• Andrés Polanía Sánchez
Polared
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  • País: Colombia
 
 Medellín en vía de ser la ciudad más “innovadora del mundo”. Estaría yo contento con que ganáramos tal distinción si mi ciudad, la que me ha visto crecer durante 28 años, se lo mereciera. No con esto quiero negar mi sentido de pertenencia, no. Yo a Medellín la llevo en el corazón; he aprendido a quererla y respetarla. Acepto que tiene problemas ¡muchos! ahora más que nunca, pero en general es un buen vividero, sin embargo no tanto como para lucir el título de “La más innovadora”, que a la postre parecería campaña política homófona de “La más educada”; que para el departamento también va fallando. Es innegable el crecimiento de la ciudad. Las obras del milenio le dieron a Medellín un aire de grandeza mayor al que otras ciudades han conseguido. La apuesta por los espacios públicos es sorprendente, así como con las instituciones educativas y culturales. Se debe apuntar el esfuerzo que hacen las administraciones para dar acceso a la población vulnerable a los museos, parques y centros culturales… No obstante, la “innovación” también está en la mente criminal que azota nuestro terruño. En Medellín, para conocimiento público, tenemos más de una docena de colegios de calidad. Estructuras sólidas, con salas de cómputo, acceso a las TIC, maestros de planta, programas de gestión de calidad intervenidos por las universidades y hasta con tableros digitales. Todo muy bien, sería la institución que todo padre quiere para su hijo. Pero que no se olvide que a dichos colegios no pueden acceder muchos menores por ser “foráneos”; viven a dos, tres o cinco cuadras y se convierten en “objetivo militar” porque habitan con el “combo contrario”, son víctimas de las “fronteras invisibles”, puntos que a veces ni siquiera se sabe que existen y solo se advierten cuando, en el mejor de los casos, logran correr al ataque indiscriminado de fuego de los “pelados”. Cuando logran llegar a los colegios, los alumnos son atraídos por otros “muchachos” que sin miseria alguna los invitan a una muestra gratis de cualquier alucinógeno, los obligan a volverse distribuidores minoristas dentro de las instituciones y en el peor de los casos los persuaden para integrar “el combo, proteger al barrio, hacerse respetar, tener poder y ser el centro de atracción de las niñas”. Pasa en Medellín, pasa en mi barrio, lo sé porque he investigado, porque leo a diario, porque a los criminales de ahora, no sé si por exceso de confianza o fuerza bruta les gusta que todo se sepa. Y eso que no he mencionado que hay alumnos que van armados a los colegios, que hay jóvenes dispuestos a enseñar “innovadoras” técnicas para hacer un arma con un tubo, una arandela, una puntilla, un resorte y un pedazo de madera. Si Medellín por eso va a ganar el título de la ciudad más innovadora del mundo, pues bien merecido lo tiene. Pero deberíamos agregarle que así como hay colegios de calidad en los que pasan todos estos problemas, también hay mega-bibliotecas, parques públicos con sistemas de pantallas de agua y otras atracciones, centros deportivos y más. Deberíamos también presentar que las autoridades policiales, con todo y su departamento de inteligencia, saben dónde están “las plazas” con sus jíbaros, las casas de consumo, dónde y cómo viven los pequeños delincuentes que empiezan a escalar en el combo y todo, absolutamente todo y no proceden sino hasta que necesitan mostrar resultados antes los medios, la opinión pública o sus comandantes jefes (los de Bogotá). O solamente no proceden, porque valga decirlo, la connivencia policial con los criminales es alta. Un patrullero de la Policía Nacional admite que no se va a “hacer matar” por un millón quinientos mil pesos y que la “mesada” que recibe de los combos le sirve para “llevar algo más a la casa”. Sin “innovación tecnológica” sé que los programas de las Administración Municipal no están llegando a las comunidades vulnerables porque a los visitadores no los dejan entrar porque van es a “hacer inteligencia”, entonces los profesionales se quedan con sus cosas en el edificio de la Alcaldía acompañando al mandatario a resolver el interrogante “¿y ahora qué vamos a hacer?”