MHOMJE- De blanco a negro. De rosa a azl. III
Publicado en Sep 07, 2013
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- Padre, ¿Qué te ocurre?
Las palabras lo sacaron de su propia pesadumbre. Lo distrajeron momentáneamente del calor, del tráfico, de los peatones, de la vegetación natural y artificial, de las construcciones arcaicas dentro de los lujosos centros comerciales. Lo arrancaban como sanguijuela al cuerpo; como buscando con ello separarlo de la mismísima vida. Le sonrió a sus maquinaciones impertinentes si esperar por supuesto que aquel hombre tan formal dentro de lo informal, tan galante detrás del volante; pudiese siquiera salir de las nubes para responderle. Por lo menos se alegraba de haberlo sacado, era el avance de algo que no llevaba control.
Para Víctor, aquella ocasión le resultaba extrañamente vaga, no por lo incómoda de su acción; sino por el tiempo de su aplicación. Mantenía el semblante serio, con los labios ligeramente fruncidos, tratando con ello ocultar su nerviosismo.
       Salía todo el tiempo: con compadres aburridos, con colegas enfrascados en sus clases, con algún que otro noviazgo, o simplemente con una que otra cita de aquellas muchas pretendientes, sólo por pasar el rato. Sabía que hacer, cómo divertirse para pasar el tiempo; sabía como tratar a la adolescencia en citas, qué les gustaba y qué no. Pero tristemente, aunque Steve poseyese parte de cada una de sus experiencias; se les sumaba a ellas el hecho más importante de todos. El parentesco sanguíneo que juntos poseían era el detonante artificial de sí mismo. Aquello que corría por sus venas no era más que el fracaso próximo al que se veía lanzarse. Steve... ¿Cómo decirlo? Steve era y seguiría siendo una persona especial; alguien al que le gustaba ser tratado de una manera en particular, sin un estereotipo que lo definiese de por vida.
Desde muy pequeño fue un niño que se devoraba al mudo con sus palabras. La confianza era su pase a una libertad emocional dispareja tan sorprendente, que hasta él mismo llegaba a preguntarse cómo es que del ser asocial; pasaba drásticamente a ser más que alguien social: un célebre niño que envolvía tanto a jóvenes como a adultos.
En la actualidad, Víctor llegaba a entender el por qué de muchos asuntos morales en su lugar de estudio. No sólo se había ganado la popularidad por ser el hijo del entrenador Salders; sino que su ganado puesto como capitán del equipo masculino de Voleibol y su personalidad social; habían hecho de aquel niño, un joven abnegado al deporte, pero pésimo en sus estudios. Lo que sí no llegaba a entender, tal vez por su falta de información; es como Steve no confiaba en él. ¿Por qué nunca llegaba a comunicarle algo más fuera de su deber con el estudio y los entrenamientos? ¿Por qué no se  quedaba con los trofeos ganados por ser el capitán del equipo? ¿Por qué era él el único que trataba con Véncers?
Se preguntaba tantas cosas que hasta cabía la posibilidad de no quererse enterar de las respuestas. Pero inmediato pronunciar al libero y jugador estrella de su equipo, sus sentimientos se revolvieron como quien revuelve dos huevos: misma especie, mismo sabor; pero de diferentes madres. La puso. Se había echado en la tierra fría y cóncava, declinada hacia abajo por su intenso escarbar. Al principio pensó: "el gallo no me ha pisado, así que no pondré". Pero aquel de quien pensó que era el gallo, se equivocó. Gallo era con quien compartía la vida, unas palabras, unas miradas, un roce y un cariño paternal. Gallo era Steve, el que marcaba la fecha, el lugar y la hora de su postura.
Su hijo, de una manera u otra era una pieza fundamental en el tablero. Todo, absolutamente todo cambiaba al término de ser padre; pero sin embargo, nunca se percató del hecho de que aquella criatura delicada fuese un punto del cual sentarse a discutir, conllevase problemas fuera del matrimonio. E incluso, aún de tan viejo que era Steve, tuviese el descaro inocente de jugar fichas. "Como si la reina estuviese por encima del rey".
- Padre
- ¿Uhg?
- ¿Qué sabes de Véncers?
- Ni lo menciones - se quejó con una sorna abrumadora - al carajo lo que le pase
- ¿Por qué tan drástico ese cambio de humor?
- ¿Te parece poco haber perdido ayer? - Preguntó tan dolido como indignado - ¿Ah?
- Véncers no fue - aclaró por si aquel ser no se acordaba - ¿Qué te pasa?
- Eso mismo. Si no fuese tan inmaduro e irresponsable hubiésemos ganado el juego
- ¿Dices que si hubiese jugado, no perderíamos? - Reprochó con enojo - ¡Él no es nadie sin nosotros! ¿Por qué siempre te empeñas en ponerlo por encima del equipo?
- ¿Debo recordarte que está diez puntos por encima de ti?
- Sólo recibiendo
- Si recibe balones mejor que tú, es obvio que el doble de mejor que el resto del equipo.
- Párate.
- ¿Qué...?
- ¡Que te pares!
Una vez sus pies rozaron el asfaltado terreno de ida al centro comercial, se arrepintió de haber abierto la bocota. Más allá de su sentimiento de molestia, se sentía traicionado. Pues aunque se esforzase más de la cuenta por hacer las cosas bien; Víctor preferiría empeñar una de sus manos por poner a Véncers por encima de él. Le resultaba poco familiar esa contradicción en las palabras de aquel hombre tan sensato que apuntaba siempre hacia una misma dirección. ¿Qué no lo mencionara pues no había asistido a un juego que de seguro, con su presencia habrían ganado? ¿Y que después lo alabase como siempre?
Arrepentido, no lo estaba después de todo, ¿O sí? Pero viéndolo bien, eso que le pasaba a su padre era exactamente lo que le sucedía a él. Más sin embargo, allí cabía que la culpa no era del jugador, sino del entrenador. No podía echarle la culpa a Véncers de lo que su padre dijese. Estaba claro que no alimentaría un odio hacia alguien que no fuese Víctor. ¿Por qué tenía que ser así? No le tenía ni más cuidado.
 No valdrá la pena defender el error del cual el ofensor nunca va a reconocer. 
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Foto del autor Nelson Prez
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Descripción

Palabras Clave: MHOMJE Novela Homoertica

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Ficcin



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