Don Sebastin
Publicado en Aug 28, 2013
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Desde pequeño Sebastián soñaba con ser propietario de ese almacén, el que estaba frente a la vecindad donde vivía y donde su padre dejaba la vida para llevar unos cuantos centavos a casa. Cada que iba a dejarle de comer a su padre, era toda una experiencia de texturas, colores, aromas y formas. El dueño del lugar era Don Carlos, un inmigrante español, con un genio de los diablos, que se pasaba la vida gritando y maldiciendo su fortuna, era viudo y sin hijos, tal vez por esa razón cada que veía a Sebastián llevarle de comer a su padre, no faltaba que mandara hacer algo a José, el padre de Sebastián. Además no faltaba que le gritara a Sebastián “te estoy viendo, ni pienses llevarte algo o romperlo, ya que además de una buena tunda se lo descuento a tu padre”  Esa era la historia todos los días, así pasaron algunos años hasta que Sebastián cumplió los 12 años y sus padres consideraron que ya era tiempo que su hijo ayudara al sostenimiento de la casa. José habló con Don Carlos para que aceptara que si hijo trabajara en el almacén, después de muchos gritos y sombrerazos Don Carlos acepto con la condición de pagarle sólo medio sueldo, ya que no tenía experiencia, sin muchas alternativas José acepto, al día siguiente llegó con su vástago. Ese primer día fue de un andar corriendo de un lado para otro con los gritos y maldiciones de Don Carlos en la espalda, el chico estaba agotado cuando llego la hora de cerrar, muerto de cansancio y sueño llego a su casa, se dirigió directo al catre donde dormía.
Después de algunos meses Sebastián se había vuelto la mano derecha de Don Carlos hasta había aprendido algunas que otras maldiciones. Don Carlos realmente empezó a tener afecto por ese chamaco, para él que no tenía hijos ni familia Sebastián se convirtió en un ahijado o algo así.
Así pasaron los años y una mañana de mayo, José no se levantó para ir a trabajar, Sebastián fue a avisarle a Don Carlos, éste al ver los ojos humedecidos del  joven le dio dinero para que llevara a su padre al médico. Así lo hizo, el doctor le comento que la mala alimentación y las privaciones había mellado seriamente su salud, que sólo quedaba esperar, a fin de que se sintiera un poco mejor le mando unas medicinas. Sebastián le pago al médico y se enfilo a la farmacia a surtir la receta, el caso es que con lo que le sobraba de dinero no pudo comprar las medicinas, mortificado fue a la casa de Don Carlos para pedirle que le adelantara su salario y poder comprar las medicinas recetadas. Este ya estaba a punto de irse a dormir cuando oyó los golpes en su puerta, desde el interior grito ¿quién es? El chico contesto “soy Sebastián” después de unos minutos la puerta se abrió apareciendo Don Carlos, al ver el rostro del muchacho sintió un vuelco en el estómago, sólo atino a preguntar ¿Qué paso?  Sebastián le comento lo dicho por el médico, unas lágrimas le rodaron por las mejillas, Don Carlos se sintió verdaderamente afectado, José siempre había sido un empleado leal y trabajador, Don Carlos le pidió al joven que entrara, en silencio entraron a la vivienda por uno instantes Don Carlos desapareció volviendo con un  fajo de billetes que extendió a Sebastián diciéndole que comprara las medicinas para que ese buen hombre, que era lo menos que podía hacer por todos los años que estuvo con él. No paso mucho tiempo para que José muriera.
Al faltar su padre, Sebastián era el único sostén económico de la familia, lo que motivo que pusiera más empeño en el trabajo, era el primero en llegar y el último en salir, además de ir a trabajar incluso en su día de descanso. Don Carlos al ver el ahínco del chico le dejo la administración del negocio, pues también a él los años lo habían mellado. A la muerte de Don Carlos, Sebastián heredo el Almacén.
Un día Sebastián se sentó en la banqueta fuera de su negocio. Finalmente su sueño se había realizado era dueño del  almacén que estaba enfrente de la vecindad donde había vivido, se afano en mantener redituable el negocio y con los años se había convertido en un hombre con un genio de todos los diablos que se pasaba gritando y maldiciendo todo el día sin nadie más en su vida.
Lunaoscura
 
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Foto del autor Edith Zepeda Hermenegildo
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Descripción

Don Sebastin, relato

Palabras Clave: almacn sueo muerte

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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