. Esta semana el periódico local publicó que en Las Golondrinas llevaban “con sed” más de tres meses. Y es verdad, en lo más alto de la Comuna 8, casi en los límites con el Parque Arví (reserva forestal y acuífera de la ciudad) no llega una gota de agua potable. Sin embargo sí ha habido “innovación” para que lleguen las facturas de los servicios públicos. En Medellín, “la más innovadora”, a los motociclistas, los que compramos una moto porque no tenemos para nada más, nos vulneran el derecho a andar acompañados de nuestros padres, amigos o hermanos porque por el solo hecho de andar en moto somos tildados de fleteros y sicarios. Y al mismo tiempo hay un centro de seguridad inmenso desde donde se “visualiza” la ciudad por cámaras, aunque a la larga tienen prioridad las de “fotodetección”; que sépalo usted: graban cualquier tipo de infracción de movilidad, pero al ser solicitado el servicio para temas de seguridad es negado. Sin “innovaciones tecnológicas” mas que una computadora y acceso a internet, en Facebook hemos logrado determinar cuáles son los puntos de más alto robo de motocicletas, la modalidad de hurto y las horas; además de las rutas prohibidas y uno que otro deshuesadero o ventorillo de partes robadas; información compilada y entregada a las autoridades y que hasta el momento no arroja mayor resultado que el de un patrullaje esporádico, y eso que para calmar los ánimos y complacer a los medios de comunicación. Como el caso de los policiales permanentes que apostaron en la carrera 74 con calles 25 y 26 en Belén San Bernardo, que estuvieron allí por dos o tres días, mientras el periódico pasaba y hacía el reporte. Medellín innovadora para mantener al público contento a su gusto. “Medellín la más innovadora” cuando las personas dejen de preguntarme qué es, para qué sirve y qué se hace en el edificio Ruta N. Son ciudadanos de a pie, la gran mayoría de la ciudad, los que se preguntan el por qué de esa edificación.   “Medellín la más innovadora” cuando los ciudadanos sepan por qué el edificio de EPM es “inteligente”. “Medellín la más innovadora” cuando la Policía Nacional efectúe un servicio de protección eficiente al ciudadano, instalando controles policiales en lugares distintos a donde los hace siempre, en zonas neurálgicas, de sorpresa y con una duración pertinente y que le gane a la inteligencia de los delincuentes que ya utilizan smartphones para comunicarse. Cuando se acabe la connivencia y los departamentos de inteligencia trabajen. “Medellín la más innovadora” cuando nos lo merezcamos y no cuando creamos que por tener un sistema de transporte masivo ya somos lo máximo de Colombia. “Medellín la más innovadora” cuando el mandatario municipal dé libertad de prensa a los periodistas y responda sus preguntas como debe ser. Cuando responda a los ciudadanos y enfile baterías para contrarrestar la criminalidad, la falta de oportunidades y cuando deje de estar pensando que si a la Secretaria de Estado de los Estados Unidos no le pasa nada en la ciudad es porque anda a pie por la calle Colombia entre carreras Bolívar y Carabobo y no es robada por los reconocidos carteristas que allí concurren. O cuando se dé cuenta nuestro Alcalde que ya la extorsión al transporte público no la cobran en el centro o en los depósitos de buses donde los delincuentes pueden ser grabados, sino en los puntos de chequeo del tiempo. Puede ser una hipótesis para resolver el crimen de la despachadora de buses de San Javier asesinada ayer en San Cristóbal… No se necesita ser de lo más “innovador” para darse cuenta de lo que pasa en la ciudad, sólo se necesita caminarla, observarla y analizarla. Pero no acompañado de los periodistas adeptos y adictos a la administración, no; hay que caminar sin darse la pantalla, ya no está en campaña política. Lo mismo a los policiales, hay que caminar, patrullar, ejercer control sin represión, hay que preguntar y no pasar, como muchos patrulleros, metidos en los café internet y tiendas de los barrios esperando una llamada de reacción ya cuando todo pasó. “Medellín la más innovadora” cuando los taxistas puedan andar libremente por todas las zonas de la ciudad, sin que sean extorsionados, obligados a llevar paquetes o personas a otros lugares o sus pasajeros sean agredidos. Lo repito, quiero a Medellín, pero es necesario que entre todos hagamos que esto cambie de una vez por todas.  

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