El crepitar de las llamas en el hogar encendido traspasa el silencio aturdidor de la habitación.Tú, hundido en el mar de tus pensamientos.Yo, vagando por el camino de los recuerdos.La nieve está cayendo y va cubriendo todo aquello que irradia calidez.La cinta del amor que nos unia se a ido desgastando y al fin se a cortado y nos escabullimos hacia distintos lugares.Todo fue desapareciendo lentamente, caricias que se escurrieron, besos que se olvidan, diálogos que ya no exiten. Sin darnos cuenta fuimos cayendo en la carcel de la rutina.El sofá que nos cobijó en largas charlas y proyectos nos observa con triteza pidiendo explicación.Con la mirada le digo que no hay motivos, que todo fue sucediendo con el paso de los días.No hay otra, ni hay otro, solamente es desgaste, no supimos alimentar la pasión, el amor, el cariño.Me contesta con grandes lagrimones.El fuego arde con bronca, queriendo hacernos reaccionar.Le hago entender  que ya es tarde, los dientes del engranaje de la vida desaparecieron y no hay manera de encastrarlos.Todo está en orden, cada cosa en su lugar, el perchero cubierto con nuestros abrigos, el centro musical entona nuestras canciones pero no las oimos, el café de la sobremesa éstá intacto en el posillo que tintinea en el platito llamándonos a reflexionar.
¿Quien es el culpable? La vida misma, que nos invade a cada uno llevándonos por senderos espinosos, cargados de responsabilidades que nos sumen en las profundidades del fango cotidiano que va aabsorviendo todas las ilusiones que en algún momento tuvimos. 
Ya nada cambiará. El pasado no volverá, el presente es este y el futuro una incertidumbre.