Soneto
Publicado en Nov 18, 2013
Cayó la espada envenenada,
a sus pies derramó, roja la sangre. Un mar de sal, los ojos de su Madre, al Abismo clamó, encadenada. Aquí yace vuestro pecado mortal, en vida ha de sufrir el castigo. Vuestros ojos nublados de olvido, yacerán en el piélago infernal. Levantóse, sin saber donde yacía, guerrero en batalla derrotado, atizó el acero en porfía. Canciones se oirán en el Tiempo. Historias de su fuerza demostrada, y palabras perdidas en el viento.
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