Los hermanos gemelos
Publicado en Sep 19, 2013
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LOS HERMANOS GEMELOS
En cierta ocasión un hombre llamado Rubén se enamoró de una mujer llamada Clarita, se casaron, querían tener dos hijos y fueron tan afortunados que en el primer embarazo de Clarita  llegaron los dos hijos gemelos, los bautizaron con los nombres de Emilio a uno y Ernesto  al otro.
Como  los gemelos eran  iguales físicamente, la madre se confundía y daba tetero dos veces a uno, mientras el otro aguantaba hambre. Mientras un gemelo reía el otro lloraba, mientras uno orinaba, el otro cagaba, la paciencia de Clarita se agotaba; así que Rubén para evitar  problemas  marcó a cada uno de los bebés con sus nombres, con tinta indeleble.
Rubén quería que cuando sus hijos crecieran actuaran según sus conveniencias, Clarita quería que en el futuro sus hijos actuaran según lo que quisieran.
Los gemelos crecían igual, los vestían de la misma manera. Supuestamente los gemelos son iguales en todo, pero entre este par de hermanos, había gran diferencia en su modo de ser, porque Emilio  resultó ser inteligente, de buenos sentimientos y buen hijo, mientras Ernesto resultó ser todo lo contrario, de malos sentimientos, nada inteligente y de actitudes indeseables. Sus comportamientos eran notorios en la medida que crecían: buen hijo y mal hijo, buen alumno y mal alumno, buen amigo y mal amigo
Emilio mezclaba sus comportamientos entre la conveniencia y su querer, según las circunstancias y Ernesto hacía lo que quería.
A sus dieciséis años Ernesto se enamoraba de cualquier sexo; conquistaba a unos y a otros. Tenía una vida desordenada, conflictiva, oscura, problemática, además de ser mal estudiante.  Emilio era todo lo contrario, sin embargo, en algo se parecían. A los dos les gustaba escribir. Emilio escribía lindas poesía nacidas de su corazón, en cambio, Ernesto pretendía escribir poesía erótica, pero le resultaban pornográficas, escribía con hipocresía, maldad, engaño y burla.
Era increíble que una buena mujer se enamorara de un mal hombre como Ernesto, ella se llamaba Mariana, buena mujer, ingenua, noble y bella. Ernesto logró enamorarla con escritos engañosos y burlones, pero, como bien dice el dicho “El amor es ciego”  Mariana  perdonaba los errores de escritura y redacción, respondía a sus escritos, creyendo que en verdad él la amaba.
Las autoridades habían descubierto las maldades de Ernesto, quien en varias oportunidades había sido detenido en cárceles, hasta que definitivamente fue conducido a prisión  durante veinticinco años, por delitos comprobados. En tal condición Ernesto no pudo continuar engañando a Mariana.  
Emilio, que siempre reprochaba la burla de su hermano para con esa noble mujer aprovechó la ausencia de su hermano, para tomar su lugar.  Un  buen día, tomó iniciativa, y así le escribió: “amor mío, ha nacido en mi corazón una semilla de amor". Tus ojos, tus labios, tu cuerpo y todo tu ser, son mi vida, mi aliento, mi verdad y mi voluntad. "Abre tu corazón y encontrarás tu verdadero amor".
Ante tan amoroso escrito Mariana quedó deslumbrada, amando más a su amor, pensando que el cambio de escritura de su amado se debía a su gran superación.
Emilio, estuvo siempre enamorado de Mariana, pero por respeto a su hermano, la amaba en silencio.
No faltó la persona que informaba a Mariana sobre los malos comportamientos de Ernesto, pero ella no creía, lo seguía amando, como suele ocurrir con el masoquismo, “cuanto más mal nos tratan, más nos enamoramos”
Rubén aconsejaba a su hijo Emilio, que no revelara su verdadera identidad a Mariana, porque no le convenía. Dadas las circunstancias Emilio comprendió que su padre tenía razón y aceptó el consejo.
El gran amor de Emilio y Mariana los llevaba a la convicción de que se debían unir en matrimonio. Se veían con más frecuencia. Emilio la visitaba todos los días. La invitaba a cine, a los mejores restaurantes. Pero un día, estando Emilia visitando a Mariana en su casa, sorpresivamente tocaron fuertemente en la puerta de la casa, con un silbido que anunciaba correo. Mariana recibió una carta dirigida a su nombre, quiso guardarla para leerla más tarde,  pero Emilio le insistió que la leyera. Mariana rompió el sobre y… cuál sería su asombro cuando empezó a leer poesía pornográfica, llena de errores, y ella, sin continuar la lectura prefirió ver la firma:   era de Ernesto. ¡No puede ser! -dijo ella en voz baja-, ¿estaré loca? ¿Qué te pasa? -preguntó Emilio- Pasa algo que no puedo creer, necesito estar sola, perdóname, vete, por favor, Emilio la abrazó y con dulces palabras le preguntó, cómo la podía ayudar, pero ella  le insistió que se marchara. Emilio salió preocupado, porque se dio cuenta que la letra de la carta era de Ernesto.
Mariana en su soledad, leyó completa la carta. Después de leer pornografía, leyó que Ernesto le pedía perdón por su ausencia y le comentaba que injustamente estaba en prisión, que lo visitara, le llevara dinero y él le explicaría los motivos de su encierro. Mariana no pudo seguir de pie, se recostó en su cama y se dedicó a atar cabos, recordando los informes sobre las malas conductas de Ernesto, pero no podía entender la presencia de Emilio. Pensaba que esa carta era escrita por otra persona, pero…la forma de escribir era igual, volvía y pensaba: es alguien envidioso que quiere hacernos daño.  
Pensó Mariana que debía encontrar a la persona que le había informado  sobre las malas actitudes de Ernesto, Y, sin pérdida de tiempo salió a la búsqueda. Logró encontrar a esa persona quien le informó el nombre de los padres de Ernesto y le comentó que los dos hijos de esa familia eran gemelos. Que Ernesto era malo y Emilio era bueno, que físicamente eran iguales. Mariana agradeció los informes y regresó a su casa, inquieta, con el corazón acelerado, Necesitaba tranquilizarse, fumó por vez primera un cigarro, que en vez de tranquilizarla le hacía toser, entonces, bebió unas copas de vino,  que algo la tranquilizó, sin dejar de recorrer los primeros  y últimos pasos  en su historia de amor. Reflexionaba: “Claro como son gemelos iguales me engañé con la presencia del otro hermano”, que jamás pronunciaba su nombre, me llama “Amor mío, o mi corazón lindo” y yo le llamo “Mi bello andante”, Es decir, al que se llama Emilio. Si… son iguales, sin embargo, la piel de Emilio es rojiza y la de Ernesto es pálida y, también hay cierta diferencia en sus voces.
Mariana recordaba y releía aquellas frases que Emilio le había escrito: “Ha nacido una semilla de amor en mi corazón” y la otra frase: “Abre tu corazón y encontrarás tu verdadero amor” Sí, Mariana había encontrado su verdadero amor. Emilio se había convertido en su más preciado tesoro. Pero, ella pensaba: ¿qué debo hacer? También Emilio me engaña, él debió contarme la verdad, entonces, yo tampoco debo contarle la verdad de mi descubrimiento,  no me conviene, porque lo amo con todo mi ser y siento que él también me ama de verdad. Tendría que pelear, hacer sufrir mi corazón sin necesidad, ahora que acabo de abrir mi corazón y encontrar mi verdadero amor, no lo puedo perder.
El silencio se convertía en cómplice de la realidad de  ese romance, así que Mariana continuaba con los planes de matrimonio, porque era lo que más quería y lo que más le convenía.
Emilio se sentía muy triste, sin saber qué hacer. Visitó a sus padres, primero le comentó a Clarita su problema y le pidió que le aconsejara lo que debía hacer. Ella le preguntó ¿amas a Mariana? Sí la amo de verdad, entonces haz lo que quieras. Emilio Consultó a su padre lo que debía hacer, el padre le preguntó: ¿Qué te aconsejó Clarita? Emilio respondió: lo de siempre que haga lo que yo quiera. Pues Emilio, haz lo que tu madre te aconseja más lo que yo te aconsejo, que esperes la actitud de Mariana y según lo que  ella diga, si te da lado para descubrir la verdad hazlo tú también, pero si ella oculta la verdad, tú también. Creo que es lo que quieres y lo que te conviene ¿verdad? Así es padre. Gracias por tu consejo.
Las relaciones amorosas entre Emilio y Mariana continuaban como si nada pasara, sólo que ellos se miraban con cierta incertidumbre. Meses después contrajeron matrimonio.
 Con el tiempo y la confianza que nace  en las parejas, un día ellos confesaron sus verdades, porque Emilio obedeció los consejos de sus padres y  Mariana sin consejos de nadie pensaba lo mismo, debía actuar según su sentir y su conveniencia. Fueron felices, mientras Ernesto pagaba condena por sus maldades.
 
