Un ser humano cada vez más narcisista, egoísta y consumista. Un ser humano que carece de sentido de comunidad. Somos tan arrogantes y carentes de empatía que le faltamos el respeto a la tierra que nos da la mismísima vida. El hombre como especie es una bestia, es tan envidioso, tan ensimismado, tan inútil y tan incoherente. Es incoherente porque siempre se resguarda tras el discurso moral, se rige por normas, por aquello que está bien y aquello que no lo está, incoherente porque de su boca siempre sale la palabra respeto, pero desconoce su significado. No se da cuenta que no es capaz de respetar el suelo que pisa, el aire que respira. Hablo de esos hombres que lo tiene todo y a la vez nada; hombres que tienen el poder en sus manos, de esos que el dinero no les es suficiente, de esos aborazados que quieren tenerlo todo, esos salvajes sanguinarios que lo único que protegen es el bien material, esos que no conocen el significado de la vida misma.