Sal
Publicado en Oct 22, 2013
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Saúl era un chico simpático de hermosos ojos cafés decorados de unas tupidas pestañas oscuras, de ahí en fuera no tenía nada en que sobresaliera físicamente, más tenía un no sé qué. Les resultaba agradable a las mujeres, desde pequeño, su madre decía que tenía un angelote. Con ángel o sin ángel, Saúl fue creciendo convirtiéndose en un adolescente larguirucho,flaco y con acné, en la escuela las chicas lo buscaban no falta la atrevida que le propusiera ser su novio, eso le gustaba al chamaco, además era obsequiado con presentes o le invitara algo en los recreos. En casa su madre lo trataba como su príncipe, aún que hubiera más hermanos, ella se inclinaba por su “muchachito” se podría decir que ese era su día a día. Una tarde de regreso del colegio, al pasar frente a la casa vecina, estaba Yolanda en el marco de la puerta de entrada de su vivienda,  señora joven y algo desatendida, con una amplia sonrisa saludo a Saúl batiendo su mano, el chico,le regreso el saludo con una inclinación de cabeza adornada con una sonrisa. Yolanda por un momento se le quedo viendo, mientras caminaba a su domicilio,  entonces le grito ¡Saúl, ven! ¿Me podrías ayudar? El chico al oírla volteo y le respondió “Si, claro sólo dejo mis cosas en la casa y regreso” minutos después el chico tocaba la puerta de la casa de Yolanda, ella abrió la puerta con una sonrisa pícara y le pidió que pasara, ya en la estancia le pido al chico que la acompañara, él la siguió obedientemente,llegaron al cuarto de lavado que se encontraba separada de la construcción principal, en la parte posterior del jardín. Ella abrió introduciéndose seguida del chico, en una repisa puesta en la parte alta de la pared habían unas bolsas, Yolanda tomo un banco para subirse, ya arriba se estiraba y el chico sólo observaba sus piernas que quedaban al descubierto debajo de su falda, lo cual como a cualquier chico lo éxito, ella se dio cuenta y disimuladamente le dio una de las bolsas, Saúl la tomo, algo turbado, la puso en una mesa y ayudo a la señora a bajar del banco, le estiro la mano para que ella se apoyara y bajara, ella al bajar se aproximó a Saúl que al sentirla tan cerca no pudo disimular su desconcierto. Ella no se retiró y empezó a acariciar la cara y cabello del chico, así las cosas Yolanda inicio a Saúl se la vida sexual. Las visitas ala casa de Yolanda eran frecuentes, su madre le interrogaba que tanto iba a esa casa, Saúl se limitaba diciéndole que le ayudaba con algunos quehaceres y ella le pagaba. En efecto le pagaba y le compraba lo que el jovencito le pedía,después de un tiempo, Yolanda le presento a varias amigas, que como le dijo al chico, necesitaban que las ayudaran con algunos trabajos. Saúl, estaba fascinado, era atendido y mimado por esas mujeres, así las cosas, se fue haciendo un experto en el trato de las señoras, si bien eran jóvenes, él quería experimental con más jóvenes, por lo que puso su sex-appeal a trabajar en la escuela y en los antros que empezó a frecuentar, fue todo un éxito, las chicas si bien no lo agasajaban como las señoras, hacían lo que él les pedía. Así fue como Saúl se dio cuenta que podía hacer todo un negocio con su atractiva personalidad.
 
Lunaoscura
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Foto del autor Edith Zepeda Hermenegildo
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Descripción

Sal, Historia, relato

Palabras Clave: Gigol

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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