Que vuelen tus manos como alas de mariposas
enredando el cielo y las suave brisa del viento
como en tu pecho, traiga el escudo de tu amor
con las agigantadas olas inyectadas de caricias.


Mi soledad es como de piedra fría en el silencio
quiero infundirle vida al arrancarle de mi alma
un maravilloso despertar al sacar de mi música
música de un piano inspirándose con mi ilusión.


No miremos la distancia; icemos todo este sentir
cabalgamos sobre lomos raudos con la esperanza
no culpemos al tiempo; sí pulvericemos las horas
mientras tanto de los sueños; destilemos este latir.


Evapórame en las noches tus más ansiados besos 
los necesito como todo río recorrer con su caudal
que venga tu océano con el serpentear de caricias
al ser tuyo; con el embrujo y hechizó de tu cuerpo.


Mientras tanto mis poemas desfilan en tu corazón
son cantos que te susurran mis anhelos y despertar
sueños que escalan tus pendientes; mi nido y altar
un reino que deseado tener; cómo mi amado trono.


Ven lucero mío; envuélvame con tu luz de hombre
te espero en mi ventana dónde te haces mi arco iris
dónde desnudo el prisma consagrado de tu éxtasis
tu elixir que cautivo cómo néctar en cada amanecer.