza bruta propia de seres incivilizados!
- ¿Alguien duda de que las rubias seamos más inteligentes que las morenas?
- Yo no lo dudo, querida Sigrid, pero tampoco nosotras debemos bajar la guardia. Estoy de acuerdo con mi esposo en eso de que los tiempos están cambiando.
- ¿Tanto como para pensar que las morenas son ya más inteligentes que las rubias?
- ¡Dejemos esta estúpida conversación ahora mismo! Son temas intrascendentes. Yo, el Gran Isén, no voy a consentir más peleas entre las hembras de mi pueblo y tampoco voy a entrar en discusiones tan absurdas sonbre quiénes son las más inteligentes. Tengo serias dudas sobre todas esas ancestrales leyendas que dicen que las rubias lo sois más que las morenas y que nunca se ha podido demostrar como algo absoluto. No apostaría yo ni tan siqueira un puñado de trigo para inclinarme por unas o por otras. ¿Es que no vamos a poder vivir nunca en paz?
- Gran Isén, eso de la paz es sólo propio de los débiles pescadores. Los cazadores son verdaderos hombres porque son guerreros y la guerra la llevamos dentro de la sangre todos los dorfus, tanto los hombres como las hembras.
- ¿Quién te ha dicho a ti tal cosa sobre los dorfus?
- Lo dice el gran brujo y hechicero Windar.
- ¿El que habla de que los más fuertes siempre sobreviven matando a los más débiles?
- Ese mismo.
- El gran brujo y hechicero Windar se ha equivocado ya muchas veces. Me estoy dando cuenta de que ya no sabe ni lo que piensa.
- ¿Es posible que el gobernante principal del pueblo de los dorfus hable tan mal del gran brujo y hechicero Windar al cuál le debemos gran parte de nuestro desarrollo como hombres y hembras?
- Empiezo a pensar que estamos equivocados por confiar en él. No pueden ser tan sabios los consejos de quien no sabe ni tan siquiera satisfacer a su propia hembra.
- ¿Qué está usted insinuando, Gran Isén?
- Que el gran brujo y hechicero Windar tiene puestos más cuernos que un ciervo adulto.
- ¿Qué mi gran amiga Lusalla engaña a Windar con otros hombres?
- Pregúntaselo, por ejemplo, a mi querido hijo Zarkón cuando le vuelvas a ver... 
- Si esta conversación va a seguir por este camino yo ya no tengo nada más qué decir ni nada más qué hacer en este Palacio.
- ¡No te vayas, Sigrid! ¡No es una petición sino una orden! Quiero que estés con nosotros esta noche para hablar con Zarkón, Walder y Briot.
- Qué lástima que Zyriab no sea como ellos...
- ¿Añoráis a Zyriab, Sigrid?
- ¡No! ¡No quise decir eso, Gran Odinia!
- Pues yo, como hembra veterana y experta, he notado que sí.
 
Sigrid se pone nerviosa intentando mirar para otra parte.
 
- Mírame a los ojos mientras estés hablando conmigo, Sigrid.
- Está bien, Gran Odinia. Lo que quise decir es que es una pena que un joven que tiene la fuerza que tiene ese tal Zyriab no sea uno de nuestros mejores cazadores y se dedique solamente a la pesca.
- Si Zyriab ha decidido ser pescador tendrá sus buenas razones para ello, Sigrid.
- Lo que no entiendo, Gran Isén, es que habiendo demostrado que era el estudiante más fuerte de todos ahora no quiera usar su fuerza para defendernos, por ejemplo, de esas bestias peludas llamadas mogovos y que, según usted, y no lo considere una ofensa pero es cosa de miedosos, nos están acechando. Sólo quienes tienen miedo, y no se ofenda por ello Gran Isén, dicen tales cosas.
- No me importa si crééis que soy un marica porqe no lo soy... pero hablando de miedosos, Sigrid. ¿Tú crees que, por ejemplo, el débil pescador llamado Hugh es un miedoso?
- Sólo un miedoso llora por las noches debajo de la luz de la luna mientras los demás celebran fiestas y orgías sexuales continuamente con nosotras.
- ¿Y no habréis sido quizás vosotras las culpables de ello?
- ¿Por que no nos apetece regalar nuestros cuerpos a un deforme?
- Será deforme de cuerpo, pero quizás sea el más listo de todos los hombres dorfus.
- Pues nosotras siempre le vemos muy deprimido y eso no nos gusta ni a las rubias ni a las morenas.
- No me gusta controlar la vida de nadie y menos opinar sobre Hugh, proque no soy ni su padre ni su hermano. Creo que las depresiones minan la moral de los hombres, pero también he aprendido que quién no ha atravesado nunca por una crisis interna no sabe, en verdad, lo que es la felicidad.
- Con todos mis respetos, Gran Isén... eso es una incoherencia.
- ¿Y las incoherencias no forman parte de los héroes? Nuestro pueblo está lleno de leyendas sobre héroes que se superaron hasta llegar a ser héroes y alcanzar el mayor grado de valentía precisamente porque eran muy incoherentes o atravesaron fases de incoherencia por causa de las depresiones. Fíjate bien que no he dicho por culpa de las depresiones sino por causa de las depresiones. Dos cosas tan diferentes que son hasta opuestas. Así se han construído las leyendas de nuetros héroes y heroínas. El mayor grado de valentía que existe es el de esa clase de hombres y hembras.
- ¿Creéis, de verdad, que Hugh es un hombre?
- ¿Por qué le desperecias tanto, Sigrid?
- Porque es la vergüenza de los rubios.
- Espera un momento, Sigrid. ¿No será porque, aun siendo rubio, es el amigo íntimo del moreno Zyriab? ¿Desprecias también a Zyriab por ser el único amigo verdadero que tiene Hugh?
- ¡A Zyriab no le desprecio! ¡A Zyriab le odio!
- Eso me preocupa mucho, Sigrid.
- ¿Le preocupa a usted, Gran Odinia, que yo odie a Zyriab?
- Sí. Porque si le odias es porque sientes algo muy fuerte hacia él. Mi experiencia me dice que la mejorana odia al anís porque el anís es más dulce que la mejorana. Mi experiencia me dice que el odio es la respuesta de un amor frustrado. O de una envidia mal disimulada. O de ambas cosas a la vez. Y no me suelo equivocar.
 
Sigrid guarda silencio.  
 
 
 
 
 
 
 
 
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Foto del autor José Orero De Julián
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Descripción

Novela de Ficción, Cómic y Guión literario para Cine al mismo tiempo.

Palabras Clave: Literatura Prosa Novela Narrativa Ficción Cómic Guión Cine.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Ficción



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