 
 
 
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Foto del autor Lucy Reyes
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Descripción

Trata de la historia de dos hermanos fsicamente iguales, pero de diferente modo e ser.

Palabras Clave: hijos actitudes conveniencia prisin

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



Comentarios (4)add comment
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GLORIA MONSALVE

un saludo lucy
rico que estes nuevamente compartiendo tus textos con nosotros....
nos has dejado una historia bien lograda, grta de leer y con muchas apuntes para pensar,,, que bien por la pafeja que a pesar de as sircunstancias encontraron y vivieron el verdadero amor...
me ha gustado..
te dejo abrazosss
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September 25, 2013
 

Lucy reyes

Querida Gloria, perdona mi demora para responderte, porque pensé que todos los amigos que tenía en este portal me habían olvidado, sin embargo tuve el buen comentario de un filósofo que no figuraba entre mis amigos, después, no volví a mirar nada de textale hasta hoy en la noche y sentí alegría de recibir tu comentario, te lo agradezco mucho y considero que eres una buena amiga, admiro lo que escribes y te aprecio de verdad, sin hipocresía y seguirá mi deseo de leer tus textos. Tu amiga Lucy
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October 05, 2013

Getzeman Gonzlez

He leído tu historia, me parece bien narrada.
No puedo identificarme con Emilio porque sus versos son realmente cursis. Me identifico más con la poesía pornográfica (de hecho es lo que yo hago) de Ernesto. Sin embargo, gracias por compartir.
Y no creas en lo que dicen, los mejores amantes y los que tenemos final feliz, somos los truhanes.
Saludos.
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September 20, 2013
 

Lucy reyes

Gracias Getzeman, por leer mi relato y por tu gracioso comentario al identificarte con Ernesto. Si los versos de Emilio son cursis, imagínate como serían los de Emilio, que jamás pudo superar. Cordial saludo. Lucy
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September 20, 2013

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