Un pequeo detalle (Novela) Captulo 4
Publicado en Jan 03, 2014
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- ¿Por qué hemos tenido que citarnos aquí?
- ¡Hola, Alma! Esto... puedes pedir lo que quieras...
- Pero... ¿no ves que traigo la bandeja totalmente llena? ¡Mira que eres despistado Joseph Cuore!
- Esto... claro... claro... la bandeja...
- ¿Qué le pasa a la bandeja, José Corazón?
- Nada... nada...
- ¿Vas a estar mirándome el año entero o puedo sentarme ya?
- Por supuesto... por supuesto que puedes sentarte ya, linda...
- ¿Conmocionado del todo?
- Todavía tengo recursos, Alma. Aún no me ha vencido ninguna. Pero, por favor, llámame solamente JC y que nadie se entere.
- ¿Que nadie se entere que estás conmocionado?
- Repito que todavía no me ha vencido ninguna.
- Entonces... ¿qué es lo que nadie debe enterarse?
- No sé. Es por decir algo ingenioso.
- ¿Decir eso es ingenioso?
- Supongo que sí.
- Pues no supongas tanto.
- Vamos a hablar en serio, Alma.
- Tú dirás; porque lo que es yo no tengo ni idea de lo que tengo que hacer.
- Hablemos mientras comemos pero no con la boca llena, por favor. 
- ¿Quién te ha educado de esa manera, JC?
- Supongo que la vida.
- ¿La vida? ¿Se puede llamar vida a todo esto?
- Es que no tengo más dinero, Alma...
- Pero... ¿por qué en un KFC en lugar de un Burger King por ejemplo?
- ¿Te lo explico o no te lo explico?
- Si quieres que te ayude en la investigación, explícamelo por favor.
- ¿Me perdonas por haberte invitado a un KFC?
- Está bien. No quiero que te arruines por mi culpa.
- No. Si todo esto lo paga el Departamento...
- ¡Mira que eres caradura, tío!
- ¿Yo tío? No. Todavía no tingún ningún sobrino o sobrina que yo sepa.
- ¿Eres siempre tan gracioso o solamente cuando estás con chavalas como yo?
- ¡Paz!
- ¿Quién es esa tal Paz?
- Estoy diciendo que hagamos la paz.
- ¿Es que estamos en guerra?
- Todavía no... pero el caso está tan complicado que pudiera ser que sí...
- ¿Puedes explicarme ya lo que está pasando?
- ¡Mira esto!
- Es un carnet de un equipo de football americano. ¿Y qué?
- Que se trata del Kentucky Football Club.
- Vale, Valeriano.
- ¿Quién es ese tal Valeriano?
- Te estoy diciendo que hasta aquí lo estoy comprendiendo.
- Pues si te fijas en las iniciales de Kentucky Football Club y las unes obtienes KFC.¿Comprendes ahora por qué estamos aquí?
- ¿Estás de broma o estás en serio? ¿Por qué precisamente en el KFC del 1 Penssylvania Plaza?
- No ha sido por casualidad.
- ¿Me lo puedes explicar entonces?
- Porque, al ser una plaza, es un círculo.
- ¿Y qué?
- Que me parece que todo esto es un círculo vicioso y, además, círculo deriva de circo. Lo he aprendido de la Historia de Roma Antigua.  
- ¡Que forma más extraña de investigar!
- ¿De verdad te parece extraña mi manera de trabajar?
- Sí... pero al mismo tiempo... ¡qué forma más inteligente de hacerlo!
- Gracias. Pero estoy hablando totalmente en serio.
- Pues no entiendo nada.
- Luego te lo explico. Primero empecemos a conocernos mejor.
- ¿Tú has quedado conmigo para ligar o para trabajar en una investigación policiaca?
- ¿No se pueden hacer las dos cosas al mismo tiempo?
- Yo no puedo hacer dos cosas al mismo tiempo. O ligamos o investigamos pero las dos cosas al mismo tiempo es imposible para mí.
- Primero es la obligación y después la devoción. 
- ¿Eso quiere decir que vamos a investigar?
- Eso es. Pero cuéntame algo de ti.
- ¿Es que soy sospechosa?
- No. ¿Y tú qué opinas de mí?
- Tampoco eres sospechoso. ¿Qué quieres saber de mi que se pueda saber?
