Hola a todos. Soy un antiguo creyente. Por 21 años miembro de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Hoy declarado “Librepensador Agnóstico Indiferente” desde hace unos 5 meses aproximadamente. He aquí un resumen de mi historia.
 
            Mi nombre es Gary Samuel Bilbao Aranguren. Nací y aún vivo en Maracay, la ciudad jardín de Venezuela. Fui bautizado a los tres años como católico, diría Ricardo Arjona “y a mi ni me preguntaron”. Teniendo yo 7 años a mi mama la adoctrinaron los adventistas del 7mo día. Un año después  pido yo el bautismo, mas por bañarme en el tanque de agua que por saber lo que hacia. Pero en fue en realidad a los 17 que me hago consciente de lo que profesaba ser. Fue a esa edad que el cristianismo para mi cobró sentido y fuerza, y entregado y apasionado como soy empecé a vivir o mas bien a intentar vivir lo que decía la Biblia y los innumerables libros de la seudo profeta Elena de White. Resumiendo, me desempeñe como ministro de música, líder de jóvenes y anciano (especie de pastor) y tuve una que otra campaña en algunas iglesias. La razón por la que doy mi currículo eclesiástico es para que sepan que fui un asiduo estudiante de la Biblia, no fui un miembro mas de una feligresía, era de los que madrugaba siguiendo el ejemplo de Jesucristo para orar y leer la Biblia buscando ser lo mas semejante a el y ser lo que dios se supone esperaba de mi. Pero siempre fui inquisitivo, lógico y racional, y de no ser porque en verdad creía fervientemente en mi fe, Dios y la Biblia y la doctrina adventista ya desde hace años que hubiese renunciado a mi fe cristiana.
 
            Así que empecé a no subyugar más esas dudas e incógnitas que desde hace buen tiempo tenia en mi mente, y empecé a cuestionar primero la fe adventista. Busqué antes que nada en la Biblia y por internet. Descargue libros de todo tipo, serios y no tan serios, artículos, páginas web, etc. Material adventista y de otras denominaciones, y descubrí con dolor que todo era una farsa. La iglesia adventista del séptimo día y su dizque profeta Elena eran una hoja mas de esa rama llamada cristianismo que a su vez pertenece a ese nefasto gran árbol llamado religión. Y, como en un intercambio de caricias y besos de dos enamorados, una cosa llevo a la otra y fue inevitable no buscar las respuestas a esas profundas preguntas que tenia sobre Jesús, Dios, la Biblia y todo lo referente a su club de fans. Ahora le toco el turno al teísmo y al cristianismo. Mas libros, mas artículos, mas paginas web, mas análisis, mas razonamiento, mas abrir mi mente, mas sincerarme conmigo mismo de que todo eso que había creído durante tanto tiempo solo había coaccionado mi libertad de pensamiento, y sobre todo mi libertad de vivir plenamente (aunque no niego que siendo cristiano creía que era pleno, pero en el fondo algo no cuajaba y no me llenaba).
           
            Me vi entonces en la encrucijada. ¿Que decisión tomar? Luego de pesar las evidencias de indagar y razonar, pues no  me quedo otra alternativa que renunciar al cristianismo. Dejar mi fe. Librarme de la religión, del dogma, del engaño. No fue fácil. Fueron 21 años viendo la vida a través de un cristal, compartiendo con gente con el mismo sentir, mismo pensar, creyendo que todo eso era verdad (aunque no fui del todo partidario del absolutismo, rebelde siempre fui, pero me limitaba porque como dije creía y vivía lo que creía y me entregue a mi fe). Fue un proceso largo, 1 año de búsqueda, análisis, depuración, preguntas, decisiones, unas cuantas lágrimas, rabia, en fin. Pero ha valido la pena el proceso, no me arrepiento de mi decisión.
 
Y leyendo y leyendo fue cuando me encontré con este concepto con el cual me sentí plenamente identificado. “UN LIBREPENSADOR es una persona que forma sus opiniones sobre la religión a partir de la razón, independientemente de la tradición, la autoridad o la creencia establecida”. Y eso es lo que soy, un librepensador, no me condiciono a nada ni al cristianismo, ni al ateísmo, ni al budismo, ni al islamismo, ni al socialismo, ni al capitalismo, ni nada que termine en “ismo”. Nada, simplemente soy libre.
 
 ¿Dios existe? La verdad para mi es totalmente indiferente. No me importa. No creo que exista y si existe no me interesa creer ni obedecer a un dios como el que se presenta en la biblia.