EXTRACTOS DE NOVELA:

JIMENA BAILANDO EN SU HABITACIÓN PARA GABRIEL.

En cada uno de sus movimientos había ciertos ritmos estéticos. Desde entre la cama y la mesita de la radio estiraba la mano como llamándome. Jugaba con su cabellera moviéndola suave, y en otras brusca cuando se le antojaba mirarme. Era un deleite verle su cintura, sus pechos, su cuello largo todo encima de sus espigadas y contorneadas piernas. Por un instante pensé que no era Jimena, que era una falsa ella, pero al repetir los ritmos dándome la espalda e inclinando su pelo hacia delante pude ver su anaconda tatuada en su dorsal ¡sí, era ella! ¿Por qué habría elegido ese tatuaje? Jimena me ofrecía su otro lado: no el arisco y el a veces antipático, la niña de la lengua ligera, ¡no! Su mérito consistía en que todo su teatro era para mí. Levantaba y bajaba los brazos con delicadeza, con armonía, en conjunción con la música. Se arrodilló e inclinando su cuerpo posó sus dos manos en la alfombra y en su mirada felina me invitó a pensar que quería cazarme, posiblemente hasta matarme. Llevaba su largo pelo lacio al suelo cubriendo toda su cara y luego los recogía a su espalda. Pasé mi vista por cualquier rincón de la pieza como para recordar que estaba en su habitación, pero volvía hacia ella y nuevamente estaba en otra dimensión. Transportarme con ella a ¡no sé dónde! no era nada difícil. Allí, en ese instante, tan sólo mirándola inventaba otro mundo en aquella habitación.