- Algo que se pueda saber. Por ejemplo, ¿qué es lo que más te gusta hacer en tu tiempo de ocio?
- Cualquier cosa menos perder el tiempo.
- ¿Crees que estamos perdiendo el tiempo?
- Tú dirás...
- Yo creo que no. Comamos tranquilamente y te lo demostraré.
- No entiendo nada de nada. Espero que al final lo entienda todo.
- Entonces... ¿estamos de acuerdo en algo?
- Estamos de acuerdo en algo.
- Pues tú dirás, Alma, en qué estamos de acuerdo...
- En que los dos somos muy jóvenes.
- Por lo menos algo es algo...
- ¿Estás bien de la cabeza, JC?
- Estoy muy bien de la cabeza. Sé usarla hasta para jugar al soccer. Pero dos cabezas juntas piensan más que una.
- ¿Qué quieres que piense ahora?
- Que te aseguro que esto del KFC tiene algo que ver con nuestra investigación.
- ¿Porque coinciden las iniciales con el Kentucky Football Club?
- Eso es. Ese tipo era un maniático.
- ¿A quién te refieres ahora?
- Al fiambre.
- ¿Qué fiambre? Que yo sepa no estamos comiendo fiambres sino unas grandes hamburguesas con cargo a la cuenta corriente del Departamento de la Policía de Nueva York... ¡Y como se entere el Jefe!...
- Te aseguro que mi intuición no falla.
- Esperemos... esperemos que sea cierto...
- Ese tipo llamado Antoine Magala, el fiambre al que me refiero, era raro de narices.
- Ya he visto la fotografía. Era bastante feo de narices. Las tenía muy gordas.
- Por lo menos ya coincidimos en algo, Alma.
- ¿Qué más quieres descubrir?
- Espera... espera...
- Dicen que quien espera no desespera.
- ¿Y no me cuentas tú nada más de ti?
- Yo creo que quien tiene que contar eres tú, JC. ¿Qué has hecho en Kentucky?
- He estado hablando.
- Eso se te da de perlas.
- Pues no soy millonario.
- Pues yo sí soy millonaria. ¿Qué pasa? ¿Tienes algo contra las millonarias?
- Ni tengo complejos ni nunca los he tenido. Que seas millonaria no me interesa para nada. Me interesa tu belleza y tu inteligencia.
- ¿Has estado hablando con alguna chica guapa en Kentucky?
- No. No he estado hablando con ninguna chica guapa en Kentucky aunque eso supongo que no sería un pecado.
- ¿Con quién has estado hablando si se puede saber?
- Con todo un presidente.
- ¿Con el presidente de los Estados Unidos?
- No. Con El Rey de las Alcachofas.
- ¿Y tú crees que esto es una investigación seria?
- Mucho más seria de lo que piensas.  
- ¿Y qué tienen que ver las alcachofas con el mundo de los gays?
- Supongo que nada salvo que alguno de ellos sea vegetariano... pero...
- ¿Pero qué?
- El Rey de las Alcachofas es el presidente del Kentucky Football Club.
- ¿Y qué más?
- Y se llama Job Bible.
- Hablando de Job... ¡qué paciencia hay que tener para trabajar contigo!
- Espera que ahora viene lo más interesante...
- ¿Es que hay algo interesante en todo esto?
- Sí que lo hay. El tal Antoine Magala fue un jugador de ese equipo de fútbol americano.
- ¿Y qué pasa con eso? Existen muchos jugadores de fútbol americano en este país.
- Sí. Pero Antoine Magala conocía a un enano y a una mujer muy guapa al mismo tiempo.
- ¿Y eso qué quiere decir? ¿Es que es un pecado conocer a un enano y a una mujer muy guapa al mismo tiempo?
- No. Pero en este caso lo que significa es que aquí hay mucho tomate concentrado.
- Como no va a haber mucho tomante concentrado si estamos comiendo hamburguesas...
- No me distraigas, por favor.
- Pero... ¿se puede saber a dónde vas a ir a parar?
- Eso lo debes decidir tú.
- ¿Yo? ¿Qué tengo que decidir yo?
- Si quieres seguir trabajando conmigo o lo dejamos todo y nos largamos a Hawai los dos juntos.
- Me dijeron que estabas medio loco pero veo que estás loco del todo.
