DIOS EN VESTIDO CORTO.
Publicado en Sep 20, 2013
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No hay peor traición que un beso por la espalda,
inesperado, lleno de perfume, 
que rasura el alma con sus navajas afiladas.
Pero hay otra traición, también maldita,
que consiste en esconder o desaparecer mis cigarros.
¿Por qué mejor no me arrancas la piel
de cuajo en cuajo, arráncame los huesos, 
la vida, la muerte, el hígado o el páncreas? 
¿Por qué mis cigarros? 
Para quien no tiene un motivo para fumar, 
no hay explicación comprensible. 
Pero yo veo mundos pequeños retorciéndose de dolor
en el pequeño incendio del cigarro, 
veo el pasado, el presente y el futuro en una hoguera 
que recuerda noches en que Heráclito se calentaba
junto con Nerón, prendiendo fuego a Roma. 
Veo las caras de esas putas caras llamadas novias, 
también allí retratadas, hechas cenizas, 
y yo también me incinero junto con ellas, junto al jazz,
junto a la botella de charanda. Son míos, 
son mis cigarros y no los encuentro. 
¿Hay peor crueldad? No lo creo. 
¿No te das cuenta de lo mucho que hiere el aire sin humo? 
Uno fuma para no deshojar margaritas, 
para no colgar estúpidos candados de puentes,
para no escribir lonas con mala ortografía pidiendo matrimonio,
para no ir en globo aerostático y declarar el amor
con una leyenda escrita en la arena o con arbustos. 
Uno fuma para no incendiar la ciudad, para no ser un monje
y beber gasolina. Uno fuma curiosamente para soportar,
para no morir. Porque a estas alturas ya debes saber
que toda cura es siempre veneno, 
y que solución sólo es un eufemismo de problema.
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DIOS EN VESTIDO CORTO. by Getzemaní González No hay peor traición que un beso por la espalda, inesperado, lleno de perfume, que rasura el alma con sus navajas afiladas. Pero hay otra traición, también maldita, que consiste en esconder o desaparecer mis cigarros. ¿Por qué mejor no me arrancas la piel de cuajo en cuajo, arráncame los huesos, la vida, la muerte, el hígado o el páncreas? ¿Por qué mis cigarros? Para quien no tiene un motivo para fumar, no hay explicación comprensible. Pero yo veo mundos pequeños retorciéndose de dolor en el pequeño incendio del cigarro, veo el pasado, el presente y el futuro en una hoguera que recuerda noches en que Heráclito se calentaba junto con Nerón, prendiendo fuego a Roma. Veo las caras de esas putas caras llamadas novias, también allí retratadas, hechas cenizas, y yo también me incinero junto con ellas, junto al jazz, junto a la botella de charanda. Son míos, son mis cigarros y no los encuentro. ¿Hay peor crueldad? No lo creo. ¿No te das cuenta de lo mucho que hiere el aire sin humo? Uno fuma para no deshojar margaritas, para no colgar estúpidos candados de puentes, para no escribir lonas con mala ortografía pidiendo matrimonio, para no ir en globo aerostático y declarar el amor con una leyenda escrita en la arena o con arbustos. Uno fuma para no incendiar la ciudad, para no ser un monje y beber gasolina. Uno fuma curiosamente para soportar, para no morir. Porque a estas alturas ya debes saber que toda cura es siempre veneno, y que solución sólo es un eufemismo de problema.

Palabras Clave: DIOS EN VESTIDO CORTO. by Getzemaní González No hay peor traición que un beso por la espalda inesperado lleno de perfume que rasura el alma con sus navajas afiladas. Pero hay otra traición también maldita que consiste en esconder o desaparecer mis cigarros. ¿Por qué mejor no me arrancas la piel de cuajo en cuajo arráncame los huesos la vida la muerte el hígado o el páncreas? ¿Por qué mis cigarros? Para quien no tiene un motivo para fumar no hay explicación comprensible. Pero yo veo mundos pequeños retorciéndose de dolor en el pequeño incendio del cigarro veo el pasado el presente y el futuro en una hoguera que recuerda noches en que Heráclito se calentaba junto con Nerón prendiendo fuego a Roma. Veo las caras de esas putas caras llamadas novias también allí retratadas hechas cenizas y yo también me incinero junto con ellas junto al jazz junto a la botella de charanda. Son míos son mis cigarros y no los encuentro. ¿Hay peor crueld

Categoría: Poesía

Subcategoría: Poesía General



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Lucy reyes

Dicen que fumar es un placer genial, pero es tal el apego al cigarrillo, que con cierto desespero hace ver el presente, el futuro y el pasado, en una hoguera. Yo no quisiera sentirme en el fuego, pero me estoy sintiendo en una hoguera convertida casi en cenizas. Me gustó tu poesía. Cordial saludo. Lucy
Responder
September 20, 2013
 

Getzeman Gonzlez

No hay por qué desesperar, Lucy, está usted en la antesala de convertirse en ave fénix: eso señala el fuego, renacer, no siempre morir. Le comento que ya dejé el cigarro, tengo más o menos un año sin fumar, sin embargo, quedan poemas de aquellos desvaríos.
Le agradezco el tiempo de su amable comentario.
Saludos.
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September 20, 2013

Lucy reyes

Sinceras felicitaciones por dejar de fumar va en bien de tu salud. Me gusta el tema del fuego, porque soy pirómana, me gusta estar al pie del fuego hasta cuando se convierte en cenizas. Lucy
Responder
September 20, 2013

Getzeman Gonzlez

Yo también fui un niño pirómano, incendié muchas cosas de niño. De grande un poco el cigarro controló esas ansías de ver algo quemándose. De allí mi admiración a Nerón, que quemó una ciudad sólo para que su corazón, según Corcobado, llorara de alegría. Y por eso estudié filosofía, pues descubrí que para un tal Heráclito, el fuego es el principio del cosmos.
Saludos.
Responder
September 20, 2013

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