CAMINOS
Publicado en Sep 15, 2013
Un acto diferente
Entrega Nº 4 El mes de mayo anunciaba los días en que faustos se rinden a la patria y los preparativos previos: poesías, lecturas, danzas, personajes coloniales, los festejos vecinales, la participación de los vecinos. La comunidad se manejaba con las típicas costumbres de la frontera, el portuñol: idioma de uso masivo y las costumbres en la vestimenta, los bailes, la comida con raigambres allende el Río Uruguay. A todo esto llegó el momento de anotar en cada salón de clases las colaboraciones para el tradicional chocolate del 25 de mayo. El joven maestro tomaba nota: leche, masita, cuca... Ignorante del significado anotó “Coca” relacionando la expresión con la tradicional e imperialista gaseosa. Cuando presenta la lista al director, este le conmina: “¿Ud. les pidió Coca Cola?. - No señor, fue la respuesta casi angustiante, ellos lo dijeron en forma espontánea. El director fue con el maestro al salón y se aclaró el entredicho: era “cuca”, una especie de pan dulce con un cubrimiento de sustancia grasosa sea margarina, grasa de vacuna o porcina con azúcar; de ahí en más sería más cauto con los usos, costumbres y giros idiomáticos del lugar. Llegó el día del acto, todos: maestros, alumnos, padres y vecinos muy elegantes se presentaron; la escuela lucía espléndida vestida con los colores de la patria. Nada de equipo de sonido, ni reproductores de casetes que era la moda por entonces, ya que no había energía eléctrica, a capela la maestra de ceremonias anunciaba los pasos debidamente programados que se cumplían al sonidos del acordeón a piano del maestro de música: Aurora, A mi bandera, el Himno, etc... esto impactó mucho a Diego y le enseñó otra lección: no todas las escuelas son iguales; cada una maneja su propia cultura institucional diferente, sin embargo a lo largo del camino vio que la Escuela de Frontera 10 de Puerto Londero era privilegiada en edificio, recursos didácticos y humanos. Vería abismos de diferencia entre una y otras. Luego del acto formal, los números alusivos en que alumnos descollaron y otros “comieron batata” como se dice en la jerga escolar, la ingesta de abundante chocolate acompañado de tortas, pan dulce, bollos, masita y por supuesto “Cuca”. Por la tarde con los maestros fue a jugar al fútbol y a la noche tertulia de canastas y anota a la hora de reposo, luego de la cotidiana oración, en el almanaque de la vida una jornada más. A la noche en el galpón que era su casa, a la tenue luz de una vela que iluminaba páginas de libros y páginas de sueño se animó a hilvanar en el ojal de la aguja difusa del porvenir una utopía.
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