- Que no. Que eso es mentira. Sólo lo dicen los envidiosos. ¿Quieres trabajar conmigo en esta investigación o no?
- La verdad es que es muy interesante.
- Puede ser muy peligroso.
- Por eso es mucho más interesante.
- ¿Es muy interesante trabajar conmigo sabiendo que hay mucho tomate concentrado?
- ¡Quiero trabajar contigo!
- Pues termina de comer y verás lo que podemos descubrir.
- Yo ya he terminado. No tengo ganas de seguir comiendo hamburguesas.
- Yo tampoco. Vamos a hablar con la rubia platino.
- ¿Por qué con la rubia platino?
- Porque se está fijando mucho en nosotros.
- ¿Y eso qué significa?
- Que debe saber algo de lo que estamos hablando. Pone mucho interés en saber qué estamos comentando.
- Pero algo... ¿de qué?...
- De ese tal Antoine Magala. ¡Te apuesto lo que quieras a que acierto!
- Contigo ni apuesto nada jamás de los jamases porque eres muy tramposo.
- ¿Quién te ha dicho que yo soy muy tramposo?
- El Jefe.
- Lo que le sucede al Jefe, y no se lo cuentes a nadie para que no se entere su mujer, es que está muy celoso.
- ¡Atiza! ¿De quién está celoso El Jefe?
- De nosotros dos.
- ¡Arrea! ¿Cómo es eso?
- No quería que salieras nunca de la burocracia de su despacho. ¿Te interesa o no te interesa ser algo más que una simple burócrata aburrida?
- ¡Vamos a hablar con la rubia platino! Me parece que llevas razón. No hace más que tirarse horas enteras mirándome sin pestañear ni un segundo. ¡Odio ser solamente una burócrata aburrida!
- Permite que sea directo.
- Pero no permito que seas grosero.
- Ser directo no quiere decir ser grosero. Lo haré con toda la educación que pueda.
- Venga. No perdamos más el tiempo pensando.
- El mejor pensamiento es no pensar en nada y hacer algo.
- Pues entonces adelante. Vamos a por la rubia platino.
- ¡Por favor, señorita encantadora! ¿Conoce a este tipo?
- Esto... ¿esto qué es?
- Una fotografía. ¿No la está usted viendo?
- Con educación, JC.
- Fíjese bien en ella, señorita.
- Ya me estoy fijando bien.
- No digo a la chavala que me acompaña sino a la fotografía. Fíjese en la fotografía, señorita encantadora, por favor, se lo ruego.
- No con tanta educación, JC.
- ¿Puede dejar de mirar tanto a mi compañera y responderme ya? No podemos perder el tiempo tontamente, señorita.
- Así, JC, así.
- Sí que le conozco. ¿Por qué? ¿Quiénes sois vosotros?
- Dicen que somos dos locos de amor que vivimos de espaldas al mundo real.
- No le haga mucho caso, señorita encantadora de serpientes. Cuando canta lo hace para no llorar. Así que cante usted ahora. Él y yo somos dos policías de Nueva York. Si lo desea, y no me refiero a él aunque no le quita la vista de encima, le mostramos nuestras placas.
- No... no es necesario...
- ¿Venía a este KFC acompañado de un enano y una mujer?
- Sí. Efectivamente.
- ¿Un enano muy feo y una mujer muy guapa?
- ¿Qué tontería es esa, JC?
- Es que siempre es igual. Cuando un tipo raro viene a un KFC acompañado de un enano y de una mujer, resulta que el enano es muy feo y la mujer muy guapa.
- ¡Jajaja!
- Es la primera vez que te oigo reír esta tarde, Alma.
- ¿De dónde sacas esa deducción del tipo raro, el enano muy feo y la mujer muy guapa?
- Llámalo intuición, Alma. 
- Efectivamente, caballero. Lleva toda la razón. El tipo es muy raro, el enano es muy feo y la mujer es muy guapa.
- Eso es exacto solamente en dos terceras partes.
- ¿Pero qué dices ahora, JC?
- Le estoy contando la verdad, caballero.
- Sí. Pero el tipo raro ha dejado ya de ser un tipo raro. 
- ¡Jajaja!
- Es la segunda vez que te oigo reír esta tarde, Alma. Y ya se sabe que no hay dos sin tres. Tres eran tres pero ahora tres son solamente dos.
