El poder de los antagónicos.
Así como en la moral el bien necesita del mal para existir, numerosas culturas resaltan este aspecto en diferentes tipos de símbolos, mitos y creencias, todos ellos distintas descripciones de la realidad. Voy a exponer este planteamiento mediante 2 ejemplos diafános para hacerlo más inteligible.

Ejemplo primero.
El hecho de que la doctrina aristotélica sea tan sólida y definida, y a su vez se contraponga en tantos aspectos a la de su mentor, Platón, da mucho que pensar a cerca del poder que adquiere una fuerza cuando tiene un objetivo al que enfrentarse, un antagónico.

Ejemplo segundo.
Cualquier persona que se dedica a la "gran política" sabe que para consolidarse como fuerza necesita un partido que le resulte opuesto, en la medida que le servirá para argumentar, para reafirmarse, para así hacerse necesario. En las democracias actuales vemos con frecuencia este fenómeno tan básico y normalmente manipulado por multinaiconales y entidades financieras; así como en los EEUU compiten el Partido Republicano y el Partido Demócrata; en España el Partido Popular y el PSOE.

Cabe señalar que un pueblo que ha alcanzado la mayoría de edad (autonomía moral), esta sutil política del espectáculo y la manipulación no tendría lugar, ya que el mismo pueblo tomaría las riendas del gobierno en beneficio de todos, si es eso posible.