DE LAS NUBES A LA TIERRA
Publicado en Jan 18, 2018
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DE LAS NUBES A LA TIERRA
Voy bajando de las nubes, mis ojos aún están nublados, poco a poco todo se va despejando, lentamente voy llegando a mi tierra santandereana, por fin llego al parque cercano a la casa en la que viven mi esposa y mis tres hijos. Han pasado dos años sin ver a mi familia.
¡Vaya sorpresa! Viene mi perro Tony, me reconoce, mueve su cola de alegría al verme, brinca, me abraza, casi me tumba, me quiere, no me guarda rencor por haber  'abandonado mi familia, me perdona, me acompaña. Me siento en una de las bancas del parque, Tony me mira, como queriendo que le cuente algo sobre mi ausencia y claro, ¿cómo no voy a ser sincero con mi fiel amigo?
Amigo Tony : me deslumbró una joven y linda mujer, ella es politóloga y aspira a ser presidenta, la conocí en una reunión de políticos, ella correspondía mi coquetería dando lugar a que yo la conquistara, lo logré, mantuvimos una relación, por la que decidí abandonar mi hogar y vivir con ella en otro país, yo me sentía feliz, pensaba que había alcanzado una estrella del firmamento, sin recordar el abandono en que dejé a mi familia, pero, de pronto ella empezó a cambiar, hasta que llegó el día en que me dijo que ya no me amaba, así que mis ilusiones fueron decayendo más y más. Una amiga de ella me comentó, que era costumbre de Adelita, enamorar a los hombres y dejarlos por nuevos amores. Hasta ese momento, reflexioné sobre mi maldad de abandono a mi hogar, aquel  que si me ofrecía eterna felicidad, Tomé el avión de regreso a Bogotá Colombia, un taxi me condujo a este parque cercano a mi casa, caí en cuenta que me sentía entre las nubes como si fuese el cielo pleno de felicidad, quise bajar de esa nube y aquí me tienes, valorando más que nunca a ti y a mi familia, con la propia timidez que produce volver a mi familia, pedir perdón, avergonzado, esperando reproches de mi esposa y mis hijos. Tony ladró, tomó mi mano derecha con su jeta, como invitándome a buscar mi familia ¡Qué inteligente eres amigo Tony!, antes de ir a casa de mi familia te invito a que comas los concentrados que sé que te gustan.
Llegamos a la casa, Tony ladró, abrió la puerta, la menor de mis hijas,  gritó… papito, papito, la abracé, la besé, luego aparecieron mis hijos Pablito y Andrés, igualmente los abracé los besé y pensé que mi esposa sería la siguiente en aparecer, pero quien apareció fue un desconocido hombre, alto, delgado, ojos verdes e irritados, cabello con canas, tenía varios lunares en la mejilla izquierda y su naríz muy larga, ese tipo me rechazó: ¿qué hace aquí? ¿Quién es usted? –Dijo el hombre- pues este es mi hogar, -le respondí- ¿no se da cuenta del saludo de mis hijos?  ¿no se da cuenta de que soy el padre y el esposo de Inesita? Falta el saludo de mi esposa Inesita, ¿Su esposa Inesita?, ella es mi mujer y este es mi hogar, no el suyo, ¿o, usted cree que compró a Inesita, qué es de su propiedad? ¿Que usted la abandona le es infiel, y ella tiene que ser eternamente fiel con usted?.... No sea estúpido, largo de aquí,…. Me enojé, subí el tono de mi voz para decir:  esta casa es de mi padre, me la prestó  para vivir aquí con mi esposa y mis hijos, no para un desconocido como usted, así que fuera de nuestra casa, intervino Inesita, en voz baja “no puedes sacar de esta casa al ser que me hace feliz, al que yo amo de verdad”, Pablito intervino: mamá tu amas a ese hombre, pero nosotros los hijos amamos a mi papá,   él nos ama, jamás nos pegaba ni nos maltrataba como ese señor que trajiste a esta casa. Ustedes viajan, van a fiestas y paseos, nos abandonan, padecemos de hambre, de miedo y perdimos el estudio que mi papá nos pagaba en buen colegio, ya tengo once años y sólo estudié hasta tercero de primaria, Andrés hasta segundo y Luisita hasta primero, -interrumpió Luisita-, queremos vivir con nuestro papá, y que ese señor se vaya de la casa de mi abuelito…
Papito, papito ¿qué te pasa? Estás pálido, sí, “me duele el alma hijita”. Me senté en una silla de la sala, cubrí mi cara con las palmas de mis manos, me pregunté ¿Quién soy yo? Un vendedor de libros, un mal padre, mal esposo, mala persona, irresponsable ¿dejar a mis hijos sin estudio? ¿Abandonarlos por una mala mujer? ¡Qué vergüenza con mis padres, con mi familia y la sociedad! Merezco el castigo de Inesita.
 Algo me impulsó a ponerme de pie, Tony ladró y con mis ojos inundados de lágrimas pedí perdón a mis hijos y a Inesita, prometí cambiar, luchar por la felicidad de mi familia, Tony y mis hijos me abrazaban, Inesita gritaba… ya no te amo, no mereces perdón, Pablito decía “Te perdonamos papito”  Andrés y Luisita lloraban, te perdonamos papito, Tony ladraba. Pablito tomó su celular, llamó al abuelo le contó lo que estaban viviendo, de inmediato el abuelo llegó, Pablito relataba los hechos con ayuda de sus dos hermanos, el abuelo permaneció diez minutos en silencio, luego habló: “Todos ustedes son sínicos”, no merecen vivir en mi casa” Llevaré a mis inocentes nietos a mi hogar y esta casa será ocupada por mi hija Lorenza, su esposo Daniel y sus dos hijos, ellos son una familia ejemplar merecen que yo les regale la casa. Así que les doy plazo de quince días para que desalojen mi casa. Los niños lloraban, Tony ladraba, suplicaban al abuelo que los dejara vivir con el papá.
Ante las súplicas de los niños el abuelo resolvió dar plazo de un año a su hijo, para que demostrara su cambio, su trabajo, su responsabilidad de pagar colegios a sus hijos y comprar casa o apartamento, producto   de su trabajo.
Atilio -padre de los niños- pidió perdón al padre, prometió luchar por la felicidad de sus hijos, suplicó a su padre dar permiso para visitar a diario a sus hijos, el abuelo aceptó.
Al cabo de un año Atilio permanecía acompañado de su Perro Tony, en la casa de una de sus hermanas. Ahorró la cuota inicial suficiente, además tenía dinero ahorrado de su trabajo para comprar un apartamento y cumplió con el pago de las pensiones de los hijos. Por su buen comportamiento fue perdonado por sus padres e invitado a vivir un año más en el hogar de los padres, con los tres hijitos, pero sin Tony. Imposible vivir sin Tony –dijo Atilio- agradeció la oferta al padre, pero prefirió vivir en el nuevo apartamento.
Atilio y los niños, compraron una casita para Tony, le compraron alimento, ropa y juguetes. Tony se sentía feliz cuando llegaban los niños del colegio y Atilio del trabajo.
No todo era felicidad, el amante de Inesita amenazaba a Atilio, quería matarlo por haberlos sacado de la casa del abuelo.
Un jueves, cuando Atilio salió del trabajo, el amante de Inesita lo siguió hasta el apartamento insultándolo, lo empujó, lo golpeó, cayó al piso, Tony se dio cuenta y furioso mordió al tipo, lo dejó herido, llegó la policía, los niños lloraban, Tony ladraba, Pablito relataba al policía la culpa del tipo herido por Tony. Poco a poco Atilio se recuperaba y pudo relatar los hechos completos al policía. Sorpresivamente apareció Inesita, se presentó como la esposa de Atilio y madre de los niños, pidió al policía que se llevara al tipo a la cárcel, por ser un peligro para la sociedad, quería matar al padre de los niños y a mí, por no ocupar la casa del abuelo. El policía y el patrullero se encargaron de llevarlos a todos a la inspección de policía a que declararan cada uno los hechos ocurridos, todos quedaron libres, menos el tipo que fue conducido al hospital para que lo curaran de las heridas causadas por Tony y luego a la cárcel
Como dice el refrán “No hay mal que por bien no venga”
Inesita invitó a su esposo y a sus hijos a cenar al restaurante de su hermano Javier, pero Atilio no aceptaba ir al restaurante, prefería invitarla a que conociera el apartamento, pero los niños si querían ir al restaurante, “Tenían hambre”  Así que el restaurante se convirtió en el lugar en que Inesita pedía perdón, justificaba su mal proceder por querer tomar venganza del mal comportamiento de Atilio. Suplicaba perdón a los hijos, prometía seguir el ejemplo de Atilio, ajuiciarse, amarlos, ser buena madre, abandonar la casa de su hermano Javier y vivir su nuevo hogar. Los niños querían tener su familia completa, perdonar a papá y mamá. Terminada la cena siguieron al apartamento, todos felices llegaron al apartamento, a Inesita le gustó mucho los muebles, eran nuevos y lindos, los antiguos muebles estaban en la casa del abuelo, los disfrutaba Lorenza y su familia.

