¿Sumisión o Cultura? (Cásate y sé sumisa / Costanza Miriano)
Publicado en Nov 13, 2013
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Acaba de aparecer un libro titulado "Cásate y sé sumisa", escrito por mi colega periodista italiana Costanza Miriano que, después de haber tenido mucho éxito de ventas en Italia, lo publica, ahora, el Arzobispado de Granada. Este libro ha levantado una gran cantidad de protestas entre la mayoría de la población española y ha tenido la virtud de unir, por primera vez, tanto al PP, como al PSOE y a IU, en su rechazo a tal publicación. La primera pregunta que me hago (refiriéndome al título del libro) es ¿qué es la Cultura y para qué sirve la Cultura?. Como los seres humanos somos entidades culturales o culturizables, todos los hombres y todas las mujeres formamos parte del mismo mundo y, en este sentido universalista, la Cultura no debe servir para el subdesarrollo sino que debe servir para todo lo contrario, el desarrollo integral de la pareja matrimonial entre un hombre y una mujer.
 
En este sentido, podemos estar de acuerdo en que el matrimonio como Dios manda (cuando es equitativo e igualitario entre él y ella) viene a ser un sacramento pero jamás un sacrificio. Ambas palabras tienen la misma raíz (sacr) pero insisto en que es un (sacr)amento pero no un (sacr)ificio y, por lo tanto, no es un (sacr)ilegio afirmar tal cosa. De acuerdo en que la Biblia dice "mujer sujétate a tu marido" (y vez que dice sujétate y no sé sumisa ante él) porque inmediatamente después dice: "marido ama siempre a tu esposa". Lo sacro es propio de un hombre y una mujer que se casan como Dios manda pero no debe ser un sacrificio por parte de ella ni un sacrificio por parte de él. En el caso de que un hombre no respete a su esposa o bien porque la ofende psicológicamente, o porque la maltrata físicamente, o porque la engaña con otras mujeres... ¿es lícito que ella siga siendo sumisa y se aguante todo el daño que le hace él? ¿Qué dice la Curia Romana y el Arzobispado de Granada ante esta proposición que tantas veces se ha repetido en la Historia y sigue repitiéndose día tras día?
 
La Cultura (y lo digo por mi colega italiana Costanza Miriano) no condiciona a que la mujer sea sumisa cuando se le está perjudicando a su dignidad como mujer. La Cultura no debe ser un volver a las épocas del subdesarrollo sino, muy al contrario, debe estar al servicio del desarrollo integral, equitativo e igualitario de los dos cónyuges (tanto él como ella). Dios no condiciona a la mujer a que cumpla el papel de sumisa si no es amada por el hombre que tiene como pareja. La Bibiia no dcie, en ninguna parte de sus textos, que la mujer tenga que estar sometida (sumisa) a los caprichos, los deseos, las maldades y las fechorías que cometa el esposo y, en ese caso, lo que es digno es no someterse a él y quedar libre de su opresión. Dios no creó a la mujer como esclava del hombre sino que la creó como compañera idónea del hombre. Me parece que la Curia Romana y el Arzobispado de Granada, por muy religiosos que sean o precisamente porque son muy religiosos al igual que sucede con las demás religiones, no tienen por qué aconsejar a la población sobre lo que es un verdadero matrimonio como Dios manda ya que ninguno de los cardenales y los arzobisopso (salvo que tengan amantes ocultas) debe saber nada de lo que es un matrimonio en realidad.
 
Según el Diccionario, sumisión es acto de someterse a los caprichos de otra persona y someter es imponer nuestra voluntad, generalmente por la fuerza o por las armas, o por un abuso de autoridad, a los demás. En el matrimonio como Dios manda, tal como nos dice Jesucristo, el hombre debe amar a su única esposa y la mujer debe amar a su único esposo. Amaos como yo os he amado. En ningún momento Jesucristo habla de que la mujer tenga que ser sumisa ante un espooso que ha resultado ser violento, despótico, abusador de su autoridad, ejecutor de sus propios caprichos sin contar para nada con ella, etcétera. Entonces, la sumisión, por tanto, no forma parte del matrimonio. Sujetarse al marido es una condición que se deriva de que el marido ama a su única esposa. Pero eso no se llama sumisión sino compañía amorosa. Creo que mi colega italiana, que para mayor sorpresa del mundo de sus lectores, es una mujer, o ha elegido un pésimo título o no sabe la diferencia que existe entre estar sometida o libremente, y por propia voluntad, ser la compañera de su amado esposo porque él la ama solamente a ella. ¿Se puede amar castigando, forzando, violentando, violando, maltratando, matando a una esposa? No. No se puede amar de esa manera porque eso es una forma de odio. Y si la esposa ve esas reacciones machistas del esposo convertido en un simple macho, no tiene por qué ser considerada una hembra para los antojos del macho, sino que como es una mujer digna no se somete y no tiene por qué ser sumisa.
 
