Te bastó sólo un beso para dejarme preso en medio de tus brazos y en la cima de tus anhelos. Aquel beso me ubicó en el centro de tus inminentes pecados. Aquel beso, aquella caricia, aquel amor, …fueron inesperados. Eras la que con sólo una mirada revivías a cualquier mente excomulgada y dejabas a los hombres en medio de una Ilíada. …eras mi complemento, la musa que encantaba mis sueños. Eras el agua pura que saciaba la sed de mis sufrientes raíces, la única que logró dar vida a mis ironías. Me pesaban los días en que recordaba nuestras alegrías. Recordaba aquellas fechas llenas de angustias y melancolías en que me gustaba ir a tu encuentro con fin de rejuvenecer los bienestares que me causaba el hecho de verte enternecer. Quedó en el pasado la época en que nos sorprendía el amanecer, dejamos atrás los dolores y placeres de nuestro tiempo compartido. Ahuyentamos el amor y se nos dio por recordar las dificultades que en muchas oportunidades del pasado ya habíamos vencido. Te bastó sólo un beso para volverme esclavo de tu discreto decreto. Te bastó sólo un beso…