El abuelo vivía en su finca, estaba enfermo y triste, nadie lo visitaba –parecía que se olvidaban de las bondades del abuelo- él sufriendo y los demás gozando y olvidando la gratitud con el abuelo.
Oh, no, nada de tanta felicidad, desapareció Tony, ‘Qué se hizo?, ¿dónde estará?, Por estar hablando descuidamos a Tony, la familia se dedicó a buscarlo, no lo encontraban, pasaban muchos días sin encontrarlo estaban muy tristes recordando las bellas actitudes de Tony, cuando daba la mano para saludar, movía su colita de felicidad cunando nos veía, nos abrazaba, nos acompañaba, todos lloraban la ausencia de Tony, menos Inesita, a ella no le gustan los animales, sólo verlos de lejos, en sus adentros deseaba que Tony no apareciera, así evitaría el olor a perro en casa, la esclavitud de manejarlo, definitivamente no quería el regreso de Tony, pero pasados diez días el abuelo llamó a Atilio para decirle que Tony es de mejores sentimientos que toda la familia, que llegó a la finca y que es el único que lo acompaña día y noche.
Atilio y los hijos se sorprendieron, ¡¡¡Qué increíble, qué bien y qué mal decía Atilio!, los niños añoraban tener al perro, pero ¿cómo quitarle al abuelo su gran compañero?
 
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Foto del autor Lucy Reyes
Textos Publicados: 95
Miembro desde: Aug 25, 2013
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Descripción

UNA HISTORIA DE AMOR, TRISTEZA, SORPRESA Y SIN SABER QU HACER.

Palabras Clave: NUBES INFIDELIDAD NIOS PERRO ABUELO HOMBRE.ESPOSA.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Ficcin



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