Los cardenales de la Curia Romana, junto con los arzobispados (en este caso el de Granada) siempre meten el cucharón en todo aquello que les reporta ganancias económicas y. por eso mismo, han metido el cucharón en la edición de este libro que, como su título indica, deja a la esposa el papel de esclava sumisa ante los deseos y las acciones de su esposo que, cuando no la ama, es indigno de ella y ella, si tiene su dignidad, no tiene por qué soportar esa sumisión. No somos animales irracionales y, por lo tanto, somos más que un macho y una hembra porque, además de ello, somos seres humanos racionales; o sea, un hombre y una mujer. Y esa es la diferencia para que no seamos animales de un zoológico sino matrimonios armónicos y armonizados dentro de una sociedad humana.
 
¿La Cultura sirve para hacerno retroceder a las épocas de la esclavitud femenina o sirve para desarrollar a los hombres y las mujeres por igual hasta conseguir la verdadera equidad de género en donde todo se comparte y pasamos a ser dos personas en un solo cuerpo gracias a la unión sacramental del matrimonio? De acuerdo en que los hombres y las mujeres no podemos ser iguales, pero es que la equidad de género no dice que seamos iguales sino complementarios; dice que somos diferentes pero que tenemos la igualdad de derechos en todas las áreas sociales y espirituales; dice que los hombres y las mujeres son igual de dignos y que la dignidad de la mujer no debe ser pisoteada, maltratada o abusada por el capricho del hombre machista y esclavizador. No nos casamos para dominar a la otra parte de la pareja hombre-mujer. Nos casamos para formar una sola unidad y en esa unidad ninguna de las partes debe ser autoritaria ni despótica contra la otra parte. El matrimonio humano de un hombre con una mujer es totalmente diferente a un espectáculo circense donde uno de los dos debe dominar con el látigo al otro o a la otra. El matrimonio humano como Dios manda (un solo hombre con una sola mujer) es realizar juntos y con armonía un viaje hacia la eternidad. Eso es lo que dice Jesucristo y lo mantengo yo. 
 
¿Cómo puede ser que la Cultura, hablando del título de ese libro "Cásate y sé sumisa", sea un retroceder a la época de los seres cavernícolas? Por intentar interpretar el Mensaje de Dios como una sumisión de la mujer sin correspondencia con el amor del hombre es por lo que estamos viendo tantas noticias atroces que se cometen contra las mujeres y, an algunos poquísimos casos, contra los hombres dentro del matrimonio. ¿Sumisión o Cultura? He aquí un dilema del cual ni la Curia Romana ni los Arzobispados, aunque sea el de Granada, tienen por qué venir a adoctrinarnos con su religión (lo mismo que sucede con las demás religiones) o a promocionar una idea de sumisión porque, en teoría, nada deben saber de lo que sucede de verdad en un matrimonio.
 
El desarrollo natural de la pareja hombre-mujer que se casan como Dios manda, en el nombre de Jesucristo y a través de la Gracia del Espíritu Santo, no es retroceder en la Historia para vivir como vivían los salvajes del subdesarrollo sino un avance en la Historia para introducirnos en los tiempos futuros donde cualquier clase de esclavitud debe de estar ya eliminada. Por eso la mujer humillada por su esposo, ofendida por su esposo, maltratada por su esposa, no tiene por qué ser sumisa con ese esposo y tiene plena libertad para romper una unión donde cada uno va por su lado y no se conjugan en un mismo trato equitativo e igualitario. Las normas de vida para el futuro de la humanidad es que las mujeres casadas como Dios manda tengan la misma dignidad que los hombres casados como Dios manda. De las demás clases de uniones no hablo en este artículo porque no son matrimonios como Dios manda y la Naturaleza (cread por Dios) nos pide.
 
Lanzar un libro con tal título ("Cásate y sé sumisa") no es un buen síntoma (salvo lo que tiene de marketing para venderlo) de lo que debe ser un matirmonio entre un hombre y una mujer que desean unir sus dos cuerpos y sus dos almas para formar un solo cuerpo y una sola alma. O sea, que Cultura no es Sumisión ni Sumisión es Cultura. Quizás mi colega italiana, la periodista Costanza Miriano, sepa mucho de escribir o escriba perfectamente bien pero me parece que ha olvidado lo que dijo Baltasar Gracián: "No hagas negocio del no negocio". Y la Liberación de la mujer (que tantos siglos ha costado alcanzarla en los países ya civilizados) no es un negocio. Por eso, hoy en día, una mujer que se precie (casada o soltera) no negocia con su dignidad.  
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Foto del autor José Orero De Julián
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Reflexiones de carácter social y cristiano.

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Comentarios (2)add comment
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José Orero De Julián

Gracias a ti. Es el libro que actualmente está encendiendo la mecha de muchas discordias. Nosotros sigamos adelante. Un abrazo cordial.
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November 13, 2013
 

LAPIZ ESCRIBE

Gran aporte a la pagina; ignoraba el origen del libro. gracias por compartirlo Orero.
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November 13, 2013
 

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