- ¿Me está confundiendo del todo, caballero?
- No se confunde con usted, encantadora de serpientes.
- ¡Oiga señorita que yo no tengo nada que ver en lo que sea!
- Pero sí tiene mucho que mirar desde que hemos entrado en este local.
- ¡Jajaja!
- ¡Lo conseguí! Es la tercera vez que te oigo reir en esta tarde, Alma.
- No se proecupe, señorita. Consigue todo lo que se propone.
- ¿Ves cómo hay mucho tomate concentrado en este asunto?
- Parece que sí...
- No lo parece. Es que es verdad.
- Si tú lo dices...
- Señorita encantadora de serpientes, ¿podría indicarnos a mi preciosa compañera y a mí dónde se sentaban cuando venían aquí?
- Siempre en la última mesa de todas.
- ¿En aquella donde no hay ninguna ventana?
- Sí. ¿Cómo lo ha adivinado?
- Muy sencillo. ¿Cuánta pasta le daban para tener siempre reservada esa mesa?
- No, por favor, no me arresten.
- Está bien, encantadora de serpientes. Contra usted ni él ni yo tenemo nada. ¿Cómo lo has sabido descubrir, JC?
- Es que es muy lógico, Alma. 
- ¿Es muy lógico, JC? 
- Es muy lógico si se quiere ocultar algo.
- ¡Caramba! ¡La cosa se pone seria de verdad!
- ¿Puedo ya volver a atender a los demás clientes? Se me está alargando mucho la cola.
- ¡Jajaja!
- ¿De qué te ríes, JC?
- De nada, de nada, ya te lo contaré a solas porque hay por aquí muchos niños y muchas niñas menores de edad.
- Por favor, caballero, que me va a llamar la atención el encargado.
- Puede usted seguir con su trabajo, señorita... y si el encargado le echa una bronca avíseme para que yo me encargue del encargado.
- ¡Jajaja!
- Con tu cuarta risa no contaba, Alma... pero mejor que mejor...
- ¿Y ahora qué hacemos nosotros dos?
- Como no podemos ya escaparnos solos hasta Hawai que era mi verdadero deseo... pues cada uno para su casa.
- ¡Jajaja! No descartes Hawai en un futuro, JC.
- ¿Tengo posibilidades?
- Ni sí ni no sino todo lo contrario.
- Eso me suena a teatro, Alma.
- A veces trabajo de actriz para ganar un sobresueldo. ¿Cómo lo has adivindado?
- No lo he adivinado. Solamente lo he acertado. Tenía una oportunidad de acertar entre un millón y mira por donde salió mi número.
- ¡Estás mas chiflado que una regadera!
- Así que cada uno para su casa... pero esta noche te invito al Circo Ruso.
- ¿Al Circo Ruso?
- Sí. He dicho al Circo Ruso.
- Con cargo a la cuenta corriente del Departamento de la Policía de Nueva York. ¿Me equivoco, sinvergüenza?
- Me da vergüenza decir que sí...
- Está bien. ¿Lo sabe El Jefe? 
- Lo sabe. 
- Pues como no encontremos nada de nada nos expulsan del cuerpo a los dos ipso facto como tanto te gusta decir a ti.
- ¿Cómo has sabido que una de mis frases más usadas es ipso facto?
- Llámalo tú ahora intuición... pero intuición femenina...
- Explica. Explica. Me gusta mucho aprender de intuiciones femeninas.
- Es muy fácil de descubrir. Ipso facto quiere decir rápidamente y yo no he visto a nadie más rápido que tú. Lógico como tu también dices.
- Pues si nos echan a los dos del cuerpo mejor es estar acompañados que no solos.
- ¡Ay que cruz, Dios mío!
- Volvamos a la realidad. Esta noche preséntate lo más elegante que puedas.
- ¿Para qué?
- Quiero deslumbrar a alguien...
- ¿Crees que soy un objeto algo así como una lámpara de cristal de bohemia porque a ti te da por ser bohemio? ¿No eres machista de verdad?
- De verdad que yo no soy machista y tú tampoco eres feminista... así que ven al Circo Ruso lo más elegante que puedas y eso de deslumbrar a alguien déjalo de mi cuenta.
- ¡Usted manda, capitán!
