LA CRUDA  REALIDAD DEL PLANETA   Fantaseando sobre el universo un día… Vi  tan pequeño al  Bien, queriendo ser más grande, y  tan inmenso al Mal, que se escondía… El universo los dirigió a los dos, hacia la tierra, a ese lugar, entre verde y azul, tan perfecto, como perfecto es, hasta lo más pequeño que hay sobre ella. Son bellas esas pequeñas flores, de lilas que iluminan, y  las aves  que alegran el cielo  cuando vuelan, es también un milagro ese mar, cuando sus olas  regresan y se van, ese tallo de hierba y aquel verde pulmón   llamado selva, son otro prodigio  que nace aquí en la tierra. Hasta ahí, el Bien y el Mal, no  entendían su razón de venir, las líneas negras del mal, anduvieron muy lentas por la tierra, y encontraron  al  hombre… A ese  ser de apariencia, tan   poderoso y  frágil a la vez, que asumió el rol de dueño, disponiendo de todo  a su antojo… Dejó luego de hablar a la naturaleza, y surgió la indiferencia, forzó ciudades donde antes hubo vida, no permitió  que   la bella, de color azul y verde hablara, y no cantó más los cantos, de la verdad de la tierra, ni sintió la grandeza, no comprendida del planeta, no regó   las raíces, de las pequeñas hierbas, y aquella bella fábula,  no fue más… Surgiendo este cuento de terror y exterminio, de hambrunas,  y enfermedades extrañas, donde todo peligra, hasta él mismo, víctima de su propio invento. Ahora  solo nos queda ese pequeño Bien, al que tenemos que volver tan  gigante, para que nos ayude a salvar a esta bella, que dio y dio tanto,  sin recibir nada a cambio. Siendo tan inocente, que cree en cuentos de hadas y solo gime, cada vez… Que algo, en sus entrañas  clama.