- Gracias por lo de capitán. Todos los del equipo de soccer de mi barrio me dicen lo mismo. Así que no te olvides de llevar también un block de notas completo y dos bolígrafos de tinta negra por si acaso falla uno.
- ¿De tinta negra?
- Es que a lo mejor nos vamos a morir de risa.
- ¡Jajaja! ¡Contigo sí que es divertido ir al Circo aunque no haga falta porque cuentas muy buenos chistes! Pero... ¿puedo hacerte una pregunta?
- Que sea muy fácil de contestar. Mirándote a los ojos estoy perdiendo toda mi memoria.
- ¿Voy a ir al circo a reírme un poco o voy a ir al circo de copista?
- Alguna copa que otra nos vamos a tomar.
- Eso espero ya que va a cargo de la cuenta corriente del Departamento; pero me refiero a copiar todo lo que vea.
- Las dos cosas a la vez. Te vas a reír mucho y vas a copiarlo todo.
- Pero... ¿no te avisé antes de que yo no puedo hacer dos cosas a la vez? Me parece que estás en la Luna...
- No me vuelvas loco, Alma. Yo te ayudaré.
- ¿A ir contigo a la Luna? Imposible. Nos perderíamos en el espacio. Te conozco ya lo suficiente, estos seis meses que llevo en el cuerpo, para saber que te perderías tú y me perdería yo también.
- Bueno. Dejaré de soñar por esta vez. Te ayudaré a reírte en el Circo y al mismo tiempo te ayudaré a copiarlo todo. ¿Vale?
- Vale. Es equitativo.
- ¿Eso quiere decir que aceptas?
- ¿Todavía estás conmocionado del todo? Eso quiere decir que acepto.
- El Circo Ruso comienza sus atracciones a las 9 de la noche.
- Eso quiere decir que tengo que estar a las 9 de la noche en la puerta del Circo Ruso.
- Exacto. ¿Cómo lo has adivinado?
- ¡Jajaja! Contigo estoy aprendiendo mucho de lógicas. Eres mejor que Aristóteles.
- Entonces... ¿me dejas darte un beso en la cara?...
- ¿Desde cuándo eres tan tímido?
- Nací de esa manera.
- Que sean dos, JC.
- ¿Uno en la derecha y el otro en la izquierda? 
- Sí. Para compensar ya que te gusta tanto la compensación razonable. Eres mejor que Descartes. 
- ¿Como amigos nada más?
- Nada más y nada menos.
- ¿Puedo o no puedo?
- Puedes.
- Pues ya está.
- ¿Sabes que besas muy bien, JC?
- Prefiero no contestar a esa pregunta.
- ¿Por qué?
- Porque no quiero que se enteren las demás.
- ¿Sólo quieres que lo sepa yo?
- Solo quiero que lo sepas tú. Y ya está. Esta noche nos vemos los dos a las 9 en la puerta del Circo Ruso. Si puedes llevar unos gemelos sería fenomenal del todo.
- Cogeré los de mi padre.
- Pero no le cuentes nada.
- No se lo diré a mi padre pero con mi madre no tengo secretos.
- ¿Podrías hacer una excepción que confirme la regla?
- No hay regla que confirmar. Haré una excepción pero no porque haya ninguna regla de por medio. Nunca he permitido que nadie me bese. Esta es la primera vez que me dan dos besos en mi vida.
- ¡No me lo puedo creer! ¿Tantos ciegos hay en este mundo?
- A lo mejor es que estoy buscando a un loco.
- Muy bien. Me parece que podemos entendernos tú y yo, Alma.
- De momento me parece que sí, JC, pero veremos cómo acaba todo.
- Me estaba refiriendo al trabajo de investigación.
- Yo también me estoy refiriendo al trabajo de investigación.
- No te preocupes por eso, Alma. Relájate todo lo que puedas en tu casa familiar y esta noche acude al Circo Ruso totalmente tranquila. No soy como dicen que soy.
- ¿Cómo dicen que eres?
- Un gran tímido que se lanza demasiado hacia adelante hasta terminar siempre estrellado...
- Será alguna envidiosa...
- Quizás. Tal vez.
- Chao, José Corazón. 
- Hasta luego, Alma.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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Foto del autor Jos Orero De Julin
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Descripción

Novela de Ficcin.

Palabras Clave: Literatura Prosa Novela Relatos Narrativa Ficcin.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Ficcin



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